No por mucho madrugar amanece más temprano

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LATERCERA Domingo 6 de abril de 2014
REFORMA TRIBUTARIA
Por Andrés
Santa Cruz
No por mucho madrugar
amanece más temprano
y ricos tienen sus platas. Eso claramente no es
así. Por el contrario, el FUT ha sido un elemento que junto a la estabilidad política y social, las serias políticas macroeconómicas y la
confianza en las instituciones, ha contribuido
al progreso de nuestro país en los últimos 25
años. Ahora, tampoco hay que endiosarlo,
porque también tiene imperfecciones que
han llevado a algunas malas prácticas absolutamente condenables y necesarias de erradicar. Por ello, si la casa tiene goteras, tapémoslas y no botemos la casa.
Frente a la eventual eliminación del FUT, la
depreciación instantánea algo ayuda, pero
no es un sustituto del incentivo de dejar utilidades para la reinversión. Para muchas
empresas, sobre todo la mayoría de las pequeñas y medianas, la inversión en activo
fijo es mínima, por lo tanto, no cumple con
el mismo efecto que tributar sobre las utilidades retiradas.
Junto con el cambio de la base tributable, el
proyecto plantea una importante modificación en la tasa del impuesto de primera categoría, pasando éste a 21% en 2014, 22,5% en
2015, 24% en 2016 y 25% en 2017. Pero en la
práctica, para las sociedades anónimas abiertas, la tasa pasa a ser de 35%, lo mismo que
para las sociedades en que participan inversionistas extranjeros. El año pasado, el impuesto a las empresas era de 17%. Entonces,
estamos hablando de que la carga tributaria
para las S.A. abiertas va a subir al doble. Y
como siempre hemos afirmado, los impuestos nunca han sido neutros y un alza de esa
magnitud tiene efectos en las empresas, en la
inversión y en el crecimiento. Por eso, preocupémonos de que esas repercusiones sean
las mínimas, buscando la combinación virtuosa de que el gobierno tenga los recursos
para financiar su programa, pero con los menores efectos en el empleo a raíz de posibles
caídas en el ahorro y la inversión.
En este marco, el congelamiento a partir de
2016 del DL 600 parece una medida innecesaria, especialmente, porque es una herramienta que ha otorgado certezas a las compañías extranjeras a la hora de invertir en Chile.
No nos arriesguemos a que ésta y otras modificaciones lleven a que nuestro país pierda
competitividad desde el punto de vista de los
grandes proyectos de inversión.
Según lo que ha dicho el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, el crecimiento es
uno de los ejes fundamentales del programa de gobierno, por lo tanto, confiamos en
la disposición de las autoridades de no alejarse de ese camino y de escuchar a todos
los actores que plantearemos ideas y alternativas para que logremos la mejor reforma
posible. De hecho, en la CPC estamos abocados a una acuciosa revisión del proyecto,
de modo de llegar los próximos días al Parlamento con planteamientos serios, técnicos y constructivos.
El proyecto propone también aumentar las
facultades del Servicio de Impuestos Internos
en distintas materias. Tantas atribuciones y
facultades interpretativas discrecionales en
un servicio del Estado, es riesgoso. Por qué
no buscar que el SII no esté sujeto a los vaivenes políticos ni a la influencia del gobierno
de turno, sino que opere como un servicio
autónomo, como es el Banco Central. Si lo
que perseguimos es terminar la evasión, ataquémosla, sancionémosla. Si lo que perseguimos es fiscalizar la elusión, no la persigamos, cerremos los caminos para ella; para
qué los dejamos abiertos.
Los empresarios enfrentamos con tranquilidad y altura de miras la discusión en torno
al proyecto de reforma tributaria. Confiamos
en el liderazgo y el compromiso con Chile de
la Presidenta Michelle Bachelet. La trascendencia que esta reforma tiene para el país y
las inevitables consecuencias -positivas o negativas- que los cambios que se aprueben
producirán en aspectos críticos como el crecimiento, la inversión, el empleo y el bienestar de las personas, nos obliga a todos los actores a ser sumamente responsables y a no
privilegiar el tener una “reforma antes” por
sobre el tener una “reforma buena”. No por
mucho madrugar amanece más temprano.
* Presidente de la CPC.
FOTO: ANDRES PEREZ
E
l proyecto de reforma tributaria recién ingresado al Congreso introduce radicales
cambios al sistema impositivo
chileno. Por la complejidad
de su contenido, requiere de
un análisis muy técnico y específico, que exige un acucioso y profundo
estudio del mismo.
Cabe destacar que como CPC compartimos
el principio de que a mayores gastos permanentes se necesitan ingresos permanentes,
porque está en la lógica de la responsabilidad
fiscal. Asimismo, coincidimos en la necesidad de contar con mayores recursos para
mejorar la educación en todos los niveles,
pues este es el instrumento más poderoso
para entregar verdaderas oportunidades y
superar las desigualdades que aún persisten
en nuestro país. Pero hacemos presente que
la calidad de la educación no es sólo un tema
de recursos.
Más ingresos para el Fisco deben ir aparejados de una mayor eficiencia en el gasto. Para
ello, es imprescindible una significativa modernización del aparato público.
La principal modificación que contiene el
proyecto del gobierno es la propuesta de
cambiar un sistema donde se tributa por las
utilidades retiradas de las empresas, a uno en
el cual se pagaría impuestos por todas las utilidades que las empresas generan, lo que
pasa por la controvertida eliminación del
Fondo de Utilidades Tributables, FUT. El proyecto plantea que a partir del año comercial
2017, los socios pasan a tributar sobre las utilidades devengadas por la sociedad, sean retiradas o no.
Aunque el FUT ha demostrado ser un instrumento muy eficaz para fomentar el ahorro y la inversión en las empresas pequeñas,
medianas y grandes -con los positivos efectos que más inversión ha traído en el aumento del empleo y el alza de las remuneraciones
reales de las familias chilenas-, hoy se le ha
demonizado injustamente, al punto que para
la opinión pública pareciera que es casi un
cofre o una caja negra, donde los empresarios
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