356779. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo LVI, Pág. 1143. CONTRATOS, OBJETO Y CAUSA EN LOS. Es cierto que la doctrina, en algunas ocasiones, reconoce la sinonimia entre los términos de causa y objeto en los contratos, y en ocasiones asemeja la causa al motivo del contrato y admite la diferencia que existe entre la causa en los contratos sinalagmáticos y en los contratos unilaterales, con especial mención de los contratos gratuitos; pero en síntesis, puede afirmarse que el motivo del contrato es algo personal en cada individuo, un impulso variable en cada contratante, y la causa es algo que no varía con las partes y que en un contrato de una naturaleza determinada, es siempre idéntica. Así, cuando se celebra un contrato de compraventa, la causa de la obligación del vendedor es la entrega del precio por el comprador, y la causa de la obligación del comprador, es la entrega de la cosa vendida por parte del vendedor; que el comprador pretende obtener la cosa por motivos de lucro, por motivos personales de conveniencia, comodidad o aun por puro lujo, es una cuestión interna, psicológica, que no puede ser materia de discusiones jurídicas, porque lo subjetivo no puede ser sometido a normas jurídicas, en tanto que se conserva en el fuero interno, y sólo es materia de la norma legislativa, cuando esos móviles internos se traducen objetivamente por actos en relación con otros individuos o con la sociedad. En los contratos unilaterales y principalmente en las donaciones, la causa del contrato se considera en el animus donandi, traducido en la expresión de la voluntad de donar como una liberalidad, y es sólo esta expresión de voluntad la que constituye al donante en la obligación de cumplir con el compromiso contraído voluntariamente, de lo que se concluye que si en una escritura de división y partición de bienes, el usufructuario de los mismos, se compromete a cubrir el pasivo de la sucesión, entre el que se encuentran unos créditos hipotecarios, que gravitan sobre los bienes usufructuados, si no se expresa el motivo o antecedente de la obligación, esta circunstancia en nada influye para la validez de la misma, supuesto que en nuestro régimen jurídico, no existe prevención de naturaleza alguna, que obligue a las partes a expresar el antecedente personal de la obligación contraída, y basta para la validez de la misma, la expresión de voluntad con las formalidades prescritas por la ley. Amparo civil directo 2467/37. Ortiz de Montellano viuda de Pesquera Ursula. 4 de mayo de 1938. Unanimidad de cinco votos. La publicación no menciona el nombre del ponente. -1-