Morir es volver a nacer

Anuncio
Reflexiones Espirituales.
“Morir es volver a nacer”
“Morir no es sólo morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva, es cruzar
una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se buscaba”. Estos versos de Martín
Descalzo nos hacen ver si estamos preparados para la muerte, que si muriéramos ahora
tendríamos todo listo para encontrarnos con Cristo. Si tienes a Dios no le debes de tener
miedo a la muerte, pues todos tendremos un fin y lo único seguro en esta vida es que
vamos a morir.
Cuando un ser querido muere lloramos, pero lloramos por nosotros, por el dolor
que nos deja su partida y la soledad al no volver a verlo. Eso nos pasa porque nuestra fe
es pobre y vemos a la muerte como un castigo. Si fortificamos a la fe, veremos a la
muerte como un tránsito a otra vida. Dios resucitó y hoy nos dice que la muerte no
existe, que es volver a nacer en otra vida más plena, pues si has tenido una buena vida
tendrás una buena muerte, es un premio a nuestra estancia terrenal, o un castigo.
Le tenemos miedo a la muerte porque es algo que no conocemos, pero si nos
llenamos de Dios será un premio a nuestros actos.
Morir es un parto para la otra vida si hemos sido congruentes con nuestros actos y
acciones, si supimos perdonar, si dimos el amor en el momento oportuno a la esposa, los
hijos, padres y hermanos, si fuimos promotores del amor y no del odio, la intriga y la
mentira; vivimos con la conciencia tranquila y en paz con nosotros mismos. Vivir la
esperanza de la otra vida sublima tus ideales en sembrar aquí para cosechar en la otra.
Tendremos un cielo anticipado si confiamos en Dios y llevamos una buena vida,
pues bien dice el salmo 81: “La angustia te lleva a la enfermedad; y la zozobra a la
muerte. Confía en Dios”.
¿Vive tu cuerpo en un alma satisfecha? Si respondes en forma negativa hoy la
muerte te dará miedo y tal vez angustia y remordimiento, tus pensamientos te quitarán el
sueño y caerás en la ansiedad. Esa enfermedad que tienes al vivir en una angustia
permanente, con ataques de pánico, y crees que es tu corazón, en realidad es tu
conciencia que no te deja en paz; esa depresión que llevas hace años en tu mente y te
sientes abandonado y poco apreciado, es tu alma que hoy grita y tiene necesidad de Dios.
Qué cierto es el poeta cuando dice: “Cuando la muerte no se puede evitar sólo
tiene sentido si se pone en un altar”. Es entender que la muerte no es el fin, sino el
principio, y que no tiene la victoria prometida; la vida sí, cuando nacemos al morir.
Entenderemos la muerte de un ser querido al saber que se fue a otra vida más completa
con Cristo, y podremos comprender que la muerte transforma la ausencia en presencia y
en plenitud nuestra desolación.
En la lápida de Víctor Hugo se plasmó algo que vale la pena meditar:
“Cesó por fin la lucha gigantea. La tormenta en iris se resuelve. El rayo de luz al sol se
vuelve y a Dios la luminosa idea”
Dr. Roberto Díaz y Díaz.
[email protected]
Descargar