361283. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XL, Pág. 1257. SINDICATOS, CAPACIDAD JURIDICA DE LOS. La fracción XVI del artículo 123 constitucional, dice a la letra: "tanto los obreros como los empresarios, tendrán derecho para coaligarse en defensa de sus respectivos intereses, formando sindicatos, asociaciones profesionales, etcétera." De esta disposición no puede, en manera alguna, deducirse la falta de capacidad de los sindicatos para poseer, administrar y explotar una negociación. La Ley Constitucional no determina ni precisa cuáles son los intereses para cuya defensa pueden coaligarse los obreros y los empresarios, y la definición que de los sindicatos da la Ley Federal del Trabajo, deja entender que considera a los sindicatos como asociaciones o entidades reconocidas por la ley y, por lo mismo, con vida autónoma, en su carácter de personas morales, cualidad que les atribuye también, de una manera expresa, el Código Civil vigente en el Distrito, que rige en materia de trabajo en toda la República, cuando, en su artículo 25, dice: "son personas morales: ...IV, los sindicatos, las asociaciones profesionales y las demás a que se refiere la fracción XVI del artículo 123 de la Constitución Federal". Por tanto, como personas morales, tales asociaciones pueden ejercitar todos los derechos que sean necesarios para realizar el objeto de su institución. Ahora bien, la defensa de los intereses de los sindicatos, presupone la lucha entre el capital y el trabajo, y dicha defensa constituye, por lo mismo, uno de los medios adecuados para conseguir el mejoramiento en las condiciones generales de trabajo; pero no es este mejoramiento el único al que se refiere la ley, porque mejoramiento significa: "el acto de mejorar alguna cosa", y mejorar: "adelantar, acrecentar alguna cosa, haciéndola pasar de un estado bueno a otro mejor". "Ponerse en lugar o grado ventajoso respecto del que antes se tenía". Por lo mismo, teniendo en cuenta estos significados, el concepto que encierra la palabra mejoramiento, es muy extenso y presupone la existencia de un estado bueno del que se pasa a otro mejor. La defensa de los interese comunes, implica no el hecho de pasar de un estado bueno a otro mejor, no el de ponerse en lugar o grado ventajoso respecto del que antes se tenía, sino solamente la lucha por la conservación o sostenimiento de un estado determinado. Toda defensa, para que pueda existir, necesita como base la existencia del ataque, y en el derecho industrial presupone la lucha entre el capitalista y el trabajador, siendo los sindicatos obreros los llamados a sostener esa lucha, para conseguir un mejoramiento en las condiciones generales de trabajo; pero seguramente la ley no ha querido, al emplear la palabra mejoramiento, referirse al que puede traer consigo la defensa y el triunfo en esa defensa, sino a algo que es una aspiración en todos los hombres, al hecho de ponerse en lugar o grado ventajoso con respecto al que antes se tenía. El trabajador aspira, por razón natural, a pasar de la simple categoría de trabajador a la de propietario, lo que indudablemente sucede también en los sindicatos, puesto que la voluntad de éstos, debe considerarse como la suma de las voluntades individuales de los que la integran o, por los menos, de la mayoría, que constituye la voluntad gremial. La explotación directa por los trabajadores de lo que antes explotaban por cuenta ajena, significa, sin duda alguna, un mejoramiento, y debe considerarse, por lo mismo, que ese hecho está dentro del objeto legal de los sindicatos, quienes, como personas morales, según lo reconoce el Código Civil, pueden ejercitar todos los derechos que sean necesarios para realizar el objeto de su institución. Se objeta contra esta tesis, que la Ley Federal del Trabajo prohibe a los sindicatos ejercer la profesión de comerciantes, con ánimo de lucro, y que cuando lo ejercen, como ejecutan actos contra el tenor de leyes prohibitivas, éstos debe de ser nulos; pero tal nulidad, en caso de existir, no debe tomarse en cuenta, ipso facto, sino hasta que haya una resolución judicial que la determine, porque la nulidad absoluta, por regla general, no impide que el acto produzca, provisionalmente, sus efectos, los cuales quedan -1- 361283. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XL, Pág. 1257. destruidos, retroactivamente, cuando se pronuncia por el Juez la nulidad. Amparo civil en revisión 3129/33. Sindicato de Obreros de Molinos para Nixtamal. 8 de febrero de 1934. Mayoría de tres votos. Disidentes: Ricardo Couto y Alfonso Pérez Gasga. La publicación no menciona el nombre del ponente. -2-