Tema 9 La revolución industrial El retraso de la industrialización: energía e industria Se produjo en España durante el S.XIX, fue un proceso lento y localizado en Cataluña, Asturias y País Vasco. Hasta final de siglo la industria artesanal fue importante. Las fuentes de energía y la minería El carbón fue la fuente básica pero la escasez de recursos energéticos y el alto precio del carbón fueron un factor decisivo. La irregularidad y la delgadez de las capaz carboníferas dificulto la mecanización de su extracción. Por el contrario España disponía de grandes recursos mineros (hierro, cobre, plomo, mercurio y cinc), pero su explotación permaneció estancada hasta finales de siglo por falta de capital, de demanda y de conocimientos técnicos. La ley de bases sobre minas de 1868 concedía mayor seguridad a los concesionarios de explotación de minas, el interés del capital extranjero y la demanda internacional convirtió en el último cuarto de siglo a este sector en el más dinámico de la economía. La explotación del hierro fue reducida por el escaso desarrollo de la industria siderúrgica. Sus efectos sobre la economía española fueron importantes. Los beneficios se reinvirtieron en la industria y en la banca. El plomo, el cobre, y el mercurio se explotaron con tecnología y capital extranjeras. También se exportó. El mineral exportado se transformo fuera en bienes de equipo y se reexportaron a España. La industria textil A mediados del S.XIX, Cataluña era la principal región industrial de España. A partir de 1830 se produjo el primer impulso de arranque de la industria algodonera. Se distinguen dos etapas en el proceso industrializador en los textiles catalanes. Un primer proceso de gran expansión (en torno a Barcelona, mano de obra de mujeres y niños). En la nueva fase (crecimiento fue menor, la demanda se sostuvo). Con la independencia de Cuba y Puerto Rico la producción se estancó hasta las primeras décadas del S.XX. El desarrollo algodonero catalán atrajo a otras industrias textiles. La industria lanera de Castilla y la sedera valenciana y murciana perdieron su importancia ya que en Barcelona, Sabadell y Tarrasa las concentraron. La industria siderúrgica La evolución de la siderúrgica española pone en manifiesto las insuficiencias energéticas y las dificultadas para la innovación tecnológica. En España los tres focos siderúrgicos del S.XIX revelan la crisis del carbón vegetal, su sustitución por la hulla asturiana demasiado cargada de impuestos y el definitivo triunfo del coque británico. Las causas del atraso eran la escasez de coque y su mala calidad y la reducida demanda de hierro. El primer intento de instalar una moderna siderurgia en España surgió en Málaga. Asturias cuenta con las cuencas carboníferas de Mieres y Langreo. Esto provoco un desplazamiento geográfico de la siderurgia española hacia el norte que se complementaria con el desarrollo de la siderurgia vasca. Se consolido en Vizcaya una industria siderúrgica moderna. En 1902 se fusionaron las 3 grandes compañías (altos hornos y fábricas de hierro y acero, La Vizcaya y la Iberia). Otros sectores no líderes de la industria El desarrollo de la siderurgia daría lugar al nacimiento de una industria metalúrgica y mecánica. El País Vasco se convirtió en el centro principal con la fabricación del material ferroviario y de buques. Dos nuevas industrias tendrán también cierta importancia: la química y la eléctrica. Por último llegaron las industrias alimentarias. Transportes y comercio Los transportes, un freno a la industrialización española En el S.XIX el problema del transporte fue uno de los obstáculos para la modernización económica. Se emprendió la construcción de carreteras. El transporte fluvial era casi inexistente dada la naturaleza de los ríos. El único que experimento un gran proceso fue el transporte marítimo, gracias a los puertos y a la máquina de vapor. La autentica revolución fue el ferrocarril que era la única alternativa para el transporte y la formación de un mercado interior. Esta se retraso 30 años respecto a los demás países. La concesión de las líneas ferroviarias dejaba su construcción a la iniciativa privada. Además se cometió un error técnico que llega hasta la actualidad y fue la diferencia del ancho de las vías. El impulso vino con la ley general de ferrocarriles, aprobada por los progresistas. Esta ley facilitaba la creación de sociedades anónimas, garantizaba una rentabilidad mínima del 6% y la libre importación del material para el ferrocarril. Tres grandes compañías ferroviarias: Madrid, Zaragoza y Alicante (M.Z.A). El impacto del ferrocarril fue la escasa demanda de productos siderúrgicos y de las industrias mecánicas. En cambio tuvo una gran importancia en la demanda del carbón y de empleo. Comercio A comienzos del S.XIX, el mercado interior estaba constituido por una serie de mercados regionales. La construcción del ferrocarril introdujo un cambio notable en el comercio interior abaratando el precio de las mercancías. También otras mejoras en las comunicaciones. Pero el sector más dinámico de la economía española fue el comercio exterior, a partir de la 2º mitad del S.XIX. Este centra ahora su actividad en los países de la Europa occidental (Gran Bretaña y Francia). A comienzos del S.XX nuestro país mantenía una estructura comercial típica de un país semi desarrollado. En cuanto a la política comercial de los gobiernos españoles, influyo mucho en las relaciones comerciales. La banca y el papel del estado en la economía Banca y dinero Se crea un marco legal para modernizar la economía española. El sistema financiero quedo reordenado a partir de la ley de sociedades anónimas de crédito. Por su parte la ley de Bancos de emisión contribuyó a una nueva organización del sistema bancario. También se modernizó el sistema monetario tras la reforma de 1868 por la que se estableció unidad monetaria, la peseta. Hacienda y deuda pública Uno de los problemas importantes de la economía española, durante el S.XIX, fue el constante desequilibrio entre los ingresos y los gastos del estado. El nuevo sistema tributario se basaba en 2 tipos de impuestos: directos e indirectos. Política comercial: proteccionismo y librecambismo Los aranceles que se aplican a las mercancías que entran en un país se emplean como instrumento para recaudar impuestos o para proteger la economía del país de la competencia de la importación. Durante el S.XIX los gobiernos españoles, los comerciantes, los agricultores, los industriales y la opinión pública se debatieron entre la alternativa de una política proteccionista (aranceles elevados) y un librecambismo (aranceles bajos). Los proteccionistas adujeron que la protección era imprescindible para el desarrollo de la industria nacional frente a la competencia extranjera. Los librecambistas tuvieron eco en las masas urbanas para las que librecambismo significaba pan barato. Para el estado, siempre con apuros presupuestarios, lo deseable era un arancel bajo que aumentase el comercio exterior y los ingresos. En conclusión: España se atrasa porque pierde el mercado americano y tarda en crear uno propio debido a la guerra carlista. Las leyes de Minas, ferrocarriles y sociedades anónimas de crédito son tardías. Los ferrocarriles están mal montados y no puede exportar a Europa. No hay iniciativa privada y todo depende del estado o del exterior. La deuda pública es alta y la política comercial es ambigua.