himno pascual - Diócesis Coria

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Orar en el mundo obrero
Comisión Permanente HOAC
Diocesis Coria-Cáceres
DOMINGO DE PASCUA CICLO A (24 abril 2011)
¡Feliz Pascua de Jesús Resucitado, que re-nueva y re-fuerza nuestra vida!
En Jesús celebremos la Pascua de la vida con tantas personas carentes de libertad,
justicia y comunión.
TESTIMONIO
Alberto Guerrero, un zaragozano que se siente “el último jesuita obrero” (José Luis Palacios, VN
17/3/2011)
Fueron tiempos convulsos. La Misión Obrera de los jesuitas y sus Vanguardias Juveniles habían
desplazado a las viejas casonas y a los clergyman. Él quería “convertirse en un obrero, aunque intuía
que no era ninguna ganga”, convencido de que “el cristianismo debe ser liberador y buena noticia para
los obreros”, tanto o más que el marxismo…
Llegó a ser detenido y despedido por incitar a la huelga. Participó en la fundación de CC.OO. en
Barcelona y llegó a pertenecer a la Ejecutiva de la Federación del Metal de Valencia. En sus tres años
como profesional sindical al más alto nivel, comprobó que “el mero análisis marxista, economicista, no
vale para vencer al capitalismo”.
“Incluso los líderes obreros, entregados a la causa generosamente, caen en la instrumentalización,
el autoritarismo, la violencia y la agresividad”, dirá de aquella experiencia, de la que sin embargo no
reniega: “Había que demostrar que se puede estar en los cargos sin corromperse y sin ningún afán de
poder”.
Al cumplirse su mandato sindical, Alberto se fue a Nicaragua para asistir a la “primera revolución en
la que participaban cristianos”. “El impacto fue tremendo”, rememora. “La miseria, los muertos, la
complicidad de los países ricos, la pobreza masiva y la implicación del Norte, incluidos los obreros y el
sindicato”. Tuvo que salir del país y acabó en México, donde encontró una “Compañía de Jesús con
claras opciones sociales, pluralista”.
Pudo recapitular y redimensionar su vida, al tiempo que afianzó su opción. “El Dios de Jesús me
seguía saliendo al encuentro y, como a los discípulos de Emaús, se me aparecía entre los
empobrecidos, entre los vulgares, los más desfavorecidos, para demostrarme, en la praxis, que la causa
igualitaria de Jesús seguía adelante y merecía la pena”. Allí, definitivamente, se haría sacerdote jesuita.
En concreto, tres días después del asesinato de sus compañeros en El Salvador.
Por el sindicato solo pasa ya los miércoles, para atender como un simple voluntario a las empleadas
de hogar; la mayoría son inmigrantes internas que viven, “en el año 2011, en cumplimiento con la
legalidad, como esclavas, trabajando 132 horas a la semana, cobrando 700 euros, de los que hay que
descontar la Seguridad Social, que ellas mismas se tienen que pagar, y, a veces, soportando insultos y
agresiones por miedo a ser despedidas”.
A nueve meses de jubilarse, le acaban de mandar del viejo al nuevo hospital La Fe de Valencia, y lo
ha aceptado, sabiendo que es la suerte que les toca a los trabajadores hoy en día, “ya sean médicos o
ingenieros”.
Acabará así su carrera laboral, pero no su empeño por “unir el movimiento obrero con el
internacional, con los emigrantes, con los explotados del Tercer y Cuarto Mundo” y, sobre todo, “por ser
feliz en una sociedad de iguales, donde nos podamos mirar a los ojos con confianza”.
Jesús resucitado y glorificado está en nosotros y por Él oramos al Padre. El encuentro
personal y comunitario con Jesucristo es lo único que puede explicar nuestra larga o corta
vida de militancia, al servicio de la justicia en el mundo obrero empobrecido.
convocado a la muerte,
HIMNO PASCUAL
glorificado en la resurrección.
¿Quién es este que viene,
Se durmió con los muertos,
recién atardecido,
y reina entre los vivos;
cubierto con su sangre
no le venció la fosa,
como varón que pisa los racimos?
porque el Señor sostuvo a su Elegido.
Éste es Cristo, el Señor,
Éste es Cristo, el Señor,
convocado a la muerte,
convocado a la muerte,
glorificado en la resurrección.
glorificado en la resurrección.
¿Quién es este que vuelve,
Anunciad a los pueblos
glorioso y malherido,
qué habéis visto y oído;
y, a precio de su muerte,
aclamad al que viene
compra la paz y libra a los cautivos?
como la paz, bajo un clamor de olivos. Amén
Éste es Cristo, el Señor,
PALABRA DE DIOS
Mateo 28,1-10
Pasado el sábado, al clarear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron
a ver el sepulcro. De pronto la tierra tembló violentamente, porque el ángel del Señor bajó del
cielo y se acercó, corrió la losa y se sentó encima. Tenía aspecto de relámpago y su vestido era
blanco como la nieve. Los centinelas temblaron de miedo y se quedaron como muertos.
El ángel habló a las mujeres: “Vosotras no temáis. Ya sé que buscáis a Jesús el crucificado;
no está aquí, ha resucitado, como tenía dicho. Venid a ver el sitio donde yacía, y después id
aprisa a decir a sus discípulos que ha resucitado de la muerte y que va delante de ellos a Galilea;
allí lo verán. Esto es todo”.
Con miedo, pero con mucha alegría, se marcharon a toda prisa del sepulcro y corrieron a
anunciárselo a los discípulos. De pronto Jesús les salió al encuentro y las saludó diciendo:
“¡Alegraos!”
Ellas se acercaron y se postraron, abrazándole los pies.
Jesús les dijo: “No tengáis miedo; id a avisar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán”.
PARA COMPRENDER EL TEXTO
La resurrección de Jesús aparece como un acontecimiento “sorprendente”, una verdadera revelación
a un grupo de mujeres, a los apóstoles, a Pablo… Cuando pensaban que Jesús y su causa habían
fracasado irremisiblemente, todo cambia porque Él se les hace presente. María Magdalena y la otra
María contemplan una verdadera teofanía o manifestación de Dios en toda su grandiosidad.
Buscáis a Jesús crucificado… ¡Cómo buscarle si había muerto y había sido, humanamente,
totalmente aniquilado! Pero en las mujeres latía la oculta esperanza de que la muerte no tiene la última
palabra, y menos en aquel Jesús que no había hecho más que regalar y potenciar la vida. La querencia
de amor no permite que la vida del amado sea ahogada, ni siquiera por la muerte.
El gran mensaje de Dios, el núcleo esencial del la buena noticia
(evangelio) de Dios a toda la humanidad, es que Jesús ha resucitado de la
muerte y, por tanto, existe resurrección para todas las personas. El mal en
todas sus formas y la muerte no tienen la última palabra, sino que ya han
sido radicalmente vencidos. Hay esperanza para toda la humanidad de todos
los tiempos.
Jesús Resucitado se hace presente –de modo aún más efectivo que en su
etapa histórica– en Galilea y en los discípulos. Jesús va delante de ellos a
Galilea; allí lo verán. Continúa con ellos la misión liberadora en la Galilea del
mundo anegada en tinieblas y sombras de muerte. No hay que quedar
anclados en la pasión/muerte de Jesús, hay que dejar ya –a los tres días– el
luto del duelo; urge retomar la misión humanizadora: id aprisa…
Pero se trata de algo más que recibir y aceptar el anuncio de Jesucristo
Resucitado: las mujeres viven la experiencia del encuentro personal con Él, que será ya para siempre
el centro de sus vidas.
¡Alegraos! Alegría de vida libre y liberadora, fuerte y creativa, humanizadora y socializadora, solidaria
y comunitaria. Alegría que no se desvanecerá nunca, incluso en los peores momentos y situaciones,
porque está dinamizada continuamente por el Espíritu de Jesús.
Ante Jesús Resucitado que viene al encuentro, solamente cabe la fe en expresión arrodillada de
adoración amorosa y enternecida: se postraron, abrazándole los pies. (Como la mujer que cubría de
besos los pies de Jesús y se los ungía con perfume, de Lc 7,36-50).
Las mujeres son las primeras testigos y anunciadoras de Jesús Resucitado; son las “superapóstoles”
de los “apóstoles”. Es un hecho no ocultado en la tradición cristiana primera: Mc 16, 1-11; Mt 28,1-10;
Lc 24,1-11; Jn 20, 11-18. Si en Pablo la identidad de “apóstol” se definía por ser testigo de Jesús
Resucitado, las primeras “apóstoles” fueron María Magdalena y otras mujeres. ¿Por qué, a lo largo de la
historia y todavía hoy, las mujeres tienen tan escaso reconocimiento en la vida y misión de la Iglesia?
Nuestra experiencia de fe, como encuentro personal y comunitario con Jesús Resucitado, es
la misma de María Magdalena y las demás mujeres. Creemos porque también a nosotros se
nos ha aparecido el Señor. Ahora, en la oración, pero también en la comunión fraterna y en
el servicio humanizador a los empobrecidos, es Jesús quien está con nosotros, nos
acompaña, habla y actúa en nosotros y por nosotros.
ACTUALIZACIÓN DE LA PALABRA
“La resurrección no es la reanimación de un cadáver…Tampoco es transmigración del alma ni
reencarnación. La resurrección es la total transformación de toda la persona, su realización plena, su
entrada en la VIDA… en la Vida de Dios, en el reino de Dios” (Fl. Ulibarri, Conocer, gustar y vivir la
Palabra, ciclo C, 151).
El Resucitado es el Crucificado. Jesús ya no está aquí, en el sepulcro del fracaso, la depresión, la
postración, la explotación, la discriminación y marginación…, la muerte. Jesús crucificado, muerto y
sepultado está presente en todas esas situaciones, pero reclamando, no la resignación, sino la
resurrección de ellas. Jesús ha resucitado, como había dicho y hecho, apostando por la vida en
confrontación con la muerte en todas sus formas. No puede prevalecer la muerte y lo que atenta contra
la vida y la dignidad de las personas.
La resurrección de una vida de justicia y dignidad para todas las víctimas de la historia es uno de los
argumentos que más reclaman la existencia de Dios y la resurrección de los muertos. ¡No es posible
que las víctimas de la historia humana mueran en el olvido total, sin recuperar su memoria viva! “Solo
Dios nos puede salvar” (M. Heiddeger).
Estamos llamados a seguir a Jesús y proseguir su causa. La resurrección de Jesús mantiene
vigente la causa que Jesús vivió y por la que dio su vida: la liberación y salvación de los esclavizados
por el mal y la muerte, de todos los hombres y mujeres, partiendo siempre de los empobrecidos.
Con Jesús hemos de abrir los sepulcros de la historia humana, del pasado y del presente,
avanzando hacia el futuro inédito de la humanidad en comunión. Son los sepulcros de los pueblos que
yacen oprimidos por las dictaduras políticas, culturales, sociales y económicas. Son los sepulcros del
mundo obrero cada vez más despojado de la dignidad de personas y trabajadores. La Iglesia evangeliza
liberando y humanizando, en Jesucristo y desde Él, a las personas deshumanizadas y empobrecidas y
a esta sociedad de producción y consumo, que no reconoce la centralidad de la persona humana y de
los empobrecidos.
Cuando alguien cree de verdad en Jesucristo crucificado/muerto y
resucitado, “comienza a entender a Dios de una manera nueva, como
un Padre apasionado por la vida de las personas… La resurrección de
Jesús nos descubre, antes que nada, que Dios es alguien que pone
vida donde los seres humanos ponemos muerte; alguien que genera
vida donde los seres humanos la destruimos.
La pasión por la vida… debe impulsarnos a hacernos presentes
allí donde “se produce muerte”, para luchar con todas las fuerzas
frente a cualquier ataque a la vida… Solo quien así vive se atreverá a
proclamar que vio y creyó, que ve y cree” (Fl. Ulibarri, cit., 160).
“Celebrar la Pascua (es) leer los signos que tenemos en la vida.
Es decir, acoger el testimonio de los pobres, la esperanza de los que
luchan por la justicia, el canto de los que aman la vida, la alegría de
los que se entregan, el gozo de los que perdonan, la fe de los que no
tienen miedo, la ternura de los que ofrecen misericordia, la utopía de los que trabajan por una sociedad
más justa… O sea, ponerse tras las huellas del Resucitado, reconocerlo en el que está al lado y…
dejarse encontrar por Él” (Id., 161).
Contemos y cantemos agradecidos tanta resurrección, tanta vida regalada y potenciada que
Jesús Resucitado continúa impulsando: las acciones de nuestro Proyecto Evangelizador y
Quehacer Apostólico Comunitario, la relación con nuestro Grupo de Acción, las aportaciones
del Fondo de Solidaridad Internacional, los servicios eclesiales de Caritas, Manos Unidas, y
de tantas ONG promotoras de los derechos humanos, la ecología, la paz, la solidaridad, los
misioneros en los países más pobres… Encomendemos al Señor la acción evangelizadora
de la HOAC General, las HOAC diocesanas, los equipos, cada uno de los militantes.
Pidamos por el Papa y por todos los Pastores de la Iglesia para que celebren y vivan la
Pascua feliz de la vida para los pobres y empobrecidos, que trajo y quiere Jesús.
“Hay ateos valientes que están dispuestos a sacrificarse por la revolución: están dispuestos a abrazar
la cruz pero sin Jesús. Entre los cristianos hay verdaderos ´ateos` de hecho que quieren a Jesús pero
sin la cruz. Pero sin Jesús, la cruz es insoportable y sin la cruz no puede pretenderse estar con Jesús”
(cardenal J. Zen Ze-Kiun, VN 2.606/08).
El Papa Benedicto XVI, a unos ocho mil peregrinos de la diócesis italiana de Terni:
«Quisiera recordar el grave problema de la seguridad en el trabajo. Sé que habéis debido afrontar
esta trágica realidad. Hay que cumplir todos los esfuerzos para que se detenga la cadena de muertes y
accidentes. Sin olvidar la precariedad del trabajo, en particular de los jóvenes. Motivo de angustia para
tantas familias. Vuestro obispo citó además la difícil situación de la industria química de vuestra ciudad y
los problemas en el sector siderúrgico. Estoy particularmente a vuestro lado y pongo en las manos de
Dios todas vuestras angustias y preocupaciones, anhelando que en la lógica de la gratuidad y
solidaridad, se puedan superar estos momentos, para que se asegure un trabajo seguro, digno y estable».
«Ello nos habla de la dignidad del trabajo, aún más de la dignidad específica del trabajo humano que
se inserta en el misterio mismo de la redención. Es importante comprenderlo en esta perspectiva
cristiana. Aunque a menudo se ve como instrumento de ganancias, y en varias partes del mundo,
incluso como medio de explotación, que ofende la dignidad de la persona» (SIC el 26 de marzo de 2011).
Curas a ritmo del „Espíritu de Dios‟ (Ana Teruel, El País 28/03/2011)
“Hace justo un año que tres eclesiásticos franceses decidieron apostar por la música para financiar
la construcción de una escuela en Madagascar. No se decantaron por los cantos gregorianos, ni por
ponerle ritmo a algunos mensajes bíblicos, sino por una libre reinterpretación de grandes temas de la
música popular francesa. La fórmula escogida fue la buena. El éxito de su álbum, Spiritus Dei (Espíritu
de Dios), fue tan inesperado como inmenso con más de 800.000 ejemplares vendidos, lo cual lo sitúa
como segundo disco más vendido en Francia en 2010. El trío anuncia ahora la salida de un nuevo
trabajo, Gloria, al mercado el próximo 25 de abril, y tiene ya una gira programada con una docena de
fechas fijadas.
… Los fondos recaudados por el álbum Spiritus Dei, unos 700.000 euros, han servido para financiar
la creación de una escuela en Madagascar, que acogerá a unos 17.000 alumnos –donde se encuentran
estos días los religiosos–, y para acometer los trabajos de restauración de una iglesia de Notre Dame
du Laus, en el sureste de Francia, una localidad que depende de la diócesis de Gap. El trío de
religiosos, que aspira a dirigirse tanto a creyentes como a no creyentes, actuó el año pasado en 17
salas francesas en lo que significó para ellos, según Di Falco, “momentos de comunión, de paz, de
alegría, de consuelo, de verdadera alegría”.
Guillermo Rovirosa
“La lección de la resurrección es el eje en que se han de centrar todas las fuerzas para la
implantación del Reino de Dios. Volver a una nueva vida auténtica y rotundamente cristiana, donde la
austeridad no se considere flor de los tiempos difíciles, sino encarnación del diario vivir, viendo en ella el
primer eslabón para llegar a alcanzar aquel Reino, luchando continuamente contra todas las tendencias
tanto internas (personal y organizativamente) como externas, que no conduzcan a aquel fin.
Desbordarse después en el sentido de la solidaridad consecuente con la visión del Cuerpo Místico;
solidaridad y unión con todos, anteponiendo sus necesidades –las de los demás- a las nuestras, y
ordenando la vida entera hacia este objetivo, para terminar con la incorporación del Mandamiento
nuevo:…; he aquí algo sin lo cual la lección de Cristo resucitado no tiene más que un sentido puramente
afectivo, pero sin trascendencia vital” (Boletín 191, OC V, 428-429).
CREEMOS EN CRISTO RESUCITADO
Puesto que Cristo ha resucitado
y no lo detendrán las conquistas logradas,
creemos en la vida,
ni los intereses de los vencedores.
¡para siempre!
Puesto que Cristo ha resucitado,
Puesto que Cristo ha resucitado
estamos en la revolución permanente
no creemos en la muerte,
y es preciso cambiar el mundo desde sus cimientos.
¡en ninguna muerte,
Puesto que Cristo ha resucitado,
para nadie que quiera vivir!
hay que construir una ciudad sin clases,
Puesto que Cristo ha resucitado,
donde el hombre no sea lobo para el hombre,
creemos que el hombre es un proceso ilimitado
sino compañero y hermano.
y que nada de cuanto podamos imaginar
Puesto que Cristo ha resucitado,
es demasiado grande para él.
hay un amor
Puesto que Cristo ha resucitado
y una casa
podemos empezar una vida de resucitados
¡para todos!
¡cuanto antes!
Puesto que Cristo ha resucitado
Puesto que Cristo ha resucitado,
creemos en una Tierra Nueva.
creemos en Él.
Y porque creemos y esperamos
Puesto que Cristo ha resucitado
no tenemos nada que conservar.
la fuerza del presente
Y afirmamos que el mejor modo de conseguirlo todo
es el futuro.
es perderlo todo
Puesto que Cristo ha resucitado
y por una sola cosa.
el mundo está en marcha
(P. Loidi, Gritos y plegarias, 345-346)
“… la escandalosa paradoja cristiana: la buena noticia es para los pobres, la resurrección es
para los crucificados” (Jon Sobrino)
SALMO 117
COMENTARIO (Shökel-Carniti)
-Dad gracias al Señor, porque es bueno,
Es una liturgia de acción de gracias. El orante
porque es eterna su misericordia.
recuerda una situación personal difícil, casi
Diga la casa de Israel: es eterna su misericordia.
desesperada, y cómo pidió auxilio al Señor, que
Diga la casa de Aarón: es eterna su misericordia.
le escuchó y libró prodigiosamente. Da gracias al
Digan los fieles del Señor: es eterna su misericordia.
Señor públicamente contando lo que Dios hizo
En el asedio clamé al Señor:
por él. La acción de gracias es coreada por la
me respondió dándome espacio.
asamblea.
El Señor está de mi parte:
Es el salmo pascual por excelencia.
no temo lo que pueda hacerme el hombre.
Jesús es la piedra que desechasteis vosotros
El Señor está de mi parte y me auxilia:
los constructores y que se ha convertido en
veré la derrota de mis enemigos.
piedra angular. La salvación no está en ningún
otro, es decir, que bajo el cielo no tenemos los
Mejor es refugiarse en el Señor
hombres otro diferente de él al que debamos
que confiar en el hombre,
invocar para salvarnos (Hechos 4,11-12).
mejor es refugiarse en el Señor
Los cuatro evangelios citan: ¡Bendito el que
que confiar en los nobles.
viene en nombre del Señor! como grito de la
Todos los pueblos me cercaban:
multitud que recibió con ramos a Jesús cuando
en el nombre del Señor me deshice de ellos.
llegó a Jerusalén.
Me cercaban y me acorralaban:
Nuestra pascua es la memoria de la muerte y
en el nombre del Señor me deshice de ellos.
resurrección de Jesucristo, y el salmo nos sugiere
Empujaban a empellones para derribarme,
aspectos de la misma:
pero el Señor fue mi auxilio.
el enjambre de enemigos que lo cercan;
El Señor es mi fuerza y mi brío: Él fue mi salvador.
Jesús está firme, no confiando en el
poder
humano,
sino invocando a su Padre;
Escuchar clamores de victoria en las tiendas de los vencedores:
Dios
quiso
probarlo con la tribulación
“La diestra del Señor hace proezas,
hasta
dejarlo
morir,
pero
no lo entregó al poder de
la diestra del Señor es sublime,
la
muerte,
sino
que
lo
resucitó;
la diestra del Señor hace proezas”.
glorificado, Jesús asciende para entrar
-No he de morir, viviré para contar las hazañas del Señor. en el santuario celeste (Hebreos 9).
Me escarmentó, me escarmentó el Señor,
Ahora el Mesías glorificado se ha convertido en la
pero no me entregó a la muerte.
clave del nuevo templo, que es su Iglesia. Él encabeza
nuestra liturgia de acción de gracias, en el cielo y en
¡Abridme las puertas del triunfo,
nuestra celebración eucarística. Con él y por él damos
y entraré para dar gracias al Señor!
gracias al Padre porque es bueno (cf Mt 19,17),
-Esta es la puerta del Señor:
porque es eterna su misericordia.
los vencedores entrarán por ella.
-Te doy gracias porque me respondiste
y fuiste mi salvación.
-La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho y nos parece un milagro.
Éste es el día en que actuó el Señor:
¡vamos a festejarlo y a celebrarlo!
¡Sálvanos, por favor, Señor,
por favor, danos éxito, Señor!
-¡Bendito en nombre del Señor el que viene”
Os bendecimos desde la casa del Señor.
El Señor es Dios, él nos ilumina.
-Tú eres mi Dos, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
-Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Sin duda que el Señor Jesús nos acompaña, nos cuida, nos defiende y protege, nos
sostiene… más de lo que podemos pensar. Sencillamente, porque nos ama. Solo requiere
de nosotros apertura, disponibilidad, confianza, fe. De nosotros, que hemos optado por Él y
su evangelio para los empobrecidos. Jesús está siempre con nosotros, con toda la Iglesia.
Así termina el evangelio de Matero: mirad, que yo estoy con vosotros cada día, hasta el fin
del mundo (Mt 28,20). Veamos en la oración nuestra experiencia personal del amor
providente de Dios por Jesucristo y el Espíritu.
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