Cristianos, judíos y musulmanes en el siglo VIII

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Cristianos, judíos y
musulmanes en el
siglo VIII
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Cristianos, judíos y musulmanes en el siglo VIII
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Cristianos, judíos y musulmanes en el siglo VIII
Cristianos, judíos y musulmanes en el
siglo VIII
El puente del tiempo - Saber más en el capítulo: 8.- El abad
Vaya por delante que no pretenden estas líneas describir detalladamente los pormenores de
la situación de las distintas creencias a comienzos del siglo VIII, simplemente buscan esbozar
de forma sucinta el escenario religioso de una época convulsa en la que la fe juega un papel
muy importante.
Desde el siglo VI, el estado visigodo era, formalmente, un estado cristiano que reconocía el
credo niceno como el verdadero1. Esta afirmación no esconde que, tras esta aparente
uniformidad, existían corrientes heréticas y pervivían cultos paganos. La situación en
Hispania no era muy distinta a la que se dio en los antiguos territorios del Imperio de los
césares durante la antigüedad tardía. Sin embargo, tenía algunas peculiaridades, veamos
algunos aspectos relevantes:

Los visigodos al llegar a la península ibérica eran arrianos. El arrianismo fue una
doctrina que arraigó con fuerza en el mediterráneo oriental en el siglo III y que
negaba la naturaleza divina de Cristo al afirmar que el Hijo había sido creado por
Dios. Los godos fueron convertidos a esta fe desde sus creencias paganas y la
mantuvieron en los siglos siguientes como una seña de identidad. Al asentarse en la
Península se produjeron situaciones de conflicto que no concluyeron hasta la
conversión de Recaredo al catolicismo en el año 589 d. C. Posiblemente, la unidad
en la fe fue considerada una necesidad para la construcción del estado visigodo y, a
partir de ese momento, la mutua dependencia entre la monarquía y la iglesia
hispana fue haciéndose cada vez más patente2.

En el siglo IV y V se produjo un importante movimiento en el seno de la iglesia
hispana: el priscilianismo. Su fundador, un hombre al parecer de origen noble,
predicaba una doctrina que hundía sus raíces en el gnosticismo y el maniqueísmo.
Abogaba por un ascetismo extremo y llegó a contar con numerosos seguidores
(sobre todo en el norte peninsular). Prisciliano fue condenado a instancias de
algunos obispos por parte del poder civil a la pena capital en Tréveris. En esta
situación, inédita en el mundo tardoromano hasta ese momento, algunos han
querido ver un antecedente de la inquisición. Sus restos fueron traídos de vuelta a
1
Rosa Sanz Serrano: Historia de los godos. Una epopeya histórica de Escandinavia a Toledo. La esfera de los libros,
2009, p. 570
2
711 Arqueología e historia entre dos mundos, vol. I. Varios autores. Revista Zona Arqueológica. Museo
Arqueológico Regional de Madrid, 2011. p. 47
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Hispania, posiblemente a Galicia, donde hay constancia de que su tumba fue
venerada hasta el siglo VII.

Sobre todo en el mundo rural, la iglesia hispana no fue capaz de erradicar creencias
paganas3 porque estaban muy arraigadas en el seno de la sociedad. Por las actas de
los concilios sabemos que la situación se prolongó durante siglos; sin embargo, es
difícil diferenciar qué cultos o creencias no cristianas contaron con más adeptos.
La situación de los judíos en época visigoda pasó por distintas etapas:

Durante los años que transcurren desde la formación del reino visigodo de Toledo
(principios del s. VI d. C.) hasta la conversión de Recaredo (en el 589 d. C.), se puede
hablar de cierta tolerancia hacía los israelitas4. Incluso, en relación a la fase anterior
tardoromana, se podría afirmar que su situación mejoró.

Tras la conversión de la Corona al catolicismo, la cuestión judía ganó cada vez mayor
peso político. La unidad religiosa fue vista por la monarquía como un elemento
imprescindible para el fortalecimiento del reino. En este contexto, la legislación
antijudía se hizo cada vez más importante. La presión resultó insoportable desde
mediados del siglo VII. Los concilios toledanos aprobaron medidas como: la
conversión forzosa, la prohibición de ejercer cargos públicos o la obligación de
separar a los niños judíos de sus padres para educarlos en el cristianismo. Tan solo la
incapacidad de la administración goda de hacer cumplir estas normas impidió la
desaparición de los judíos hispanos5. En este contexto, las noticias que llegaban
desde el norte de áfrica sobre la tolerancia de los musulmanes hacia el pueblo de
Moisés sin duda serían un factor importante para favorecer el apoyo de los judíos a
la causa de los conquistadores6.
Repasada la situación de cristianos, judíos y paganos en las fases finales del reino visigodo,
veamos en breves pinceladas el escenario que se abre desde el punto de vista religioso a la
llegada de los conquistadores musulmanes.

3
4
El Islam, en esta fase temprana de su expansión (no habían pasado cien años desde
la huída de Mahoma a la Meca cuando se produce la conquista) demuestra una gran
capacidad para atraer a nuevos fieles. Su mensaje es claro, en realidad, para los
habitantes de Hispania se presenta como una religión revelada que viene a devolver
a cristianos y judíos a la verdadera fe. Además, sus postulados son sencillos y
fácilmente comprensibles, especialmente en un contexto en que las discusiones
cristológicas se habían convertido, desde hacía mucho, en ininteligibles para la
mayor parte de la población.
Rosa Sanz Serrano, op. cit., pp. 572-573
María Antonia del Bravo: Sefarad, los judíos de España. Ed. Sílex 1997 p. 88-89
5
Luís Suárez: Los judíos. Ed. Ariel, Barcelona, 2005 p. 253
6
María Antonia del Bravo, op. cit., p. 107
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
Las tropas que desembarcaron con Táriq, formadas en su mayor parte por
contingentes bereberes que hasta no hacía mucho se habían enfrentado a los
árabes, no podían estar, en el mejor de los casos, sino superficialmente islamizadas.

La llegada de sucesivos contingentes árabe (el primero bajo el mando de Muza), y la
posterior consolidación del emirato, implicarán una mayor importancia de la
religión islámica como factor de diferenciación social. La nueva religión aparecerá
como una fe directamente vinculada al ejercicio del poder.

El carácter tolerante del Islam con las religiones del Libro permite, en una primera
fase, una convivencia no exenta de tiranteces. Recordemos que el hecho de practicar
estas religiones al amparo del poder musulmán implica estar sujeto a determinadas
limitaciones (ej. la imposibilidad de construir nuevos lugares de culto) y cargas
impositivas. A pesar de todo, los conquistadores no obligaron a adoptar la nueva fe y
eso tuvo que ser un factor importante en el mantenimiento de la paz social.

Es posible que entre las élites dominantes que pactan con los conquistadores se
produjera un proceso islamización más rápido que en otras capas sociales. Este
proceso se produce a través de dos mecanismos: los matrimonios de nobles
cristianas con la oficialidad árabe (que implica la educación en la nueva fe de los
vástagos fruto de estas uniones) y las conversiones directas a la fe del Profeta de
nobles cristianos (como sucedió en el caso del conde Casio en la zona del valle Ebro).

Con el paso del tiempo aparecerán tensiones entre los distintos grupos étnicos y
religiosos que habitaban al-Ándalus. Durante el siglo IX se producirán revueltas que
harán tambalearse el poder omeya que, desde mediados de la anterior centuria, se
había instaurando sobre la mayor parte del antiguo del reino visigodo.
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