14.1 PANORAMA GENERAL DEL REINADO DE ALFONSO XIII. INTENTOS DE MODERNIZACIÓN. EL REGENERACIONISMO. CRISIS Y QUIEBRA DEL SISTEMA DE LA RESTAURACIÓN. LA GUERRA DE MARRUECOS 1. Alfonso XIII y los proyectos regeneracionistas. El reinado de Alfonso XIII, hijo de Alfonso XII y de Mª Cristina de Habsburgo, se extendió desde 1902 hasta 1931. Pero su reinado tuvo dos partes bien diferenciadas. La primera se extendió desde 1902 hasta 1923, año en el que el pronunciamiento de Primo de Rivera dio lugar a un periodo de dictadura que no terminó hasta la proclamación de la II República en 1931, con el consiguiente exilio del rey. En su primera fase, entre 1902 y 1923, el sistema de la Restauración ideado por Cánovas entró en una profunda crisis. La Constitución de 1876, base del sistema, atribuía grandes facultades al rey, que era quien nombraba y cesaba al presidente del gobierno y a los ministros. Se trataba de un sistema liberal, pero no democrático, porque la oligarquía dominaba el poder y las instituciones y el parlamento no era verdaderamente representativo. España y su sistema política necesitaban regenerarse, modernizarse, adaptarse a una sociedad que como consecuencia de la industrialización había experimentado grandes cambios. El rey trató de liderar esa regeneración, pero su intento se saldó con el fracaso. Además, no pudo contar con el apoyo y el liderazgo de los dos grandes representantes del sistema, ya que Cánovas fue asesinado en 1897 y Sagasta murió en 1903. Quienes se hicieron con el mando de los dos grandes partidos, el liberal y el conservador, intentaron llevar adelante proyectos regeneradores, pero también fracasaron. Desde el partido conservador, Antonio Maura trató de regenerar el sistema político. Su programa consistía en hacer la revolución “desde arriba”, es decir, desde el poder, para lograr el “descuaje del caciquismo”. Ante la creciente movilización revolucionaria “desde abajo”, del movimiento obrero, pretendió movilizar a la mayoría silenciosa, sacándola de su letargo. Para ello era necesario conseguir que el sistema parlamentario fuera verdaderamente representativo, comenzando por la supresión del control del resultado de las elecciones desde el gobierno. Por ello, uno de los objetivos de Maura consistió en la reforma de la Ley electoral, llevada a cabo en 1907. Sin embargo, el problema del proyecto de Maura radicaba en que si avanzaba en la democratización, ello implicaba la mayor representatividad de las fuerzas que estaban fuera del “sistema”, como los republicanos, y en que chocaba con la pretensión del rey de intervenir ejecutivamente en la gobernación del país. Ni la oligarquía ni el rey estaban dispuestos a renunciar a sus prerrogativas. Desde el Partido Liberal, Canalejas trató de integrar en el seno de la Monarquía a sectores afines al republicanismo. También destacó su proyecto de dotar al programa 1 del Partido Liberal de un contenido social, sensible a las condiciones de vida y de trabajo de la clase trabajadora. Trató de que el proyecto regeneracionista superara las limitaciones que imponía el Estado confesional católico, algo esencial para la modernización de España. El Partido Liberal pretendía afianzar la libertad religiosa y restringir los privilegios de la Iglesia, frente al posicionamiento confesional de los conservadores. En todo caso, el papel que Canalejas hubiera podido desempeñar en la modernización de la Monarquía y en la regeneración del sistema político español se frustró con su asesinato, en 1912. 2. Crisis y quiebra del sistema de la Restauración. Los proyectos de regeneración fracasaron, y la monarquía se enfrentó a un conjunto de graves acontecimientos que terminaron por romper el sistema de la Restauración. El problema de nacionalismo catalán y del regreso de los militares a la política se manifestó con claridad en el incidente del Cu-Cut! (1905). Consistió en el asalto perpetrado por un centenar de oficiales del ejército a la sede de este periódico y a las de La Veu de Catalunya, como respuesta a sus informaciones satíricas y ofensivas, a su juicio, contra el ejército. El gobierno de Moret (Partido Liberal) reaccionó protegiendo a los militares y aprobando la Ley de Jurisdicciones, según la cual los delitos de opinión contra los militares serían juzgados por tribunales militares. La reacción en Catalunya fue de agravio, por considerarla contraria a la libertad de expresión y a los sentimientos regionalistas. El incidente puso de manifiesto la existencia de un fuerte descontento, tanto en el ejército como en la sociedad catalana. La expresión política del descontento de la burguesía catalanista fue la unión de los catalanistas en Solidaritat Catalana. Solidaritat Catalana acabó arrollando en las urnas, y demostrando que en Catalunya los partidos “dinásticos” (el liberal y el conservador) no tenían nada que hacer. No solo en Cataluña se hundieron los partidos dinásticos. En Valencia triunfaba otra fuerza de fuera del “sistema”. En este caso, los republicanos liderados por Blasco Ibáñez. Este republicanismo, que se expandía por toda España, basaba su programa en la emancipación de los humildes mediante la sustitución de la influencia de la Iglesia por unos nuevos valores laicos y progresistas. Su principal líder fue Melquiades Álvarez, que se alió con los liberales frente al Sin embargo, Partido Conservador. La crisis el sistema alcanzó su punto culminante en 1909, con Maura en el gobierno. El 26 de julio de 1909 comenzó una huelga general en Barcelona contra la política del gobierno en Marruecos, protectorado español desde la Conferencia de Algeciras (1906). Maura había decidido intervenir para responder a los ataques que los “cabileños” habían protagonizado contra Melilla. Se había decretado la movilización de reservistas catalanes para enviar tropas a Marruecos. Entonces era posible eludir el reclutamiento mediante el pago de una “redención” en metálico. La llegada de noticias de Marruecos que hablaban de numerosos muertos en las primeras batallas provocó que estallara la ira popular. Tras asaltar varias armerías, estalló la insurrección y se desató una oleada de quema de iglesias y conventos. El gobierno reprimió con gran dureza la insurrección, y fueron ejecutadas cinco personas, entre ellas un pensador 2 libertario, y fundador de la Escuela Moderna, Francisco Ferrer Guardia, lo que provocó una gran indignación en toda Europa. Los liberales aprovecharon el descrédito del gobierno conservador para derribarlo, uniéndose a las movilizaciones populares bajo el lema de “Maura, no!”. Se quebraba así uno de los pilares del sistema de la restauración: se rompía la alternancia y se derribaba un gobierno por la presión popular. En 1916 un buen número de oficiales del ejército se organizaron en Juntas de Defensa, para oponerse a los proyectos de reforma que podrían afectar a sus intereses profesionales. Muchos de ellos veían con resentimiento como los oficiales destinados en marruecos ascendían rápidamente por méritos de guerra. Respondieron con firmeza a los intentos del gobierno de disolver las juntas y provocaron la dimisión del gobierno. Otro de los pilares del sistema de la restauración se rompía: los militares volvían a aparecer en la política. Por otro lado, cuando el presidente del gobierno., Eduardo Dato, clausuró las Cortes ante el temor de una huelga general, el líder de la Lliga de Catalunya, Cambó, convocó en julio de 1917 en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios catalanes que exigían la convocatoria de elecciones a Cortes constituyentes con la finalidad de promover una reforma de la Constitución que limitara los poderes del rey, así como un régimen de autonomía para Cataluña. Republicanos y socialistas se unieron a la Asamblea de Parlamentarios, que no descartaba el apoyo de las Juntas de Defensa para promover un cambio constitucional. Estas, sin embargo, no dieron su respaldo a los parlamentarios, y la Asamblea acabó por disolverse, pero la reclamación de un nuevo sistema constitucional permanecería viva. Hay que añadir que el impacto de la I Guerra mundial agravaría la tensión social, debido a que el incremento de las exportaciones españolas a los países en conflicto disparó los beneficios empresariales, pero provocó una gran inflación y una profunda pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores, que no vieron incrementados proporcionalmente sus salarios. Los dos sindicatos (UGT, socialista y CNT, anarquista) adoptaron una estrategia unitaria y convocaron una huelga general el 18 de diciembre de 1916, por la carestía de la vida, que tuvo un gran seguimiento, y amenazaron, ya en marzo de 1917, con convocar una huelga general indefinida, en demanda de cambios sociales, políticos y económicos, sin duda influenciada por el triunfo de la revolución rusa de febrero de ese mismo año. La huelga general fue convocada en agosto de 1917, y en la que se pedía entre otras cosas, la formación de un gobierno provisional y la convocatoria de elecciones a cortes constituyentes, fracasó y saldó con docenas de muertos y centenares de detenidos. Pero el movimiento obrero no dejaba de crecer y la UGT y la CNT ampliaban su militancia. Al periodo comprendido entre 1918 y 1920 se la ha llegado a denominar como el “trienio bolchevique”, un periodo salpicado de huelgas, motines y manifestaciones. 3 La agitación del movimiento obrero dio paso al reconocimiento de algunos derechos sociales, como la jornada de ocho horas, pero se hizo frecuente el recurso del gobierno al empleo del ejército para imponer el orden y los empresarios, especialmente en Cataluña, se radicalizaron. Tras la conocida huelga de la fábrica “La canadiense”, en Barcelona, que se extendió a toda la ciudad, Cambó y los catalanistas aparcaron la cuestión autonómica y apoyaron el empleo de medidas de fuerza contra el movimiento obrero. La patronal catalana respondería con la acción armada de los pistoleros a la acción armada de los anarquistas. Se trató de una verdadera guerra social que alcanzó su apogeo en 1921. Para combatir a los pistoleros anarquistas el gobernador de Barcelona, el general Martínez Anido, aplicó la famosa “ley de fugas”, mediante la que se ejecutaba a los anarquistas detenidos con el pretexto de supuestas fugas. En 1921 fue asesinado el presidente del gobierno, Eduardo Dato, a manos de un pistolero anarquista. 3. La guerra de Marruecos. Fue la guerra de Marruecos el factor que terminó por hacer saltar por los aires al sistema de la Restauración. Tras la Conferencia de Algeciras de 1906, España se apoderó de la montañosa franja norte de Marruecos. Muy pronto aparecieron los conflictos con los indígenas. Las cabilas del Rif se agruparon bajo el liderazgo de Abdel-Krim. Para hacerle frente el general Berenguer estaba al mando de un ejército mal preparado y equipado, en el que destacaban los Regulares, tropas indígenas, y la Legión, fundada por Franco y Millán Astray a imagen de la Legión extranjera francesa. En el verano de 1921, las tropas españolas se embarcaron en una acción de combate mal planificada y dirigida por el general Fernández Silvestre, una operación desde la comandancia de Melilla hasta la de Alhucemas. Los choques con las cabilas rifeñas concluyeron con una retirada desordenada y la masacre de las tropas españolas. Se trataba del Desastre de Annual, que costó más de trece mil muertos, entre ellos el general Fernández Silvestre. El desastre de Annual provocó una terrible impresión en una opinión pública contraria a la guerra. Hubo grandes protestas en el país y los republicanos y socialistas se apresuraron a reclamar el abandono de Marruecos. La presión de la opinión pública llevó a la formación de una comisión militar que investigara sobre los acontecimientos. Su resultado fue el Expediente Picasso, informe redactado por el General de División Juan Picasso. Pese a las trabas que le pusieron las compañías mineras interesadas en el dominio de Marruecos y altos cargos del gobierno y el ejército, el expediente ponía en evidencia enormes irregularidades, corrupción e ineficacia en el ejército español destinado en África. El expediente no llegó a suponer responsabilidades políticas ni criminales, pese a que en el Congreso se pedían responsabilidades a los altos mandos militares, al gobierno e incluso al rey. Antes de que la comisión del Congreso encargada de su estudio fuera a emitir su dictamen el 1 de octubre de 1923, el 13 de septiembre el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de estado y estableció una dictadura militar. 4 FUENTES HISTÓRICAS RELACIONADAS Semana Trágica de Barcelona, 1909. 5 Ejemplar de la Revista Cu‐cut, 25 de noviembre de 1905 6 7 Huelga general de agosto de 1917 8 Desastre de Annual, 1921 9 SELECCIÓN DE TEXTOS SELECCIONADOS 1. Joaquín Costa: Oligarquía caciquismo como la forma actual de gobierno en España: urgencia y modo de combatirla. (1901). Con esto llegamos como por la mano a determinar los factores que integran esta forma de gobierno y la posición que cada uno ocupa respecto de los demás. Esos componentes exteriores son tres: 1º, los oligarcas (los llamados primates, prohombres o notables de cada bando que forman su “plana mayor", residentes ordinariamente en el centro); 2º, los caciques, de primero, segundo o ulterior grado, diseminados por el territorio; 3º, el gobernador civil, que les sirve de órgano de comunicación y de instrumento. A esto se reduce fundamentalmente todo el artificio bajo cuya pesadumbre gime rendida y postrada la Nación. Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernante, distribuida o encasillada en “partidos". Pero aunque se lo llamemos, no lo es; si lo fuese, formaría parte integrante de la Nación, sería orgánica representación de ella, y no es sino un cuerpo extraño, como pudiera serlo una facción de extranjeros apoderados por la fuerza de Ministerios, Capitanías, telégrafos, ferrocarriles, baterías y fortalezas para imponer tributos y cobrarlos. [...] En las elecciones […] no es el pueblo, sino las clases conservadoras y gobernantes, quienes falsifican el sufragio y corrompen el sistema, abusando de su posición, de su riqueza, de los resortes de la autoridad y del poder que para dirigir desde él a las masas les había sido entregado.” 2. Intervención de Indalecio Prieto (PSOE) en las Cortes sobre el desastre de Annual (21 de noviembre de 1922). “Se perdió Igueriben, como no tenía más remedio que perderse, dadas las condiciones de la posición y la calidad y cantidad del enemigo; se perdió Igueriben, y son los testigos de la pérdida de 5.000 hombres concentrados en Annual, otra posición también indefendible, que empieza por ser un puesto insignificante de policía y, por no sabemos qué razones de arte bélica indemostrables ante el más rudimentario juicio que examine esta cuestión, se convierte en un campo base de concentración de 5.000 hombres sin defensa posible. Annual es -ahí está también sangrando una frase del general Silvestre-, un callejón sin salida. Pero ya es tarde, ya no hay tiempo; los 5.000 hombres, de los cuales una porción considerabilísima han sido incorporados a filas solamente con un mes de instruccción, cuando un reglamento que está ahí para adornar las colecciones del "Diario Oficial" establece que el primer período de instrucción de un recluta, antes 10 de su verdadera incorporación, son de tres meses; cuando un mes, si han de cumplir las prescripciones sanitarias, también perfectamente decorativas en las "Colecciones Legislativas" del Ministerio de la Guerra, se han de invertir forzosamente en la vacuna; una porción considerable de soldados bisoños, que llegan allí forzados por la mala suerte, cno el recuerdo metido muy dentro de la mente de catástrofes, de tragedias sangrientas, de barrancos del Lobo, de gente muerta a palos y a pedradas por unos moros fieros; y aquellos hombres recientemente incorporados a filas, que no saben disparar un fusil, que no saben cargar., (...)”. 3. Manifiesto del Comité de Huelga, 12 de agosto de 1917. A LOS OBREROS Y A LA OPINIÓN PÚBLICA: Ha llegado el momento de poner en práctica, sin vacilación alguna, los propósitos anunciados por los representantes de la Unión General de Trabajadores y la Confederación Nacional del Trabajo en el Manifiesto suscrito por estos organismos en el mes de marzo último. (...) Y si esto han hecho los poderes públicos con las clases sociales en cuya adhesión han buscado siempre las más firmes garantía de su existencia y dominio, ¿qué no habrán hecho con el pueblo inerme e indefenso bajo un régimen constitucional ficticio, bajo un régimen económico de miseria y despilfarro, y en un estado cultural mantenido por los oligarcas en el más bajo nivel, y sobre el cual la masa ciudadana sólo puede irse paulatinamente elevando merced a ímprobos y perseverantes esfuerzos. […] Pedimos la constitución de un Gobierno provisional que asuma los poderes Ejecutivo y moderador, y prepare, previas las modificaciones imprescindibles en una legislación viciada, la celebración de elecciones sinceras de unas Cortes Constituyentes que aborden en plena libertad los problemas fundamentales de la Constitución política del país. Mientras no se haya conseguido este objeto, la organización obrera española se halla absolutamente decidida a mantenerse en su actitud de huelga. Instrucciones para la huelga. En el momento en que se reciba la orden de huelga, dada por los Comités Nacionales de la U.G.T. y del Partido Socialista, los obreros procederán a la paralización de todos los trabajos, de tal modo que el paro resulte completo .¡Viva España! Madrid, 12 de agosto de 1917. Por el Comité Nacional de la Unión General de Trabajadores: Francisco Largo Caballero; vicepresidente; Daniel Anguiano, vicesecretario, Por el Comité Nacional del Partido Socialista: Julián Besteiro, vicepresidente; Andrés Saborit, vicesecretario. 11 12