DOCUMENTO DE TRABAJO - ACTIVIDAD 4 Narrativa pedagógica y formación docente Hay muchos caminos válidos para enriquecer nuestra formación docente. Uno de ellos es el que considera que el pensamiento y la praxis pedagógica necesitan ser revitalizados a partir de nuevas maneras de responder(nos), preguntar(nos) e investigar acerca de lo que sucede en el aula, así como, nuevas modalidades alternativas de producción y validación de saberes. Entre estas nuevas formas, la narrativa pedagógica ha encontrado dispositivos metodológicos para convertirse en una alternativa legítima y valiosa de producir conocimiento sobre, para y desde la escuela. Por ello, las experiencias de documentación narrativa de las propias prácticas escolares se expanden, se recrean y se vuelven a ensayar por docentes de distintos ámbitos y contextos, a diferentes escalas y con alcances diversos. Es decir, la narración de las experiencias pedagógicas ha venido a ocupar un lugar y un tiempo insoslayables en los procesos de formación y autoformación, en el diálogo y la movilización pedagógica, en la indagación del mundo escolar entre docentes. Cada vez se asume con mayor convicción que esas historias y “cuentos” que contamos los docentes, auténticos relatos y documentos de enseñanza acerca de cómo hacer y pensar la educación, pueden contribuir a ensanchar los márgenes educativos de nuestro alumnado, a revisar el pensamiento y las ideas autorizadas, a movilizar preguntas y respuestas de investigación, y expectativas de transformación, aún cuando estén formulados en el lenguaje de la práctica y escritos para colegas. En palabras da Daniel Suárez (2010) podemos decir que la documentación narrativa es (…) una modalidad de indagación y acción pedagógica orientada a reconstruir, hacer público e interpretar los sentidos y significaciones que los docentes producen y comparten cuando escriben, leen, reflexionan y conversan entre sus colegas acerca de las experiencias vividas en el ámbito educativo. Esta estrategia de indagación-acción pedagógica pretende describir profundamente los mundos escolares, las prácticas educativas que en ellos se llevan a cabo, los sujetos que intervienen y las comprensiones que elaboran y recrean los educadores para dar cuenta de ellos. (…) Sus dispositivos de trabajo se focalizan en la elaboración individual y colectiva de relatos pedagógicos y textos interpretativos por parte de docentes e investigadores, y también estimulan la configuración de comunidades de opiniones en común. En estos espacios de trabajo colaborativo se orientan a desarrollar y poner a prueba nuevas formas de nombrar y considerar en términos pedagógicos “lo que sucede” en los espacios escolares y “lo que les sucede” a los actores educativos cuando los hacen y transitan. Adhiriendo a este planteamiento formativo, este curso-taller propone que cada miembro de esta comunidad de lectores escritores/lectores elabore un documento narrativo para compartir una experiencia pedagógica (en este caso, hemos elegido la experiencia señalada en la Actividad 4) con la ayuda de un grupo (véase las indicaciones que al respecto hay en las páginas siguientes. Llamaremos a este texto Documento Narrativo Pedagógico (DNP). Nuestro especial caso de ser una comunidad virtual nos hace pensar en la posibilidad de escribir este DNP teniendo la ayuda de un grupo de referencia en nuestra vida cotidiana (docentes, estudiantes, etc.). Luego los compartiremos en nuestra tertulia-foro, como viendo siendo habitual. ¿Qué es un documento narrativo pedagógico)? Un documento narrativo de experiencia pedagógica se caracteriza por el hecho de que los actores (es decir, los docentes) utilizan la palabra escrita para contar su experiencia autorizada en la práctica. Los textos escritos, aunque llevan la firma de un autor, son producidos mediante un trabajo de intercambio, conversación y aportes colectivos. Este camino está señalado con preguntas y orientaciones específicas que amparan y permiten abrir el juego de pensar, escribir, reflexionar y reescribir relatos de experiencias pedagógicas para luego editarlos, publicarlos y hacerlos circular como documentos pedagógicos narrativos entre los docentes. La escritura, así como las reflexiones que este espacio y tiempo de producción y formación suponen, comprende tanto momentos de trabajo colectivo como individual. La combinación de ambos procesos propicia el desarrollo de competencias comunicativas en los profesionales de la educación. ¿Cómo comenzar a escribir un documento narrativo de experiencia pedagógica? El boceto (un esquema) de escritura marca el comienzo del texto: como sabemos, el proceso de composición de un texto se conforma de tres momentos fundamentales: la planificación, la puesta en texto o textualización y la revisión. Aunque estos momentos dan ideas de secuencialidad (primero se planifica, después se escribe y, por último, se revisa y se corrige), el proceso es recursivo. Vale decir, se puede ir del texto a la planificación y hacer ajustes que modifiquen lo que se había esquematizado en un principio las veces que se considere necesario. Esta es una tarea permanente recomendada para el escritor del texto. En el grupo habrá quienes estén entrenados con la escritura de manera diferente. Algunas indicaciones les serán más útiles y necesarias que otras. El grupo sabrá dosificarlas. Esta tarea podrá desarrollarse individual o colectivamente. De todas maneras, si alguno de ustedes prefiere realizar este trabajo de una manera más solitaria, por las causas que fueran, les resultará interesante compartir la escritura y las dudas con otros docentes compañeros, aunque ellos no sean los responsables directos de la escritura. La compañía al escribir les dará más confianza. A través de las conversaciones y la lectura de los/as otros/as, sentirán mayor seguridad para seguir escribiendo, para descubrir qué quieren escribir y también para revisar lo escrito. Existen distintas maneras de ponerse a escribir. No existe una única forma de producir un texto escrito. Por lo general, cada escritor emplea distintas estrategias, aquellas que les resultan más útiles. Hay escritores que prefieren textualizar todo de una vez (para que no “se le escape” ninguna idea) y después revisar y corregir; hay otros que prefieren evaluar y corregir cada párrafo que van escribiendo; y, por último, están los que dejan “descansar” el texto antes de dar la última revisada, porque consideran que esa revisión distanciada les permitirá llegar a versiones más satisfactorias. Ciertas estrategias resultarán útiles para reconstruir, a partir de la escritura, las imágenes mentales; romper el hielo y que la pregunta ¿por dónde empezar? no los paralice. Es aconsejable resolver esta situación utilizando la estrategia que resulte más cómoda. Si al comenzar a escribir, aparecen las “famosas” trabas, es mejor buscar otra estrategia. Pero siempre es conveniente comenzar a escribir, aunque después tengan que desechar la primera escritura. Es fundamental superar la sensación angustiante e incierta de estar frente a una hoja en blanco. Otra vez: no es conveniente pensar qué escribir, sino escribir algo. Ya habrá tiempo para modificar y hasta para reírse de las “tonterías” que uno escribió la primera vez. Esta es la forma de trabajo del escritor. Nadie escribe de un tirón y sin volver atrás. Es importante recuperar los recuerdos y las imágenes de las experiencias pedagógicas a relatar. Analicemos algunos aportes al respecto (Suárez, 2005): Recordar, activando la memoria reciente, experiencias que podrían narrarse para compartirlas con compañeros y compañeras de nuestra comunidad de lectores y escritores (en relación con la Actividad 4), y elegir una o varias entre todas ellas. Anotar algunas palabras que permitan identificar las experiencias elegidas y diferenciarlas entre sí. Pensar y escribir un título que represente a cada una de ellas. Solicitar a otros colegas (participantes o no de la experiencia) que planteen preguntas acerca del título elegido. ¿Cómo avanzar Aspectos generales en relación al cómo escribir? Tengamos en cuenta que: Los buenos relatos son claros, entretenidos, fáciles de leer, memorables y no demasiado extensos. Un título interesante “arrastra” a la historia. Los relatos reúnen un principio, un medio y un fin entrelazados de manera coherente: la estructura canónica de un cuento. También se componen de elementos estilísticos que decida reponer el docente narrador. Una vez escrito el primer relato, es importante volver a leer las recomendaciones que se desarrollan en cada una de las preguntas de este recorrido. Es posible que en esta segunda lectura se encuentren otros sentidos en lo que se ha escrito y que algún detalle importante esté ausente y es el momento de considerarlo. Seguramente todos hemos participado en propuestas de escritura sobre la propia práctica profesional o tenemos conocimiento de alguna línea de trabajo similar, por ello es interesante considerar estas cuestiones, consultar la información disponible, analizarla en función de su pertinencia y enriquecer la propuesta actual. Recordemos que la cultura escolar impregnó en los docentes un estilo de escritura. En general, cuando escriben, lo hacen para cumplir una exigencia institucional, y suponen que las palabras que se tienen que usar deben ser aquellas que el potencial lector quiere escuchar. Es importante diferenciarse de estas tradiciones, ser fieles a la experiencia y a sus palabras y no reducir la vida escolar a la descripción de proyectos estereotipados. El secreto es contar qué pasó y qué nos (les) pasó y dejar que la escritura torne transparente a la experiencia y no “vestirla” de frases hechas. Bibliografía relacionada con la narrativa pedagógica Anderson, G. (2001). 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