Orientación Vocacional Profesional Por: Isabel Navarrete Consejería Estudiantil ¿Quién soy?, ¿Qué espero para mi vida?, ¿Cuáles son mis metas y aspiraciones?, ¿Para qué soy bueno?, ¿Qué espera Dios de mí? Estas son preguntas usuales que se hacen los adolescentes, tratando de descubrir y afianzar su identidad, y finalmente encontrar su vocación. Esta búsqueda empieza en la mayoría de casos durante la adolescencia, etapa importantísima en la vida de todo hombre y mujer, en la que construye su propia identidad, afianzando sus propios valores, opiniones e intereses, cuestionando en muchas ocasiones, aquellos que han sido transmitidos por los padres. La palabra vocación deriva de la latina “vocatio” que significa “llamado”. Es la tendencia que siente una persona hacia determinadas actividades; es una inclinación natural que ya desde niño muchas veces se va manifestando. Las personas no tienen una sola vocación, pueden tener algunas; esta posibilidad les permite responder a la más adecuada según su situación y el lugar donde se encuentre. El hombre no es un ser aislado, por lo tanto el medio en que vive es necesariamente una condición importante a tener en cuenta en la elección de su vocación. Por lo tanto, la vocación se relaciona con las habilidades específicas, las capacidades y las posibilidades económicas y sociales, así como también, con las oportunidades que brinda el contexto. Vocación es un término amplio; es mucho más que la sola elección de una actividad. Se asocia también con ese gusto grande por lo elegido, que los llevará a querer perfeccionarse, a superar los obstáculos que se presenten durante la etapa de formación, a asumir un compromiso frente a la sociedad. En la búsqueda de la vocación, veremos varios factores internos y externos que influyen. Como factores internos tenemos los intereses personales, las aptitudes, los valores, la personalidad, las habilidades intelectuales, entre otras. Y entre los factores externos, encontramos todo lo que se relaciona con el medio en el que nos desenvolvemos, como es la familia, el colegio, la comunidad, el nivel socioeconómico, personajes de moda que ocupan lugares de modelos a seguir, etc. Al tomar la decisión fundamental de la carrera profesional, es necesario realizar un análisis racional y cuidadoso. Esta decisión implica una gran responsabilidad en el joven adolescente, que puede provocar confusión, ansiedad y temor al fracaso. Esta confusión vocacional puede producirse cuando: - - - - El joven tiende a demandarse en exceso a sí mismo, esperando más en su rendimiento, El joven sobrevalora la elección dándole un enfoque de todo o nada, como si no existiera la posibilidad de reorientar sus intereses y tomar una nueva decisión, Por un temor excesivo al fracaso y por ello se evita asumir retos o los asumen con tensión y miedo, lo que puede producir desinterés al momento de estudiar, Por una necesidad excesiva de la aprobación familiar o de los amigos, lo cual trae como consecuencia elegir una profesión que “le gustaría a…… pero no a mí“. Y eso conlleva frustración. Por el beneficio económico de una actividad rentable, aunque no le guste tanto. Como es frecuente la confusión en la búsqueda de la vocación, los padres cumplen una función súper importante al ayudarlos a encaminar sus deseos, y apoyarlos incondicionalmente, para que finalmente la decisión que tomen sea un reflejo de su autonomía, responsabilidad, y el resultado de un trabajo de introspección profunda y verdadera, y no el producto de una imposición social, cultural o que refleje la poca autoconfianza en sus capacidades y habilidades del adolescente. Cómo ayudar a nuestro hijo en este proceso: - - - - Tener siempre en cuenta que el rol de los padres en esta etapa de búsqueda vocacional, es el de acompañar, no obligar al hijo a que toma una decisión de la cual no está convencido. Los test psicométricos ayudan a tener una visión más clara sobre los intereses, habilidades, aptitudes. Son una guía, pero no determinan su orientación vocacional. No siempre la elección profesional determina la actividad laboral en la que se va a destacar una persona, es decir que los estudios profesionales no cierran las puertas a otras posibilidades futuras, por lo que en algunos casos vemos abogados dedicados al periodismo deportivo, arquitectos dedicados a la decoración, etc. Lo adecuado sería empezar una carrera y terminarla, sin embargo, no es terrible si en el camino se decide cambiar de carrera, ya que no se perdería nada irreparable.