EDAD REQUERIDA PARA SER MARTILLERO Y CORREDOR Y LA

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Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba
(República Argentina)
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EDAD REQUERIDA PARA SER MARTILLERO Y CORREDOR
Y LA LEY 17.711
por
Luis Moisset de Espanés
Jurisprudencia Argentina, 14-1972-517.
SUMARIO:
I.Requisitos exigidos por el Código de Comercio para ser corredor y martillero.
II.- La ley 17.711 y la mayoría de edad.
III.- Incidencia de la ley 17.711 en los artículos 86 y 113 del Código de Comercio.
IV.- La jurisprudencia y nuestra opinión.
V.- Conclusiones.
__________
I.-
Requisitos exigidos por el Código de Comercio para ser corredor y martillero.
El artículo 88 del Código de Comercio establece las condiciones que debe reunir una
persona para poder desempeñarse como “corredor”, entre las cuales figura la exigencia de que
tenga “22 años de edad”, y que llene los demás requisitos que exige el código para poder ejercer el
comercio.
En verdad la norma es aquí algo más estricta que para el desempeño de otras actividades
comerciales, para las cuales sólo se exige la edad de 18 años, cuando mediase la correspondiente
autorización (artículos 10 y 11).
A nuestro entender el legislador, al fijar el límite de edad en 22 años, ha querido exigir a
los corredores una mayor capacidad y ha fijado como tope una edad coincidente con la que
establecía el Código Civil para la adquisición de la capacidad plena. No se tata, pues, del
establecimiento arbitrario de un tope, sino que se procura por esta vía armonizar la exigencia con
la la que se encontraba vigente en el derecho común, que es el derecho civil, para lograr la
armonía que debe reinar entre las distintas ramas del derecho privado.
La exigencia de la mayoría de edad se hace extensiva también a los rematadores o
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martilleros, en virtud de la remisión que contiene el primer párrafo del artículo 113 (Código de
Comercio), por el cual se exigen las mismas condiciones que para ser corredor.
Adviértase, además, que estas normas tienen como antecedente a las disposiciones
correlativas del viejo Código de Comercio de la provincia de Buenos Aires, sancionado en 1867 y
convertido en ley de la Nación pocos años después, que fijaba como edad mínima para el ejercicio
de las profesiones de corredor y martilleros 21 años, disminuyendo en algo los requisitos de
capacidad comunes, puesto que para las viejas leyes españolas -todavía vigentes en nuestro país,
por no haberse sancionado el Código Civil- la mayoría de edad se adquiría recién a los 25 años.
II.- La ley 17.711 y la mayoría de edad.
El Código Civil fue sancionado en 1869 y entro en vigencia el 1° de enero de
1871. En materia de capacidad procuró ponerse a tono con las exigencias de la época y del país,
reduciendo el límite de la mayoridad fijado or las leyes españolas, y estableciéndolo en sólo 22
años (artículos 126, 127 y 128).
En consecuencia con lo dispuesto en el Código Civil, al reformarse el Código de
Comercio en 1889, se dispuso que la edad requerida para ejercer las profesiones de corredor o
martillero sería la misma exigida para obtener la capacidad plena, es decir 22 años.
Si observamos lo ocurrido en el derecho comparado, veremos que el fenómeno de la
disminución de la edad requerida para alcanzar la capacidad plena, tuvo gran difusión de manera
tal que a mediados del siglo XX casi todos los países de Occidente establecían los 21 años como
límite de la mayoridad. Y si volvemos nuestra mirada hacia un sistema jurídico de reciente
formación, es decir a la familia de los llamados “derechos socialistas”, nos encontraremos con que
en ellos el límite de la mayoridad se ha fijado en sólo 18 años.
La diferencia de un año existente entre el tope elegido por nuestro código, y el que impera
en el derecho comparado de Occidente, creaba conflictos que debían ser resueltos por el derecho
internacional privado; conflictos que cada vez eran más frecuentes en razón de que los cambios
operados en el mundo moderno han facilitado sobremanera los viajes a países extranjeros.
La ley 17.711, con muy buen criterio, recogió una aspiración de la doctrina nacional,
plasmada en numerosas recomendaciones y proyectos de ley, modificando los artículos 126, 127 y
128 del Código Civil para armonizarlos con lo que es casi un fondo común en Occidente, y
reducir a 21 años el límite de la mayoridad, procurando que se logre la unificación legislativa en
esta materia.
Es cierto que subsiste la desarmonía con los países pertenecientes al sistema socialista,
pero el hecho no tiene tanta importancia, pues nadie ignora que en el momento actual el
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intercambio de viajeros con esos países no es mu frecuente.
III.- Incidencia de la ley 17.711 en los artículos 86 y 113 del Código de Comercio.
Suele afirmarse a menudo que la ley más moderna deroga a la ley más vieja, aunque no
contenga una declaración expresa en tal sentido1. La ley 17.711, con sus numerosos defectos de
técnica legislativa, ha puesto de nuevo sobre el tapete este problema, pues algunas de las normas
que ella introdujo están en abierta contradicción con otras del viejo Código Civil que no han sido
modificadas.
El problema es muy serio, como se ha señalado, pues la ley 17.711 se integra en el cuerpo
del propio Código Civil, reemplazando algunos artículos, derogando otros y efectuando retoques
o agregados a otros textos. Se sostiene, entonces, con bastante fundamento, que todas las restantes
normas a las que no se ha hecho ninguna referencia en la ley de reformas, han quedado
implícitamente ratificadas en su vigencia, y no pueden, por tanto, ser consideradas como ley
anterior, sino como ley contemporánea a la reforma2.
Pero estas distinciones no alcanza a enervar la validez del principio: la ley posterior deja
sin efecto a la anterior. En el caso la ley 17.711 es posterior al código de Comercio, y cuando las
normas de éste remiten a disposiciones del Código Civil que han sido modificadas, deben
considerarse también automáticamente modificadas, para mantener la concordancia buscada por
el legislador.
Si bien es cierto que el Código de Comercio no establecía como requisito para ejercer las
profesiones de corredor y martillero el tener la capacidad civil plena, ése era su propósito al fijar
la edad tope de 22 años, en coincidencia con la edad establecida por el Código Civil en esa época.
La expresión empleada por el art. 88, en definitiva, equivalía a exigir la “mayoría de edad”
civil3. Era un trasunto de la voluntad del legislador o, mejor aún, del “espíritu” que animaba al
1
. Ver Hans NAWIASKY, “Teoría General del derecho”, p. 138-139, Pamplona, 1963.
2
. Los problemas más graves se presentan cuando no hay una contradicción absoluta, sino cierta incoherencia
entre las soluciones consagradas por la norma que se ha modificado, y por la que subsiste; en especial cuando en
lugar de una contradicción plena, una de las disposiciones puede interpretarse como principio general, y la otra como
excepción a ese principio.
3
. Conf. Isaac HALPERIN, “Curso de Derecho Comercial”, ed. Depalma, Buenos Aires, t. 1, p. 151; Raymundo
L. FERNÁNDEZ, “Código ade comercio comentado”, t. 1, Buenos Aires, 1951, p. 117. FONTANARROSA habla
también de “mayoría de edad”, y dice (antes de la reforma) que “el aspirante a corredor debe tener 22 años”
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texto legal, de mantener cierta unidad en el derecho privado argentino, idea que fluye más neta del
parágrafo I del título preliminar del Código de Comercio que dispone la aplicación supletoria de
las normas del Código Civil cuando no hubiese disposiciones expresas en el Código de Comercio
que rijan el caso, y una idea análoga se consagra en el artículo 207 del mismo cuerpo legal, que
reconoce al Código Civil su carácter de derecho común.
IV.- La jurisprudencia y nuestra opinión.
La sentencia de la Cámara 2ª Civil y Comercial de La Plata sostiene que en los artículos
88 y 113, donde decía 22 años hay que leer ahora 21, en razón de las reformas introducidas al
Código Civil por la ley 17.711.
Retoma así la línea trazada por un fallo muy ilustrado de la Cámara Nacional de
Comercio, sala C, con fecha 17 de octubre de 19684.
En contra de estas opiniones se ha expedido Cámara5, basándose principalmente en el
estudio de la evolución histórica de las normas que establecen el requisito de edad, y su no
modificación expresa por la ley 17.711, razones que lo impulsan a sostener que subsiste la
exigencia de los 22 años para ejercer la actividad de corredor o martillero. En igual sentido se ha
pronunciado Cornejo Costas6.
Nosotros compartimos la doctrina sustentada por la jurisprudencia, por varias razones; en
primer lugar, creemos que una adecuada interpretación histórica de las normas lleva a la solución
contraria a la que arriba Cámara. Recordemos que el Código de Comercio de la provincia de
Buenos Aires, adoptado luego como ley de la Nación, fijó el tope en 21 años porque todavía no se
había sancionado el Código Civil, donde debía en definitiva legislarse de manera general sobre la
capacidad de las personas; esa fue la razón que impulsó al legislador comercial a incursionar sobre
algunas materias que no le eran propias. Sancionado el Código Civil, y establecida la mayoría de
(Derecho Comercial argentino, Parte General, 3ª ed., Zavalía, Buenos Aires, 1857, T. 1, N° 376-a, p. 509).
4
. E.D. 28-645.
5
. Héctor CÁMARA, “La ley 17.711 y algunas de sus proyecciones sobre el código de Comercio”, en Rev. de
Derecho Com. y de las Obligaciones”, N° 4, agosto de 1968, p. 394.
6
. Emilio CORNEJO COSTAS; “Consecuencias de la reforma civil (ley 17.711) en la legislación mercantil
argentina”, ed. Univ. Católica de Salta, p. 60: “... la exigencia de los 22 (años), sigue vigente, en mi entender, ya que
el Código dice expresamente en el art. 88, 22 años".
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edad en 22 años, el Código de Comercio se adaptó de inmediato a esa exigencia, modificando los
artículos 88 y 113.
En segundo lugar, el intérprete jamás debe olvidar cuál es el “espíritu” que anima a la
7
norma ; y, en este caso, el texto deja traslucir de forma clara e inequívoca que el espíritu de los
artículos 88 y 113 es exigir la capacidad correspondiente a la mayoría de edad, no permitiendo
que la simple habilitación de edad, que puede concederse desde los 18 años, faculte para el
ejercicio de las actividades de martillero o corredor.
En tercer lugar, es menester destacar que en materia de capacidad la ley civil es el derecho
común, y en ella se determina cuál es la edad para adquirir la capacidad plena. Cuando los
ordenamientos especiales establecen algunas excepciones, lo hacen -generalmente- para fijar un
límite más reducido para el ejercicio de ciertos derechos: por ejemplo, los ya mentados 18 años
para ejercer el comercio, mediando habilitación.
Al recorrer el derecho privado argentino sólo hemos encontrado un caso en el que se
requiere una edad superior a la de la capacidad plena para el ejercicio de alguna facultad, y es la
edad mínima para ser adoptante (ley 19.134, art.5); salvo esta hipótesis excepcional no hemos
hallado otras normas que restrinjan -por razones de edad- la capacidad de obrar de las personas
consideradas mayores por el derecho civil; y ello es lógico, pues el concepto de capacidad plena
es muy amplio y faculta a la persona para realizar cualquier tipo de actos (artículos 123 y 129 del
Código Civil) en virtud de que el sujeto, a juicio del legislador, ha alcanzado ya el más completo
desarrollo y madurez intelectual.
La propia excepción que hemos señalado en la ley de adopción, confirma esta regla
general, pues allí ya no se mira a la madurez intelectual, sino a la diferencia de edad que debe
existir entre hijos y padres adoptivos (artículo 2, ley 19.134), y a evitar que choquen los intereses
de los hijos adoptivos, con los de los posibles hijos de la sangre (artículos 4 y 5, ley 19.134).
Además, si se repitiesen las excepciones, y se fijasen con frecuencia límites de edad
superiores para el ejercicio de ciertas actividades, la verdad sería que no se alcanzaría la capacidad
plena al llegar a la mayoría de edad, ¡lo que es un verdadero contrasentido!
A estas razones deben agregarse las que expone con brillantez y acierto la Cámara
Nacional de Comercio, sala C, en el fallo que hemos citado más arriba. Destaca el tribunal que
nuestras leyes nunca han exigido una edad superior a la de la mayoridad para el ejercicio de las
actividades de martillero o corredor; por el contrario, con anterioridad a la vigencia del código
Civil, y mientras se aplicaban las viejas leyes españolas, el Código de Comercio tendió a reducir
las exigencias, colocándolas por debajo de la edad exigida para ser mayor, por considerar que la
7
. Ver Guillermo A. BORDA, “Parte General...”, T. 1, N° 205, p. 189, 2ª ed., Perrot, Buenos Aires, 1955.
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legislación hispana estaba desactualizada en esa materia8. Posteriormente cuando el Código Civil
fijó 22 años como límite de la mayoridad, el Código de Comercio se apresuró a rectificar los
artículos 88 y 112, para unificar la legislación. Finaliza la Cámara expresando que:
“ ... en la materia en estudio, la capacidad es la regla y la incapacidad la
excepción, por lo cual ha de estarse por la primera, en tanto que no haya poderosas
razones que autoricen a pensar que la plena capacidad que establece a los 21 años la ley
17.711 modificatoria del Código civil, no debe regir para casos como el presente”.
La interpretación que el tribunal efectúa es impecable; jamás a los martilleros o corredores
se les ha exigido una edad superior a la necesaria para adquirir la capacidad plena: ¿existe algún
justificativo para sostener ahora lo contrario, sólo porque la exigencia haya sido expresada con un
número (22 años), en lugar de haberse empleado en la norma la locución “mayor de edad”?
El sentido y espíritu del texto era claro; por ello entendemos que ha quedado
implícitamente modificado con la sanción de la ley que reduce a 21 años el límite de la mayoría
de edad.
V.- Conclusiones.
a) Los artículos 88 y 113 del Código de Comercio deben interpretarse en el sentido de que
el legislador ha querido exigir para el ejercicio de las actividades de martillero y corredor, la edad
necesaria para alcanzar la capacidad plena (mayoría de edad).
b) La ley 17.711 ha modificado los artículos 126, 127 y 128 del Código Civil,
disminuyendo de 22 a 21 años la edad requerida para alcanzar la mayoría. En consecuencia, los
artículos del Código de Comercio que exigían la mayoría de edad, han quedado implícitamente
modificados.
c) En la actualidad debe interpretarse que para ser corredor (art. 88 Código de Comercio),
y martillero (art. 113), sólo se requieren 21 años.
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8
. Expresa la Cámara en su fallo: “ ... el Código de Comercio para el estado de Buenos Aires de 1859 exigía,
para ser corredor y martillero, la edad de 21 años (arts. 89 y 114) ... En tanto que la legislación civil española
vigente en nuestro país en esa época establecía la mayoría de edad en los 25 años. La reforma del Código de
Comercio de 1889 exigió la edad de 22 años (artículos 88 y 113), indudablemente para adecuar la capacidad por la
edad a la disposición del Código Civil (artículo 126) sancionado en el interín”.
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