Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía Opiniones sobre este artículo escribanos a: [email protected] www.viva.org.co La socialdemocracia alemana elabora un nuevo programa político Michael R. Krätke Profesor de ciencia política y de economía en varias universidades alemanas Publicado en www.sinpermiso.info 30/09/07 Nuevo proyecto de programa del Partido Socialdemócrata alemán: el socialismo democrático en la bandera; la Agenda 2010 en el equipaje. A fines de octubre debería aprobarse en Congreso el “Programa de Hamburgo del Partido Socialdemócrata alemán (SPD)”. Comparado con el inicial “Proyecto de Bremen”, el actual texto, disponible desde hace unos días, es más corto, más socialdemócrata, incluso más crítico del capitalismo. En la redacción final participaron directamente, junto al secretario general Heil, dos miembros prominentes de la izquierda del partido –-Andrea Nahles y Wolfgang Tierse—. Con 945 solicitudes de enmienda, las bases del partido no dejaron la menor duda sobre su rechazo al “Proyecto de Bremen”. En las resoluciones del próximo Congreso no podrá dejar de tenerse en cuenta esa voz. Sobre el papel, la izquierda del partido ha logrado una victoria, propinando un bofetón a los “modernizantes”. Lo cierto es que el proyecto no dice nada sobre la Agenda 2010 [el proyecto “modernizador” del canciller Schröder; N.T.], mientras que, ya de entrada y bien notoriamente, trae a colación con “orgullo la tradición del socialismo democrático”. El partido se reconoce en sus orígenes, como “parte del movimiento obrero”. Incluso quiere recuperar, como raíz intelectual propia -–lo que, históricamente, es de todo punto correcto—, el “análisis social marxista”, sin disculparse por ello. Lejos de orillar el controvertido concepto del "socialismo democrático", los autores le dedican un subcapítulo entero. Todo lo que los “modernizadores” hubieran con gusto arrojado al contenedor de escombros y al basurero de desechos, es ahora de nuevo objeto de mimos en un programa con el que la SPD trata de recobrar el equilibrio interno. Todo recibe aquí honores, el “derecho al trabajo”, no menos que la “Europa social”, la democracia económica, la democracia en la empresa y la “economía 1 social de mercado”. Se entonan tonos en el espíritu de [Willy] Brandt cuando se anuncia que el partido “quiere atreverse a más democracia en Europa”. Lo que los “modernizadores” celebraban -–globalización, mercados libres, empresarios audaces—, viene a criticarse sin reservas. Las “contradicciones de la globalización”, nacidas de “decisiones políticas”, no son, en cualquier caso, negadas. El partido quiere incluso volver a tener una política económica de alcance mundial, en vez de someterse, al estilo del proyecto Agenda 2010, a las supuestas restricciones objetivas dimanantes del mercado mundial. Ni que decir tiene que la crítica del capitalismo de los mercados financieros se hace sólo con diapasón asordinado. Pero contra los estragos de la locura del mercado los autores sueltan cosas del tenor de Attac: el “Estado de derecho democrático y social” ha de erigirse en defensor de todo lo que ni es mercancía ni debe serlo: educación, cultura, seguridad social, protección ante el delito. Una fórmula dilecta de los "modernizadores", el harto manoseado sombrero del Estado social "previsor", sigue, intacta, en el programa. Aún así, no como la idea "directriz" que, en la Agenda de Schröder había de servir a modo de cobertura teórica, a fin de sustituir a la “superada doctrina” del socialismo democrático. El concepto de Estado social de la SPD es explicado en un subcapítulo aparte: la política social es política de la sociedad en un sentido comprehensivo, y la seguridad social, sólo uno de sus elementos: la educación, la formación, la asistencia sanitaria o el empleo forman también parte de ella. La inveteradamente huera fórmula de la igualdad de oportunidades, propia de las loterías, es afortunadamente substituida por las de participación y emancipación, las cuales presuponen la seguridad social. En esa imagen de política social integral, que no condena al oprobio al tercio social más bajo -–las víctimas del capitalismo—, los “modernizadores” no pueden reconocerse en modo alguno. Buena parte del contenido de este proyecto de Programa tiene que resultar del agrado de la maltratada alma (izquierda) de las bases del partido. Sólo que el dilema político-estratégico de la SPD no podrá resolverse con artificios de lenguaje mientras la semántica anti-Schröder no venga seguida de una política efectivamente alejada de Schröder. Es imposible, prisioneros de la propia historia reciente y de la lógica de la coalición, mantenerse en la línea de la Agenda y, al propio tiempo, quejarse de sus devastadoras consecuencias. No es posible tremolar las banderas del “socialismo democrático” para luego avilantarse a no más que unas pequeñas correcciones en el proyecto Hartz IV [de desmontaje del Estado social alemán; N.T.]. No puede pretenderse credibilidad, si se critican programáticamente los conceptos políticos neoliberales y, al propio tiempo, se ponen por obra políticas neoliberales. Cualquier paso práctico que aleje de la Agenda 2010 vale más que una docena de programas. Eso es cosa harto e inveteradamente sabida. La crítica del capitalismo –-los “modernizadores” lo han observado con todo derecho— sólo tiene consecuencias políticas, si se la toma en serio. 2 *Michael Krätke, miembro del Consejo Editorial de SINPERMISO, estudió economía y ciencia política en Berlín y en París. Actualmente es profesor de ciencia política y de economía en varias universidades alemanas y en el extranjero, desde 1981 principalmente en Amsterdam. Coeditor de la revista alemana SPW (Revista de política socialista y economía) y de la nueva edición crítica de las Obras Completas de Marx y Engels (Marx-Engels Gesamtausgabe, nueva MEGA). Investigador asociado al Instituto Internacional de Historia Social en Amsterdam. Autor de numerosos libros sobre economía política internacional. Traducción para www.sinpermiso.info: Amaranta Süss 3