Teoría versus Laboratorio y sus valores respectivos Resumen Se analiza si las clases de teoría requieren mayor esfuerzo que las de laboratorio para profesores y alumnos. Se discuten las razones que pretenden sustentar esta asimetría y se concluye que no es necesaria ni está justificada. Espero que estas reflexiones y los comentarios a que puedan dar lugar sean útiles para entender mejor nuestro trabajo. Introducción En los continuos debates sobre reparto de docencia, he oído afirmar que impartir una hora de teoría requiere más esfuerzo al profesor que una de laboratorio (se llega a sugerir que el doble aproximadamente) y por lo tanto la hora de teoría debe tener un peso mayor para el reparto de la actividad docente. Recientemente en el Libro Blanco y en la propuesta de Grado en Física se menciona una asimetría similar para el número de horas de trabajo adicional del alumno que requieren una hora de clase teoría y una de laboratorio (de nuevo en relación de dos a uno aproximadamente). Paradójicamente, se suele afirmar que la investigación experimental requiere más esfuerzo y tiene más valor que la teórica*. Sin embargo cuando pasamos al dominio docente predomina la opinión contraria. Investigadores teóricos y experimentales valoran mucho más impartir teoría que laboratorio, siendo muy raros los casos en los que se elige laboratorio como primera opción en el reparto de docencia. He impartido los dos tipos de clase de forma regular y no encuentro justificada la diferencia ni la necesidad de establecer su valor relativo. En lo que sigue expongo y discuto los argumentos que he visto propuestos para sustentar la supuesta falta de equivalencia. Para ello distingo entre el trabajo del profesor y del alumno. Trabajo del alumno a) Argumento: El objetivo de las clases de laboratorio se cumple con su misma realización. Por analogía, las prácticas de conducción de automóvil no requieren de ninguna actividad fuera de las mismas prácticas. Muy raramente el objetivo de un laboratorio en Física es adquirir una habilidad mecánica, muscular, o hacer instintiva una rutina. Incluso cuando se aprende a manejar un aparato los Físicos están interesados en aprender por qué y cómo funciona y a qué puede aplicarse. En los laboratorios de Física no se aprende por repetición de una misma tarea mecánica en un puesto de trabajo, sino por compresión y familiaridad con procesos más sofisticados de planificación y análisis. Un experimento en Física es algo complejo. Requiere planificación previa y análisis posterior que son tan importantes como la realización práctica y suelen requerir más esfuerzo que ella. * Esto es algo que me han dicho muchas veces puesto que yo me dedico a la teoría. b) Argumento: En el laboratorio los alumnos no ven conceptos nuevos, simplemente se ilustra lo que se imparte en las clases de teoría. No hay ninguna razón para que en las prácticas no se introduzcan conceptos nuevos. De hecho muchos de los laboratorios en los que he participado contradicen este argumento. Históricamente un laboratorio es un sitio excelente para la novedad en Física. Las prácticas pueden introducir conceptos nuevos sobre materias ya impartidas teóricamente y también presentar nuevos conceptos y fenómenos que serán desarrollados teóricamente en una asignatura posterior. Atendiendo a la cantidad y novedad de los conceptos involucrados, el esfuerzo de aprendizaje que requiere una hora de laboratorio puede ser al menos equivalente al que requiere una de teoría. Trabajo del profesor Muchos de los equívocos en este aspecto surgen de comparar teoría y laboratorio en estadios diferentes. Por ello procedo a compararlos ordenadamente, desde la preparación de las clases hasta las tutorías después de las clases. a) Preparación de clases por primera vez cuando no hay precedentes. En general y a igualdad de otras condiciones (nivel, familiaridad con la materia, tiempo, etc.) es más fácil preparar desde cero una asignatura teórica que un laboratorio. Para una asignatura teórica sólo se necesita bibliografía. Para una de laboratorio además de conseguir bibliografía hay que diseñar experiencias factibles, reunir el material apropiado (comprarlo o conseguirlo prestado), ensamblarlo y conseguir que funcione. b) Preparación de clases en años sucesivos. Respecto a los contenidos, tanto las clases teóricas como las prácticas se modifican y mejoran en años sucesivos sin que aprecie diferencias esenciales entre los procesos de actualización y mejora. Respecto a la preparación de las clases, las teóricas necesitan un esfuerzo mayor de preparación previa de la exposición en clase. Las primeras clases del curso suelen requerir una preparación más intensa y más anticipada. Hay profesores que pueden experimentar nerviosismo u otros malestares orgánicos ligados a las exposiciones en público, a veces ante auditorios relativamente grandes. Los laboratorios no suelen requerir la preparación de exposiciones. En cambio requieren un conocimiento detallado del funcionamiento de cada práctica para poder atender las dudas de los alumnos y los problemas de funcionamiento. Por ello en los primeros años los laboratorios también requieren preparación previa por parte del profesor y puede darse nerviosismo ante la posibilidad de no poder solventar los problemas que puedan surgir en el funcionamiento de las prácticas. Todos estos factores suelen decrecer en importancia a medida que el profesor acumula experiencia. En cualquier caso el esfuerzo extra que pueda requerir la preparación de las exposiciones teóricas está contrarrestado por un mayor trabajo posterior a la clase en el caso de los laboratorios, como se discute en el apartado d). c) Realización de las clases Se suele decir que los profesores de laboratorio pasan parte del tiempo de prácticas sentados atendiendo a otras tareas o paseando de forma ociosa mientras los alumnos trabajan, cuando en una clase teórica el profesor está hablando, atendiendo o exponiendo todo el tiempo. Es cierto que el trabajo del profesor en el laboratorio no se distribuye de modo uniforme durante toda la sesión de prácticas, pero no creo que el esfuerzo promedio sea inferior al de una clase teórica. Por ejemplo: -- Las horas de teoría duran 50 minutos. Aplicando la misma proporción a una sesión típica de laboratorio de tres horas el profesor debería disponer de 30 minutos por sesión para distraerse en el laboratorio o fuera de él. Además las sesiones de laboratorio se suelen prolongar más allá de las tres horas establecidas, cosa que no pasa con las teóricas. -- En el laboratorio es normal que haya momentos en los que se está atendiendo a varios alumnos (con turnos en cola de atención), reparando desperfectos, ajustando montajes y tratando que impresoras, ordenadores y otros dispositivos funcionen, todo ello a la vez. Esta intensidad de trabajo nunca se da en las clases teóricas y no es raro que se prolongue durante gran parte de la sesión. -- Un profesor puede mostrar tanto desinterés por su trabajo en una clase teórica como práctica, independientemente de la distinta naturaleza de las dos actividades. c) Después de las clases Debido a su naturaleza las clases de laboratorio suelen implicar una interacción mayor entre profesor y alumno que las de teoría, lo que se manifiesta en un mayor uso de las tutorías. Las clases de laboratorio suelen requerir una dedicación importante a la corrección de los informes de prácticas (un informe por cada sesión de tres horas y por cada pareja de alumnos, con unos 20 alumnos por sesión). La corrección puede ocupar aproximadamente un tiempo similar al de las propias clases (10 informes en tres horas). Muchos de los informes corregidos implican repetición y nueva corrección. Esta actividad se da en mucha menor medida en las clases teóricas, si es que llaga a darse. Además siempre hay sesiones extras de laboratorio para repeticiones, correcciones, recuperación de ausencias, etc. Comentarios finales Lo que distingue teoría y laboratorio es la forma en la que trabajan el profesor y el alumno, pero no el esfuerzo que requieren, ni su importancia, ni la cantidad ni el valor de lo que se aprende. Teoría y laboratorio son formas de trabajar distintas y por lo tanto no son fáciles de comparar. Tampoco se entiende la necesidad de la comparación. No parecen justificadas valoraciones universales basadas en argumentos cualitativos que evitan factores tan importantes como los contenidos de la asignatura, el nivel con que se impartan, el nivel que se exija a los alumnos y el interés que quieran dedicarle profesores y alumnos. La misma asignatura impartida por profesores distintos puede dar lugar a esfuerzos muy distintos de profesor y alumno. Creo que no es posible ni necesario entrar en esos detalles de medida. Para los alumnos, la entrada en funcionamiento del ECTS revela que las horas de clase que se han impartido en las últimas décadas son esencialmente las adecuadas, de acuerdo con los criterios más modernos. Para los profesores la presunta asimetría se puede corregir con una distribución homogénea de la actividad docente entre teoría y laboratorio. Alfredo Luis Aina Zaragoza Semana Santa 2009