La enfermedad del liderazgo

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por
Orlando Clúa de la Torre
Reflexiones
La enfermedad del liderazgo
P
rocede del latín arrogantía,
asociado a soberbia o actitud de
la persona que se cree superior
a los demás. Esta postura parte de
que el enemigo es inferior y el lema
es: no lo tomes en cuenta. Por eso la
caída del arrogante es la más grande,
porque se genera justamente en la
plenitud del éxito.
Hace algunos años, el Titánic, “el
barco que nadie podía hundir” se
convirtió en la más famosa tragedia
de los mares del Norte. Curiosamente
su nombre se escogió en honor
a los Titanes. Aquellos personajes
de la mitología griega que fueron
derrocados por Zeus y sus aliados.
Lo titánico trae una connotación
negativa; se sobrepasa y fracasa.
Inflarse y creerse Titán es el principio
de la caída.
Conviene ver a la arrogancia en
el liderazgo no solamente en la
dimensión de actitud personal,
sino en las implicaciones que tiene
para las organizaciones en toma de
decisiones y los riesgos que acarrea.
Esta enfermedad puede tener
diversas causas.
Primero porque los líderes se alejaron
de la realidad y se acostumbraron a
una posición privilegiada. Despachar
desde el trono te aísla y quedas
en manos de las versiones que te
presentan los segundos; presentan lo
bueno, lo malo lo maquillan, y el ego
del líder se infla.
Segundo, porque efectivamente
le ha ido bien a la empresa y han
derrotado consistentemente a la
competencia, el supuesto es: si eres
líder, el número uno, eres superior.
Tercero, porque, independientemente
del grado de éxito, en realidad te
sientes inferior. A la primera victoria,
tu autoestima se aferra a ella como
oportunidad para compensar el
sentimiento de inferioridad. El
complejo de superioridad está
conectado al de inferioridad; son
parte de lo mismo.
Presentar resultados, internamente,
sin considerar al 20 por ciento de los
clientes más rentables. Esto te hará ver
el negocio con otra perspectiva.
Y no toda la arrogancia se alcanza
a ver a primera vista, también se
manifiesta en la toma de decisiones:
excesiva auto-confianza, poca
importancia a la competencia y al
mercado, desinterés por los factores
que afectan la situación actual,
personas, procesos, estructura.
Invitar a clientes a tus juntas, que
abiertamente digan lo que les gusta o
no les gusta de tu empresa. Fílmalos,
dales fuerza y visibilidad dentro
de la compañía. Haz lo mismo con
proveedores.
La organización arrogante es ciega
y sorda. Como ve al mundo bajo
una perspectiva de superioridad,
entonces sólo ve inferioridad;
sobrestima sus fortalezas, subestima
sus debilidades y al competidor.
La organización arrogante es rígida;
al contrario, pide se acoplen a ella,
incluso el mercado.
Llegar a las alturas tiene su mérito
pero es complicado lo que sigue.
Cuando vas de subida tienes deseo
y ganas de llegar. En ese momento la
pasión inunda al espíritu y lo estimula.
Una vez arriba cuando conquistaste
la cima, la determinación se acaba,
la energía se reduce y comienza a
surgir la enfermedad de los líderes; la
arrogancia.E
La organización arrogante es
despectiva. Ve al competidor hacia
abajo y se la vive señalando sus
errores y deficiencias. No hay autocrítica.
¿Cómo lidiar con la arrogancia? Las
crisis mientras más grandes mejor.
Estas ayudarán a reenfocar la energía
del líder y de la organización y a
reconectarse con la realidad.
Si la organización ya tiene el virus, un
líder sano podría desarrollar estas
acciones.
Separar las empresas/proyectos por
centros de negocio. No consolidar
resultados para que las iniciativas
estén evaluadas específicamente y
se evidencie el resultado de cada
sección.
Llevarle cuentas separadas al mejor
producto o servicio, para que se
clarifique la visibilidad del resto de los
elementos.
El autor es psicólogo industrial. Licenciado
en Psicología por la Universidad
Iberoamericana, con especialización en el
área Industrial y estudios avanzados en
Desarrollo Organizacional en Ginebra, Suiza.
Es colaborador en la Maestría de Educación
de la Universidad Anáhuac del Norte.
Actualmente es Director de OCLÚA
Consultores, firma de Consultores en
Recursos Humanos. Es autor de seis libros
de liderazgo y desarrollo organizacional,
entre ellos, Rompiendo sus límites, Editorial
Edamex, 2006 y Los nuevos ejecutivos,
Editorial Edamex 2007. www.oclua.com.mx
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