ni maestra ni monja ni ángel

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NI MAESTRA NI MONJA NI ÁNGEL
La Persistencia: Entrevista a María Fux
Entrevista: Melisa Ortner, Karina Caputo, Adriana Valetta,
Josefina Bravo.
Desgrabación: Adriana Valetta, Josefina Bravo.
Edición: Josefina Bravo
PREFACIO DE UNA ENTREVISTA
MF: ¿Vos sabes cocinar?
EA: Sí.
MF: ¿Qué te gusta hacer?
EA: Me gusta mucho cocinar arroz…
MF: ¿Sabés cuándo está a punto? ¿Quién te avisa?¿El portero o
el arroz?
EA: El arroz… y yo.
MF: El arroz te dice cuando está a punto porque lo probás. Esa
es la vida. Como el arroz.
AHÍ TENÉS UN LÍMITE
¿Qué es la danzaterapia? ¿Puede definirse tan fácil a través
de la palabra? Puede “decirse”, si se quiere, en una clase. El
estudio de María Fux está en un segundo piso de un edificio
antiguo de Buenos Aires. El piso es de madera, las paredes
altas, las ventanas alargadas con balcón francés. Entran
algunos haces de luz por la ventana. No está oscuro, pero
tampoco muy luminoso. En una esquina, un aparato de música. Y
María, de pie, con las manos ajustadas a la barra. Sus
movimientos lentos –cuidados- hablan de una prudencia, de un
saber de los límites que los 93 años le dan a su cuerpo. Toda
ella es pulcritud y prolijidad. El pelo tirante, ajustado al
rodete. Sutil, el maquillaje social. Sus ojos azules resaltan
por el delineado, su boca se abre en una sonrisa. Ese
vestuario algo oriental, de pantalón y túnica. Todo en un
mismo color, en una misma unidad. A tono con el espacio que la
rodea, a tono con el color del día y con la gente que viene a
danzar.
Hoy la clase empieza con la música. Suena un piano y María
pide que bailemos con nuestras manos. Luego, suena un vals.
¿Cómo se baila el vals? ¿Un pasito para adelante y otro para
atrás? No, el vals se baila como la música que escuchamos
antes, dejemos a las manos bailar un vals propio. Hay un ritmo
y, con ese ritmo, uno puede moverse de múltiples formas, no
sólo con las establecidas. Es posible inventar un modo propio.
Si uno se deja llevar por la música, si uno deja que ella le
brinde sus ritmos y que entre en el cuerpo, puede –entoncesdevolver una forma, devolverle una forma a la música, a cambio
del ritmo.
“La
danzaterapia surgió a partir de mi vida, de la rótula de mi
madre, que no se flexionaba. Aprendí que mi madre hacía tantas
cosas maravillosas que mucha gente que podía correr y doblar
la pierna no hacía. Aprendí que los limites estaban siempre
desarrollándose en los sí puedo”. (*)
Y, en la clase, como en la vida, aparecen los límites. Límites
físicos, límites sociales, límites racionales… Líneas reales o
imaginarias que dicen “hasta acá”. Una línea, un borde marcan
un adentro y un afuera, un lado y otro lado. La piel, por
ejemplo, podría ser borde, límite entre el adentro y el afuera
del cuerpo.
Usted tiene una visión positiva de los límites, de límite como
posibilidad creadora. Entonces, mi pregunta es: ¿cuándo un
límite se puede correr y cuándo es un obstáculo insalvable?
Cuando podés cambiar. Cuando vos cambiás como persona. Todo
tiene que ver con todo.
“Lo único que hago es estimular las potencialidades que todos
tienen. Nunca hablo de curar, sino de cambiar. Y cualquiera
sea el tipo o gravedad de un problema, siempre habrá algo que
se pueda modificar”. (*)
La danzaterapia propone crear con lo que tenemos. “Si alguien
se acerca y me dice quiero danzar, yo le digo, ya podés danzar
con lo que tenés. Sí, podés.”(*) No importa lo que falta, ni
importa si no es posible mover una parte del cuerpo o si no es
posible escuchar. Nadie está “completo”. Todas las personas
tienen limitaciones, así no sean físicas. Cada cual carga con
sus miedos, con sus prejuicios, con sus inseguridades. No hay
una persona igual a otra. Entonces, con lo que cada uno tiene,
con lo que le tocó en suerte, ¿qué se puede hacer? ¿Se puede
bailar? Claro. ¿Qué movimiento puede inventar? Es cuestión de
probar, moverse, dejar que fluya de adentro hacia afuera lo
que se es, lo que se tiene. Y de a poco: “El cuerpo va
diciendo sí puedo. Es un trabajo que sigo tratando de
comprender, de dar y sentir que los limites se pueden ir
desplazando lentamente.” (*)
EL SILENCIO
Usted también habla mucho del silencio…
El silencio es lo que tenés
dentro como la respiración, como
tu corazón, como la vida. Debés
escucharlo. El silencio no tiene
música, pero sí tiene ritmo.
“La valorización de la danzaterapia por medio del silencio es
importantísima, porque podemos escucharnos por dentro”.(*)¿Qué
nos impide llegar a ese silencio?
No poder conocernos a nosotros mismos. No nos conocemos,
entonces, no podemos llegar a ese silencio. Cuando nos vamos
conociendo, vamos pudiendo.
¿Qué es el silencio? ¿La ausencia de ruido? ¿O será, más bien,
una calma, con sonidos o ritmos más sutiles, más suaves, que
nos acercan a lo más profundo de quienes somos, para poder
escucharnos? ¿Será el miedo a escuchar, lo que impide llegar a
ese silencio?
Y, a la hora de escribir, ¿cómo funciona el silencio?
Como la vida, igual que la vida.
LA PALABRA Y EL MOVIMIENTO
“Yo me movía antes de nacer, en la panza de mamá. Siempre he
querido el movimiento mucho más que hablar, comunicarme
conmigo, pero especialmente con los otros, con el cuerpo.” (*)
¿Cuál es su relación con la palabra? ¿Qué sentido puede
producir la palabra que no pueda producir el cuerpo?
¿Cómo? La palabra es cuerpo. La palabra se mueve en mi cuerpo.
La palabra me da el ritmo, me da el sonido y me da la forma.
O sea que la palabra también tiene una forma, tiene un
movimiento…
Es la forma de poder expresarte.
“Si la palabra es movimiento y en mi cuerpo existe el ritmo
que no escucho, soy sorda, no sé lo que es el sonido de la
palabra, pero sorda como estoy puedo sentir el ritmo infinito
de mi cuerpo.”(*)
Cada palabra está cargada de significado, pero también tiene
un dibujo y un sonido. Entonces, cuando se dice una palabra,
impactan la sonoridad y el significado. Y, cuando se lee, el
dibujo, también dice. La palabra puede danzarse por todo lo
que tiene y significa y, también, por lo que impacta en cada
uno, todo eso que significa.
María habla en la clase, entonces, danzamos los sonidos y los
significados de las palabras. Pero si la clase se da en el
salón de un colegio y hay palabras en las paredes, esas
palabras van a modificar la danza de otra manera. Las palabras
dicen, entonces, con su dibujo, con su forma y con su
significado. ¿Qué le dice a cada uno la palabra amistad? ¿Cómo
se baila? ¿Solo? ¿De a dos?
¿LO QUE SE DESHACE ES LA DANZA O EL TIEMPO?
“Desde hace años tengo la idea obsesiva de dejar algo más que
mi danza, ya que ésta se deshace en el aire una vez
finalizada. Esta necesidad nació
del
vacío
que
siento
al
finalizar los recitales, cuando
mi cuerpo ha quedado sin nada en
las manos; o al concluir los
cursos en distintos países además
del
míoy
debo
despedirme de los alumnos. O
también, cuando una niña o un
anciano han logrado sentir junto conmigo la maravilla de
conocer su cuerpo para expresarse. Escuchar ese vacío es lo
que me ha impulsado a realizar esto que es parte de mi vida,
que constituye un maravilloso puente para quienes buscan en el
movimiento una posibilidad de respuesta.”(*)
Usted dice que empieza a escribir sus libros, porque cuando
termina de danzar siente un vacío…
No es así.
¿Cómo es?
El cuerpo me va diciendo cuándo necesita la palabra y cuándo
necesita el silencio. Cuando necesita la palabra, yo trato de
que la palabra tenga movimiento.
En uno de sus libros, leemos: “He sentido que todos mis libros
están inconclusos. Siempre falta algo más que no he dicho”.
¿También le sucede con la danza?
Todo. Igual. Igual, igual.
Porque uno va cambiando, el aquí y ahora es distinto…
No, porque uno va aprendiendo poco de lo que puede y mucho por
lo que puede dar, que no conoce.
“No sirve para nada lo que tengo dentro, si no tengo la
posibilidad de dar al otro para encontrar caminos y
movimientos”.(*) Y, mientras se danza el espacio, se da el
encuentro con otro. Y ese encuentro es maravilloso, porque
cambia a las personas y modifica los movimientos que siguen.
Uno ofrece
da. Luego,
aprendido
distinto y
futuras por
su movimiento al otro y recibe lo que el otro le
ambos siguen viaje y ya no son los mismos. Han
de ese encuentro, han conocido un movimiento
eso -de alguna manera- influirá en las danzas
el espacio.
Quería saber, ¿cómo se da cuenta de que un movimiento es
creativo?
Cuando está unido a tu vida. Cuando tu vida es movimiento.
Cuando mentís, se ve.
“Siempre he querido danzar porque siempre vivo en movimiento.
El movimiento empieza cuando abro los ojos a la mañana y digo
qué hermoso el día que me está esperando, hoy es mi día.” (*)
¿Y qué pasa en la repetición de movimientos? Por ejemplo, en
la danza clásica.
Acá, en el estudio, en danzaterapia, en lo que yo estoy
creando, no existe repetición, porque en cada instante estás
cambiando.
Pero usted habla de que hay una memoria corporal…
Memoria hay, claro. Hay reconocimiento de lo que has hecho.
¿Y el cuerpo también tiene memoria?
Seguro. Lo recibe y lo da.
“Hay espacios dentro y fuera del cuerpo. Esos espacios pueden
tener forma y expresión.” La danza, ¿aparece cuando estos dos
espacios se tocan?
Los espacios están dentro de lo que no conocés de tu cuerpo y
en relación al movimiento. Acá en este lugar, ¿hay espacio?
¿Vos estás sentada en un espacio?
Sí.
Yo también.
En uno de los libros afirma: “confrontándonos podemos
atestiguar nuestros propios límites”. ¿Cuál es la importancia
de la mirada del otro?
Lo importante es cómo te mirás vos. No te preocupes por cómo
te mira el otro. El otro te mira. Es el problema del otro. Lo
importante es ver cómo te mirás vos cuando hacés una cosa.
¿Y qué pasa cuando uno se encuentra con el otro?
Feliz. Qué suerte que tenés. ¿Quién es el otro?
EL CUERPO QUIERE SER PERSONA
“Todo nuestro cuerpo es un instrumento, un instrumento que
suena, que reconoce el espacio,
que puede pasar sin tocar el
cuerpo del otro”.(*) ¿Qué pasa
hoy en la sociedad virtual en la
que vivimos? ¿Qué pasa con el
cuerpo?
Que no lo conocen. La gente no conoce su propio cuerpo. Está
mirando qué hacen, qué dicen de uno y eso tiene poca
importancia. Lo que sí quiero saber es cómo soy y eso es cada
día y en cada momento de la vida, hasta que te morís. No es
que acabe en un período de la vida.
¿Y qué se tendría que hacer para conocer ese cuerpo?
Abrir los ojos y sentirse. ¿El cuerpo es tuyo o mío? ¿Con qué
cuerpo estás hablando?
Con el mío…
Entonces averiguá en el tuyo qué pasa. Yo averiguo cada día a
ver cómo estoy. Y trato de dar con lo que tengo. No trato de
fantasear que yo soy el otro. No. Yo soy lo que estoy
aprendiendo. ¿Me entienden lo que digo?
Sí… y, respecto a la sociedad de consumo, ¿qué opina de ese
modo, donde el cuerpo termina por ser tratado como un objeto o
una mercancía?
Problema de la gente. El cuerpo no dice “yo soy una
mercancía”. El cuerpo quiere ser, ser persona. Es la gente que
quiere comprarte y venderte. Vos sabés qué tenés que hacer con
el tuyo, con tu cuerpo. Vos no tenés que pensar que la
sociedad te va a decir lo que tenés que hacer. Vos sabés.
El cuerpo tiene una sabiduría…
El cuerpo sabe. El cuerpo es cada uno de nosotros.
O sea, no hay una dicotomía cuerpo – alma.
No me hables con palabras difíciles. ¿Qué quiere decir
dicotomía?
Esa división entre el cuerpo y el alma…
¿Qué alma? ¿Dónde está el alma? El alma está en el cuerpo.
¿Qué es el alma? Es lo que yo hago y lo que siento.
No existe, entonces, esa división…
¿Qué división? ¿Por qué división? El alma es cuerpo. ¿Qué es
el alma? Es lo que no sé de mi misma.
Un desconocimiento… El que no conoce su cuerpo, no conoce su
alma. ¿Sería algo así?
No conoce su vida. Su vida tiene todo.
Y eso es algo que traemos del catolicismo…
Bueno, ese es problema del catolicismo. Yo no soy cura ni voy
a ser monja. ¿Está claro? No soy un ángel.
¿Y qué piensa del pecado?
¿Qué pecado? ¿Y si en vez de comerme un guiso, como un dulce
de batata? Cada uno tiene sus leyes y hay que saber realmente
quién sos. Esa es la preocupación. Quién soy, para qué vivo y
qué quiero hacer con mi vida. Son preguntas que tengo adentro.
EL BIEN Y EL MAL NO TIENEN MOVIMIENTO
Con respecto al tema de los límites. ¿Considera que hay
límites…?
Todos tenemos límites. ¿Vos no tenés límites?
Iba a decir, límites con respecto a la edad y en relación con
la danza.
¿Qué edad? Cuando tenés 3 años, ¿pensás en los límites o vivís
lo que hacés? El niño de 3 años tiene más sabiduría que
nosotros, porque no está pensando si está bien o está mal. Lo
hace. Se cae, se levanta.
Es decir, que pensar si algo está bien o está mal, ¿es ponerse
un límite?
Tenés que averiguar qué querés vos, con el bien y el mal. Para
unos, el bien es el mal. Para otros, el mal es el bien. Vos
preocupate de lo que tu cuerpo necesita, qué quiere, cómo sos,
qué querés en la vida, qué buscas. Eso es todo. Y hacé de
acuerdo a lo que sos. No esperes que el otro te enseñe qué
hacer. Preguntale al niño de 3 años si sabe de la cláusula 27
del inciso 32. ¿Está claro?
En el momento de la danzaterapia, en el contacto que tiene la
maestra con el alumno, usted dice que cada uno tiene un
tiempo: “Cuando trabajamos con la persona que está
imposibilitada y que puede ser estimulada, su tiempo es
diferente”. (*) Al igual que sus ritmos. Entonces, ¿qué sucede
cuando hay un punto de encuentro entre el ritmo de la maestra
y del alumno?
Primeramente, tenés que saber que no enseño, no soy una
maestra. Segundo, yo doy mi experiencia, el otro lo toma como
puede. Con limitaciones, como las tengo yo. De otra manera,
pero es lo mismo. Yo también sé decir “no puedo” o “no sé”.
¿Ustedes creen que yo sé? Yo no sé.
¿Y hay alguna diferencia entre aceptar el límite, decir “yo no
sé”- “yo no puedo”- y el obstáculo que uno puede ponerse?
¿Qué obstáculo? ¿Un autobús, un ómnibus?
Alguna limitación física.
Cada uno las tiene. Para cada uno es diferente. A uno comer
zapallo con manteca no le gusta, otro quiere pan con leche.
Cada uno elige. Se elige a través de la vida quiénes somos. El
movimiento ayuda, nada más. No hay ni bien ni mal. ¿Está
claro?
Es toda una filosofía…
Lo es. Es la forma en que yo vivo. Esa soy yo. Eso no me lo
enseñaron, lo estoy aprendiendo.
En este aprendizaje, ¿cómo pensás la persistencia?
¿Qué persistencia? ¿La persistencia de qué?
El ir todo el tiempo a eso, el ser coherente…
Todos los días cambiamos. Ayer no es igual a hoy. Hoy es otro
día y mañana no sé qué será. Acepten naturalmente los cambios.
El movimiento es cambiar, cambiar con lo que tengo, no con lo
que compro. No se vende eso. Se aprende. Se aprende diciendo
“no sé”. Y no pensar que el otro te da una llave para que
abras un cajón. ¿Vos sos un cajón?
No.
Yo tampoco. ¿Está claro?
En algún momento dijiste que siempre te guía la intuición.
¿Podés decirnos qué es para vos la intuición? ¿Qué nos puede
ayudar a detectarla?
No. Cada uno tiene su Intuición. Aprendo de lo que no sé.
Poniéndome en claro lo que sí sé. Nada más. El día de hoy, al
estar ustedes acá conmigo no es igual al de ayer, ¿es así o
no? Mañana es otro día.
Y la intuición, ¿cómo te guía?
¿Qué es la intuición? Lo que nos avisa. No es lo que sabés. Es
lo que podes crear. Es lo que no sabes. Aceptá que no sabes,
que es lo más difícil, porque siempre decimos sí, sí, sí.
Da miedo no saber…
Da miedo porque tenemos que escucharnos, ¿qué es lo que
queremos? Y cada día debemos preguntarnos. Eso es todo. Yo les
deseo que la experiencia de ustedes sirva para lo que quieren
hacer. No mi experiencia. Mi experiencia ya está hecha y yo
estoy caminando para aprender, no para decir “ya sé”.
Igual, usted dice y transmite, es un modo de educar.
Sí, es así, es lo que hago. Es donde yo aprendo. A través de
dar.
Y es muy generosa con lo que aprende, porque lo brinda.
Yo no sé si soy generosa. No me interesa. Yo doy como soy.
Cuando estás en mi mesa, te doy de comer. Cuando estamos en el
estudio, te doy el movimiento. Pero sos vos la que lo tenés
que hacer.
Y, hablando de movimiento, usted ha dicho que la palabra es
movimiento…
¿Y vos qué creés?
Que es movimiento, también.
Ah, qué bueno. Somos dos en la tierra que creemos eso.
¿Siente que también la escritura es movimiento?
La escritura es movimiento, depende de qué escribís. Si
escribís dos más dos son cuatro, sos muy aburrida. Si escribo
lo que siento, me hace bien a mí. No pienso si me van a leer.
Y ahí está el movimiento…
Ahí está la vida.
La danzaterapia ayuda, a través de la concientización del
cuerpo, a aceptar el devenir de la vida y los límites propios
y ajenos, como se acepta el movimiento de la tierra sobre sí
misma y alrededor del sol. Aceptar la muerte, como parte de
esta vida que es movimiento, cambio constante. La danza fluye
como la vida. Se danza una
música, pero también se danza un
espacio y los encuentros que se
producen en él. Se danza el
clima, los ruidos del día, los
olores,
los
colores,
las
sensaciones del cuerpo,
ritmos, las formas y
los
los
silencios. María Fux propone la
danza como forma de vida, como forma de relacionarse con otros
y con uno mismo. Propone ser consciente de qué le pasa al
cuerpo y qué sucede alrededor de él. La danzaterapia: una
persistente afirmación y celebración del aquí y el ahora, del
instante único e irrepetible.
“(…) los cambios se van realizando a través del tiempo y la
danza se transforma en terapia. ¿Por qué es terapia? Porque
digo: cambio, para sentirme mejor.” (*)
POSTFACIO DE UNA ENTREVISTA
EA: Pensando en la escritura, ha escrito libros…
MF: Sí. He leído mucho. Me interesa la lectura. Sigo leyendo
mucho. ¿Qué leo? Depende del día y de la hora. Cambio. No hay
horario para comer. ¿Comes cuando tenés hambre? Yo también.
Hambre por leer, hambre por no saber.
…
EA: ¿Y cómo ha sentido los límites al momento de escribir?
MF: Cuando sabés que no podés hacer más nada. Ahí tenés un
límite.
(*) citas de libros de María Fux y recortes de otras
entrevistas.
Nota 1: Las ilustraciones son de Paula Rivero.
Nota 2: Las fotografías son de Aldana Seisdedos.
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