URGENCIAS GINECOLOGICAS Dra. María Cristina Ugalde Rodríguez Médico Adscrito al servicio de Anestesiología, Hospital Juárez de México Vicepresidente de La Sociedad Mexicana de Anestesiología en Ginecología y Obstetricia, A.C. Las urgencias ginecológicas en su mayoría se presentan como abdomen agudo, cuyas causas pueden ser muy variadas por lo que el diagnóstico muchas veces puede no ser ginecológico, ya que el abdomen agudo se basa tradicionalmente en signos y síntomas de peritonitis que pueden no ser resueltos quirúrgicamente, la presentación clínica del dolor abdominal refleja la estimulación de los receptores del dolor en el peritoneo, ya sea por escape de material purulento al interior de la cavidad abdominal, hemorragia intraperitoneal, necrosis de una estructura abdominal o diversos grados de inflamación así como secreciones gástricas, biliares y pancreáticas vertidas a cavidad peritoneal. Los síntomas más comunes suelen ser dolor, resistencia muscular abdominal, signo de Von Blumberg, sensibilidad dolorosa al movilizar el cuello uterino. Las causas ginecológicas mas frecuentes suelen ser a) Ruptura de embarazo ectópico. b) Salpingitis. c) Ruptura de quiste ovárico hemorrágico. d) Ruptura de quiste ovárico no hemorrágico. e) Quiste torcido de ovario. f) Leiomioma degenerativo. g) Enfermedad pélvica inflamatoria grado IV Embarazo Ectópico. Esta entidad puede presentarse como una urgencia absoluta con peligro de muerte materna inminente y el riesgo de secuelas importantes en la madre, ya que generalmente el producto no es viable. El diagnóstico se basa en a) Amenorrea seguida por hemorragia vaginal irregular b) Hipersensibilidad o masa anexa. c) Evidencia ultrasónica de masa anexial o ninguna gestación intrauterina. d) Fracción beta de la gonadotropina coriónica humana. La localización más común en un 99% corresponde a los embarazos uterinos que se producen en las trompas, solo un 0.1% de localización cervical, 0.5% para embarazo ovárico, 0.6% embarazo intramural, más del 75% de estos diagnosticados antes de la 12ª semana de gestación, la edad promedio de presentación es entre 20 y 21 años de edad que representa el 40% de los casos, estos embarazos son mas frecuentes en mujeres infértiles, con historia de embarazos ectópicos previos y enfermedad inflamatoria pélvica, el riesgo aumenta si las mujeres se han sometido a tratamiento por salpingitis o bien si han sido sometidas a tuboplastías. Localizaciones del embarazo ectópico Embarazo abdominal Las causas primarias incluyen trastornos que impiden o dificultan el paso de un ovulo fecundado a través de la trompa uterina, siendo un aspecto importante la falta de resistencia del endosalpinx a la invasión por el trofoblasto, realizándose la implantación debajo del endosalpinx, en el músculo y tejido conectivo junto a la serosa tubaria, invadiendo los vasos sanguíneos y ocasionando hemorragia local, o hematoma que aumenta al progresar el embarazo y que predispone fuertemente a la ruptura. Esta ruptura puede ser intracapsular o extracapsular (a través de la pared tubaria). En la ruptura intracapsular el embrión, el líquido y la sangre son expulsadas desde el orificio fimbriado de la trompa después de la ruptura de las membranas amniótica y coriónica, con lo que el embrión no tiene oportunidad de sobrevivir, a menos que exista una implantación secundaria de la placenta, o implantándose el óvulo de nuevo en otro sitio, caso en el que los efectos pueden ser graves por invasión hacia los órganos vitales como en el embarazo abdominal cuya frecuencia es de 1 por 15000 embarazos con una taza de mortalidad fetal alrededor del 90% pudiendo romperse hacia la cavidad peritoneal, espacio retroperitoneal o hacia órganos vitales. Se han descrito seis embarazos abdominales primarios en el bazo y 4 en el hígado. Krishna y Paul1 relatan el caso de un embarazo abdominal no diagnosticado que se programó para cesárea a las 38 semanas de gestación por persistencia de posición oblicua, la paciente se intervino quirúrgicamente descubriendo en ese momento que se trataba de un embarazo abdominal, una vez obtenido el producto se presentó una hemorragia torrencial, habiendo una porción de la placenta no resecable que involucraba mesenterio, se administraron gran cantidad de productos sanguíneos en el periodo transanestésico, pasando posteriormente la paciente a la unidad de de cuidados intensivos (UCI), donde continuó sangrando por lo que fue llevada a la sala de operación en forma inmediata, se reinterviene empaquetando el abdomen con 16 compresas abdominales, y nuevamente es llevada a la UCI, donde continua el sangrado posiblemente por la dilución o una coagulación intravascular diseminada (CID), que no fue documentada, se decide emplear compresión externa en miembros pélvicos y abdominal por medio de traje antishock, inflados a una presión de 35 mmHg por un lapso de 36 horas ( solo el abdominal), la paciente recibió en total 36 unidades de células rojas, 20 unidades de plasma fresco congelado, 7 unidades de plaquetas y 10 unidades de crioprecipitados, afortunadamente en este caso el producto y la madre fueron dados de alta satisfactoriamente. Los autores hacen hincapié en la utilidad de los trajes antishock para este tipo de situaciones y refieren como manejo quirúrgico el gran riesgo que representa el tratar de desprender en su totalidad la placenta. Casi 1 de cada 1000 embarazos ectópicos ocasiona muerte de la madre y la hemorragia es la causa principal, en estas pacientes se requiere cirugía inmediata con el objetivo de controlar la hemorragia, si el embarazo está avanzado, no se extraerá la placenta adherente y se dejará in situ, pudiendo administrarse metotrexato por vía sistémica para favorecer la involución placentaria. SALPINGITIS La salpingitis que condiciona peritonitis aguda se convierte en una urgencia ginecológica, existiendo dolor en la parte baja del abdomen y la pelvis, exudado vaginal, hipersensibilidad abdominal, además de temperatura de 380C, cuenta leucocitaria superior a 10 000 y masa inflamatoria. Esta afección es generalmente relacionada con la infección por N. gonorrhoeae . La salpingitis debe diferenciarse de apendicitis aguda, embarazo ectópico, ruptura de quistes del cuerpo lúteo con hemorragia, diverticulitis, aborto séptico infectado, endometriosis, enteritis regional y colitis ulcerativa entre otras. Las complicaciones de salpingitis incluyen peritonitis pélvica o generalizada, celulitis pélvica, tromboflebitis, formación de abscesos, adherencias, obstrucción intestinal, e incluso choque séptico, en cuyo caso el tratamiento debe ser médico y quirúrgico con drenaje y o lavado peritoneal y en ocasiones histerectomía. RUPTURA DE QUISTE OVARICO Es una complicación poco frecuente y su cuadro clínico depende del tipo de tumor y contenido, los tumores uniloculares derraman su contenido en la cavidad peritoneal, produciendo sintomatología diversa, es decir la ruptura de un cistoadenoma seroso o mucinoso tendrá menor sintomatología que un quiste dermoide o un endometrioma dado que su contenido es más irritante, el cuadro se acompaña de dolor, nauseas, vómito, pudiendo llegar al choque, que dependerá del tamaño del tumor. Cuando se rompe un quiste puede originar hemorragia intraperitoneal de diversa intensidad, según el calibre del vaso desgarrado, esto acentúa el dolor y puede poner en riesgo la vida, en ocasiones se agregan infecciones que se acentúa por el tiempo transcurrido del evento. Torsión La torsión del pedículo es una de las complicaciones más frecuentes en los tumores de mediano y gran tamaño y es más frecuente en las primeras semanas de gestación, en el puerperio y en los tumores benignos, particularmente en el quiste dermoide, la torsión origina trastornos circulatorios que pueden conducir a estasis e incluso necrosis del tumor. Esta complicación puede resolverse espontáneamente, el síntoma cardinal es el dolor intenso que puede ir acompañado de nausea, vómito, taquicardia y resistencia muscular, presentándose leucocitosis moderada. En casi todas estas patologías, podemos encontrar cierto grado de choque hemorrágico y séptico como es el caso del absceso pélvico. Definiendo choque como una falla circulatoria aguda con disminución del flujo sanguíneo a órganos vitales por disminución o mala distribución del gasto cardiaco con pobre aporte de oxigeno e inadecuado aporte metabólico en el lecho vascular capilar, mediado por substancias como ácido araquidónico, radicales superóxido, endorfinas, renina, histamina, serotonina etc. Esto se manifiesta como hipotensión arterial, oliguria o anuria, polipnea y desordenes neurológicos, pudiendo llegar al estado de coma. La caída súbita del gasto cardiaco, activa una serie de mecanismos compensadores mediados por los barorreceptores aórticos, senos carotídeos y las aurículas, jugando un papel importante las catecolaminas y la activación del eje renina angiotensina aldosterona, esto produce una vasoconstricción intensa arteriolar, favoreciendo la redistribución del gasto cardiaco hacia órganos vitales sacrificando otros como piel, músculo e intestino. Si el choque se prolonga la isquemia tisular lleva a anoxia celular y al uso del metabolismo anaeróbico resultando en acumulación de ácido láctico con una pobre producción de ATP. Esta anoxia tisular permite la liberación celular de enzimas lisosomales, radicales superóxido y sustancias que promueven vasodilatación, daño endotelial, aumento de la permeabilidad vascular, depresión del miocardio, y translocación intestinal de bacterias. La terapéutica debe ser agresiva con el fin de restaurar y mantener la perfusión tisular asegurando un adecuado contenido arterial de oxígeno que permita una saturación no menor al 95% así como un adecuado gasto cardiaco para lo cual se usará sangre, expansores del plasma o cristaloides y de ser necesario inotrópicos, que deben ser precedidos por una adecuada precarga del ventrículo izquierdo. Para valorar la correcta reanimación cardiovascular y la reinstalación de una perfusión tisular efectiva se debe monitorear constantemente la función de los órganos blanco, la saturación de oxígeno, las concentraciones de lactato arterial y el aporte y consumo de oxígeno. En el caso del choque séptico que es un proceso distributivo encontramos resistencias vasculares sistémicas bajas con una distribución periférica desigual del gasto cardiaco siendo normal o elevado todo esto como respuesta sistémica a la infección que se manifiesta por taquicardia, fiebre o hipotermia, taquipnea y evidencia de disfunción orgánica, la mortalidad oscila entre 40 y 70% todo ello causado por endotoxinas bacterianas que producen daño endotelial por medio de liberación de mediadores celulares endógenos como interleucina 1, factor de necrosis tumoral, etc, que producen afección directa sobre la microcirculación sistémica y pulmonar, lo que lleva a una desigualdad en la distribución del flujo sanguíneo a los diferentes órganos con resistencias periféricas disminuidas alterando la distribución y el consumo de oxígeno. Esto se debe a tres componentes 1) Apertura de los canales de potasio adenosintrofostato (KATP). 2) deficiencia aguda de arginina vasopresina y 3) masiva liberación de oxido nítrico2. En presencia de acidosis intracelular, la acumulación de lactato y depleción de ATP, permiten la apertura de los canales de KATP, permitiendo la salida de potasio, lo que resulta en una hiperpolarización de la membrana y cierre de los canales de calcio, generando una vasodilatación refractaria a la norepinefrina. Se sabe ahora que la arginina vasopresina (AVP) produce efectos antidiuréticos sobre receptores V2 en el túbulo renal distal y colector como respuesta a la elevación de la osmolaridad sérica, la hipotensión severa induce una respuesta barorreceptora que libera grandes cantidades de AVP de la hipófisis posterior, produciendo vasoconstricción elevando así la TA, sin embargo paradójicamente, en pacientes con shock séptico encontramos niveles bajos de AVP, por tanto parece que la AVP bloquea los canales de KATP, restaurando la polaridad de la membrana y la respuesta vascular a las catecolaminas. Por su parte, el óxido nítrico (ON) que se produce como respuesta a la acción de las citoquinas de macrófagos en sepsis, induce vasodilatación sistémica refractaria a la norepinefrina, con inhibición de la respuesta beta adrenérgica lo que produce depresión miocárdica. El manejo anestésico de estas pacientes, requiere de una valoración integral, y debemos tomar en cuenta el grado y tipo de shock que presentan. Se recomienda el empleo de anestesia general con el objetivo de asegurar vía aérea, dar oxígeno suplementario, evitar en la medida de lo posible la disminución de las resistencias vasculares periféricas, administración suficiente de líquidos intravenosos, monitoreo invasivo en la mayoría de los casos, y elección de los fármacos con menores repercusiones cardiovasculares y de acuerdo a la condición del paciente. Se ha reportado3 que el shock disminuye el volumen del compartimiento central así como la eliminación de fármacos como el fentanil y remifentanil, resultando un incremento en la concentración, cerca de un 20%. En el caso del propofol, el shock disminuye el aclaramiento intercompartamental, con un aumento en la potencia del fármaco, por ello se ha recomendado el empleo del 10 al 20% de la dosis de propofol que emplearía un sujeto sano, en aquellos pacientes en estado de shock, pero podría usarse cerca de la mitad de la dosis en aquellos pacientes después de haber recibido una resucitación hídrica vigorosa. El etomidato parece ser la excepción ya que no requiere cambios en la dosis calculada, e incluso pudiera ser combinado con el 50% de la dosis típica del fentanil ya que la interacción entre opioides e hipnóticos puede ser más profunda en presencia de shock hemorrágico que en pacientes sanos. Por tal motivo el propofol no es de primera elección para la inducción de la anestesia en pacientes con estado de shock, en contraste con el etomidato que permanece sin cambios y puede ser el de elección para la inducción anestésica. Otros autores4,5,6 realizan estudios en cerdos sometidos a shock isobárico, encontrando concentraciones plasmáticas significativamente mayores del fármaco por unidad de volumen, cuando se administró fentanil, remifentanil o propofol en estos cerdos comparativamente con aquellos sin estado de shock. Para mantener el flujo urinario, tensión arterial e índice cardiaco, algunos autores7 compararon la norepinefrina contra vasopresina en infusión encontrando un incremento significativo con el uso de vasopresina, de igual forma la depuración de creatinina se incrementó en un 70% en el grupo de vasopresina, concluyendo los autores que la utilización por corto tiempo de vasopresina es útil en pacientes con shock séptico severo. Se han empleado con éxito las benzodiacepinas para la inducción anestésica en estas pacientes como son el diacepam, flunitracepam y midazolam, con poca repercusión hemodinámica y efectos sedativos prolongados lo que es de utilidad en el período postanestésico en la unidad de cuidados intensivos. Así mismo se sabe que es necesario la resucitación hídrica previa a la administración de drogas vasoactivas, por lo que el uso de la ketamina se encuentra restringido dado su mecanismo de acción al liberar catecolaminas endógenas o inhibir su recaptura. El monitoreo invasivo debe estar presente para valorar en todo momento el empleo de soluciones intravenosas sobre la función cardiaca, renal y pulmonar, tomando en cuenta además las alteraciones de la coagulación por dilución o empleo de altas dosis de coloides, y considerando la osmolaridad de cada uno de ellos para el efecto distributivo en el organismo, procurando siempre la protección cerebral, renal y pulmonar. 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