ÍNDICE PRESENTACIÓN 2 BIOGRAFÍA RON MUECK 3 RON MUECK, CUERPOS INVEROSÍMILES 4 Escultura, hiperrealidad y simulación El artificio de la carne Escala y extrañamiento artístico El cuerpo, lo personal y lo humano EJES TEMÁTICOS 16 ANEXOS 20 1 Presentación El Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, con la colaboración de Anthony d’Offay (Londres), se complace en presentar la exposición Ron Mueck, una oportunidad para descubrir numerosos personajes de la vida cotidiana que llevarán al espectador a reflexionar sobre el límite entre la realidad y la ficción. La muestra reúne una selección del trabajo del afamado escultor hiperrealista australiano, Ron Mueck, que trabaja en su taller con materiales sintéticos como fibra de vidrio, goma de silicona, resinas a base de poliéster, pintura y cabello natural, con los cuales logra un efecto impresionante de verosimilitud en los detalles más increíbles de la anatomía de sus personajes. Mueck, quien selecciona escenas de la vida cotidiana de individuos «ordinarios», evade la escala habitual de la figura humana y, en cambio, la reduce o la amplifica desmesuradamente, con lo cual busca involucrar al observador en un juego de proporción y desproporción psicológica. Entre las piezas que el visitante podrá admirar se encuentran desde las monumentales En la cama y Una niña, hasta las miniaturas Pareja acurrucada y Anciana en cama. Si las figuras tradicionales de las esculturas son exhibicionistas, ansiosas de ser vistas por todo el mundo, las figuras de Mueck son introvertidas, parecen refugiarse dentro de sí al ser expuestas al público. Mueck es un artista de la timidez: un escultor que quiere describir, utilizando resina, microfilamento, pelo y pintura, el misterioso umbral entre la manera en que el mundo nos percibe y el modo en que nos vemos nosotros mismos. Justin Paton NOMBRE DE LA EXPOSICIÓN: Ron Mueck CURADURÍA: MARCO y Anthony d’Offay SALAS: Salas 6 a la 11 DURACIÓN: Del 17 de marzo al 31 de julio, 2011 TÉCNICAS: Escultura, técnica mixta NÚMERO DE OBRAS: 11 piezas Máscara II, 2001 - 2002 técnica mixta 77 x 118 x 85 cm Ed. 1 más P/A Colección particular 2 Ron Mueck Escultor hiperrealista, famoso por la construcción de anatomías humanas a escala alterada para las cuales utiliza materiales sintéticos y pelo natural. Nació en Australia en 1958, en el seno de una familia de jugueteros alemanes de Melbourne, con quienes creció entre muñecos de guiñol y disfraces. Eventualmente, sin ninguna clase de formación profesional, Mueck inició una carrera en la fabricación de modelos para cine, televisión y publicidad. Trabajó sobre todo para programas infantiles como Shirl’s Neighborhood en la televisión de Melbourne y Plaza Sésamo. En 1984 se unió a Jim Henson, creador del Show de los Muppets, para quien también creó las marionetas de las películas Dreamchild (1985) y Laberinto (1986), protagonizada por David Bowie y Jennifer Conelly. Incluso prestó voz a uno de los personajes de la película. En la actualidad, está casado con Caroline Willing, hija del artista Victor Willing y la pintora portuguesa Paula Rego. A decir verdad, fue Rego quien, tras ver a su yerno construir la figura de un dragón en la arena para sus hijas, le pidió que creara un modelo de «Pinocho» que pudiera utilizar en su pintura The Blue Fairy Whispers to Pinocchio (1996). Esta fue la pieza con la cual se topó el coleccionista británico Charles Saatchi, promotor de artistas contemporáneos como Damien Hirst y Tracey Emin, quien solicitó a Mueck la elaboración de nuevas piezas quien solicitó a Mueck la elaboración de nuevas piezas, como Ángel y Máscara. El entusiasmo de Saatchi por las figuras de Mueck catapultaría al artista australiano a Los Ángeles y, posteriormente, a Londres. Por otra parte, una de las primeras piezas que Mueck ofreció al coleccionista fue Padre muerto, una escultura a un tercio de escala real de la figura desnuda de un hombre muerto, exhibida en 1997 en la muestra Sensation: Young British Artists from the Saatchi Collection, que tuvo lugar en la Royal Academy of Art de Londres, para luego presentarse en el Brooklyn Museum of Art de Nueva York. Esta y otras exposiciones, así como la creciente lista de coleccionistas interesados en su obra, ayudaron a consagrar a Ron Mueck como un valor a la alza en relativamente poco tiempo. Cinco años después de la exposición Sensation, el artista australiano representó a su país en la Bienal de Venecia 2001, donde logró notable éxito con Niño en cuclillas, una gigantesca figura de casi cinco metros de altura de un adolescente en cuclillas. Desde entonces ha realizado numerosas esculturas en silicón y fibra de vidrio. En cuanto a sus exposiciones, su obra se mostró en solitario en el Hirshhorn Museum and Sculpture Garden de Washington DC en 2002. En esa ocasión mostró su escultura Hombre grande. Sus exhibiciones más recientes tuvieron lugar en el Museum of Contemporary Art de Sidney y en The National Gallery de Londres, en la cual presentó Mujer embarazada, una escultura de dos metros que fue adquirida por la National Gallery of Australia. 3 Ron Mueck, cuerpos inverosímiles A pesar de que dedico un gran esfuerzo a la elaboración de lo superficial, es la vida interior lo que me interesa capturar. Ron Mueck Cuerpo humano y realidad son dos paradigmas esenciales en la representación artística. No hay tema pictórico más directo que el cuerpo humano, pues nada es más tangible para artistas y espectadores como lo que forma parte de su realidad más íntima. Desde la antigüedad se consolidó el interés en la ilusión de la realidad a través de la manifestación creativa, según lo expresa por su parte el concepto platónico de la «mímesis artística». En el arte realista occidental, la búsqueda de una coherencia anatómica y cohesión física entre los modelos de representación y los cuerpos reales ha sido primordial. Con el advenimiento de la ruptura posmoderna se ha hecho manifiesto otro aspecto de la materialización realista de los cuerpos en el arte: al ser precisamente un elemento que cada individuo comparte con otros seres como parte de una misma especie, cualquier imagen del cuerpo incide en los más profundos desacuerdos políticos, sexuales, religiosos y estéticos. A esto se suma una transformación sustancial en los medios elegidos por el arte —el dominio de la fotografía y los nuevos medios de comunicación que renovaron el realismo pictórico— y en la atomización de la búsqueda artística, más allá de la representación pictórica tradicional, hacia el campo de lo conceptual, de la acción y del texto. 1 Dentro de este contexto y con una obra escultórica identificada como hiperrealista, Ron Mueck se ha hecho un lugar entre los artistas más cotizados del siglo XXI con figuras de individuales que retratan con agudeza la psicología humana. Interesado en la representación de la vida desde sus primeros estadios hasta las instancias terminales, sus piezas transmiten la soledad, la vulnerabilidad y la alienación de la existencia privada moderna, provocando reacciones de compasión e inquietud entre los espectadores. Frente a la figura humana de silicona, acrílico y fibra de vidrio, el visitante no puede evitar sentir la incomodidad de quien invade la existencia íntima de los personajes de Mueck con los que, paradójicamente, se siente identificado. Escultura, hiperrealidad y simulación Intento crear una presencia creíble aunque deban funcionar también como objetos. No son seres vivos, aunque es agradable estar frente a ellos y no estar seguro sobre si viven o no. Ron Mueck El realismo, como principio básico del arte occidental, resume al conjunto de prácticas y estilos cuyo propósito es representar las cosas como son en realidad. La creación realista, como recreación creíble que es, resulta entonces absolutamente icónica, una copia verosímil o ilusoriamente 1 Prendeville, Brendan. El realismo en la pintura del siglo XX. Singapur: Ediciones Destino Thames & Hudson, 2001. 4 verdadera de la realidad.2 No obstante, una duda persiste: ¿cuál es esa realidad invocada? ¿Es posible su aprehensión por parte del arte? Ante la tendencia de la abstracción y la deformación pop que dominaban el arte de la segunda mitad del siglo XX, los hiperrealistas aparecen como un movimiento de vanguardia peculiar que revitaliza el debate sobre la naturaleza de la representación y el significado de lo «real». A partir de 1960, artistas como John de Andrea, George Segal y Duane Hanson elaboraron propuestas que conjugaban la reflexión sobre el «mundo real» como producto artificial con la crítica a la existencia común de los individuos en sociedades urbanas dominadas por el consumo y la banalidad.3 A los hiperrealistas les atraía la creación de estereotipos de las clases medias y bajas, y elaboraron figuras de turistas, amas de casa, ancianos y marginados sociales. Al mismo tiempo, la desnudez del cuerpo, en particular el cuerpo femenino, se convirtió en tema recurrente cuyo objetivo era conducir al espectador a cuestionamientos sobre el significado de la belleza, los sucesos de la vida privada y la problemática de la sexualidad. Hiperrealidad A pesar de que Ron Mueck es heredero de las prácticas artísticas hiperrealistas, es necesario reconocer que su obra es producto de un contexto distinto, el del siglo XXI, en el que la noción de «realidad» está determinada por la inminencia de la guerra, el terrorismo, la hambruna mundial, la crisis energética y el cambio climático. En la sociedad global e hipercomunicada de esta nueva era dominada por lo virtual y lo multimedia, el control de las imágenes está confiado a la tecnología. En consecuencia, el «mundo real» resulta ser aquello que ha sido fotografiado, filmado, publicado, proyectado y sometido a procesos de reproducción.4 Concepto filosófico enunciado por Jean Baudrillard que refiere a la generación de modelos de realidad sin origen en la realidad, y a la pretensión de lograr que lo real coincida con esos modelos de simulación. La manifestación artística del hiperrealismo parte de la fotografía como sustituto del dibujo o el bosquejo, que al ser proyectado en la pintura o en la escultura, reproduce todo lo que el ojo mecánico «ha visto». La civilización hiperrealista está dominada por la búsqueda dual de «la cosa verdadera» —the real thing, que puede traducirse como «lo máximo», el non plus ultra— y de aquello que es «más»: más de lo que puede ser percibido, más de lo que se acostumbra a tener, más de lo que se puede desear. En este contexto, el objeto hiperrealista es aquel que, producido a escala 1:1 de lo «real», cuenta con las mismas cualidades sensibles, mismos colores, mismos materiales, pero más brillantes, prístinos y sustraídos al efecto del deterioro. Como explica Umberto Eco, lo hiperreal es un signo que exige que se olvide que es un signo, y que en el deseo de connotar lo verdadero, se permea en la apariencia de lo verdadero, a pesar de ser «todo lo falso». Es la irrealidad como presencia absoluta.5 La obra de Ron Mueck sugiere una intención todavía más inquietante. El artista no tiene reparo, por ejemplo, en declarar su renuencia a trabajar con modelos vivos en relación a su preferencia por el 2 Ibíd. p. 10 Fernández, Ana Ara. «Hiperrealismos escultóricos contemporáneos: imagen y realidad». Congreso Internacional Imagen Apariencia. España: Universidad de Murcia, 2008. 4 Guasch, Ana María. El arte último del siglo XX: del posminimalismo a lo multicultural. México: Alianza Editorial, 2000. 5 Eco, Umberto. «Viaje a la Hiperrealidad». La estrategia de la ilusión. Trad. de Edgardo Oviedo. España: Editorial Lumen, 1999. 3 5 uso de fotografías e ilustraciones de los libros como referencia para sus figuras. Así, aunque sobre sus piezas de extraordinarias dimensiones Hombre grande y Mujer embarazada admite que contratar a un modelo le permitió contar con información visual más inmediata, no podía controlar su impaciencia por «conscientemente abandonar al modelo y proseguir con lo que intuyo como correcto. De otra forma, mi trabajo se convierte en un ejercicio de duplicación». Incluso es posible intuir en el método de Mueck una cierta pulsión en la búsqueda de la reproducción de imagen previamente reproducida, que lo lleva a trabajar a partir de sus autorretratos fotográficos, de las fotografías que toma a sus modelos en arcilla, o del reflejo de su imagen y de sus modelos en un espejo antes de realizar las armazones finales.6 Mujer con palos, 2009 Técnica mixta 170 x 183 x 120 cm ed. 1/1 Anthony d’Offay, Londres A decir verdad, la explicación del vínculo entre Mueck, la referencia visual de lo real y la forma final esculpida se encuentra en sus orígenes como creador de modelos realistas en la industria del cine: «Cada figura que fabricaba era dirigida a esa toma final plana de la película. Todo estaba predeterminado y siempre terminaba contando la historia de alguien más. Mi deseo era hacer algo que la fotografía fuera incapaz de expresar». 7 Al asumir la simulación como técnica, el producto creativo de Ron Mueck resulta ser algo diferenciado de la parodia o la duplicación de la realidad, algo que es reproducción tridimensional de la reproducción. Y en última instancia, su obra es también una posibilidad de trascender la experiencia sensible de esa realidad, hasta dar con el efecto preciso que le permita «rehacerla».8 Únicamente así se explica que el afán de Ron Mueck sea « la producción de lo común, pero como algo más que lo común», argumento que coincide con la caracterización de su pieza escultórica como objeto hiperrealista que antes de ser un fac-símil, es un fac-distinto: una producción material de precisión anatómica, alucinante «frialdad» y exactitud incluso en los detalles más repulsivos.9 El resultado —esculturas de figuras humanas que son capaces de proyectar el dolor del parto, la lividez del organismo muerto y los fluidos corporales que cubren el cuerpo del recién nacido— aspira a convertirse en una forma material capaz en sí y por sí misma de «ser», más allá de 6 Tanguy, Sarah. «The progress of Big Man: A conversation with Ron Mueck». Sculpture Magazine. Estados Unidos: International Sculpture Center. Julio–agosto 2003, vol. 22 no. 6. 7 O’Hagan, Sean. «Ron Mueck: from muppets to motherhood». Columna The Observer, diario The Guardian. Londres: Edición en línea Guardian.co.uk. http://www.guardian.co.uk/artanddesign/2006/aug/06/art2 2006. 8 Guasch, Ana María. «Simulación y posapropiacionismo en Estados Unidos». El arte último del siglo XX: del posminimalismo a lo multicultural. México: Alianza Editorial, 2000. 9 Eco, Umberto. «Viaje a la Hiperrealidad». La estrategia de la ilusión. Trad. de Edgardo Oviedo. España: Editorial Lumen, 1999. 6 funcionar como mero vehículo de ideas. El propio Mueck explica que « no estaría satisfecho si mis esculturas no tuvieran algún tipo de presencia que hiciera pensar que son más que objetos ». Por supuesto, el potencial efecto hiperrealista, especialmente en lo relativo a la producción de lo «hiperreal humano», genera diversas opiniones. Para la escritora británica Marina Warner, interesada en el poder de las historias populares y la iconografía religiosa en el arte y la literatura, «Ron Mueck es un artista sagrado que trabaja en forma secular». 10 No obstante, para el curador de The National Gallery, Colin Wiggins, la obra de Mueck «deja entrever la posibilidad de que algún proceso siniestro pudiera haber sido empleado en la creación de estas figuras humanas»,11 de la misma forma que a Robert Rosemblum le sugieren un nexo con el Doctor Frankenstein «creador de un universo privado de humanoides que nos reflejan y nos transforman en criaturas extrañas».12 A decir verdad, pareciera que una y otra perspectiva, la de lo sacro y lo profano, se intuyen en ese acto simulado de crear «verdad» y «vida», que arrebata a lo sobrenatural o a lo divino los secretos de la animación a los seres reales. En la obsesión que demuestra Ron Mueck de borrar cualquier huella de factura humana en sus esculturas se delata la presencia de lo hiperreal tal como lo definiera Jean Baudrillard: una osada pretensión de poner en riesgo el límite entre lo «real» y lo «falso», entre lo «producido» y lo «auténtico».13 Cuerpos hiperreales que emanan un efecto de fascinación propio son una invitación a probar lo real a través de lo imaginario, la verdad en el escándalo, o la vida a través de la crisis. Sin título (Anciana en cama), 2000 - 2002 técnica mixta 25.4 x 94 x 53.9 cm Colección Art Gallery of New South Wales. Adquisición 2003 El artificio de la carne Idealmente, los sujetos de Ron Mueck deberían ser obvios, mientras que su técnica debe ser enigmática. Craig Raine No parece casualidad que una de las primeras piezas producidas por Mueck como escultor independiente fuera Pinocho, figura infantil de 85 centímetros creada para su suegra, Paula Rego. Esta pieza, finalmente presentada junto a las pinturas de Rego en la exposición Spellbound: Arte y cine en la Hayward Gallery de Londres (1996), encarna una de las metáforas más profundas 10 O’Hagan, Sean. «Ron Mueck: from muppets to motherhood». Columna The Observer, diario The Guardian. Londres: Edición en línea Guardian.co.uk. http://www.guardian.co.uk/artanddesign/2006/aug/06/art2 2006. 11 Shaughnessy, Jonathan. Real Life. La Vraie Vie. Canadá: Shawinigan Space en National Gallery of Canada, 2008. 12 Rosenblum, Robert. «Ron Mueck: bodies and souls ». Ron Mueck. París: Fondation Cartier pour l’art contemporain, 2005. 13 Baudrillard, Jean. Simulacra and Simulation. Trad. de Sheila Faria Glaser. Estados Unidos: The University of Michigan Press, 1994. 7 presentes en el trabajo de Ron Mueck: la aspiración de la materia inerte de transfigurarse en lo humano a través del artificio. Con habilidades adquiridas en el mundo de la animatrónica y la modelación de personajes para el cine, Mueck está consciente de que entre los placeres más intensos proporcionados por la volumetría escultórica se encuentra precisamente la admiración suscitada por la capacidad del artista de obtener formas de tan diversa consistencia a partir de una materia dura,14 y ha enfocado su esfuerzo en la adaptación de un método de composición que otorgue el resultado visual preciso. Aunque en la década de los noventa comenzó a trabajar con la fibra de vidrio —la materia prodigiosa con la que se fabrican kayaks, tablas de surf, piscinas, segmentos de automóviles y toboganes—, poco a poco fue suavizando los detalles más delicados de sus esculturas con silicona. Mueck ha encontrado en la combinación de la arcilla y el yeso utilizado para operaciones dentales, el cual cuenta con una particular pigmentación amarilla, la materia prima de su trabajo. Una vez que determina la postura del personaje a partir de sus estudios en arcilla, Mueck procede a manipular el volumen y la proporción tanto de los miembros como de los rasgos físicos del modelo. Por ejemplo, en el caso de Hombre grande, al finalizar la maqueta preliminar notó que el tamaño original de los pies apenas coincidía con su visión creativa. Esto lo decidió a modificar la figura básica y realista hasta que el producto transmitía el espíritu del personaje y no del modelo: «Después de que comencé a esculpir el estudio para la pieza final, el modelo se marchó. Ya no necesité traerlo de vuelta porque había tomado toda la información necesaria de él». El proceso creativo de Ron Mueck 1. Elige la figura. 2. Crea el modelo en arcilla a pequeña escala. 3. Crea el esqueleto con alambre de gallinero y yeso. 4. Aplica la primera capa de arcilla. 5. Aplica la laca y lleva a cabo el proceso de secado. 6. Aplica la pintura de silicona y la fibra de vidrio. 7. Retira el molde y limpia la laca de la pieza. 8. Mezcla las tonalidades para la resina de poliéster que forma el color de la piel. 9. Injerta el cabello. 10. Inserta los ojos. Una vez que decide la escala, toma varias fotografías y elige las que den una vista de los diferentes ángulos de la pieza. A partir de ellos, elabora el armazón metálico con alambre de gallinero y una armadura de yeso, que alinea para comprobar si encaja con el perfil de sus bocetos. Tanto la armadura como el armazón metálico deben ser capaces de mantener el peso del material escultórico. Al concluir esta etapa de definición de la figura, rocía laca que seca la humedad en la pieza y sella los componentes de la arcilla, antes de aplicar las capas de fibra de vidrio y silicona. Emplea entonces una pintura de color de resina de poliéster que da a la piel del nuevo personaje una tonalidad parecida a la de un recién nacido. El hecho de que el color de la piel no esté pintado en la superficie sino incrustado en el material confiere a la carne un aspecto ligeramente traslúcido que consigue el efecto realista. Luego de retirar el molde y enjuagar la pieza, añade de manera minuciosa e individual los cabellos, y pinta las venas, pecas, lunares y manchas según la edad, el sexo, la etnia y el estado de salud del personaje. 14 De Fusco, Renato. El placer del arte. Comprender la escultura, la arquitectura y el diseño. España: Editorial Gustavo Gili, 2008. 8 Para producir la ilusión de brillo y dureza en dedos y uñas, aplica distintas capas de laca. Unas capas de barniz pueden lograr que la piel sea más mate. Los ojos son creados a partir de una lente transparente sobre el iris de color y una pupila negra. El tiempo mínimo de elaboración, aunque variable según los requerimientos del cliente, es de cuatro semanas: una para la escultura, otra para el modelado, una semana para detalles y correcciones y otra para el acabado.15 A pesar de los resultados sorprendentes de su habilidad técnica, el meticuloso detallismo que Mueck impone en la creación de estos cuerpos artificiales no debe ser tomado como el núcleo de su propuesta, sino como un principio de manufactura creativa que debe responder a la caracterización de cada personaje. El cuerpo escultórico, suspendido en el tiempo de la silicona y la fibra de vidrio, resume, en la piel flácida, el vientre hinchado, los ojos enrojecidos u ojerosos y la anatomía encorvada, la carga emocional del nacimiento o el tránsito hacia la muerte, la lucha contra el paso del tiempo y la complejidad de las relaciones personales. Escala y extrañamiento artístico Escala Patrón de medida que sirve para proyectar de forma proporcional en un plano o mapa las distancias y dimensiones de un terreno, edificio u objeto. Comúnmente utiliza como sistema de referencia el tamaño del hombre, la «escala humana», según la cual el objeto se mide en relación con su observador. Damien Hirst acierta en señalar que el secreto de la obra de Ron Mueck «antes que tratarse del tamaño, se relaciona con la escala».16 La escala, ese primer vínculo significativo que se establece entre hombre y espacio en el desarrollo de una estructura o pieza artística para la definición de sus parámetros de medida en relación al observador, 17 es el aspecto de análisis que hace evidente algunas de las decisiones artísticas primordiales en el trabajo de este escultor australiano. A decir verdad, en la historia de la escultura tradicional la práctica de alteración de las proporciones de las piezas jamás se ha considerado inusual: El David de Miguel Ángel, después de todo, fue planeado al doble de la escala natural, así como las esculturas de Clodion para ser sostenidas en la palma de la mano. Sin embargo, el realismo exacerbado de las esculturas de Mueck, que recuerda a seres humanos que el visitante puede toparse en la calle, transporta a un universo irracional habitado por personajes de la fantasía literaria, como del tipo de Jonathan Swift y Lewis Carroll. Incluso sus personajes guardan relación con esa fábrica de mitos modernos que es el cine de ciencia ficción, con películas como King Kong, El ataque de la mujer de 15 metros, El increíble hombre que se encogía y El asombroso hombre creciente.18 La proporción de la escultura es uno de los ejes en el ideario artístico de Mueck: «Nunca hago figuras a escala real porque no encuentro algo interesante en ello. Vemos gente a escala real 15 Tanguy, Sarah. «The progress of Big Man: A conversation with Ron Mueck». Sculpture Magazine. Estados Unidos: International Sculpture Center. Julio-agosto 2003, vol. 22 no. 6. 16 O’Hagan, Sean. «Ron Mueck: from muppets to motherhood». Columna The Observer, diario The Guardian. Londres: Edición en línea Guardian.co.uk. http://www.guardian.co.uk/artanddesign/2006/aug/06/art2 2006 17 Boudon, Philippe. El espacio en el pensamiento. Acerca del espacio arquitectónico: Ensayo de una epistemología de la arquitectura. México: UAM, sin fecha. 18 Rosenblum, R. «Ron Mueck: bodies and souls». Ron Mueck. París: Fondation Cartier pour l’art contemporain, 2005. 9 cada día. Pero frente a una escultura de escala alterada, nuestra atención se enfoca en los detalles de una forma que no lo haría con algo ordinario». En algunos otros casos, el escultor descubre que la proporción del cuerpo puede ayudar a definir el espíritu de su personaje. Tal fue el caso de Hombre grande: Mueck se sintió incómodo al conocer al modelo, con su figura lampiña y pasada de peso, con un mohín en el rostro en espera a las indicaciones del escultor. Lo anterior le ayudó a decidirse por la gran escala: «Al final, el escalofrío que me producía encajó perfectamente con su tamaño». Otro de los objetivos de Mueck es que sus piezas entablen un diálogo con el observador. Que el espectador sea capaz de moverse alrededor del objeto exhibido, ponderarlo y referirlo a su propia presencia física. En ese sentido, su maestría en el manejo de la escala como efecto de extrañamiento artístico es uno de los factores que mejor explica el acelerado ascenso de su carrera. Cuando respondió a la solicitud de Charles Saatchi con la mítica escultura Padre muerto, la sorpresa de críticos y público en general se debió tanto a la factura realista de la miseria en la muerte como a la determinación de presentarlo a un tercio de la proporción humana. «Es el ejemplo perfecto», explica Hirst, «el tamaño de la escultura es poco natural para alguien vivo y, sin embargo, el resultado que produce es una sensación abrumadora. Es tan emocional que, una vez que lo has visto, no puedes sacártelo de la cabeza». En un contexto en el que la escala minimizada En la cama, 2005 técnica mixta 162 x 650 x 395 cmP/A establece una relación simbólica con la Colección Fondation Cartier pour l'art contemporain, París representación de la muerte, la vejez y la enfermedad (además de Papá muerto se puede apreciar en Anciana en cama y Dos mujeres), una escultura como Una niña, figura de cinco metros de largo de una bebé recién nacida con los ojos firmemente cerrados, el cordón umbilical todavía adherido al ombligo, la piel arrugada, envuelta en sangre y fluidos del parto, es un contrapunto lógico que permite apreciar cómo la expectación del nuevo ser humano ante la vida adquiere materialidad en proporciones colosales. De esta forma, mínimo y máximo como recursos polares, auxilian a Mueck en su indagación de la naturaleza humana y en su deseo de provocar una impresión en los observadores de sus piezas. Para Marina Warner, cuando Ron Mueck trabaja en miniaturas como Pareja acurrucada y Madre e hijo, además de invitar al espectador a obtener una visión total de la escena, busca volcar el interés de su trabajo en la intensidad de las emociones que se desarrollan en el complejo plano de la intimidad humana. Mientras que en esculturas a gran escala como Hombre grande, Una niña, Niño en cuclillas, En la cama y Mujer embarazada el tamaño es un indicador de los aspectos que son admirados por quien los observa con todo detalle, también «permite la experiencia de sentirse abrumado con tanta piel», recuerda Begoña Rodríguez, «por tanta humanidad inabarcable que se 10 escapa fuera del campo de visión, en situaciones, además, en las que el pudor no nos permitiría observar jamás a alguien real con delectación y detenimiento».19 El cuerpo, lo personal y lo humano Las esculturas de Ron Mueck no únicamente comprometen al espectador en un viaje emocional desde el nacimiento hasta la muerte, sino que presentan una imagen aguda del problema existencial de la condición humana. Jonathan Shaughnessy El cuerpo es una de las fortalezas tradicionales del arte occidental, que se ha interesado en la representación de su esencia paradójica y contradictoria que combina la materia y el espíritu, la animalidad y la divinidad, la individualidad y el espíritu social. Es el primer patrón de medida frente a la naturaleza y la primera referencia sobre la situación del ser humano. Es soporte fisiológico y plataforma sensorial y es la referencia visual que reconocemos en nuestro propio reflejo y en los cuerpos de otros. Finalmente, es sombras, líneas, luces, metáfora y soporte de la intención artística. Juventud, 2009 técnica mixta 65 x 28 x 16 cm Ed. 1/4 más 1 P/A Anthony d’Offay, Londres No obstante, ese cuerpo y su relación con el arte contemporáneo están en crisis. En el contexto cultural del siglo XXI, la interconexión global electrónica ha promovido la supresión de su materialidad, de su rostro, su edad, su sexo, sus defectos físicos y sus enfermedades; el miedo que provoca como agente de contagio —gracias a la aparición de epidemias globales como la influenza, el ántrax o el SIDA— ha intensificado la paranoia a su contacto físico; su acoplamiento al desarrollo de la prótesis y la cirugía plástica lo han transfigurado en algo obsoleto y perfectible; y la imagen que de él transmiten los medios de comunicación es la de un cuerpo dominado, secuestrado, mutilado u colonizado.20 En esta situación de orrore per il corpo no son extrañas las reacciones ante una propuesta como la de Mueck, que muestra en clave hiperrealista —cuando la «realidad» es apenas soportable— la figura del hombre y la mujer promedio, el niño, el anciano y el adolescente, dispuesta para su inspección minuciosa, desinhibida y morbosa. En la circunstancia de exhibición de la obra terminada, escultura y observador se encuentran, un cuerpo frente a otro, y se enfrentan al peligro de confundirse, de reflejarse. 19 Rodríguez, Begoña. «La realidad y sus excesos: Ron Mueck, Evan Penny y Richard Stipl». LÁPIZ. Revista Internacional de Arte. España: Edición Núm. 224, 2006. 20 Planella, Jordi. «Corpografías: dar la palabra al cuerpo». Artnodes. Revista de intersecciones entre artes, ciencias sociales y tecnologías. España: Universitat Oberta de Catalunya, 2006, Número 6. 11 A. El conflicto del cuerpo y la referencia personal El cuerpo, en tanto que encarna al hombre, es en efecto la marca de su individualidad, la frontera que lo separa y lo distingue de los demás. D. Le Breton. Anthropologie du corps et modernité Ante la difícil conceptualización del cuerpo en la actualidad, su imagen en el arte contemporáneo también constituye un conflicto que, para la investigadora María Jesús Abad, se sintetiza en el tratamiento del tema del cuerpo y de su representación como una entidad fragmentada, trasgredida y enferma. 21 Sin alcanzar la sensación chocante del tabú que provocan, por ejemplo, los grupos escultóricos de los hermanos Chapman, es notable la preocupación de Mueck por concebir a la pieza como algo completo en sí mismo, particularmente en la creación de su serie Máscaras realistas, que incluye dos autorretratos y el rostro de una mujer afroamericana: « No podía trabajar con una cabeza decapitada o un cuerpo mutilado. La única manera en que podía representar un fragmento era realizar una máscara, porque una máscara es algo completo en sí mismo ». Por su parte, el cuerpo del pollo colgado de las patas para su desangramiento, que el visitante puede apreciar con el título Naturaleza muerta, se expone a escala humana junto a las esculturas de cuerpos de personas y, por lo tanto, en clave irónica y comparativa que recuerda la censura a la representación del cuerpo en situaciones de violencia y trasgresión, un maltrato que parece tan común cuando se trata del cuerpo de otros seres vivos. Tal vez a lo anterior también se deba la expresión de sorpresa con la que el joven afroamericano de Juventud se levanta la camiseta y examina, con vista y tacto, la herida sangrante de su abdomen. Hombre en bote 2002 técnica mixta hombre: 75 x 29 x 33 cm bote: 427 x 139 x 65 cm Colección particular Este tratamiento conflictivo del cuerpo adquiere una nueva dimensión cuando se recuerda la intensa curiosidad que ha demostrado la crítica y la prensa en la información personal de Ron Mueck que explique el origen y significado de sus piezas. En realidad, se trata de una relación que no puede negarse, pues como apunta el curador de la National Gallery of Canada, Jonathan Shaughnessy, buena parte de las fotografías utilizadas por Mueck corresponden a imágenes de familiares, amigos y conocidos. Puede confirmarse incluso la importancia de las referencias familiares para Mueck en su explicación del origen de piezas como el autorretrato Máscara I, planeado como exploración de la manera en que lo ven sus hijas cuando está molesto con ellas.22 Y la raíz de lo personal se hunde. Una niña, el título en sí de la obra, evoca a la expresión de doctores y padres cuando se descubre el sexo 21 Abad, María Jesús. Representaciones del cuerpo en el arte actual: el cuerpo fragmentado trasgredido, prostituido y enfermo. España: Universidad Carlos III, 2008. 22 Shaughnessy, Jonathan. Real Life. La Vraie Vie. Canadá: Shawinigan Space en National Gallery of Canada, 2008. 12 femenino del recién nacido. El bebé, recién expulsado de la comodidad de la placenta, todavía no tiene conciencia de su propio organismo y ya ha sido catalogado en el mundo. El tema es personal para Mueck, pues como padre de dos niñas le recuerda la respuesta que dio su padre a la noticia de su nacimiento: «la próxima vez habrá más suerte» o «bueno, no importa».23 No obstante, recuerda Shaughnessy, la faceta autobiográfica del trabajo de Mueck es apenas un elemento seminal que, más allá de la curiosidad anecdótica, no explica la efectividad de esa presencia creada por Mueck: al dotar a sus cuerpos de rasgos distintivos, el artista los individualiza y, por lo tanto, los transforma en los personajes de sus propias y privadas historias. Padre muerto es el mejor ejemplo de esa ambigüedad conceptual, pues al no haber sido testigo de la muerte de su padre —falleció en Australia mientras él se encontraba en Londres—, la confrontación imaginaria con el cadáver del padre muerto, despojado de ropa, dignidad y emoción, se convierte en una forma de cruda catarsis.24 B. La vida, la muerte y las relaciones: la experiencia humana universal Naturaleza muerta, 2009 técnica mixta 215 x 89 x 50 cm Ed. 1/1 más 1 P/A Anthony d’Offay, Londres El propósito subyacente en la plástica de Ron Mueck es engendrar una figura cuya historia, más allá de lo personal, remita a la experiencia universal humana. Está ahí, por ejemplo, la recurrente relación antinómica nacimiento–muerte, con un amplio interés en el tema de la maternidad. Su Mujer embarazada, presentada en la National Gallery of Australia en 2002, expone el embarazo avanzado de una mujer que con un gesto de meditación profunda, la redondez de su vientre, pecho y cadera, el rubor de su rostro y la tensión del peso del bebé que se aprecia en sus rodillas hinchadas, «toca esa sensible parte de la sociedad para la cual el embarazo es algo que debería ser privado».25 En Madre e hijo, escultura que muestra el momento justo en que ha terminado el parto, el artista ha cuidado desde la representación de los pliegues de una vagina dolorida hasta cada poro de la madre y del niño para realzar ese instante especial entre dos seres que, sin haberse separado aún, ya se miran como dos extraños.26 En otra latitud del universo de lo privado se encuentra su manejo sutil del instante que tiene lugar en la cama. El lecho del sueño, el espacio de descanso durante la convalecencia de la enfermedad, el sitio donde hay un encuentro erótico y también muerte, es el escenario central de las historias secretas, como de Anciana en la cama, quien postrada y semiescondida entre sus mantas refleja 23 Greeves, Susanna. «A Girl y otros bebés». Ron Mueck. A Girl. España: Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, 2007. Rosenblum, Robert. «Ron Mueck: bodies and souls». Ron Mueck. París: Fondation Cartier pour l’art contemporain, 2005. 25 Kennedy, Brian. «Ron Mueck: the making of Pregnant woman». National Gallery of Australia, http://nga.gov.au/mueck/director.cfm 2004. 26 Shaughnessy, Jonathan. Real Life. La Vraie Vie. Canadá: Shawinigan Space en National Gallery of Canada, 2008. 24 13 exteriormente un sueño intranquilo. Por su parte, el solitario personaje femenino de En la cama se toca la mejilla con gesto descuidado mientras mira al vacío sorprendida a la mitad de un remordimiento, una duda o un recuerdo inquietante. Pero la pieza que mejor ilustra la tensión latente en ese nicho de reposo debe ser Pareja acurrucada, cuya escala reducida permite apreciar a una pareja de mediana edad, ella con torso desnudo, él con la parte inferior igualmente descubierta. La intimidad entre ellos es innegable, pero parecen exhaustos y tristes, y aunque ambos están despiertos y la distancia física entre sus cuerpos es mínima, se dan la espalda, sin contemplarse, en lo que parece una condena definitiva a la incomunicación. Susanna Greeves sugiere que puede hurgarse todavía más en esta historia privada, como se hurga en una herida abierta: De entrada suponemos que hay intimidad y cariño […] y aún así […] hay algo que no funciona. La camiseta de él no está planchada […] las bragas de ellas son del color lila desvaído de la ropa blanca cuando se lava con prendas que destiñen. No es romántico. Sin duda, la pareja de Ron Mueck no está haciendo el amor. Tampoco dan la impresión de besuquearse en sentido erótico. Mueck nos presenta el cariño como costumbre, la pose de acurrucarse con alguien […] es el misterio del momento preciso de la desaparición del sexo.27 En la cama, 2005 técnica mixta 162 x 650 x 395 cmP/A Colección Fondation Cartier pour l'art contemporain, París C. El juego de las miradas Las miradas son incómodas e interrogantes. Dado que solicitan de un interlocutor algún tipo de respuesta, no es extraño que el visitante de la exposición de Ron Mueck se encuentre desconcertado ante la exigencia muda del cuerpo sintético que tiene ante sí. La atareada mujer de Mujer con palos, por ejemplo, parece irritada por la pasividad del observador que la contempla desnuda sin ayudarle a llevar el peso de su carga. Igualmente desafiante es la mirada de Bebé, ese cuerpo de vientre hinchado, piernas y brazos lánguidos en cuyos ojos, sin embargo, resplandece una serenidad desconcertante.28 No obstante, para el curador Justin Paton las figuras más conmovedoras son las que no miran al espectador, sino aquellas que parecen tener conciencia y ser reales precisamente porque su mirada está más allá de los curiosos incómodos que se apiñan a su alrededor. Es el caso de la mujer de En la cama, cuya preocupación puede alimentar múltiples especulaciones, sin que ninguna sea verdadera o exacta, pues aunque los curiosos se acerquen al borde de su cama, su mirada los traspasa y les impone una distancia. En situación similar se encuentra el protagonista de Juventud, inmerso en un doble proceso de asombro visual que involucra a los espectadores, fascinados por el animismo de esta pieza que efectivamente ofrece al adolescente con sus jeans a la moda, la 27 Raine, Craig. «Mueck en Málaga». Ron Mueck. A Girl. España: Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. 2007. Greeves, Susanna. «A Girl y otros bebés». Ron Mueck. A Girl. España: Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. 2007. 28 14 carnosidad de sus labios y la suavidad de su piel morena, y a este chico que se levanta la playera empapada en sangre y mira con incredulidad su herida.29 Todavía más complicado es asumir el peso emocional de las no-miradas, como las de los individuos de Pareja acurrucada que fijan la vista en el vacío para no mirarse entre sí; la del hombre maduro que descansa con las gafas oscuras puestas en A la deriva; o la del Mueck dormido de Máscara II, detrás de cuyos ojos cerrados existe una afirmación de la privacidad y de los sueños íntimos. Son estas las que llenan al espectador de una culpa similar a la del entrometido que atiende a lo que no debe observar. Pero claro, recuerda Paton, como las esculturas están en una galería y son puramente obras de arte, no las dejamos en paz y preferimos quedarnos y mirar de forma detenida su piel, sus uñas y pelo.30 Es claro que la obsesiva precisión anatómica de las esculturas contribuye al efecto visual y emocional. Pero el desconcierto del espectador ante un «ser» de factura exterior realista e interior hueco encubre apenas la confrontación más profunda que toma lugar en esta interacción: en el deseo de la comprobación sensorial de la «realidad» de la figura —por medio de la vista y aunque no se desee admitirlo, del tacto— persiste la autorreflexión sobre la vulgaridad de lo cotidiano, la soledad y las dudas existenciales compartidas. Tal como indica Conrad Vilanou, «si aceptamos el cuerpo de los otros, acabaremos por aceptar nuestros cuerpos con todas sus imperfecciones y limitaciones».31 Las esculturas de Ron Mueck, conjugación de lo ordinario y lo trascendente humano con la perfección de la técnica, actúan como narraciones polisémicas de formas de una angustia humana universal, la de la existencia, que se traduce en el instante del nacimiento y la muerte, el amor, la pérdida, la violencia, la incomunicación, el crecimiento y el paso del tiempo, y que se refleja en los signos físicos de la corporalidad. Juventud, 2009 técnica mixta 65 x 28 x 16 cm Ed. 1/4 más 1 P/A Anthony d’Offay, Londres 29 Ndalianis, Angela. «Boy wonder». Ron Mueck. National Gallery of Victoria. Australia: 2008. Paton, Justin. «Shyness & sculpture». B. 162. Nueva Zelanda: Christchurch Art Gallery Te Puna O Waiwhetu, 2010. 31 Vilanou, Conrad. «Memoria y hermenéutica del cuerpo humano en el contexto cultural postmoderno»,). La memoria y el deseo. Cultura de la escuela y la educación deseada. A. Escolano y J.M. Hernández (coordinadores). España: Tirant lo Blanch, 2002. 30 15 Ejes temáticos 1. Hiperrealidad Para filósofos como Jean Baudrillard, Umberto Eco y Jacques Derrida, la civilización de la hiperrealidad es una que, inmersa en la fascinación por el video, la informática y la publicidad, conceptualiza lo real a partir de mundos artificiales e ilusorios. En ese sentido, la proposición filosófica y plástica del «hiperrealismo» en el arte aparece como la proyección del realismo más allá del realismo.32 La obra de Ron Mueck se fundamenta en la extrapolación consciente de lo «real» y su conjugación con la aportación intuitiva del artista, que trasciende la experiencia sensible. El resultado es una escultura de la figura humana como signo de la alteridad de lo real, el exceso de las expectativas de lo natural y una amenaza al sentido de «realidad» del observador. El cuerpo hiperreal, en oposición al real de su modelo, del espectador o del artista, emula las cualidades superficiales de lo real — color, textura e incluso marcas de degeneración— pero delata su falsedad justo en los detalles donde es imposible negar la presencia de la mano del artista: la modificación de las propiedades físicas originales, el cambio de las proporciones y, sobre todo, la impasibilidad poco natural del cuerpo artificial ante el paso del tiempo. Tal vez el cuerpo de Mueck que mejor reúne estas cualidades es Una niña, una recién nacida que parece real, cuyo descomunal tamaño inmediatamente convence de su irrealidad al mismo tiempo que, paradójicamente, tiene el efecto de magnificar la ilusión.33 2. Escala A la deriva, 2009 técnica mixta 118 x 96 x 21 cm Ed. 1/1 Colección John y Amy Phelan La obra de Ron Mueck es realista en el detalle e irrealista en la determinación de las dimensiones de sus personajes. Mientras los objetos pequeños recuerdan al preciosismo de las miniaturas y de lo que comúnmente se goza como un placer privado, lo monumental está culturalmente asociado con el poder y el estatus, espiritual o moral, y con lo vistoso, lo que busca llamar la atención, o con la 32 Caputo, John D. «For Love of the things themselves: Derrida’s Hyper-Realism». On Realism, edición de Social Semiotics. Editor invitado, Niall Lucy. Australia: Vol. 11, no. 1, 2001. 33 Long, Phil. «First signs of movement». Ron Mueck. National Gallery of Victoria. Australia. 2008. 16 metáfora de las emociones intensas que se materializa en enormes anatomías.34 El motivo, según explica el mismo artista, es que si la escala del objeto en relación a la escala humana es uno de los vínculos naturales que se establece entre la pieza artística y el observador, su alteración produce un extrañamiento estético y psíquico que obliga a quien observa a cuestionar su espacio y sus propias dimensiones físicas. 3. Cuerpo El cuerpo escultórico de Mueck, que aparece como un individuo o en grupos humanos reducidos (Pareja acurrucada es un ejemplo), suele colocarse en un espacio museístico con un mínimo de color, sonido o señalamientos gráficos. Los títulos de las piezas nunca indican la identidad o el nombre de los personajes, sino que suelen ser enunciaciones literales de las acciones o roles que desempeñan: Hombre con sábana, Mujer sentada, Bebé envuelto. De esta forma el espectador, consciente de su propia corporalidad, puede abandonarse a la observación de la figura humana que tiene frente a sí y logra incluso relacionarse con ella. Entre los elementos de interés para el análisis de la representación del cuerpo en la escultura de Ron Mueck se encuentran: Hombre en bote (Detalle) 2002 técnica mixta hombre: 75 x 29 x 33 cm bote: 427 x 139 x 65 cm Colección particular • La apariencia física como referencia visual: se aprecia en el volumen corporal, los rasgos y expresión del rostro, las arrugas, manchas, dentaduras, pecas, ojeras u canas, la musculatura y el cabello. No obstante, dado que «la finalidad del arte es dar una sensación del objeto como visión y no como reconocimiento»,35 Mueck parece querer subvertir las implicaciones lógicas de la corporalidad: el cuerpo del recién nacido en Una niña asociado culturalmente a la beatitud del origen de la vida, la inocencia y la vitalidad, aparece cubierto en sangre, apenas expulsado del útero. • La desnudez: a pesar de que culturalmente la desnudez humana se relaciona con lo privado, la vida sexual o el momento del aseo personal, las imágenes de Mueck trascienden las asociaciones simbólicas típicas y presentan un cuerpo cuya desnudez «es rigurosa y sincera, sin concesiones. La piel confiesa la edad, sus miserias y las penas del rostro»36 y recuerda, por ejemplo, la naturalidad del «estar desnudo» —como demuestran sus esculturas de bebés— contra la 34 Greeves, Susanna. «Ron Mueck: a redefinition of realism». Ron Mueck. National Gallery Company. Londres: Yale University Press, 2003. 35 Shklovsky, Victor. «El arte como artificio». En Todorov, Tzvetan. Teoría de la literatura de los formalistas rusos. México: Siglo XXI Editores, 2002. 36 Rodríguez, Begoña. «La realidad y sus excesos: Ron Mueck, Evan Penny y Richard Stipl». LÁPIZ. Revista Internacional de Arte. España: Edición Núm. 224, 2006. 17 imposición social del encubrimiento superficial del cuerpo. En cuerpos maduros, como el de Mujer con palos, la desnudez como signo de lo privado se opone a la acción pública y social del trabajo que este personaje parece estar realizando. Finalmente, en casos como la pareja en postura íntima de Pareja acurrucada, que la desnudez sea parcial cuando la intimidad entre los personajes debería permitir una desnudez total, resulta igualmente chocante. • La postura: el lenguaje corporal de la escultura —estar de pie, reposar, estar colgado de cabeza, acurrucarse— demuestra, en ese instante eternizado de la representación, una actitud ante determinadas experiencias que pueden ser reconocidas por los observadores. • El arquetipo: la imagen arquetípica es aquella representación de cierto motivo (el nacimiento, la muerte, el amor) que tienen su origen en tiempos distantes a la realidad presente y que la colectividad humana comparte en forma subconsciente.37 Lo anterior tal vez explique las asociaciones que la crítica ha señalado entre las esculturas de Ron Mueck y la iconografía religiosa. Así, mientras el vacacionista perezoso sobre el inflable de A la deriva, colgado como está sobre la pared con los brazos extendidos, insinúa «una crucifixión que parece salir del mundo material a principios del siglo XXI»;38 para Colin Wiggins, curador de la The National Gallery de Londres, una pieza como Hombre en bote evoca a la navis institoris que es el símbolo tradicional de la Inmaculada Concepción, una representación metafórica de la embarcación como vientre materno que protege y limita, al marinero como al niño, en su viaje por el océano de la existencia. 4. Experiencia humana Las esculturas de Mueck, atrapadas en la contradicción de ser materia inerte capaz de reflejar de manera verosímil episodios de la vida humana, reproducen en sus observadores la sensación, inquietante y amarga, sorpresiva y decepcionante, de asumir una experiencia por primera vez: contemplar el propio cuerpo ante el espejo, dar a luz al primer hijo, hundirse en la desesperación de una ruptura amorosa, sobreponerse a la pérdida de un ser querido, querer comunicar una emoción o un pensamiento y no encontrar las palabras adecuadas para hacerlo. Gracias a esta fidelidad en los elementos simbólicos del ciclo vital humano los visitantes logran identificarse, tener compasión por la soledad de estos modelos artificiales, y lograr un aprendizaje del propio desarrollo personal a través de su reconocimiento en la corporalidad de otro. Entre los temas que interesan a Mueck se encuentran: o o 37 38 El nacimiento: el viaje inicia con Bebé, ser en estado de reciente formación en cuya mirada inquisitiva que sostiene con el visitante no puede obviarse la curiosidad humana inherente. Desarrollo humano: Juventud es un retrato triste de los tiempos violentos y su marca indeleble. En el caso de Sin título (Bebé), 2000 técnica mixta 26 x 12.1 x 5.4 cm Colección Kathy y Keith Sachs Jung, Carl. Man and his symbols. Estados Unidos: Laurel Publishing, 1968. Paton, Justin. «Shyness & sculpture». B. 162. Nueva Zelanda: Christchurch Art Gallery Te Puna O Waiwhetu, 2010. 18 o o o este joven asombrado, la marca es física. Edad madura: los retratos de la vejez como Anciana en la cama, escondida entre sus sábanas en posición fetal, parecen aludir al mito del eterno retorno de la humanidad a sus orígenes en la fase terminal de la vida. Muerte: frente al impacto que una pieza como Padre muerto podría proporcionar, Naturaleza muerta es una invitación no únicamente a la contemplación de un cuerpo inerte —porque ha sido colgado para desangrarse y, al mismo tiempo, porque es una escultura de material sintético—, sino a la reflexión del significado de la vida. El individuo y las relaciones: Durante su vida el ser humano se enfrenta al descubrimiento de sí mismo y a la complejidad de mantener vínculos con otros. Temas como la definición de la propia identidad, la soledad, el amor, las relaciones personales y sociales están presentes en la obra de Mueck. Máscara II es un buen ejemplo de la forma en que el artista se percibe a sí mismo y se siente percibido por otros. 19 El desarrollo de Big Man : una conversación con Ron Mueck. Por Sara Tanguy [Fragmentos]39 ST: ¿Cómo y cuándo tuviste la idea de manipular la escala de tus figuras? RM: Nunca hice figuras a escala normal porque nunca me parecieron interesantes. Nos topamos con gente de tamaño natural todos los días. ST: Con Big Man, ¿sabías desde el inicio que querías que fuera una figura a gran escala? RM: En realidad no empezó «grande» […] Normalmente no trabajo con modelos vivos, pues uso fotografías, tomo referencias de libros, tomo fotografías de mí mismo o me miro en el espejo. Sin título (Anciana en cama), 2000 - 2002 Intenté encontrar un modelo que encajara con la pieza técnica mixta en la que estaba trabajando —una pequeña figura de 25.4 x 94 x 53.9 cm un hombre envuelto en mantas— y localicé a alguien Colección Art Gallery of New South Wales. Adquisición con físico parecido. Lo llevé al estudio y descubrí que 2003 no podía acurrucarse como el hombre de mi escultura. Además, no estaba acostumbrado a tener a un modelo en mi estudio y este hombre estaba desnudo y completamente rasurado. Era bastante perturbador. Entonces le pedí que se sentara en una esquina mientras se me ocurría algo. Y cuando lo miré esperando a que me decidiera pensé «eso se ve bien» y así fue como deduje la pose. Hice un estudio en arcilla de 30 centímetros. Después estuve jugando con la figura un rato y en el proceso tomé fotografías de mi trabajo para encontrar nuevas vistas de la escultura. Mientras revisaba las fotografías, dibujé con un marcador a un hombre parado junto a la escultura, como si mirara a la maqueta. Esto me llevó a pensar en la figura con una altura de 2.5 metros. Fue algo intuitivo y pensé «bueno, lo intentaré con ese tamaño». A partir de ese dibujo, hice la armazón. ST: ¿Hay alguna diferencia para ti cuando trabajas con una forma humana completa a cuando Máscara? es una figura fragmentaria, como en tu autorretrato RM: La única forma en que pude trabajar con un fragmento de figura era trabajar con una máscara, porque una máscara en sí un elemento completo. No podía trabajar con una cabeza decapitada o con medio cuerpo, necesito creer en el objeto como un todo. Esta es únicamente otro tipo de máscara, se trata de una máscara realista. ST: Tengo curiosidad sobre tu relación con las esculturas que produces. ¿Las ves casi como seres humanos? ¿O son más bien como maniquíes? RM: No las veo como maniquíes. Por una parte, trato de crear una presencia creíble, y por otra, estas figuras tienen que funcionar como objetos. No son personas vivas, aunque es lindo estar parado frente a ella y tener cierta incertidumbre sobre si esto es cierto o no. Pero a final de cuentas, son objetos de fibra de vidrio que puedes trasladar; si funcionan como cosas divertidas para poner en una habitación, me siento complacido. Al mismo tiempo, no estaría satisfecho si no tuvieran cierta presencia que te lleve a pensar que son más que objetos. 39 Tanguy, Sarah. «The progress of Big Man: A conversation with Ron Mueck». Sculpture Magazine. Estados Unidos: International Sculpture Center. Julio–agosto 2003, vol. 22 no. 6. 20 LA TIMIDEZ Y LA ESCULTURA. LOS MUNDOS ÍNTIMOS DE RON MUECK1 (FRAGMENTO)40. A los reporteros les gusta comenzar los relatos sobre Ron Mueck diciendo que el artista es notoriamente tímido ante los medios. Ya que la televisión y los periódicos viven de la personalidad, la celebridad y el «acceso directo» a los artistas, los periodistas sienten que es necesario explicarle a su público que no oirán del artista personalmente. Fuera de este contexto, no se dice más sobre la desgana de Mueck de platicar. Lo tratan como un pequeño obstáculo, algo que se menciona de pasada antes de empezar a platicar sobre las obras. Y por esta razón no es tema a explorar dentro del marco de un ensayo oficial… Pero tengo la sospecha de hay más que eso. Empecé a pensar sobre el rol de la timidez en sus esculturas a principios de 2010, durante un encuentro que tuve cara a cara con Ron Mueck. No con el hombre, sino con la asombrosa escultura que hizo de su propia cabeza en 2002. La cabeza dormida, solitaria y descomunal captó mi atención cuando entré a la galería. Podía ver la fuerza de la gravedad en sus mejillas, el brillo de la saliva dentro de su boca y cada pelo meticulosamente implantado en su barbilla. Si me acercaba lo suficiente, estaba seguro de poder oír el silbido de su respiración a través de sus labios. Me parece que aquí se encuentra un ejemplo de lo más extremo del autorretrato: una escultura que me dice todo lo hay que saber de esta persona y mucho más, un acto de completa e inmutable auto exhibición. Mientras más contemplaba la obra, menos entendía exactamente lo que se estaba exhibiendo. Lo que Mueck estaba pensando o sintiendo al crear la escultura estaba escondido detrás de los ojos cerrados. Ese sentimiento de que algo está oculto se intensifica con el hecho de que no solamente está acostado, sino profundamente dormido, el estado donde nuestras identidades pueden cambiar por completo hasta dejar de ser nosotros mismos. Todo esto se agrava con la sorpresa que te llevas cuando le das la vuelta a la obra y descubres que está hueca. No es un almacén del ser, no encontramos nuestra maquinaria interna; es solamente un caparazón hueco de resina. Finalmente, vemos el título de la obra, que no es «autorretrato» o «estoy durmiendo» sino Mask II (Máscara II), un título que nos dice de manera abierta que la cara está ocultando algo. Lento pero seguro, a través de estas pequeñas pistas y claves, Mueck cambia la idea del autorretrato por completo. Lejos de ser un acto de auto exhibición, la escultura me parece ahora como una afirmación de la privacidad y de los sueños íntimos. Hecha tres años después de la llegada de Mueck a Inglaterra, durante un momento de intenso interés por parte de los medios hacia el hombre detrás de estos objetos extraordinarios, Mask II es una escultura que marca el límite entre lo que podemos ver y lo que podemos saber de alguien, y por eso es un manifiesto del arte de Mueck. Pienso que para Mueck la timidez no es un asunto secundario que se platica brevemente antes de analizar sus esculturas y su brillante técnica. Es una clave para entender las obras y una de las razones por la cuales Mueck llega tan lejos como modelista. No nada más es tímido ante los medios, Mueck es un artista de la timidez: un escultor que quiere describir, utilizando resina, microfilamento, pelo y pintura, el misterioso umbral entre la manera en que el mundo nos percibe y el modo en que nos vemos nosotros mismos. 40 El ensayo ‘La timidez y la escultura’ de Justin Paton fue primeramente publicado en B.162, la revista de la Christchurch Art Gallery, en su edición septiembre a noviembre de 2010, y aparece en el catálogo de la muestra presentada en MARCO. 21 BIOGRAFÍA 1958 Nace en Melbourne, Australia. 1978-83 Trabaja como director creativo en un programa infantil para la televisión australiana. 1986 Se muda a Londres y establece una compañía para crear modelos para las industrias de cine, televisión y publicidad. 1996 Realiza la pieza Pinocchio. 1996, a solicitud de la reconocida pintora Paula Rego, madre de su esposa Caroline Willing. 1997 Exhibe su obra Dead Dad, 1996-97 en la exposición Sensation: Young British Artists from the Saatchi Collection en la London Royal Academy of the Arts. 1998 Realiza su primera exposición individual en la Anthony d’Offay Gallery en Londres. 2000 Obtiene una residencia de dos años como artista asociado en la National Gallery en Londres. 2001 Participa en la Biennnale di Venezia con la obra Boy, 1999. 2003 Abre la exposición Ron Mueck: Making Sculpture at the National Gallery en la National Gallery en Londres. Actualmente vive y trabaja en Londres. Exposiciones individuales (selección) 2007 Ron Mueck. CAC Málaga, Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, Málaga. 2007 Ron Mueck. National Gallery of Canada, Ottawa. 2006 Ron Mueck. Royal Scottish Academy, Edimburgo; Brooklyn Museum of Art, Nueva York. 2005 Ron Mueck. Fondation Cartier pour l’art contemporain, París. 2003 Ron Mueck: Making Sculpture at the National Gallery. National Gallery, Londres. 2002 Ron Mueck Sculpture. Museum of Contemporary Art, Sidney. 2001 James Cohan Gallery, Nueva York. 1998 Anthony d’Offay Gallery, Londres. Exposiciones colectivas (selección) 2006 Eretica: Contemporary Art from Transcendence to Profane. Palermo. 2004 Ich will, dass Dur mir glaubst!. 9 Triennale Kleinplastik, Fellbach. 2002 A Perspective on Contemporary Art: Continuity and Departure. The Museum of Art Modern Art, Tokio; The National Museum of Art, Osaka. 2001 La Biennale di Venezia. Venecia. 2000 Ant Noises. Saatchi Gallery, Londres. 1999 House of Sculpture. Museum of Fort Worth, Fort Worth; Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, Monterrey. 1999 Heaven. Tate Gallery, Liverpool. 1997 Sensation: Young British Artists from the Saatchi Collection. London Royal Academy of the Arts, Londres. 22