Por un lado, el ejemplo de multitud de comportamientos sociales... necesitados, como es el caso de los desahuciados, con ...

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Todo contra todos
Por un lado, el ejemplo de multitud de comportamientos sociales de apoyo popular a los
necesitados, como es el caso de los desahuciados, con hechos singulares añadidos de
posturas inauditas en nuestra historia entre instituciones públicas, como fue la declaración del
SUP el año pasado respaldando a los policías
que se nieguen a participar en desahucios, o los recientes comunicados de
sindicatos de los bomberos acogiéndose a lo marcado por la ley
respecto a su función, o el
informe de los Jueces Decanos
sobre los abusos cometidos por el sector financiero en los contratos hipotecarios.
De otro, conductas de evitación o muy polarizadas, cuando, al no encontrar una respuesta
sencilla a este mundo complejo, simplificamos al máximo identificando al “otro” como el
causante del propio infortunio. Así, algunos vociferan que la falta de puestos de trabajo es
culpa de los inmigrantes, los autónomos y pequeños empresarios echan la culpa al supuesto
exceso de funcionarios, algunos parados recelan de la suerte de quienes tienen trabajo, los
jóvenes critican a los mayores que ocupan los puestos disponibles de no preocuparse en
frenar su desaparición, los más mayores abominan de los jóvenes que les sustituyen en sus
trabajos, con salarios asiáticos, poniendo en un brete su propia continuidad en las empresas.
Hay madres que envidian la suerte de sus vecinos con hijos trabajando. Y padres quejándose
de quién les recomendó invertir en la educación superior de sus hijos para soportar después
años continuados de paro. Los grandes empresarios acusan a los sindicatos de no adaptarse
a los nuevos tiempos, cuando muchas de las medidas que proponen aquéllos son de siglos
pasados, y mientras los sindicatos se distancian y sospechan de la capacidad dinámica de los
nuevos movimientos sociales que ellos no han sabido capitalizar. Emprendedores que acusan
a la administración pública del exceso de gasto, sin reconocer que el aumento del gasto social
incide en el desarrollo económico del país. Y los partidos políticos, extraviados en sus
dialécticas habituales, desconfiando de cualquier iniciativa ciudadana que ponga en cuestión
su razón de ser. Etc.
La estrategia es clara, ante el agobio de la situación y nuestra impotencia si enfocamos el odio
y la desconfianza en “el otro” apuntado por los poderes como culpable, lo asignamos como
causa de nuestra desgracia y controlamos mejor nuestra angustia personal. Nos cuesta
menos que reflexionar sobre las verdaderas causas de este fraude económico y político que
soportamos y pensar en sus alternativas. La habilidad de quienes han diseñado este modelo
de mercado consigue que se lance lo negativo de todo contra todos, para impedir que
nuestras acciones conviertan la reacción contundente de todos contra todo lo que ha generado
esta crisis de incierto final.
Hay que aprender a gestionar la complejidad de manera que no se convierta en algo
paralizante y asumir, como dice Jorge Reichman , que debemos hacernos cargo de asuntos
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que nos sobrepasan, en situaciones para las que no estamos preparados. Esa complejidad no
podemos abordarla si no participamos con los otros y olvidamos, por falta de práctica, el
provecho mutuo de la
participación
ciudadana
.
Los ejemplos participativos sirven para crear una identidad colectiva movilizada al asumir
nuestra pertenencia grupal, identificar el/los responsable/s de este engaño social y entender la
gravedad de la situación, cambiando nuestros simples razonamientos habituales. Esa
participación colectiva nos permite comprender que los millones que se llevan de estraperlo a
paraísos fiscales se detraen de los ingresos públicos que afectan a la sanidad y la educación.
Nos posibilita defender mejor la necesaria transparencia frente al oscurantismo del capitalismo
financiero. Distinguir entre quienes son corruptos y quienes no. Y destacar a quienes ejercen
modélicamente la función política, la judicial, la actividad empresarial, la de cualquier profesión
y la de ciudadanos libres. No podemos quedar presos del malestar, por eso es importante
disfrutar del bienestar que nos produce cooperar y actuar con los demás. E implicarnos
paulatinamente en un papel de corresponsabilidad en la gestión de los asuntos públicos, si no
los individualismos y los más diferentes corporativismos, nos llevarán inevitablemente a la
insostenibilidad
.
No hay recetas únicas sobre cómo actuar ante lo incomprensible del entorno y superar la
soledad. Desde la psicología nos enseñan que, al enfrentarnos a situaciones paradójicas, los
breves estados que surgen de confusión mental son idóneos para aprender algo nuevo. Nos
recomiendan, por ejemplo, que cuando relatamos una metáfora de alguien que está sufriendo,
no nombremos el problema, centrémonos en la solución o en aquellas cosas que tienen que
ver con cómo se ha generado el problema. Al hacerlo y compartirlo con otros puede emerger
lo que decía E, Canetti : “En la aparición de la masa acontece un fenómeno tan enigmático
como universal:
irrumpe súbitamente allí donde antes no existía nada.
Puede que algunas personas se agrupen, cinco, diez, doce, no más. Nada se había anunciado,
nada se esperaba. Más,
de repente, todo está repleto de gente
“
.
http://www.gabrielnavarro.es/
(Artículo publicado en diario La Opinión de Murcia el 23/2/2013: www.laopiniondemurcia.es/op
inion/2013/02/23/todo-contra-todos/455484.html
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