La estructura y la jefatura femenina de los hogares de la frontera

Anuncio
La estructura y la jefatura femenina de los hogares de la frontera norte en la última
década.
Eunice D Vargas Valle, [email protected], El Colegio de la Frontera Norte
Ana María Navarro Ornelas, [email protected], El Colegio de la Frontera Norte
Resumen
El objetivo de este trabajo fue describir las tendencias en la estructura y la jefatura
femenina de los hogares de la frontera norte entre 2000 y 2010, así como sus perfiles
demográficos y socioeconómicos. Se registraron tres tendencias relevantes: el aumento de
los hogares unipersonales; la ligera disminución de los hogares extensos, a pesar de la
abrupta caída de la inmigración interna; y el incremento de los hogares de jefatura
femenina. Estas tendencias apuntan hacia la intersección de complejos procesos
estructurales y coyunturales. Por un lado, el proceso de envejecimiento de la población
sigue en marcha, así como la incorporación de las mujeres al sistema educativo y los
mercados laborales. Además, las manifestaciones demográficas de los procesos culturales
ligados al valor por la autonomía individual versus el altruismo conyugal y familiar siguen
evidenciándose en el aumento de los hombres divorciados y jefas de hogar. Por otro lado,
procesos coyunturales tales como la crisis económica y las políticas anti-inmigrantes de
Estados Unidos, así como los problemas de inseguridad en la frontera han repercutido en el
alza de la migración de retorno, en especial de las deportaciones, y la reducción de la
inmigración interna, factores que a su vez han sido fundamentales en los cambios recientes
en la composición de los hogares fronterizos.
Introducción
En este trabajo tenemos como objetivo general analizar las tendencias en la
estructura y la jefatura femenina de los hogares de la frontera norte en el periodo 20002010, así como los perfiles demográficos y socioeconómicos de éstos, a partir de los censos
de población. El estudio de las estructuras de los hogares ha sido fundamental en el análisis
socio-demográfico por la importancia que tiene el hogar como mediador entre el individuo
y la sociedad en la concentración y distribución de los recursos socioeconómicos. Quiénes
forman el hogar y quiénes tienen la autoridad para distribuir los recursos generados han
sido preguntas clave, pues éstos son aspectos que influyen en los niveles de bienestar de los
miembros del hogar. Además, el análisis de los vínculos entre la configuración de los
hogares y las estructuras económicas, sociales y culturales vigentes en determinado espacio
geográfico también ha sido elemental tanto para conocer los determinantes de las
1
estrategias de reproducción de las familias como para el diseño de intervenciones públicas
efectivas encaminadas al desarrollo social (López, 2001).
En particular, el análisis de los cambios en los hogares de la frontera norte de
México en la última década se justifica por la incidencia que tienen los heterogéneos
contextos socioculturales y económicos en la conformación de los grupos domésticos en
esta zona del país, así como en la necesidad de conocer los cambios recientes en éstos. La
población de la frontera, la cual ha ido a la delantera en cambios demográficos como la baja
de la fecundidad y el aumento de los divorcios, así como en la inserción femenina en los
mercados laborales, ha presentado transformaciones en las estructuras de sus hogares en las
últimas décadas (Acosta, 1995; Salles, 1996; López, 2009), similares a las de las zonas más
afectadas por la modernización y la marginación urbana en México, pero con el sello
particular de una historia de acelerada inmigración y de intensas relaciones
socioeconómicas y culturales con la población de la frontera sur de Estados Unidos.
Los objetivos específicos de este estudio son: 1) describir los cambios en la
estructura y la jefatura femenina de los hogares de la frontera norte en la última década; 2)
ubicar la estructura y jefatura femenina de los hogares fronterizos en el contexto nacional,
con el fin de someter a prueba la hipótesis de la especificidad de los hogares fronterizos; 3)
y
por último, explorar los cambios recientes en las características demográficas y
socioeconómicas de los hogares fronterizos según la estructura de los hogares y el sexo del
jefe. Estudios previos sobre la estructura y jefatura de los hogares mostraron que en la
frontera norte los hogares no familiares eran más comunes que a nivel nacional (López,
2009) y que el nivel de jefatura femenina era más alto, al menos en algunas ciudades de
esta frontera (Acosta, 1995; Navarro, 2008). Por lo tanto, planteamos como hipótesis de
trabajo que, en la última década, los hogares no familiares y de jefatura femenina
continuarían incrementándose. Por su parte, el análisis de los perfiles demográficos y
socioeconómicos de los hogares se realizó de manera exploratoria, esperando encontrar
algunos elementos que permitieran la explicación de los cambios en la estructura y jefatura
de los hogares fronterizos.
Antes de iniciar con el análisis estadístico, abordamos los factores demográficos,
socioeconómicos y culturales que se han identificado como condicionantes de la estructura
2
y la jefatura de los hogares en México. Enseguida presentamos la metodología utilizada
para el análisis estadístico y exponemos los principales resultados en el contexto fronterizo.
Finalmente, concluimos con algunas reflexiones sobre la situación actual de los hogares en
la frontera norte a la luz de los resultados obtenidos.
Las estructuras de los hogares ante las transformaciones socioeconómicas y culturales
recientes
El interés académico en los hogares en México y, en general, en América Latina se
remonta a la crisis del modelo económico desarrollista de finales de los años 60. En el
marco del cuestionamiento de las hipótesis sobre la asociación inequívoca entre el
desarrollo económico y el bienestar social y del reconocimiento de la dependencia externa
de los países latinoamericanos y de su desigualdad socioeconómica interna, el análisis de
los hogares y su vínculo con la estructura social empezó a cobrar sentido (Jelin, 1991). A
partir de entonces, se han documentado una serie de factores socioeconómicos,
demográficos y culturales asociados a los cambios en la configuración de los hogares, así
como a sus estrategias de reproducción y condiciones de vida. Aquí resumimos los
principales argumentos concernientes a las transformaciones en la estructura de las
unidades domésticas más recientes y dejamos los factores que han tenido mayor peso en la
explicación del aumento de la jefatura femenina para el siguiente apartado.
Una de las tendencias en la estructura de los hogares mexicanos es la persistencia de
las altas proporciones de hogares extensos y compuestos, contrario a lo que suponía la
teoría de la hipótesis de la modernización social sobre la paulatina nuclearización de los
hogares (Thornton, 2001). Una explicación para este fenómeno son las continuas crisis
económicas experimentadas en las últimas décadas y los cambios económicos ligados a la
implantación del modelo económico neoliberal (Ariza y Oliveira, 2001). Las políticas de
estabilización y ajuste para hacer frente a las crisis económicas se ligaron a la caída de los
salarios reales y la contracción del gasto social; aspectos que intensificaron el papel del
hogar como fuente de protección económica y asistencia social. Además, la precarización y
la flexibilidad laborales, así como el aumento del desempleo, el subempleo y la
informalidad asociados a los procesos de globalización y reestructuración productiva
3
también influyeron en el incremento de los riesgos socioeconómicos y la necesidad de
aumentar el número de trabajadores potenciales en los hogares.
En este contexto, la
corresidencia con familiares o no familiares se ha interpretado como una estrategia de
supervivencia de las familias ante las dificultades económicas y, en general, el deterioro de
las condiciones de vida de la población (González de la Rocha, 1986; Wong y Levine,
1992; García, 1998), y no como una preferencia de éstas en condiciones de estabilidad
socioeconómica (De Vos, 1989; Echarri, 2009).
Además de los aspectos macroeconómicos, otros sociodemográficos también han
jugado un papel importante en la continuidad de la corresidencia con familiares o no
familiares en México. En primer lugar, las migraciones internas hacia las zonas de mayor
empuje económico del país han coadyuvado a la permanencia de estos tipos de hogares,
como lo demuestra la mayor probabilidad de los hogares compuestos y extensos de tener al
menos un migrante reciente1 (Chávez Galindo, 2003).
Ante las dificultades
socioeconómicas de los migrantes para la instalación en los lugares de destino, las redes de
familiares o amigos de previo arribo o que realizan la migración de forma simultánea han
sido sumamente importantes y esto se refleja en la composición de sus hogares. En
segundo lugar, el envejecimiento poblacional, como resultado de la rápida transición
demográfica experimentada en México, ha creado el escenario propicio para la convivencia
de más de dos generaciones en un mismo hogar. En un contexto donde la seguridad social
es muy limitada y los lazos familiares son fuertes, la corresidencia de los adultos mayores
con sus hijos casados ha sido común para facilitar el intercambio de apoyos socioeconómicos (Ybañez, et al., 2005). En tercer lugar, la inestabilidad conyugal y el embarazo
adolescente también han repercutido en la corresidencia con otros parientes o no parientes
de madres solas, quienes requieren de la presencia de otros adultos en el hogar, que puedan
ayudar con la manutención y supervisión de los hijos (García, 1998).
Otra tendencia reciente en la estructura de los hogares es el ligero aumento en los
hogares unipersonales. Como afirma Echarri (2009), a partir de una lectura histórica, se
1
En la región norte, para los hogares con migrantes recientes, las posibilidades de vivir en
un hogar compuesto o extenso fueron 5 veces y 2 veces mayores respectivamente que las
posibilidades de vivir en un hogar nuclear en el año 2000.
4
capta un panorama de fluctuación en la proporción de hogares unipersonales a lo largo del
siglo XX, en lugar de un incremento continuo. Sin embargo, las tendencias de la última
década parecen apuntar hacia un ligero aumento de este tipo de hogares a nivel nacional,
como se verá más adelante (López, 2001 y cálculos propios a partir de la muestra censal del
Censo 2010). Las explicaciones para este fenómeno se ubican primordialmente en dos
planos de análisis: el socio-demográfico y el cultural, los cuales guardan estrechas
interconexiones.
En el ámbito socio-demográfico, la transición demográfica y la migración han
incidido notablemente en la formación de hogares unipersonales. Algunas consecuencias de
la transición demográfica en México como el aumento de la esperanza de vida, así como la
disminución en el número de hijos han coadyuvado a que más personas de edades
avanzadas vivan solas, especialmente mujeres, quienes reportan una menor posibilidad de
unirse de nuevo (García y Rojas, 2002). Además, la formación de hogares unipersonales en
los adultos mayores se ha intensificado en algunos contextos debido a la emigración de los
hijos, como lo muestra la mayor proporción de hogares unipersonales en las áreas rurales
de México (Echarri, 2009). En cuanto a la posible tendencia a la alza de los hogares
unipersonales de jóvenes y adultos, algunos factores importantes son las migraciones con
fines laborales o educativos, así como el aumento de las personas solteras, divorciadas o
separadas que simplemente valoran la independencia residencial.
La propensión a residir solos, especialmente durante la juventud o adultez, puede
entenderse también en el contexto de las transformaciones culturales de la última década.
Lesthaeghe (1995) ha argumentado que los cambios familiares en Europa y Estados Unidos
a partir de los años 60 tienen sus raíces en diversas fuentes axiológicas. Entre éstas están: la
importancia concedida a la calidad de las relaciones interpersonales en el matrimonio
versus el altruismo conyugal, el valor por la autonomía individual versus el autoritarismo y
la prominencia del individualismo sobre el compromiso familiar y social. Desde esta
perspectiva, los hogares unipersonales podrían ser vistos también como una consecuencia
del valor por la autonomía del individuo, cuya promoción en los países latinoamericanos se
pudo haber intensificado con la globalización. En México y la frontera norte, diversas
fuentes de autoridad externa están siendo cuestionadas, como puede verse en el avance de
5
la secularización religiosa (INEGI, 2011) y la paulatina desinstitucionalización del
matrimonio (Ojeda, 2011). Así, es viable pensar en el aumento de los hogares unipersonales
como parte de estos procesos culturales.
Factores económicos y socio-demográficos asociados a la jefatura femenina
Diversos estudios han documentado una tendencia al incremento de los hogares
jefaturados por mujeres tanto en la frontera norte de México como a nivel nacional (Acosta,
1995; Ariza y Oliveira, 2001; García y Rojas, 2002; Rendón, 2004). A pesar de lo anterior,
la jefatura femenina podría estar subestimada, pues la definición censal de jefatura
femenina corresponde a la identificación por parte de los miembros del hogar o autoidentificación de estas mujeres como responsables de los recursos del grupo doméstico; lo
cual, en una cultura patriarcal como la mexicana, se asocia generalmente a la ausencia de
los esposos o a la falta de participación de éstos en la manutención del hogar (Acosta,
1995).
¿Cuáles son las razones demográficas, socioeconómicas y culturales que explican
este incremento de la jefatura femenina? Uno de los principales argumentos es que la
jefatura de hogar está estrechamente relacionada con el ciclo de vida personal y familiar
(Echarri, 2009). Las mujeres de edades avanzadas tienden a formar hogares unipersonales,
debido a su mayor longevidad y mayor posibilidad de permanecer en estado de viudez,
como mencionamos en el apartado anterior. Sin embargo, hay otro tipo de jefaturas
femeninas, que se atribuyen a la ausencia temporal o permanente de los esposos, las cuales
han sido objeto de interés no sólo académico sino de política social por su vinculación con
la pobreza. Algunos factores sociodemográficos asociados a este tipo de jefaturas
femeninas son la mayor participación económica femenina, las separaciones o divorcios, la
maternidad en soltería y las migraciones (Oliveira et al., 1999).
La incorporación de las mujeres a la actividad laboral puede brindar a las mujeres la
oportunidad de tener un ingreso propio, mayor poder de decisión y por lo tanto, la
posibilidad de sostener a su familia y de dirigirla (Vega, 2010). Así, en situaciones
conyugales de violencia doméstica o de abandono o irresponsabilidad económica de los
maridos, el trabajo remunerado puede facilitarles convertirse en proveedoras y jefas del
6
hogar. Sin embargo, si bien la participación de las jefas en el mercado laboral ha
aumentado en las últimas décadas (Rendón, 2003), la incorporación de éstas se ha dado en
situaciones desventajosas, debido a la desigualdad socioeconómica y de género que existe
en nuestro país. Las tasas de participación económica de las jefas son mucho más bajas que
las de los jefes, la escolaridad promedio de aquéllas es menor y las jefas tienden a ubicarse
más en trabajos de tiempo parcial y de hasta un salario mínimo, así como en trabajos de 4.1
a 6 salarios mínimos (Rendón, 2003)2.
Al respecto, es importante aclarar que la vulnerabilidad económica de los hogares
de jefatura femenina depende en gran medida de la dificultad de las jefas para conciliar el
trabajo doméstico y extra-doméstico y obtener ayuda familiar o social para el cuidado o la
manutención de los hijos en la etapa crítica del ciclo de vida familiar y económico. En este
sentido, a lo largo del ciclo de vida, los ingresos de las jefas económicamente activas no
son necesariamente más bajos que los de los jefes (Rendón, 2003). En el año 1996, los
ingresos de las jefas sólo eran menores a los de éstos en la etapa de crianza de los hijos
(entre los 30 y 40 años) y después de los 60 años. La vulnerabilidad económica de los
hogares de las jefas en edades laborales era mayor cuando las oportunidades de trabajo y de
cuidado de los hijos eran escasas y el ingreso de los trabajadores en el hogar no lograba
compensar los ingresos del padre ausente (González de la Rocha, 1999; Chant, 1999).
También los cambios en el estado conyugal de la población han sido un factor
relevante en el aumento de la jefatura femenina. Diversos estudios muestran una tendencia
al incremento en el número de separaciones y divorcios en la frontera norte por diversos
motivos como los problemas conyugales y la autonomía femenina.3 Sin embargo, sería
erróneo atribuir este fenómeno sólo a las preferencias de las mujeres o sus parejas, puesto
que el aumento de divorcios y separaciones se ubica principalmente en contextos donde el
desarrollo socioeconómico es más alto, así como la valoración por la autonomía individual
2
Por la importante proporción de maestras y personal administrativo entre las jefas de
hogar económicamente activas (Rendón, 2003).
3
El riesgo de divorcio y separación se vincula a la trayectoria de uniones de la mujer, pues
éstos son más frecuentes conforme menor es la edad de la mujer a la primera unión y
menor es la duración de esta unión, así como en las mujeres que vivieron en una unión
consensual (Ojeda y González, 2008).
7
y la participación social de la mujer (Ojeda y González, 2008). En este sentido, en las zonas
urbanas los divorcios han sido más frecuentes por el mayor acceso de las mujeres a la
educación, el empleo y los recursos legales, y por la menor estigmatización de las mujeres
o los hombres que rompen el vínculo conyugal; factores que en conjunto pueden tener una
incidencia en el incremento de las jefaturas femeninas.
Otros factores asociados a la jefatura femenina son la maternidad en soltería y las
migraciones. En primer lugar, las madres solteras enfrentan el abandono e irresponsabilidad
de los padres de sus hijos y esto las lleva, cuando no pueden recurrir a la corresidencia con
sus padres o parientes, a asumir la jefatura de sus familias.4 En cuanto a las migraciones, se
afirma que éstas pueden favorecer la jefatura femenina, ya sea por la migración de las
mujeres jóvenes y su salida de la familia de origen como por la migración temporal de los
cónyuges (Oliveira, Eternod y López, 1999; Martínez Pizarro, 2008). La migración de los
cónyuges se liga a cambios en la organización familiar, los cuales se ven reflejados en la
mayor participación económica de las mujeres con esposo migrante y en su identificación
como jefas de hogar (Navarro, 2010); como lo muestra la relación positiva entre la jefatura
femenina y la recepción de remesas internacionales, especialmente en las zonas urbanas
(Martínez Pizarro, 2008).5
Metodología
Las fuentes de información utilizadas en este estudio fueron las muestras del 10.6%
de los Censos de Población y Vivienda 2000 y 2010. La unidad básica de análisis fue el
hogar. Se utilizó el criterio de vecindad geopolítica para la delimitación de frontera. La
muestra de hogares fronterizos se limitó a aquéllos que se ubican en los 37 municipios
colindantes con Estados Unidos. El número de hogares fronterizos de la muestra censal en
el año 2000 fue 91,175 y en el año 2010 fue 79,849.
4
Entre las madres solteras, las adolescentes son motivo de preocupación para los
gobiernos, la familia y la sociedad civil en general, ya que la mayoría de estas madres son
muy jóvenes, muchas de ellas tienen hijos no deseados y truncan sus estudios, lo cual no les
permite lograr un adecuado posicionamiento social a lo largo de sus vidas (Cepal, 2007).
5
Las remesas tanto internas como internacionales son importantes fuentes de ingreso en los
hogares de jefatura femenina, puesto que los protegen de padecer niveles de pobreza
superiores (Gómez de León y Parker, 2000).
8
La principal limitación de la información constituye el cambio en la definición
censal de hogar entre 2000 y 2010.6 En el censo del año 2000, los hogares fueron
constituidos por las personas que vivían bajo el mismo techo y que tenían un gasto común.
En contraste, en el censo de 2010, los hogares fueron definidos solamente en función de la
residencia en la misma vivienda. Este cambio ha generado incertidumbre sobre la
posibilidad de comparación entre los resultados de un año y otro. Sin embargo, el problema
de la falta de correspondencia entre uno y otro concepto es menor. Sólo en 1.4% de las
viviendas en el año 2000 se tenían 2 o más hogares en los municipios fronterizos (3% del
total de los hogares). Por esta razón, nosotros argumentamos que los resultados son
comparables, pero que se tiene que tener cierta cautela en la interpretación. El cambio en la
definición de hogar implica una ligera subestimación de los hogares nucleares y
unipersonales en 2010, ya que las personas solas o familias que vivían con otros familiares
y no compartían el gasto se tomaron como si fueran parte de hogares extensos o
compuestos.
La primera variable analizada fue la estructura del hogar; la cual se define de
acuerdo al parentesco de los miembros del hogar. Los hogares nucleares se conforman por
el jefe, la esposa o esposo y/o sus hijos. Los hogares extensos incluyen, además de los
anteriores, otros parientes que conviven en el hogar, y
los hogares compuestos son
integrados también por otros no parientes. Respecto a los hogares no familiares, los hogares
de corresidentes fueron agregados con los hogares compuestos, por su baja frecuencia en la
frontera norte, pero se conservó en una categoría independiente a los hogares unipersonales.
La segunda variable de interés fue la jefatura femenina. Esta variable depende de la
percepción de quien contesta el cuestionario censal sobre quién es el jefe del hogar. De
manera que, como anotamos anteriormente, en un contexto todavía fuertemente patriarcal,
6
Otra fuente de imprecisión fue el error muestral ligado al levantamiento del cuestionario
ampliado del Censo de Población y Vivienda 2010. Sin embargo, aunque los números
absolutos de hogares y de hogares de jefatura femenina que arroja el cuestionario ampliado
difieren de los obtenidos en el cuestionario básico, la distribución de los hogares sólo
reflejó una diferencia mínima entre ambos cuestionarios; la cual se muestra en la sección de
resultados.
9
la jefatura femenina podría estar subestimada. Esta variable tomó el valor de uno cuando el
jefe era mujer y de cero cuando era hombre.
El análisis de las tendencias en los perfiles demográficos y socioeconómicos de los
hogares incluyó una serie de variables del jefe y del hogar. Del jefe se tomó en cuenta la
edad, el sexo, el estado civil y el nivel de escolaridad, así como la participación económica
de las jefas en el análisis de la jefatura femenina. Del hogar se consideró la inmigración
inter-municipal e internacional entre 2005 y 2010, el trabajo en Estados Unidos, y la
recepción de remesas internacionales o nacionales, o de pensión por algún miembro del
hogar. Además, se consideraron algunas características asociadas al nivel socioeconómico
de los hogares como la propiedad de la vivienda, el número de bienes 7 y la condición rural
o urbana. Finalmente, se construyó un indicador de dependencia económica en el hogar que
se calculó mediante la división del número de personas económicamente activas entre el
número de trabajadores potenciales (de 12 años o más), con el fin de evaluar si se lograba
un balance en este indicador entre los hogares nucleares y los hogares donde viven otros
familiares o no familiares.
El análisis se basó en estadística descriptiva con el fin de mostrar las tendencias y
los cambios en los perfiles de los hogares fronterizos en la última década. Se calcularon
frecuencias y medias con pesos muestrales y utilizaron pruebas chi2 para conocer la
significancia estadística de las diferencias entre los niveles de la estructura de los hogares y
la jefatura femenina de la frontera norte y la república mexicana y para hacer algunas
inferencias
de
asociación
estadística
entre
las
características
demográficas
y
socioeconómicas de los hogares y su composición. Enseguida comentamos los principales
resultados obtenidos a partir de este análisis.
La estructura de los hogares
Cambios en la composición de los hogares en la última década
Como se observa en el Cuadro 1, entre el año 2000 y 2010, se registraron dos
cambios en la composición de los hogares de la frontera norte: un ligero descenso en los
7
Los bienes que se incluyeron en este indicador fueron: televisión, refrigerador, lavadora,
teléfono, automóvil y computadora.
10
hogares nucleares nucleares y extensos y un aumento en los hogares unipersonales. De
acuerdo al cuestionario básico del Censo de Población y Vivienda, los hogares nucleares
disminuyeron de 66.4% a 63.8%, mientras que los hogares extensos lo hicieron de 23.7%
a 22.3%. En contraste, los hogares unipersonales aumentaron de 7.3% a 11.3%, incremento
mayor al registrado a nivel nacional, de 6.5 a 8% (López, 2001 y cálculos propios a partir
del Censo 2010). Las diferencias obtenidas mediante el cuestionario ampliado y el básico
fueron mínimas y ambos cuestionarios apoyaron las tendencias antes descritas.8
¿Qué pudo haber originado esta transformación en los hogares fronterizos? Una
primera explicación sería la falta de comparabilidad entre los censos de 2000 y 2010,
producto del cambio en la definición censal. Sin embargo, como ya anotamos, este
problema sólo podría explicar alrededor del 1% de las diferencias entre ambos años, pero
las brechas fueron mayores, especialmente en el caso de los hogares unipersonales. En este
tipo de hogares se registró un aumento alrededor de 4%. Además, si tomamos en cuenta
que aquellas personas que vivían con otros familiares o no familiares pero no compartían el
gasto y en el 2000, por definición, formaban hogares unipersonales, en el 2010 fueron
clasificadas en hogares extensos, compuestos o de co-residentes, lo más lógico es pensar
que de haber seguido con la definición censal del año 2000, el porcentaje de hogares
unipersonales hubiera sido mayor en esta zona de México.
Cuadro 1.
Distribución de los hogares por tipo de hogar censal según tipo de cuestionario.
Frontera Norte de México 2000 y 2010
2000
2010
Tipo de hogar
Cuestionario
Cuestionario
Cuestionario
Cuestionario
Básico
Ampliado
Básico
Ampliado
Nuclear
66.4
66.2
63.8
62.9
Extenso
23.7
23.1
22.3
21.4
Compuesto
2.6
3.3
2.5
3.5
8
El cuestionario ampliado arroja una sobreestimación de 1% en los hogares nucleares y
extensos, y una subestimación de 1% en los hogares compuestos y unipersonales en los
municipios de la frontera norte en conjunto.
11
Unipersonal
7.3
7.4
11.3
12.2
N*
1,286,302
1,351,092
1,762,199
1,841,578
*Muestra del cuestionario ampliado con ponderadores. Los hogares compuestos
incluyen a los hogares de co-residentes.
Fuente: Cálculos propios a partir de los Censos de Población y Vivienda, 2000 y
2010.
Cuadro 2.
Distribución de los hogares por estructura del hogar y edad del jefe. Frontera Norte
de México, 2000 y 2010*
Edad del jefe
Año
<35
35-50
50-65
65+
2000
Nuclear
71.4
72.3
55.4
46.5
Extenso
18.5
20.4
32.5
31.7
Compuesto
4.7
2.6
2.4
2.2
Unipersonal
5.4
4.7
9.7
19.7
TOTAL
37.9
34.0
18.4
9.8
2010
Nuclear
69.5
69.4
52.8
44.2
Extenso
16.5
18.4
29.2
28.6
Compuesto
4.6
3.4
3.0
2.2
Unipersonal
9.4
8.9
15.0
25.0
TOTAL
28.5
38.3
21.8
11.5
*Diferencias de porcentajes significativas en prueba chi2.
Fuente: Elaboración propia con base en los microdatos censales 2000 y
2010.
Una segunda hipótesis de la disminución de los hogares familiares y el incremento
de los unipersonales podría ser el proceso de envejecimiento poblacional. En el Cuadro 2
mostramos la composición de los hogares según la edad del jefe para los años 2000 y 2010.
En general, este cuadro muestra, en ambos años, la disminución de los hogares nucleares y
compuestos conforme avanza la edad del jefe, de acuerdo al ciclo de vida familiar y
personal, y una tendencia a vivir en hogares extensos a partir de los 50 años, posiblemente
por la permanencia de los hijos recién casados en el hogar, y el aumento pronunciado de la
probabilidad de vivir solo a partir de los 65 años.
12
Sin embargo, al contrastar ambos años, se observa el mayor crecimiento de hogares
unipersonales entre los jefes adultos menores de 50 años, especialmente entre los 35 a 49
años, en comparación con los hogares de jefes de mayor edad. El Cuadro 2 también revela
que los hogares con jefes adultos mayores sólo constituyen 9.5% y 11.5% de los hogares en
2000 y 2010 respectivamente. Por ello, podemos concluir que gran parte del cambio en los
hogares unipersonales no se debe al envejecimiento poblacional, sino que obedece a otras
razones ligadas al aumento en la propensión de la población joven y adulta a vivir
solitariamente.
La particularidad de la composición de los hogares de la frontera norte
En los años 80, la justificación del estudio de la población fronteriza partió del
supuesto de la especificidad regional del comportamiento de ésta respecto al de la
población nacional (Coubès, 2000). Sin embargo, conforme se fue profundizando en el
análisis demográfico, se matizó esta perspectiva. Diversos autores mostraron la similitud
del comportamiento demográfico fronterizo al de las otras poblaciones altamente urbanas
de México (Delaunay, 1995; Brugeilles, 1998, citados por Coubès, 2000) y argumentaron
que la condición urbana de la frontera explica en buena medida el diferencial entre algunas
características de la población fronteriza y la población nacional. Por consiguiente, la
comparación de los indicadores demográficos por nivel de urbanización es fundamental.
El Cuadro 3 muestra que tanto en las áreas rurales como en las áreas urbanas de la
frontera norte hay relativamente menos hogares extensos y más hogares unipersonales que
en las áreas rurales y urbanas de México. En la frontera norte es menos común co-residir
con la familia extendida verticalmente, como padres, abuelos, suegros, nueras, yernos o
nietos del jefe de hogar, y más frecuente tener una residencia independiente o co-residir con
otros familiares, como hermanos, primos, sobrinos, tíos y concuños. Aunque el descenso de
los hogares extensos durante la última década puede atribuirse a la disminución en este tipo
de hogar extenso, pues pasaron de 9.8% en 2000 a 8.2% en 2010 (cálculos propios con base
en los microdatos censales), en las zonas urbanas aún se observa una mayor concentración
en los hogares extensos lateralmente que a nivel nacional. En contraste, la proporción de
hogares nucleares es menor sólo en las zonas rurales de la frontera norte, respecto a las
13
zonas rurales de México y las diferencias en los hogares compuestos de la frontera norte y
México son mínimas. Es importante resaltar que en las áreas rurales es donde se observan
más contrastes regionales. En la frontera norte, la composición de los hogares rurales es
semejante a la de los hogares urbanos y, por consiguiente, los contrastes entre los hogares
rurales de la frontera y los de México son muy marcados.
Cuadro 3.
Estructura de los hogares por nivel de urbanización y lugar de residencia. Frontera
Norte y México, 2010.*
<15,000 (%)
>=15000 (%)
Estructura del Hogar
Frontera Nacional
Frontera Nacional
Nuclear
63.4
65.3
62.8
63.1
Extenso
21.1
24.2
21.4
23.7
Con componente vertical
14.0
18.1
13.2
16.8
Con otros familiares
7.1
6.2
8.2
7.2
Compuesto
3.1
2.1
3.6
3.3
Unipersonal
12.3
8.5
12.2
10.0
*Diferencias de porcentajes significativas en prueba chi2.
Fuente: Elaboración propia con base en los microdatos censales 2010.
Cambio reciente en el perfil demográfico y socioeconómico de los hogares de la frontera
por estructura del hogar
Los Cuadros 4 y 5 muestran los perfiles demográficos y socioeconómicos de los
hogares de acuerdo a su estructura en 2000 y 2010. Tocante a las características del jefe,
entre 2000 y 2010, se observa un cambio notable en el estado civil. El divorcio y la
separación se incrementaron no sólo en los hogares unipersonales, donde se registró una
mayor frecuencia de este fenómeno (casi 1 de cada 3 jefes eran personas divorciadas o
separadas), sino también en los hogares nucleares y extensos. Además, se registró un
aumento en la proporción de jefes solteros en los hogares nucleares y extensos, y de jefes
unidos en los hogares compuestos. En cuanto a la escolaridad, se exhibió una mejora en los
niveles de escolaridad de los jefes, correspondiente a la expansión del sistema educativo de
las últimas décadas. Se registró un mayor incremento en el término de la preparatoria entre
14
los jefes de hogares compuestos y unipersonales, y en la finalización de la secundaria entre
los jefes de hogares nucleares y extensos.
Las características demográficas y socioeconómicas del hogar atestiguan los
enormes cambios ocurridos en la última década en materia de migración. A la par que se
observó un declive (de alrededor del 50%) en la proporción de hogares con migrantes del
interior de México en todos los tipos de hogar, se exhibió el aumento de hogares con
migrantes de retorno. Las redes familiares y de amigos para la migración y el asentamiento
de los migrantes internos en la frontera norte siguieron siendo fundamentales, como lo
muestra la alta frecuencia de hogares extensos y compuestos con inmigrantes internos. En
cambio, los inmigrantes del exterior también se concentraron en los hogares unipersonales.
La frecuencia de personas que retornaron de Estados Unidos en hogares unipersonales se
incrementó de 2% a 5% entre 2000 y 2010; lo cual pudiera vincularse al incremento en las
deportaciones en los últimos años (Bennet, 2011).
Tocante a los procesos transfronterizos, la transmigración con fines laborales
registró una tendencia a la baja durante la última década. Los Cuadros 4 y 5 muestran que
el porcentaje de hogares con trabajadores transfronterizos se redujo alrededor del 40% en
los hogares nucleares, extensos y unipersonales. De manera que es posible suponer que la
crisis económica, además de las políticas de seguridad fronteriza y las acciones antiinmigrantes han tenido una repercusión en los cruces cotidianos a trabajar en Estados
Unidos.
Respecto a las características socioeconómicas de los hogares, llama la atención que
la dependencia económica al interior de los hogares nucleares y extensos en 2010 se haya
comportado de manera similar a la de 2000, a pesar de la crisis económica y el aumento del
desempleo (Calderón et al, 2010). En contraste, en los hogares compuestos sí se registró
una baja en la proporción de trabajadores entre las personas de 12 años y más. Es
importante notar que las diferencias entre la proporción de los trabajadores de los hogares
nucleares y de los extensos fue mínima en ambos años, lo cual nos sugiere que los hogares
extensos fueron y siguen siendo una estrategia efectiva para incrementar el número de
trabajadores en el hogar ante la ausencia del esposo, la salida de los hijos del hogar o las
crisis familiares o económicas.
15
En cuanto a la obtención de ingresos con otras fuentes distintas al trabajo, de 2000 a
2010 hubo un descenso en la entrada de remesas y un aumento de los hogares perceptores
de pensión o jubilación. En primer lugar, se registró una caída generalizada en la recepción
de remesas, excepto en los hogares nucleares, en quienes aumentó la proporción de
perceptores de remesas del interior del país. En segundo lugar, se observaron en 2010 más
hogares donde al menos una persona cuenta con jubilación o pensión que en 2000; lo cual
se debe al envejecimiento tanto de la población como de las plantas laborales de los
empleos formales generados hace más de tres décadas en la frontera.
Finalmente, de 2000 a 2010 también se presentó una mejora en las condiciones de la
vivienda y un crecimiento de los hogares urbanos con estructura nuclear y unipersonal.
Aumentaron los hogares con casa propia, excepto para las personas que viven solas, y
disminuyó el hacinamiento, lo cual debe estar ligado al aumento de créditos para vivienda,
y por consiguiente, al surgimiento de múltiples complejos habitacionales en las periferias
de las ciudades fronterizas. También se incrementó ligeramente el nivel de consumo de la
población fronteriza, como puede verse en el aumento del número promedio de bienes por
tipo de hogar. Al respecto, conviene mencionar que a pesar de este incremento los hogares
unipersonales continuaron teniendo en promedio un bien menos que los demás tipos de
hogares. Por último, sobresalió el aumento de los hogares de personas solas en las ciudades
de la frontera norte. La condición urbana de las personas que viven solas se incrementó de
84% a 91% entre 2000 y 2010.
Cuadro 4.
Características demográficas y socioeconómicas de los hogares de la frontera norte
por composición del hogar, 2000.*
Composición del Hogar
Características
Nuclear
Extenso Compuesto Unipersonal
Del Jefe
Unión conyugal Unido
88.2%
65.9%
51.4%
8.9%
Separado o
divorciado
5.8%
9.5%
10.6%
23.7%
Viudo
4.4%
12.2%
6.8%
26.0%
Soltero
1.7%
12.3%
31.2%
41.3%
Escolaridad
<9 años
47.5%
58.7%
45.2%
59.0%
9-11 años
23.9%
19.5%
24.4%
15.7%
16
12+ años
28.6%
21.8%
30.4%
25.3%
Del hogar
Inmigración
Interna
reciente
municipal
13.3%
26.8%
53.3%
13.5%
Internacional
2.0%
2.9%
4.0%
2.2%
Miembro trabaja en EUA
6.0%
6.4%
4.2%
2.2%
Recibe remesas internacionales
2.6%
5.8%
4.8%
6.3%
Recibe remesas de México
4.7%
11.5%
10.9%
9.6%
Recibe pensión
6.6%
13.1%
8.0%
13.2%
Proporción de trabajadores/ Pob
12+
56.9%
57.6%
72.2%
--Casa propia
72.9%
75.2%
48.6%
61.1%
Hacinamiento
40.0%
51.2%
49.7%
--Número de
bienes
3.91
3.81
3.24
2.82
Condición urbana
88.6%
90.7%
93.1%
83.9%
* Diferencias de porcentajes significativas en prueba chi2.
Fuente: Elaboración propia con base en el Censo de Población y Vivienda 2000.
Cuadro 5.
Características demográficas y socioeconómicas de los hogares de la frontera norte
por composición del hogar, 2010.*
Composición del Hogar
Características
Nuclear Extenso Compuesto Unipersonal
Del Jefe
Unión conyugal
Unido
84.6%
59.8%
58.9%
8.1%
Separado o
divorciado
8.4%
13.8%
10.5%
31.2%
Viudo
4.2%
13.1%
5.5%
20.1%
Soltero
2.8%
13.3%
25.1%
40.7%
Escolaridad
<9 años
36.2%
50.0%
32.8%
47.2%
9-11 años
30.0%
25.9%
27.1%
20.3%
12+ años
33.8%
24.2%
40.1%
32.5%
Del hogar
Interna
Inmigración
municipal
6.9%
14.5%
22.6%
6.5%
reciente
Internacional
3.0%
4.8%
7.2%
4.8%
Miembro trabaja en EUA
3.7%
4.3%
4.1%
1.4%
Recibe remesas internacionales
2.6%
5.5%
3.4%
6.2%
Recibe remesas de México
5.1%
10.6%
9.1%
7.6%
Recibe pensión
8.7%
17.2%
10.2%
14.9%
Proporción de trabajadores/ Pob 12+ 57.5%
56.5%
65.3%
--Casa propia
75.1%
80.0%
63.3%
61.3%
Hacinamiento
30.6%
44.1%
35.6%
--17
Número de bienes
4.4
4.3
4.2
3.3
Condición urbana
90.6%
90.8%
91.6%
90.6%
*Diferencias de porcentajes significativas en prueba chi2.
Fuente: Elaboración propia con base en el Censo de Población y Vivienda 2010.
La jefatura femenina
Tendencias recientes de la jefatura femenina por edad y estructura del hogar
El incremento de los niveles de jefatura femenina en los hogares de la frontera norte
de México en la última década se puede apreciar en el Cuadro 6. De acuerdo al cuestionario
ampliado del censo de población9, los hogares dirigidos por mujeres pasaron de 20.6% en
2000 a 25.3% en 2010, incremento ligeramente superior al observado a nivel nacional, de
20.5% a 24.5% en el mismo periodo (cálculos propios). En el desglose por grupos de edad
del jefe se observa que el incremento de jefatura femenina fue mayor en los dos primeros
grupos de edad, especialmente en el grupo de las mujeres menores de 35 años, ya que este
grupo registró un aumento de 37.1%, de 14% a 19.2% entre 2000 y 2010; lo cual indica que
las mujeres jóvenes y adultas son las principales generadoras del aumento reciente de la
jefatura femenina en la frontera norte de México.
Cuadro 6.
Jefatura de los hogares según la edad del jefe. Frontera Norte, 2000 y 2010.
2000*
2010*
Edad
Femenina Masculina Femenina Masculina
14.0
86.0
19.2
80.8
<35
18.8
81.3
22.3
77.7
35-50
28.4
71.7
30.1
69.9
50-65
37.8
62.2
41.2
58.8
65+
20.6
79.4
25.3
74.7
Total (C. Ampliado)
20.9
79.1
24.9
75.1
Total (C. Básico)
*Diferencias de porcentajes por tipo de jefatura significativas en pruebas Chi2.
Fuente: Elaboración propia con base en los microdatos del Censo de población 2010.
Gráfica 1.
Jefatura femenina por estructura del hogar. Frontera Norte, 2000 y 2010.
9
Se registraron muy pequeñas diferencias en los niveles de jefatura femenina en la frontera
norte entre el cuestionario ampliado y el básico, véase Cuadro 6.
18
40
35
2000
2010
30
Porcentaje
25
20
15
10
5
0
Nuclear
Extenso
Compuesto
Unipersonal
Fuente: Elaboración propia con base en el censo de población 2010.
Los cambios recientes en los niveles de jefatura femenina según la estructura del
hogar en la frontera norte de México se presentan en la Gráfica 1. Los incrementos más
relevantes en este indicador se dieron en los hogares nucleares y extensos, aunque también
se registró esta tendencia en los hogares compuestos. En contraste, se exhibió una
disminución de la jefatura femenina en los hogares unipersonales. Por lo tanto, esta gráfica
confirma, por un lado, el aumento de las madres solas con hijos que mantienen su
independencia residencial y, por otro lado, la importancia de la corresidencia de las jefas de
hogar con familia extendida como estrategia familiar para enfrentar dificultades
económicas y situaciones de vulnerabilidad social.
Las particularidades regionales de la jefatura femenina
El Cuadro 7 nos muestra que la jefatura femenina está asociada a un mayor nivel de
urbanización tanto en la frontera norte como en México y que las diferencias en este
19
indicador por lugar de residencia y nivel de urbanización son muy pequeñas.10 Sin
embargo, en la frontera norte, el nivel de jefatura femenina sí es mayor en los hogares
nucleares y extensos donde la pareja está presente, independientemente del nivel de
urbanización. Además, en cuanto a la jefatura femenina en los hogares compuestos, ésta es
mayor en los hogares rurales y menor en los hogares urbanos de la frontera norte, en
comparación con el nivel nacional. Por último, la jefatura femenina es mucho menor en
hogares unipersonales de la frontera norte, tanto en el ámbito rural como en el urbano.
Cuadro 7.
Jefatura femenina por nivel de urbanización y tipo de hogar. Frontera
Norte y México, 2010
Composición del hogar
<15,000 (%)*
>=15,000 (%)*
Frontera Nacional Frontera Nacional
Nuclear
15.9
14.0
20.1
19.6
Pareja sin hijos
7.2
4.9
10.2
9.2
Pareja con hijos
4.9
2.9
6.5
5.2
Jefe con hijos
84.4
86.2
87.4
87.0
Extenso
Pareja sin hijos y otros parientes
Pareja con hijos y otros
parientes
Jefe con hijos y otros parientes
Jefe sin hijos y con otros
parientes
25.6
7.4
27.7
6.0
36.3
14.5
37.1
11.6
5.5
76.3
4.4
78.2
10.7
80.7
8.2
81.7
42.7
56.8
45.4
53.8
Compuesto
37.3
29.9
31.13
35.0
Unipersonal
29.5
45.3
35.0
44.4
Total
20.3
20.3
25.7
26.8
*Diferencias de porcentajes significativas en pruebas chi2, excepto en total rural.
Fuente: Elaboración propia con base en los microdatos censales 2010.
Cambios demográficos y socioeconómicos de los hogares de la frontera norte según tipo de
jefatura
10
En algunos municipios de la frontera norte los niveles de jefatura femenina sí son
mayores que a nivel nacional, como Tijuana, Mexicali, San Luis Rio Colorado, Puerto
Peñasco y Nogales, así como en Ciudad Juárez.
20
Las transformaciones demográficas y socioeconómicas ocurridas en los hogares de
la frontera norte se han dado de manera diferenciada de acuerdo al sexo del jefe del hogar,
como se puede apreciar en el Cuadro 8. En cuanto a la unión conyugal, se observa una
importante disminución de jefas de hogar viudas, y un aumento de jefas solteras, separadas
y divorciadas. Llama la atención que en las jefaturas masculinas también se hayan
incrementando las frecuencias de los divorciados o separados y solteros, indicando la
mayor permanencia de los hombres sin pareja. En materia educativa, se observan
importantes avances, siendo superiores los logros obtenidos por las jefas que por los jefes
de hogar, lo cual debe estar asociado tanto a los cambios en la estructura etaria de las jefas
como al aumento de la continuidad escolar de las mujeres en general. Por último, destaca la
mayor incorporación de las jefas al mercado laboral que las esposas y el aumento en la
proporción de jefas trabajadoras de 2000 a 2010, de 50% a 55%, en contraste a la
proporción de esposas trabajadoras; la cual sufrió mínimas modificaciones en esta década.
Respecto a las características del hogar, se observa la mayor vulnerabilidad
socioeconómica de los hogares dirigidos por mujeres. En primer lugar, la dependencia
económica en los hogares dirigidos por mujeres es más alta que en los hogares dirigidos
por hombres y los diferenciales aumentaron de 2000 a 2010, a pesar de la propensión de las
jefas a corresidir con parientes como estrategia de supervivencia económica. Además, las
mejoras observadas en la percepción de pensiones y en la tenencia de la vivienda fueron
inferiores en los hogares de jefatura femenina que en los hogares de jefatura masculina.
Tocante a las remesas, sólo en los hogares de jefatura femenina hubo una disminución en la
recepción de éstas. En la inmigración, el hacinamiento y el número de bienes, los cambios
de 2000 a 2010 fueron muy similares en ambos tipos de jefatura de hogar. En ambos años,
los hogares de jefatura femenina tuvieron una menor propensión a tener hacinamiento, lo
cual se puede explicarse por su menor probabilidad a recibir inmigrantes del interior del
país y por la ausencia del esposo.
Cuadro 8.
Características demográficas y socioeconómicas de los hogares de la Frontera
Norte de México según sexo del jefe, 2000-2010.
Características
2000*
2010*
21
Masculina
Femenina
Masculina Femenina
Del Jefe
Unión
conyugal
Unido
88.9%
26.3%
83.9%
25.3%
Separado o
divorciado
2.9%
28.0%
5.9%
31.5%
Viudo
2.3%
29.4%
2.3%
25.1%
Soltero
5.9%
16.3%
7.9%
18.1%
Escolaridad
<8 años
48.3%
60.6%
37.8%
47.7%
9-11 años
23.3%
18.5%
28.6%
25.4%
12+ años
28.4%
20.9%
33.6%
26.8%
Trabaja esposa o jefa
32.5%
49.6%
31.2%
55.0%
Del hogar
Interna
Inmigración
municipal
18.3%
15.8%
9.4%
7.9%
reciente
Internacional
2.3%
2.2%
3.8%
3.6%
Proporción de trabajadores/
Pob 12+
58.9%
54.9%
60.1%
55.2%
Miembro trabaja en EUA
6.0%
4.7%
2.9%
3.8%
Recibe remesas de México
4.9%
14.4%
4.9%
12.1%
Recibe remesas de EUA
2.7%
7.7%
2.7%
6.5%
Recibe pensión
7.1%
14.3%
10.0%
15.3%
Casa propia
71.0%
74.4%
73.8%
75.1%
Hacinamiento
42.4%
31.4%
32.1%
23.9%
Número de
bienes
3.8
3.7
4.3
4.1
*Diferencias de porcentajes significativas en pruebas chi2, excepto en inmigración
internacional.
Fuente: Elaboración propia con base en el Censo de Población y Vivienda 2000.
A manera de conclusión
En suma, a lo largo de este trabajo pudimos observar tres tendencias relevantes en
los grupos domésticos de los municipios de la frontera norte entre 2000 y 2010: el aumento
de los hogares unipersonales; la ligera disminución de los hogares extensos, a pesar de la
abrupta caída de la inmigración interna; y el incremento de los hogares de jefatura
femenina. También constatamos que la estructura y la jefatura de los hogares de la frontera
norte, aunque semejantes a los de las zonas urbanas de la república mexicana, presentaron
algunas particularidades como: la mayor frecuencia de hogares unipersonales,
especialmente entre los hombres, y la menor incidencia de hogares extensos verticalmente,
22
así como un superior nivel de jefatura femenina en los hogares donde la pareja estaba
presente.
Al explorar los posibles factores asociados a la estructura y la jefatura de los
hogares sobresalieron algunas posibles explicaciones de las tres tendencias antes
mencionadas. En primer lugar, en cuanto al crecimiento de los hogares unipersonales, se
distinguió el incremento de personas que viven solas entre la población joven y adulta de
sectores tanto rurales como urbanos, especialmente del sexo masculino, con antecedentes
de divorcio o separación, o en soltería, y con experiencia migratoria de retorno. Aunque el
envejecimiento lento, pero sostenido explica parte del crecimiento de los hogares de
personas solas, otros factores ligados al perfil antes mencionado de los hogares
unipersonales fueron los que jugaron el papel primordial en esta tendencia; entre los que se
pueden ubicar las políticas anti-inmigrantes y el desempleo en Estados Unidos y las
transformaciones en el valor social por la autonomía individual y la calidad de las
relaciones de pareja.
A pesar de que en la década de los noventa se arguyó que la particularidad de los
fenómenos fronterizos se explicaba por su componente urbano, este argumento no puede
atribuirse al crecimiento de los hogares unipersonales de esta década. Tanto las zonas
urbanas como las rurales de la frontera presentan niveles más altos de hogares
unipersonales que a nivel nacional y su crecimiento en la década ha dependido de la
ubicación geopolítica de los municipios fronterizos en tanto que las deportaciones se
realizan por los puntos de cruce fronterizo. Lo que sí queda en cuestión es qué tanto la
colindancia con Estados Unidos favorece la difusión de los valores de realización personal
y autonomía individual que pudieran estar acelerando el divorcio y la separación y la
permanencia de hombres solos, además de los procesos de globalización cultural. Esta es
una interrogante que debe abordarse en estudios futuros de disolución conyugal en México.
Otra tendencia de los hogares fronterizos en la última década fue la ligera
disminución de los hogares extensos y la persistencia de una frecuencia alta de hogares
extensos lateralmente. A pesar de la disminución de la inmigración interna, la corresidencia
con hermanos, primos, cuñados, sobrinos o tíos siguió siendo un importante recurso para
mitigar los riesgos económicos en la frontera norte. Por otro lado, la corresidencia con la
23
familia extendida verticalmente no registró grandes cambios entre 2000 y 2010. La crisis
económica, el aumento de los divorcios y separaciones y el incremento de la inmigración
de retorno internacional en la zona fronteriza pudieron haber influido en esta constante, así
como, en general, en la permanencia de niveles similares de dependencia económica dentro
de los hogares extensos.
En la última década, también se registró un aumento en la jefatura femenina de los
hogares fronterizos, comparable a la registrada a nivel nacional, aunque con una más alta
representación de jefas con pareja. Esta tendencia puede vincularse en parte a los procesos
que favorecen la autonomía individual y económica de las mujeres tales como la mejora en
sus niveles de escolaridad y el incremento de su participación económica, como lo constata
el comportamiento de estos indicadores según tipo de jefatura. Además, el incremento de
jefas en hogares nucleares también indica que los hijos están siendo cada vez menos un
impedimento para la separación o el divorcio. Sin embargo, que en la actualidad las
mujeres tengan más posibilidades de dirigir sus hogares no significa que sus hogares sean
menos vulnerables y las jefas más autónomas. Los divorcios y separaciones pudieran estar
ligados a la falta de compromiso familiar de los varones y no necesariamente ser resultado
de la mayor autonomía femenina. Además, los hogares de jefatura femenina fueron los
únicos afectados por la disminución de las remesas nacionales e internacionales entre 2000
y 2010; y la corresidencia con otros familiares siguió siendo fundamental en los hogares
jefaturados por mujeres para compensar social y económicamente la ausencia de los
cónyuges.
Estas tendencias en la estructura y jefatura femenina de los hogares fronterizos en la
última década apuntan hacia la intersección de complejos procesos estructurales y
coyunturales. Por un lado, el proceso de envejecimiento de la población sigue en marcha,
así como la incorporación de las mujeres al sistema educativo y los mercados laborales.
Además, las manifestaciones demográficas de los procesos culturales ligados al valor por
la autonomía individual versus el altruismo conyugal y familiar siguen evidenciándose en
las estructuras familiares y el tipo de jefatura. Por otro lado, procesos coyunturales tales
como la crisis económica originada en Estados Unidos y las políticas anti-inmigrantes y de
seguridad de este país, así como los problemas de inseguridad en la frontera han
24
repercutido en el factor más importante de la dinámica demográfica en esta zona: la
migración; la cual ha alterado la composición de los hogares extensos, compuestos y
unipersonales. Las transformaciones futuras en la estructura de los hogares fronterizos en
gran medida dependerán no sólo de las transformaciones culturales y demográficas de largo
plazo, sino de los cambios en las variables migratorias y de las acciones gubernamentales
que se realicen para reintegrar a los deportados de Estados Unidos a sus lugares de origen.
Bibliografía:
Acosta Díaz, Félix (1995). “Participación femenina, estrategias familiares de vida y jefatura
femenina del hogar: los problemas de la jefatura declarada”, Estudios Demográficos
y Urbanos, Vol. 10, núm. 3, pp. 545-568.
Ariza Marina y Orlandina de Oliveira (2001). “Familias en transición y marcos
conceptuales en redefinición”. Papeles de población, núm. 28, pp. 9-39.
Bennet, Brian (2011). “Obama administration reports record number of deportations”.
LA
Times,
18
Octubre.
Disponible
en:
http://articles.latimes.com/2011/oct/18/news/la-pn-deportation-ice-20111018.
Calderón, Cuauhtémoc, Eliseo Díaz, Eduardo Mendoza y Leticia Hernández (2010). “El
desempleo en los Estados de la Frontera Norte de México”, Documento de
Coyuntura, El Colef. Disponible en: www.colef.mx
Cepal (2007). Desafíos. Boletín de la infancia y adolescencia sobre el avance de los
objetivos de desarrollo del Milenio, Número 4. Cepal, Unicef, Naciones Unidas.
Chant, Sylvia (1999). “Las unidades domésticas encabezadas por mujeres en México y
Costa Rica: perspectivas populares y globales sobre las madres sin pareja”, en
Mercedes González de la Rocha (Coord.), Divergencias del modelo tradicional:
Hogares de jefatura femenina en América Latina. México, CIESAS, Plaza y Valdés
editores.
Chávez Galindo, Ana María y Olga V. Serrano Sánchez (2003). “La Migración Reciente en
Hogares de la Región Centro de México”, Papeles de Población, núm. 036, pp. 79108.
CONAPO (2010). “Caleidoscopio de las remesas en México y en el mundo”. Disponible en
www.conapo.gob.mx/publicaciones/migracion_2011/completocaleidoscopio.pdf
Coubès, Marie-Laure (2000). “Demografía fronteriza: cambio en las perspectivas de
análisis de la población de la frontera México-Estados Unidos”. Revista Mexicana
de Sociología, vol. 62, núm. 2, pp. 109-123.
Echarri Cánovas, Carlos Javier (2009). “Estructura y composición de los hogares”, en C.
Rabell Romero (coord..), Tramas familiares en el México contemporáneo. Una
perspectiva sociodemográfica. UNAM, El Colegio de México. México, D.F.
pp.143-177.
García, Brígida (1998). “Dinámica familiar, pobreza y calidad de vida: una perspectiva
mexicana y latinoamericana”, en Beatriz Schmukler (Coord.), Familias y relaciones
de género en transformación, Population Council, Edamex, pp. 53-79
25
García, Brígida y Olga Rojas (2002). “Los hogares latinoamericanos durante la segunda
mitad del siglo XX. Una perspectiva sociodemográfica”. Estudios Demográficos y
Urbanos, Vol. 17, núm. 2, pp.261-288.
González de la Rocha, Mercedes (1986). Los recursos de la pobreza. Familias de bajos
ingresos de Guadalajara. El Colegio de Jalisco/CIESAS, Guadalajara.
González de la Rocha, Mercedes (1999). “Hogares de jefatura femenina en México:
patrones y formas de vida”, en Mercedes González de la Rocha (Coord.),
Divergencias del modelo tradicional: Hogares de jefatura femenina en América
Latina. México, CIESAS, Plaza y Valdés editores, pp. 125-155.
Gómez de León, José y Susan Parker (2000). “Bienestar y jefatura femenina en los hogares
mexicanos”. En María de la Paz López y Vannia Salles, Familia (Coords.), Género
y Pobreza, Porrúa, México, pp.11-45.
Instituto de Estadística, Geografía e Informática (2011). Resultados Preliminares del Censo
de Población y Vivienda 2010.
Jelin, Elizabeth (1991). “Everyday practices, family structures, social processes”, en
Elizabeth Jelin (Ed.), Family, Household and Gender Relations in Latin America.
Gran Bretaña, Unesco, pp.1-5.
Lesthaeghe, Ron (1995). "The Second Demographic Transition in Western Countries: An
Interpretation", en Karen Oppenheim y Jensen An-Magritt (Eds.), Gender and
Family Change in Industrialized Countries. Oxford: Clarendon Press, pp. 18-62.
López Ramírez, Adriana (2001). “El perfil socio demográfico de los hogares en México
1976-1997”. La Situación Demográfica de México. Consejo Nacional de Población.
México, D. F.
López Estrada, Silvia (2009). “Hogares, convivencia familiar y violencia en Tijuana”, en
Silvia López Estrada (Coord.) Diagnóstico sobre la realidad social, económica y
cultural de los entornos locales para el diseño de intervenciones en materia de
prevención y erradicación de la violencia en la región norte: el caso de Tijuana,
Baja California Norte. El Colegio de la Frontera Norte, Comisión Nacional para
Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, pp. 105-138.
Martínez Pizarro, J. (2008). “Los efectos de las remesas”, en América Latina y el Caribe,
migración internacional, derechos humanos y desarrollo. pp.185-256. CEPAL,
Santiago
de
Chile.
Disponible
en:
http://www.eclac.org/publicaciones/xml/9/34889/capitulo_III.pdf
Navarro Ornelas, Ana María (2008). “Calidad de vida en hogares con jefatura femenina de
Chihuahua y Tijuana, 2005”. Tesis Maestría en Demografía, El Colegio de la
Frontera Norte. Tijuana, B. C.
Navarro Ochoa, Angélica (2010). “¿Mujeres proveedoras y jefas de familia? … Nuevas
realidades rurales en localidades de la región zamorana”. Revista de Estudios de
Género. La ventana, vol. IV, núm. 31, pp. 139-171.
Ojeda, Norma y Eduardo González Fagoaga (2008). “Divorcio y separación conyugal en
México en los albores del siglo XXI”, Revista Mexicana de Sociología, Vol. 70,
Núm. 1, pp. 111-145.
Ojeda de la Peña, Norma (2011). ““Vivir juntos sin estar casados”: significados diversos
entre adolescentes fronterizas mexicanas y méxicoamericanas”, en N. Ojeda de la
26
Peña, y M. E. Zavala-Cosío (Coords.), Jóvenes fronterizos/Border youth:
expectativas de la vida familiar y de superación personal hacia la adultez. El
Colegio de la Frontera Norte, México, pp.239-263
Oliveira, Orlandina, Marcela Eternod y María de la Paz López (1999). “Familia y género en
el análisis sociodemográfico”, en Brígida García (Coord.), Mujer, Género y
Población en México. El Colegio de México, Sociedad Mexicana de Demografía,
pp.211-271.
Rendón, Teresa (2003). "Empleo, segregación y salarios por género", en La situación del
trabajo en México, UAM, IET y Plaza y Valdés, México.
Rendón Teresa (2004). “El mercado laboral y la división intrafamiliar del trabajo”, en
Marina Ariza y Orlandina de Oliveira (Coords.), Imágenes de la familia en el
cambio de siglo. IIS-UNAM, pp. 49-87.
Salles, Vania (1996). “Hogares de frontera”, Nueva Antropología, Vol. XV. Núm. 49,
pp.133-154.
Thornton, Arnold (2001). “The developmental paradigm, reading history sideways and
family change”, Demography, Vol. 38, No. 4, pp.449-465.
Vega Briones, Germán (2010). Work, Gender and Family Dynamics in the US-Mexican
Border: The Ciudad Juárez case. VDM Verlag Dr. Muller, 120pp.
Wong, Rebeca y Ruth E. Levine (1992). “Estructura del hogar como respuesta a los ajustes
económicos: evidencia del México urbano de los ochenta”, Estudios demográficos y
urbanos, v. 7, no. 2-3 (20-21), p. 493-509.
Ybáñez Zepeda, Elmyra, Eunice D Vargas Valle y Ana Luz Torres Martínez. (2005)
“Factores asociados a la co-residencia de los adultos mayores de 50 años por
condición rural-urbana”, Papeles de Población, Vol. 45, núm. 3, pp. 29-48.
27
Descargar