Científicos sostienen que meditar puede resultar más útil que místico

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DOMINGO 30 DE OCTUBRE DE 2005 // SOCIEDAD // CLARÍN // 39
POLEMICA EN EL CAMPO DE LA NEUROLOGIA
Científicos sostienen que meditar puede
resultar más útil que místico
Practicar la técnica de concentración ayudaría a disminuir el estrés y la ansiedad.
Eliana Galarza - [email protected]
Finalmente, parece que decir "ommm" y entregarse a la meditación puede resultar más útil que místico. Y más
aliviador que pintoresco. Según un estudio de la Universidad de Wisconsin y publicado en la revista Proceeding,
de la Academia Nacional de Ciencias de los EE.UU., meditar puede ser una de las herramientas más poderosas
para vencer al estrés. Buena para bajar un cambio y, de paso, mejorar la capacidad de concentración.
El estudio de Wisconsin, que no es reciente, volvió a primera plana en estos días porque el mismísimo Dalai
Lama se animó a citarlo y comentarlo en tono científico, algo que levantó polémica entre los neurólogos más
ortodoxos de EE.UU. Consultados por Clarín, expertos locales opinaron sobre la influencia de esta disciplina en
el plano médico.
"La meditación no es un fenómeno reservado para místicos", arranca Daniel López Rosetti, presidente de la
Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES). Según él, que además es cardiólogo, se trata de un
proceso con fundamento neurofisiológico. Para entender en dónde y cómo actúa, conviene repasar algo de
anatomía. En el hemisferio izquierdo del cerebro hay un predominio de las funciones lógico-matemáticas y
secuenciales; mientras que en el derecho se asientan las de orden más general; por ejemplo, el reconocimiento
de rostros, la ubicación espacial, la creatividad, la "espiritualidad".
"Meditar significa fijar la atención del hemisferio izquierdo en el llamado objeto focal. Ese acto de concentrarse
permite la liberación del funcionamiento del hemisferio derecho, donde se asienta el mundo emocional. Eso
es meditar", detalla López Rosetti. El objeto focal puede ser cualquier cosa que atraiga, en forma continua y
persistente, la atención del hemisferio izquierdo. Es decir, puede ser el "ommm..." de los yoguis, pero también
el concentrarse en el proceso de respiración (conocido como pranayama, también entre los yoguis) o en
mandalas (imágenes simétricas concéntricas), utilizados por monjes tibetanos. La cuestión es concentrarse y
para eso también sirve mirar sólo un punto o fijar la vista en la luz de una vela.
"Las investigaciones deben continuar, pero algunos estudios demuestran que puede ser beneficiosa contra la
ansiedad, depresión, estrés, hipertensión arterial y enfermedad cardíaca, aunque siempre utilizándola como
complemento del tratamiento médico", asegura Facundo Manes, director del Instituto de Neurología Cognitiva
(INECO). Queda claro que además de tratarse de un acto de concentración, no va a dar resultados apenas se
realice la primera meditación. Como en otros aspectos de la vida, la continuidad es importante. "La meditación
no puede ser separada del concepto de conciencia, en cuanto implica instrospección y reflexión sobre sí
mismo. Creo que su relación con el estrés es un aspecto primario porque las sensaciones que puede dejar la
reflexión sobre uno mismo son, o pueden ser, sumamente variables, y eso puede condicionar el posterior
estado espiritual, que puede o no conectactarse con el estrés", sostiene Roberto Sica, jefe de la División
Neurología del Hospital Ramos Mejía.
Para quienes viven por y para la meditación, como los profesionales de Fundación Indra Devi o Casa Luz,
meditar es más que eso: es un mundo de vibraciones.
El estudio que abrió el debate
El estudio más ambicioso sobre estrés y meditación estuvo a cargo de la Universidad de Wisconsin, en los
Estados Unidos. Los científicos de esa casa de estudios trabajaron en forma conjunta con el monasterio
Schechen Katmandú, de Nepal.
Lo primero que hicieron fue definir qué se entiende por meditación, sobre todo porque es una técnica que
engloba varias tradiciones culturales e incluye distintos métodos de concentración, de respiración, de
disposición física y, también, de visualizaciones (producto de focalizaciones en objetos), o su opuesto, es decir
la no focalización de objeto alguno.
Optaron por ver qué pasaba sin un objeto determinado. Así estudiaron a un grupo de monjes budistas y a otro
de control (sin experiencia en estas disciplinas). Los indujeron a generar un estado como de amabilidad
incondicional. En eso coincidieron con algunas escuelas budistas de India, China, Japón, Corea y el Sudeste
Asiático en general.
Por conocimiento previo se sabía que existe algo que se llama sincronía neural en los procesos mentales como
la atención, el aprendizaje y la memoria activa. Lo que observaron en Wisconsin, a través del estudio de
imágenes cerebrales, es que en el caso de los budistas esa sincronía estaba altamente ordenada. Quienes no
eran budistas registraron, además, una disminución de la frecuencia cardíaca, de la presión arterial y en sus
cerebros se pudo ver cómo los mecanismos antiestrés se ponían en marcha.
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