CON PUNTO DE ACUERDO, POR EL QUE SE EXHORTA A LA STPS A FORMULAR EL PROYECTO DE NORMA OFICIAL MEXICANA PARA FACTORES DE RIESGO PSICOSOCIAL, SUSCRITA POR LOS DIPUTADOS RAFAEL YERENA ZAMBRANO Y PEDRO ALBERTO SALAZAR MUCIÑO, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRI Los suscritos, Rafael Yerena Zambrano y Pedro Alberto Salazar Muciño, diputados federales de la LXIII Legislatura e integrantes del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional, con fundamento en lo dispuesto en el artículo 79, numeral 1, fracción II, y numeral 2, fracción III y demás aplicables del Reglamento de la Cámara de Diputados, someten a consideración del pleno de esta soberanía la siguiente proposición con punto de acuerdo de urgente u obvia resolución con la siguiente Exposición de Motivos Un objetivo central que tiene la salud ocupacional es prevenir de manera adecuada las enfermedades o accidentes que se pueden generar en y por el trabajo, todo ello con base en las disciplinas de la seguridad e higiene industrial y bajo el paradigma clásico de la relación de exposición/riesgo y sus efectos en la salud.1 En los últimos 20 años la salud mental en el trabajo es un tema que ha ocupado un lugar importante para la procuración de la seguridad y salud del trabajo. Esta ha sido objeto de estudio de varias investigaciones, pues debido a la dinámica económica mundial y al desarrollo de las tecnologías de la información, se han presentado distintos padecimientos que tienen que ver con la salud mental. Hace 15 años la experta Phyllis Gabriel, especialista en rehabilitación profesional, y autora de un informe preparado para la OIT titulado Salud Mental en el lugar de trabajo (Mental health in the workplace) indicó que “Los empleados sufren desánimo, cansancio, ansiedad, estrés, pérdida de ingresos e incluso desempleo, con el agravante, en algunos casos, del inevitable estigma que lleva asociado la enfermedad mental. Para los empleadores, los costes se traducen en términos de baja productividad, disminución de los beneficios, altas tasas de rotación de plantilla y mayores costes de selección y formación del personal sustituto. Para los gobiernos, los costes incluyen gastos de atención sanitaria, pagos por seguros y merma de renta a nivel nacional.”2 A pesar que desde hace tiempo los actores involucrados en el mundo del trabajo se ocuparon de la problemática de la salud mental, recientes estudios confirman una tendencia a la alza en la cantidad de trabajadores que presentan estrés. Según la OIT, esta tendencia puede tener entre sus principales causas las siguientes: exceso de información, intensificación del trabajo y de las presiones temporales, mayores exigencias de movilidad y flexibilidad, estar siempre “disponible” debido a la tecnología de los teléfonos móviles y, por último pero no menos importante, el miedo de perder el trabajo.3 La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estrés laboral como un patrón de reacciones psicológicas, cognitivas y conductuales que se dan cuando los trabajadores enfrentan exigencias ocupacionales que no corresponden a su conocimiento, destrezas o habilidades.4 Es así que las presiones laborales provocan tensiones psicológicas que hacen que el trabajador sufra entre otras cosas pérdida de apetito, lo cual impacta directamente en su nutrición y con ello el deterioro de su salud física. También dicho sea de paso, dentro del ambiente laboral se han venido a sumar dos nuevas dolencias situadas en la esfera psicológica; el síndrome de burn out o “estar quemados” y al mobbing o acoso psicológico, las cuales son el centro de atención en el tema de la seguridad y salud en el trabajo y que tienen que ver con la manifestación de un estrés negativo. Pero lo más grave es que el estrés representa una condición o preámbulo de la aparición de otras reacciones fisiológicas tales como aumento del ritmo cardiaco, aumento de la presión sanguínea, aumento de la tensión muscular, sudoración, aumento en la producción de adrenalina, respiración superficial con mayor frecuencia, dolor de cabeza, diarrea o estreñimiento, lo cual se desencadena en la aparición de enfermedades cardiovasculares y gastrointestinales.5 La OIT sostiene que el estrés en el trabajo está estrechamente relacionado con las condiciones de trabajo y la forma en que el trabajo está organizado. La prevención del estrés en el lugar de trabajo debe basarse en políticas claras y estrategias para garantizar el trabajo decente.6 Ciertamente nuestra Constitución Política protege al trabajador para que su labor se realice con las condiciones de seguridad necesarias para prevenir afectaciones a su integridad física, tal y como se establece en las fracciones XIV y XV del apartado A del artículo 123 que a la letra dicen: “XIV. Los empresarios serán responsables de los accidentes del trabajo y de las enfermedades profesionales de los trabajadores, sufridas con motivo o en ejercicio de la profesión o trabajo que ejecuten; por lo tanto, los patronos deberán pagar la indemnización correspondiente, según que haya traído como consecuencia la muerte o simplemente incapacidad temporal o permanente para trabajar, de acuerdo con lo que las leyes determinen. Esta responsabilidad subsistirá aún en el caso de que el patrono contrate el trabajo por un intermediario. XV. El patrón estará obligado a observar, de acuerdo con la naturaleza de su negociación, los preceptos legales sobre higiene y seguridad en las instalaciones de su establecimiento, y a adoptar las medidas adecuadas para prevenir accidentes en el uso de las máquinas, instrumentos y materiales de trabajo, así como a organizar de tal manera éste, que resulte la mayor garantía para la salud y la vida de los trabajadores, y del producto de la concepción, cuando se trate de mujeres embarazadas. Las leyes contendrán, al efecto, las sanciones procedentes en cada caso;” Estas disposiciones constitucionales, marcan la pauta para que el Estado emita las normativas correspondientes para la seguridad y salud en el trabajo, lo cual ha sido atendido históricamente de manera oportuna por las autoridades en la materia. Ahora bien, observando que nuestro país se encuentra en los primeros lugares de trabajadores que presentan estrés laboral, es imperioso que se tomen medidas para atender el aumento este problema de salud.7 Si bien es cierto que el Gobierno Federal ha emprendido acciones para revertir esta problemática en los centros de trabajo, entre las que destacan la expedición del nuevo Reglamento Federal de Seguridad y Salud en el Trabajo publicado en el Diario Oficial de la Federación el 13 de noviembre de 2014, en donde por vez primera se contempla como riesgos de trabajo a los factores psicosociales, no menos cierto es que el manejo del estrés laboral requiere de un tratamiento jurídico-operativo especial. Los riesgos psicosociales son definidos en el citado Reglamento como aquéllos que pueden provocar trastornos de ansiedad, no orgánicos del ciclo sueño-vigilia y de estrés grave y de adaptación, derivado de la naturaleza de las funciones del puesto de trabajo, el tipo de jornada laboral y la exposición a acontecimientos traumáticos severos o a actos de Violencia Laboral, por el trabajo desarrollado. Los diputados que suscribimos esta proposición con punto de acuerdo, saludamos con gran beneplácito estas acciones emprendidas, sin embargo, dada la complejidad del tema consideramos que para seguir en esta línea la autoridad, como es el caso de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, debe cerrar la pinza para hacer frente a este problema que no solo amenaza la salud de los trabajadores, sino también de los mismos patrones y a la productividad. La posibilidad de emitir una Norma Oficial Mexicana para la atención de los Riesgos Psicoemocionales como el estrés laboral, tendrá como fin regular todos los aspectos, especificaciones, atributos, directrices, características o prescripciones aplicables para que se observen en los centros de trabajo, en las que se atiendan las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Mundial de la Salud. Cabe destacar que los integrantes del Comité Consultivo Nacional de Normalización de Seguridad y Salud en el Trabajo acordaron elaborar una norma con el propósito de establecer en los centros de trabajo las acciones para identificar, prevenir y dar seguimiento a los factores de riesgo psicosocial que puedan afectar la salud de los trabajadores, de acuerdo con el Programa de Normalización 2015, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 24 de abril de 2015. Por último es pertinente hacernos la reflexión que al ser este país producto de un proceso social que culminó con un carta magna que contuvo por primera vez en la historia del mundo un capítulo relativo a los derechos sociales, es necesario que ahora en los albores del pleno siglo XXI retomemos los aspectos axiológicos del constituyente original para trasformar la realidad de las y los trabajadores que sufren por este padecimiento o riesgo psicosocial. Por todo lo anterior los suscritos diputados proponemos el siguiente Punto de Acuerdo De urgente resolución Único. Se exhorta respetuosamente a la Secretaría de Trabajo y Previsión Social a que formule el proyecto de norma oficial mexicana para factores de riesgo psicosocial. Notas 1 Organización Internacional del Trabajo (OIT). Introducción al estudio del trabajo. México: Limusa, 1995. 2 Trabajo, Revista de la OIT, número 37, diciembre del 2000, Ginebra, páginas 4 y 5. 3 Consultado en http://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/features/WCMS_184830/l ang—es/index.htm, 17 de febrero de 2016. 4 http://www.acatlan.unam.mx/medicos/estres/, consultado el 17 de febrero de 2016. 5 Organización Mundial de la Salud, Sensibilizando sobre el estrés laboral en los países en desarrollo. Un riesgo moderno en un ambiente tradicional de trabajo: Consejos para empleadores y representantes de los trabajadores / Irene Houtman, Karin Jettinghoff, Leonor Cedillo, Ginebra, 2008. 6 Oficina Internacional del Trabajo, Ginebra, La prevención del estrés en el trabajo: lista de puntos de comprobación, página 2. 7 México, primer lugar en estrés laboral: OMS, El Universal, Diario, México, 17 de mayo de 2015. Dado en el Palacio Legislativo de San Lázaro, a 1 de marzo de 2016. Diputados: Rafael Yerena Zambrano, Pedro Alberto Salazar Muciño (rúbricas).