Historia de a l Deuda Pública Dominicana en al Primera República Por Manuel A. Peña Batlle A MAximo Coiscou Henríqnez octubre de 1856 el general Buenaventura Báez, Vicepresidente de la RepUbIica, se hizo cargo por segnnda vez del gobierno después de dimitir10 el general Manuel de RegIa Mota, ciudadano de mediocres aptitudes, que no pudo contener el desprestigio en que habla caído la segunda administración de Santana, tan mal encaminada y tan mal aconsejada como la primera (1).El General Báez volvi6 al poder patrocinado por un falaz movimiento euolucionkfu que se desarrolló principalmente en la Capital contra el gobierno de Santana (2). Este moviiniento, inspirado en los odios y en las animosidades que separaban a 10s dos hombres representativos de la opinión piiblica, no tuvo consecuencia ninguna para e1 principio de buen gobierno invocado, porque, en el fondo, Io 6nico que proporciono fué la caída de un régimen tiranice, para implantar otro de los mismos Iineamientos moraIes y políticos que el anterior. Se discutían hombres, se enfrentaban aspiraciones personalistas, mientras 10s altos atributos del Estado y los intereses sociales y políticos de1 pueblo dominicano sufrian lamentable postergación (3). Se lleg6 a un momento de crisis caracterizado por Ia ausencia absoluta de valores morales y de aspiraciones de alguna E L 8 DE (1) J o d Gabriel Gnrcía, ollra citada. Tonio 111, pLg. 309-21 0. ( 2 ) En este moiticnto se suscit6 el ct~nociduincidente [le la Matricnln, promovido por los evolncionisths de acuerda con el C6iisill Scgi>via,de Espaiía, que se conrirtib en agente político de aqueIlos pasa cihstacuIizar al gribierno. El incidente se produjo con motivo d e In intcrpretncidn que daha el C5nsul al Art. G del tratado doniinico-españnl de 1553. En esta oportunidad AIejandro Angulo Gusidi desde Ias columnas de "La Repúhlica" hizo una vigorosa campaña contra las capciosas actividades del CiSnsul de E s p ~ í í a las , cuales defendió "El Eco del; Pueblo", 6irgann de 10s et'01ucionist~~ O amigos personales del ex-Presidente Briez. Al fin el Gabierno se vi6 en el casn de reconocer p dar paso a la nhusiva interpretncion que hacia el funcionario español de1 referido art. 7. Esta actitud cnutilvib 1.1 calda del regimen. Y. Josd Gsihriel García-ob. cit.-Tat-iio 111, pTcgs. 199-210. (33 Tl4asc U n poco de flistoria. El iVÉiciona1... peri6dico publicado en la ciudnd de Santo Domingo, Einjo los auspicios d e la socierlnd literaria La Reptrblicana, de enero de 1879 a octubre de 1875. Núni. 3, año 1, 24 d e enero de 1874. significación nacional; est5bamos precisamente dentro de las nebulosas que poco después formarían el período de la anexión. La circuIación monetaria, cuando E3áez asumi0 la presidencia a fines de 1856, se mantenía, dentro de su relativo valor fiduciario, al tipo siguiente: un peso fuerte valía 68.314 unidades; la onza de oro, reducida a moneda nacional, equivalía a 1.100 pesos nacionales (4). Establecida la compamcion con el tipo reconocido por el decreto del 15 de septiembre de 1851, en el cual se fijó la proporciiin de cincuenta pesos moneda nacional por uno fuerte, para el pago de los derechos de importación y exportación, se nota mucha diferencia en el curso del cambio monetario; sin embargo, la existencia en moneda de papel-no era abundante, circunstancia que mantenía el equilibrio en la Hacienda (5). Parece que la cosecha de tabaco y cacao de ese año en el Cibao fué MAS importante que otras veces, circunstancia que unida a la escasez de numerario produjo una considerable afluencia de capital extranjero en oro y plata al país, atraído indudablemente por la perspectiva de1 próximo movimiento agrícola y comercial. Las operaciones se establecieron a base de dinero contante y el comercio desechaba sictemáticamente el pago en papel moneda para darle justificada y legitima preferencia a la moneda acunada. La segunda elección del coronel Buenaventura Báez, aunque produjo un aparente movimiento de aprobaci6n dentro de determinado elemento de la Capital, no frré favorabIernente acogida por todo el pai's. E1 disgusto se concentr6 en las principales provincias del Cibao, en donde, encabezado por distinguidos elementos de aquella reglbn, se inició desde el momento mismo en que advino Báez por segunda vez al poder un vivo esfuerzo de preservacibn económica contra su gobierno (6). La Administración que se instaló en octubre de 1856, con Báez a la cabeza, contó de antemano con la indiferencia de1 elemento politico y económico del Cibao. Es muy necesario tener en cuenta este hecho, porque de ahí vamos a derivar algunas consecuencias para dar una r a z h cierta e Bneguívoca a las operaciones financieras que comentaremos inmediatamente. La afluencia extraordinaria de capital extranjero en efectivo producida en primer termino por las condiciones favorables en que se presentaba Ia colecci0n prdxima del tabaco y del cacao, y en segundo término por Pa escasez misma del papel moneda, ofreció (4) Jos6 Galiriel Gamio, ob, citada, T r i a o 111, pkg. 240-241. (53 José Gabriel Garcia, ob. citada. Tomo 111, pan. 241. (6) Un poco de historia. El rvricional. Notn 3. d gobierno dominicano la oportunidad "de recoger de una vez el papel moneda en &cdaci6n, c m utilidad y ventajas para los tene- I dores y el fisco" (7). Con efecto, la existencia en efectivo habíí producido una alza extraordinaria en el valor del papd moneda, hasta e1 punto de restituirlo a su valor comente de cincuenh gor uno. Esa era la ocasibn imprevista y casi providencial que tenia el gobierno para recoger el papel sustituyéndolo por el o m y ia plata que había trafdo la cosecha a circulacidn. Lo que en reiteradas ocasiones habfa querido procurar el gobierno dominicano, a cambio de onerosas operaciones de prestamo (S), habría podido reatizarse en este momento s i ~ h d o s e&lo de una bien intencionada medida económica, que debi6 consistir en la cancelaudn oportuna del papel círculante, reduci6adoIo a dinero efectivo, al tipo favorable que su misM escasez y Ia abundancia de metálico habian proporcionado. El comercio y los tenedores de papel pudieron aprovechar en su favor estas circunstancias imprevistas dentro del orden econ6mico del país, con 10 que pudo a su vez beneficiarse la Repfrblica, reduciendci o extinguiendo definitivamente la one rosa emisión de valores fiduciarios que habla venido insuftando desde 1844. Esa hubiera sido la actitud de un gobierno interesado en el ' bien común y en la prosperidad del Estado; pero parece que otros eran los propkitos del. Residente Bfiez. Antes que todo propendía a la satisfacci6n de sus personales designios y a la consernación de un poder que no sabfa emplear desinteresadaty rectamente, de acuerdo con las necesidades y aspiraciones del pueblo que se lo había contiado. El mejoramiento económico que proporcionaban las circunstancias anotadas debia desarroliarse, principalmente, en el C M ,porque era en a q d a r&6n en donde radicaban las principales plantaciones de tabaco y de w a o y en donde se desenvolvfan los más cuantiosos' intereses comerciales y agtícolas vinculados con los cultivos en referencia ' Por esta raz&n,el Presidente Báez debi6 pensar que, divorciado como estaba de aquel elemento, la prosperidad que a éste pudiera proporcionarle la nueva economia, se reflejarla, m8s o menos remotamente, en perjuicio de SU estabilidad en el poder y de sus intereses personalistas. De moda que s61o como una medida de seguridad puede considerarse la emisi6n desproporcionada, inoportuna, caprichosa y contragmducente que hizo el gobierno de BSez en 1857,ya que s e h demasiado ( 7 ) Joit Gsbriel ~ a A hob. , citada. Tomo 111, p8g. 241. ( 8 ) Leyea de fecha 2 de julio de 1847, 20 de junio de 1848 y 18 de mayo de 1861,citadas.at iaproi, artffaloa 1, 11, 111. 192 BOLETINDEL ARCHIVO GENERALDE LA NAC:ON ciones comerciales y como es natural, la ruina de aquella regliin que había puesto en las especulaciones de la cosecha pr0xima muy fundadas esperanzas de mejorarnien to económico. Para dar explicaciones satisfactorias a la region fueron IIamados por el gobierno connotados elementos cibaeños, pero las tendenciosas araurnentabres ciones de BAez no frieron suficientes para con7vencer arse que corno don Benigno Filomeno de Rojas, porjian cc autoridades en materia económica. Al regreso de la Cornisidn al Cibao, el 7 de julio de 1857, fue desconocido el gobierno de Báez y proclamada la única revolución científica y bien intencionada que se produjo durante los diez y siete años que constituyen el penodo de la primera RepGblica. Las causas de este movimiento revolucionario fueron esencialmente econ6rnicac; en ningún momento de nuestra historia se ha comprobado mejor el célebre postulado del profesor Jeze, citado en las primeras páginas de este estudio (12). Empeñada la lucha no h u b esperanza de que terminara sino cuando sucumbiera uno de 10s dos bandos encontrados, Para sostener su gobierno el Presidente Báez no escatimó; medio que estuviera a su alcance. El Senado Consultor di6 un decreto el 2 de mayo de 1857 autorizando al Poder Ejecutivo para emitir en papel moneda las sumas qzlg a sa jui& bastamn f l a ~ aevibv $&-didas a nuestm agricultores. Con esta medida se puso en manos de Bsez, para que usara de-ella a su capricho y a la medida de sus pasiones, una de las mas caracterizadas prerrogativas de la soberania nacional (13). Valido de esta autorización, el Poder Ejecutivo, por una simple Resolución del 25 de marzo de 1857 (14)resolvió hacer la emisiOn fabuIosa de catorce millones de pesos en papel moneda, la cual, unida a la que habia autorizado el Senado Consultor en el mes anterior hacía un total de veinte millones de Pesos mitidos en el peqztePzo lapso de ztn nzes Si a estas emisiones agregarnos las que se autorizaron por sucesivas resoIuciones de 9 de septiembre y 2 d e diciembre de 1957, para poder atender a las necesidades de la guerra, tenemos una suma total de veintitrés millones de pesos emitidos en papel moneda durante el segundo período presidencial del general Buenaventura Bdez (15). De más está decir que con . - m ( 1 2 ) Jos6 Rarii4ai Abad, TYZ Ic'cpfihficaDotninicana. Rcscña General geogrfifico-estadística, p5g. 133. Grcgoric, Lntp~sóii,rITot.asautabio,or:íiícas. Tomo 11, pñg. 110. Manifiesto Innzrido al país desde Sciirit Marc, a bordo de! "Restaiirudorl'.- 17 de abril de 1880. (13) Colcccidn dc Leyes. Tomo 111, príg. 213,núm, 467. (14) Coleccidn de L q e s . Tvmri 111, pltg. 233,núm. 480. (15) Coleccibn de Leyes. Tomo 111, pkg. 287, nfitn. 509 y pfig. 302, núiriero 521. semejante sistema la hacienda pública sufrió la más dura prueba Cuando Bhez abandonó el poder, después de once meses de lucha, la República estaba en completa bancarrota, la ruina era general. El desorden administrativo, la bancarrota que produjo la segunda administraci6n de Báez fueron las causas de su caída. No podia sostenerse una situacián tan violenta a menos que fuera haciendo esfuerzos extraordinariosy supremos, ajenos a la marcha normal del gobimo, que se !astenia sobre los elementos de su próximo e indiscutible fracaso. Ha de tenerse en cuenta también que las causas y la intención originarias de la revolución del 7 de julio se vieron bien pronto - desnaturalizadas por determinados agentes de la revolución misma que llegaron a convertirla en nueva asidero de pasiones y de odios personalistas. Bastó para ello la llegada al pais del general Santana, quien por decreto del Gobierno Provisional del Cibao del 11 de julio de 1857, se vi6 llamado al campo de los acontecimientos para luego ser investido del mando supremo de los ejércitos que operaban en e1 sur cobre la capital de la RepSrblica (16). Las dotes militares del general Santana y el favor indiscutible de que gozaba entre 1% tropas regulares parece que fueron el motivo que asistió a las hombxres del 7 de julio para poner en manos tan peligrosas los destinos de Ia revoluci6n. Desde el momento mismo en que el Gobierno ProvisionaI puso al general Santana d frente del movimiento revoIucionario, en contradiccidn con e1 manifiesto del 7 de julio, estaba intervirtiendo todo el ideal de reforma perseguido. El aludido madesto de1 7 de julio puso dos tendencias, dos sistemas, a disputarse la direccibn social y politica del pueblo dominicano. Era una lucha de sistemas más que de hombres y de intereses personalistas. A nuestro entender, el~manifiestodel 7 de julio obligó a la revolución no & a combatir la posicidn actual de Báez, sino que la enfrentó tambien al sistema absolutista de Santana, tan peligroso y tan retr6gado como el de su rival. Desde la madrugada mjm-a del 28 de febrero se dividi6 la ideologia polftica de los dominicanos en dos bandos, uno el bando conservador y reaccionario de los Bobadila, I o s B5ez y los Santana, y el otro el bando liberal y avanzado, que dirigieron Duarte y. Sánchez. Venció el primero con la asonada del 12 de julio de 1844. Desde ese momento se adueñaron del campo los intereses egoístas del grupo triunfador, con alternativas entre B5ez (16) "Quedan abiertos los puertos de Monte Cristy, Pner.0 Plata y M&tangas al benemerito General Libertador Pedro Santana, g demfie dominicanora proscritos de su pais por el ex-Presidente Baez, por opiniones pditicastt. Coleccidn de Leyes, Tomo 111, p8g. 280, nGm. 499. Decreto del Gobierno Provisional. ' 194 BOLETIN DEL ARCHIVOGENERALDE LA 'NACION y Sanbna, dos hombres funestos de la misma escuela política, que habían hecho del país y del gobierno instrumento de sus ambici* nes y de sqs odios, La lucha que sostuvieron a través del primer período de nuestra historia republicana no se levana jam%sa la altura de los grandes acontecimientos,siempre infecunda e indtil. Hemos afirmadokanteriomenteque el movimiento del 7 de julio fue la expresibn de un momento excepcional en la vida politjca de la República yaue el manifiesto que lamargn al pueblo 10s directores de ese movimiento enfrent6 de nuevo los únicos principios definidos que en momentos fugaces, sin ninguna estabilidad, se han opuesto en la fucha social dominicana. La prueba de e b es que los mismos cargos que se le hicieron a Báez en e1 aludido manifiesto se le hicieron a Santana, considerhdolos a lbs dos como los legítimos representantes de un mismo sistema y de una misma tendencia (17). La reacci6n hubiera sido saludable, si inspirado siempre del mismo modo el movimiento, no lo hubieran dejado contaminar sus directores con la participacibri de un hombre que en el fondo representaba un sistema opuesto al que &S quedan implantar. Un hombre que por sus antecedentes, por su misma estructura moral, por su incapacidad mental, por sus ideas y sus opiniones muy bien conocidas del pais, no pudo nunca identificarse con el prop6sito de reforma doctrinaria y de filosofía política en que descansaba e1 movimiento amado del 7 de juIio. Ese hombre, Santana, m& arraigado en la conciencia popular, más conocido en d p&, con ejecutorias más Iargas que las de Báez, era el enemigo natural e instintivo de las ideas avanzadas y debió inspirar mayores recelos que el. mismo Báez a los hombres de la revolución. Santana encabezado en la reacción significaba la cdda de Báez, es verdad, pero significaba tambikn el triunfo de las ideas absolutistas y del mis atrasado sistema de gobiem. Significaba el-triunfo de1 mismo sistema de Báez, porque estos dos hombres, separados súlo por la ambición y los intereses, vivlan unidos por las ideas y por la misma aspiraci6n politica. Estas consideraciones nos Ilevarh a determinar el verdadero carácter de la politica que implant6 en el el triunfo de las armas revolucionarias. La generosa tendencia condensada en el manifiesto del 7 de julio no f'ue sino la obra efímera de un momento de crisis que, tan pronto como las circuns tahcias lo permitieron, se convirtió en reacción personalista, tan reWgrada como todas las que la babíaa precedido en el des~ol10 de nuestra politica. El 12 de junio de 1858 se firmó entre el Presidente Baez y el (17) Josc Gabrief Garcfa, ob,citada. Tomo 111, ptig. 243. - general Santana solemne capitulaci6n por la cual entregó el primero el gobierno a la revolución y se obligo a ausentarse del país. Antes de &a fecha, cuando adn no se había determinado el triunfo en favor de ninguna de Ias dos partes contendientes por una capitulación definitiva, el Congreso Constituyente de Santiago, reunido al12 como auxiliar de la revoluciOn y por efecto de la hegemonEa que en algunos sitios del país ejercía el poder disidente di6 un decreto de grandisima importancia hist6rica y de una trascendencia capital para Ios intereses económicos de la República. Nos referimos al decreto que el 30 de enero de 1858 di6 el referido Congreso Constituyente desconocz'en.doconzo dezlda pública, el papel moneda, los vales, obligaciones o pagarés emitidos por el gobkrm de Búa, dade el 7 de julio de2 afio pasada (18). Este decreto acarre0 graves consecuencias y fue motivo del primero de los incidentes desagradabIes que con mengua del credito del Estado y de su pres(1 R) Dios, Pntria y Libertad.-Repbblica Dominicaria.-El Congreso Constituyente, Canciderand(t: q u e desde el momento en que la maroría de Ia naci6n se adliirid n la revoluci6n del 7 de julio p n tos principios prticlairiados por ella, qued6 despojado el señor Baez de todo mando legal; y que sus actos en calidad de Presidente de la Repfihlica, posteriores a e s t a fecha, son radicalmente nulos y de ni ngbn valor.-Considerando: que las ohlignciones con trníd as por.el ex-Fresi, dente Rnez desde el 7 de julio del año pasadri, con intencidn dc gravar con deudas o coniproniisos el crédito de la nacibn, y a sea can extranjeros o nacionales, o inipririiiendo contrihucirines sobre la propiedad individual o nacional, directa O indirectamente, en la forma de papel moneda, ohligacioiies, vnles o pagarCs,sobre el credito priblicu, IIevan la nulidad radical de ser actos errianndus de un funciansirio pfiblico sin car5cter legnb g depuesto por In naci6n. Consirlerando: que la ilación entera, reasnniiendo sus derechos, h n desconocido el padcr del sefiar Raez conio Presidente de la RepGblica desde ek T de julio del año prbxinio posado negandole los pueblos toda clase de delegrici6n; y que los actos d e &te no puede11 ligar ni comprometer a unn naci6n que le retir6 sn canrianzny lo depuso del poder por idénticos abusos. Decreta: Art. 1, Ninguna clase de papel iiioneda, vales, obligaciones o pagarés erni tidos pos el señor Bnez a su adrninictraciún sobre el cr6dito público, a contar desde el 7 de julio del año pasado, se recvnoccn ni sesiln reconocidos considerados ni pagados como deuda pfablica de 18 iiaci6n.-Art. 2 , N i el tesoro pliblico, ni Jss dem6s oficinas de recaudacibn de ln República podr6n recibir, en pago de los derechos e impuestos debidos al fisco, ninguna clase de papel ~ i i o i ~ e d avales , ri pagases que esten en la categoría del nrticuIo anterior. Art. 3. El presente decreto deroga toda otra disposiciiin que le sea contraria, y será enviada al Gobierno Provi-ional para su prornu1gaciCFn y ejecucida. Dada en la sala de sesiones del Soberano Congreso, en la heroica villa de Moca, a los 22 días de1 nies de enero de 1858,aíio 14 de la Patria y 1 de la Libertad.-El Presidetite del Congreso. Benigno F. de Rojas. M. de Lora. Pedro P. de Bonilla, Secretasios,-Ejecfitese, pfihliqucse g circule en todo el territoria de la Reptíhlica para su puntual ahservancin. Palacio Nacional de Santiago de los Caballeros n los 30 días del mes de enern de 1559, 14 de la Patria y I de la Libertnd. El Presidettte. Jose D. Valverde. Justiaiano Curicl. Vicente Morel. Secretarios. ColecmXn de Leyes.-Tomo 111, pfig. 304,nfini. 523. 196 EOLETINDEL ARCHIVOGENERAL QE LA NACION tigio político se han sucedido dentro de nuestras relaciones internacionales, deteminados por causas econ6micas. Situándonos dentro de un ecuánime terreno de investigi cientifica vamos a hacer comentario minucioso sobre las c cuencias de ese decreto, sobre su fundamento jurídico, sobre ias causas políticas que pudieron justificarIo en aquellos días y S los inconvenientes internos e internacionales que produjo cor juicio cierto del pals. Debemos decir, sin embargo, que no se dejaron sentir esos efectos sino una vez prodiicida la capitulación, cuando la fuerza revolucionaria se convirti6 en factor constitucional, asumiendo la diveccibn Iegal del gobierno. Es una cuestión resuelta en Derecho Internacional la de que los actos de un gobierno, en lo que respecta a sus relaciones exteriores, obligan a los gobiernos posteriores del mismo modo que al contratante. Ese es el principio general, que sufre modificaciones y restricciones de acuerdo con la naturaleza especial de cada caso y con la organización y origen del gobierno que se obliga. En el caso creado por el decreto de1 30 de enero de 1858 es necesario estudias primeramente la capacidad y e1 origen del gobierno que se estatuyó e1 8 de octubre de 1856, para determinar luego el alcance de los actos por 10s cuales este gobierno comprometi6 el crédito publico del modo como lo hizo en sus emisiones sucesivas de papel moneda, de vales contra caja y de pagarés a cargo del Estado. Del prin+io de que el Estado conserua $24 personalidad juridica a $Bar de los cambios fundarne~ztalessoblieve.izidos en su cons£itua'Ón initenkr, resztltan consemencjas imporfnntes por liiversas razones, las cuales pueden resumirse diciendo qwe los gobicr~zost~csmitenlas oblign~iones921e han conclzrído a los gobiernos que Jas suceden (19). De ese modo plantea FauchiIle el principio general de la solidaridad con que deben cumplir gobiernos sucesivos Ios compromisos y las obligaciones contraídas por uno de ellos. El gobierno del general Buenaventura B5ez era un gobierno legitimo y constitucional, sus actos obligaban a la RepúbIica siempre que fueran concluídos en virtud de facultades legales capaces de comprometer ef consentimiento del Estado. El único gobierno ostensible facultado para mantener esas relaciones e investido de la representaciOn constitucional de la República Dominicana, era el gobierno de Báez mientras el gobierno de facto instalada en Santiago no asumiera la representación total y efectiva del pueblo dominicano. En una palabra, los gobiernos de hecho, generales, pueden comprometer a los (19) Fauchille, Traité de Broit Internntional Puhlic. Tome 1 (riremici.e partic) p 5 ~ 339, . nrírii. S1 5 bis, 2. Estados en sus relaciones internacionales; pero esta regla no es aplicable cuando se trata de gobiernos.de hecho Iocales, qrde comiscon e l gobierno de derecl70, y no han Sido lo brzstante poderosos para hacerse obedecer por todo e2 fin&. Un gobierno simplemente local no tiene en realidad la representaci6n de1 Estado (20). E1 m e vimiento revolucionario iniciado el 7 de julio de 1857, cre6 una situaciOn sui-géneris en la administración pública caracterizada lpor Ea coexistencia de dos gobiernes, de los cuales wda uno quería excluir al otro de la efectividad del mando. De esos dos gobiernos el del Presidente BAez estaba collstituido de acuerdo con la Constitucibn del Estado, mientras que e1 in tiidado Gobierno Provisional del Cibao era la obra de un movimiento revolucionario. Durante todo el período en que se mantuvo el gobierno legitimo, e1 de derecho, sólo por su mediación podía, en principio, comprometerse el Estado, porque hasta producirse la capitulacidn coIemne del 12 de junio de 1855, e1 gobierno de facto instituido en Santiago sólo tuvo los caracteres de un gobierno locaI, incapaz de crear vínculos permanentes. Esta sola circunstancia es suficiente para desposeer de conse cuencias el decreto del Gobierno Provisional de fecha 30 de enero de 1858. En el momento en que se pmdujeron las obligaciones a que aIude eI referido decreto, el gobierno de Bfiez era apto para comprometer el credito pfiblim, siempre Que lo hiciera de acuerdo con las leyes y los principios consti tucronales consagrados para este fin. Resolver de otro modo la cuection seria destruir por su base los efectos que debe producir Ia confianza y el respeto debidos a la palabra empeiiada y al orden social comprometido conjuntamente con el Estado. Toda la doctrina de derecho internacional está de acuerdo en que "el c a - d i o de gobierno o de divzustia no Podria produck &ctu ~zingztnosobre la d e d a fiGblicn de los Estados, los atales qwdan cu~w#~ometidos dcnfva de los empr6stitos que lzclyan contraido" (21). En este sentido, pues, ¿cuáles pudieron ser las consecuencias producidas por el decreto comentado? Al negarle validez a las obligaciones asumidas por el gobierno de B k z , estaba comprometiendo de modo deplorable la suerte de la Repriblica, que bien pronto se vería sujeta a reclamaciones desdorosas y extremadas, sin que pudiera invocar en su favor razón científica o política. No está en manos de los gobiernos destruir o desconocer los hechos cumplidos ni las intereses creados al amparo de una causa legal, (20) Fauchille, oh.citada, id. id. plig. 339, n ú m . 21 5 bis, 2. (S1 ) C:ilvo. Le Droite Internatianal Theuriquc e t Pra tique. 1896. Totnn 1. pfig. 243, nlirn. 101-102; FaucliiFle, ob. citada, id. i d . i d . pfig. 342, niím. 215 hic, 4; Despagnet, ob. citada, id. id. id. plig. 100, ~ifini.831. 198 BOLETIN DEL ARCHIVOGENERALDE LA NACIOM aunque no sea justa. La Constitucion del Estaido es 1 sobera:nía y n eludible de las relaciones interiores cho ni ninguna facultad que emane ae ese : irisrrumento pueut: ve1 se desconocida ni desvirtuada por disposicicines seicundarias, nacidas al conjuro de un interes inmediato, aunqut: sea .. rin interés legítimo. Es necesario, sin embargo, detemina r los lilnites del principie suceciivos, en sus actos, invocado. La solidaridad delos gobierno1S.tiene un limite forzoso, y no puede manifestarse sino en 10 que respecta a las obligaciones contratadas por un gobierno en interés de la administración, que es el único interés capaz de justificar seigaciories o mejantes erogacionec. Todos aquellos contrati en su 1benevinculaciones que se proporcionara e1 Psesidentr -- xnicleficio particdar y privado, todas aquellas obligaciunes que se ran en interes personal del Presidente, son obligaciones inoperantes respecto del crédito púbIico y sólo pudieron comprometer la persona de1 Presidente Báez y sus intereses particulares (22); del mismo modo Io son todas las obligaciones ~oncluídascon menosprecio de las leyes y de la ~onstitución,porque el Estado, sólo puede comprometerse de acuerdo con esas disposiciones y por mediacidn de los poderes legítimamente investidos de la facultad de comprometer el credito nacional. La actitud del Congreso Constituyente hubiera sido más ecuanime y más saludable si en vez de dar una disposiciiin general y definitiva se hubiera reducido a ordenar una seleccidn met0dica y organizada de las disposiciones económicas de B&z, para de ese modo anular todas las que se concIuyeron de un modo ilegal o en beneficio personal del Presidente, dhndoIe la debida sanci6n a aquellas otras que se hubieran conc8uido dentro de la Iimitación legal y en interés general. De ese modo se hubiera evitado el país la intervencih arrogante de Ias potencias que poco tiempo después de ejecutado el decreto aludido invocaron el interés de sus súbditos para hacer exigencias al gobierno subsiguiente en el sentido de que fuera reconsiderada la disposición que de un modo tan radical desconoci6 los efectos de la 1egislaciOn econiimica del anterior gobierno, como quiera, un legitimo gobierno domininicano (23). Para completar los efectos del derecho del 30 de enero, el Congreso Constituyente de Santiago expidió otro decreto el 10 de febrero de 1858, con el fin de regularizar y ordenar la emisibn de papel moneda y la deuda flotante: "Considerando: qzte es de imge~iosanecesidad b~e&ttr de ulzu manera deflnitiua d montante del -id--. ,m a . . I ( 2 2 ) Fauchille, ob. citada, id. irf. id. p&g;.339,n6m. 215 bis, 2. (23) JosC:Gnbriel Garcisi, ob. citada. Tomo 111, pfig. 338-339. .- .. fiaflel rnojzcda legalmente puesto en Mrculacibn, y el de lu deuda flotante q74e pesa sobre el Dais, que hasfa alzora no Iza podido averig~arse"(24). El medio con que se propuso contener el mal el Congreso constituyente consistió en autorizar al Gobierno "para mnndar retirar de Zr ci~culació~z y destruir los billetes de papel moneda e??zi t i h ilegahnentc por las AdmiiztstracZon~spasada, del tiDo de diez y veinte Pesos nacionnlcs, im~resosm papel común". Conze~zóel Congreso Po7 declarar i l m l e s todas las emisiones del Gobierno de Báez, "Corzsiderando: que las conti~uuse ilegales emisiones de @fiel moneda heclms DOY el ex-Presidente Bdez, compro~netieron,g~izvementeel wkdito dde la Nacio'n, si no se f o m m ztna ~nedidaquie pro feja a los t~nedoresdsC pupeb moneda legalmente e~nifido"(25). Para tal fin autorizó el Congreso Constituyente la emisi6n de billetes del tipo de doscientos, ciento cincuenta, cuarenta, veinte, diez y cinco pesos nacionales para reemplazar los que fueron retirados de la circulación, en conformidad con el mismo decreto del 10 de febrero de 1858 (26). La validez de estas disposiciones es aún más discutible porque, como gobierno loca1 de facto, el gobierno de Santiago no podía determinar la suerte de ninguna cuesti6n de interés general. Sin embargo, como todas estas situaciones son de trancic:iOn, CLrya e s tructura, por lo mismo que se trata de períorlos ind eterminados, no puede someterse a una norma preconcebida y rlurrnal, es;. ~ K L C sario acorda.de alguna consecuencia a las disposiciones emanadas de estos gobiernos locales, sobre todo, si posteñomente han logrado imponerse y llegar a1 manejo cabal de la cosa ptiblica; todas agueIIas disposiciones dictadas por las necesidades prúcticas y la ~lzoualidadpziblica pueden mantenerse en algunos casos, para bien del Estado mismo (27). Podemos Elegar hasta el punto de admitir la efrcacia de esas disposiciones de la fecha en que fueron dictadas ¿pero podía el Gobierno Provisional desconocer de un modo tan radical Ias emisiones de .Báez, aiín siendo su gobierno un actual y legitimo gobierno constitucional? No podia llegar hasta ahí. Es innegable también que el Gobierno ProvisionaI no pudo, basándose en los motivos recónditos y posibles que pudiera mantener Báez, desconocer una emisión que se había hecho en virtud de un aparente motivo legal y con la cual se habían comprometido frente a terce--m- (24) Coleceidn de Leyes. Tomo 111, pdg. 305,aírm. 524. (25) id. id. (26) id. id. (27) Fnuchille, ob.citada. Tomo I (premiere partie), p6g. 339, aGm. 215 bis, 2. t ros tenedores de billetes emitidos de ese modq el c r u t o y la hw norabilidad de la ReptíbIica. '%ansidkranda: Que desde el momento en que la mayoría de la naci6n se adhiri6 a la revoluci6n de1 7 de julio p a los principios proclama$m por ella, gued6 despojado el señor Ráez de todo mando legal; y que srrs actos en calidad de Presidente de la Bepública, posteriores'aesta fecha, radicalmente nulos y de vaior"'. LameatabIe error de hombres que habian sabido colocarse ea un momento; a la altura de verdaderos estadistas. Desconoca los actos del Gobierna de B5ez porque desde el de julio que& despojado del mando es una verdaderra infantilidad. Lo cierto, lo indiscutible fué qne el Gobierno de Santiago, frente al Gobierna constituci~nalde BAez, no £tié gobierno, mientras aquel se mantuvo eii el Epoder, afin reducido a -una sofa plaza de la República. La capitulacidn del 12 de junio de 1858 fué d cinico acto capaz de desposeer de legalidad 1 . =tos emanados de la AdmMstraci6i nacida el 8 de octubre de Desde ese momento dej6 Mez de ser el legítimo Presidente de la República para entregar d gobierno a la revolucih, poder capaz de comprometer al Estado, desde entonces, como gobierno de facto gewr~E, investido de facultades extraordinarias, r=.