Géneros: -En el ámbito literario son la lírica (oda, elegía, égloga…), la narrativa (cuento, novela…), la dramática (comedia, tragedia…). -En el ámbito humanístico, el género principal es el ENSAYO. -En el ámbito periodístico: -Géneros de información: noticia, reportaje, crónica. -Géneros de opinión: -El editorial: artículo sin firma que recoge la opinión oficial del periódico sobre un asunto de actualidad. -El artículo de opinión: texto firmado donde un periodista o escritor expresa su opinión sobre un asunto de actualidad. COLOQUIALISMO (J. M. Romera) Hasta hace poco uno pensaba que el visible deterioro del idioma en nuestras comunicaciones provenía de una deficiente educación a la que se agregaba una buena dosis de desidia. Si hablábamos mal y escribíamos peor era debido a que no todo el mundo había tenido la fortuna de recibir una instrucción adecuada. Y al fin y al cabo, qué más da decir las cosas de forma correcta o incorrecta si nos hacemos entender, ¿no es cierto? Es una corriente de opinión bastante extendida contra la que no merece la pena presentar batalla. Así nos va: no solamente rodeados de anglicismos innecesarios y de latiguillos empobrecedores, sino oyendo día a día discursos imprecisos, incoherentes y zafios de boca de quienes por su oficio -los comunicadores, especialmente los radiofónicos y los televisivos- o por su rango -los políticos, los empresarios, los situados en puestos de alta representación social- pueden ejercer mayor influencia en los hablantes comunes. La lengua de hoy es una mezcla de bullshit eufemístico y torpeza expresiva, de balbuceo cansado y de mala retórica de charlatanes. Pero el mal no se queda ahí. A la falta de habilidades lingüísticas adquiridas y al nulo interés por dominar la principal herramienta de comunicación a nuestro alcance se agrega otra dolencia creciente: un cierto reparo de hablar bien. Algo parecido al rubor, o la vergüenza, o la incomodidad de ser visto como un pedante, o acaso como un esnob engreído. Mientras del otro lado del océano siguen llegando hermanos de lengua que tienen a gala expresarse con elegancia, nosotros bajamos a los suburbios del coloquialismo y del argot. Es un mecanismo que la sociología del lenguaje reconoce en las hablas juveniles: se trata de integrarse en el grupo a base de manifestar rebeldía contra la lengua de los mayores. Lo que ocurre es que esa tendencia transgresora alcanza ya a todas las esferas, incluida la académica. Hoy en día ya es casi imposible oír una entrevista, un noticiario, una conferencia incluso, donde no caigan los tres o cuatro tacos de rigor, los modismos callejeros de moda o unas cuantas voces de jerga. Hay que ser gracioso. Hablar a la pata la llana. Huir de los registros cultos, formales o elaborados para evitar el riesgo de que nos señalen con el dedo como a proscritos. Que somos más desenvueltos que antes, de eso no cabe duda. Pero a cambio de eso vamos camino de no entendernos. De que no nos entienda ni Dios, por decirlo según la norma de la época. TIPOLOGÍA Y CARACTERIZACIÓN El texto pertenece al ámbito periodístico, y en concreto al género del artículo de opinión: un texto firmado donde un autor expresa su postura personal ante un hecho de mayor o menor actualidad, en este caso, el abuso de coloquialismos en todos los órdenes de la vida. Como artículo de opinión, predomina en él la función expresiva del lenguaje: el autor manifiesta su subjetividad, haciéndose presente en el texto a través del uso de una primera persona del plural que le incluye (“así nos va”) y el empleo de léxico valorativo (“mala retórica”, “deficiente educación”, “torpeza expresiva”). Por ser un texto de tipología argumentativa, el autor trata de influir en la opinión de sus lectores, lo que se relaciona con la función apelativa del lenguaje. Véase que la primera persona del plural en el texto también incluye a los receptores (“hablábamos mal y escribíamos peor”, “llevamos camino de no entendernos”). También en formas interrogativas, como “¿no es cierto?” Según su variedad diastrática, el texto pertenece al nivel medio-culto, pues va dirigido al gran público lector de los medios de comunicación de masas. Como es propio de un artículo de opinión, la variedad diafásica empleada es el registro formal, que exige del lector cierto grado de aplicación para comprender el texto. Todo ello se manifiesta en la corrección morfológica y la coherencia y variedad sintáctica, con empleo de oraciones compuestas, largas en ocasiones y bien construidas, y selección de un vocabulario variado y preciso (“desidia”, “latiguillo” (sinónimo de “muletilla”), “instrucción”, “radiofónicos”). Los pocos tecnicismos que se dan, tomados del ámbito de la lingüística (“eufemístico”, “argot”), se relacionan con el tema elegido y dan al texto un matiz ensayístico. Las referencias culturales que se precisan para comprender el texto son muy sencillas, y se refieren a la actualidad general. Sin embargo, por la libertad de estilo propia del artículo de opinión, el autor intenta acercarse al lenguaje del lector, empleando ocasionalmente rasgos propios del registro coloquial, tanto en la sintaxis (“¿no es cierto?”), como en el vocabulario (“no nos entienda ni Dios”, “donde no caigan los dos o tres tacos”). Esto se relaciona con el afán divulgativo de los textos de opinión. Además, esa libertad de estilo se manifiesta también en rasgos propios del ámbito literario, tales como la metáforas (“hermanos de lengua”, “bajamos a los suburbios del coloquialismo”), que se relacionan con la función poética del lenguaje.