El español de América: áreas y rasgos principales El español de América constituye la variedad geográfica más importante de nuestra lengua. Como resultado de la colonización del continente americano, hoy se habla español en dieciocho países: México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Cuba, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Chile y Argentina. También se habla español, aunque en convivencia con el inglés, en Puerto Rico y en los Estados norteamericanos de Nuevo México, Texas, Arizona y California. No hay acuerdo en la delimitación de las distintas áreas hispanohablantes que se pueden distinguir en esta amplia zona que ocupa el español de América. En lo que parecen estar de acuerdo la mayoría de los lingüistas es en la existencia de un área antillana o caribeña, que comprendería Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y las costas caribeñas de Colombia y Venezuela. Pero existen demasiados problemas para la delimitación del resto de la América hispanohablante. Quizá uno de los intentos más aceptados hoy es la división de toda el área americana en tierras altas y tierras bajas: a) Pertenecerían a las tierras altas México, Colombia, Ecuador y Bolivia, y tendrían como rasgo común más llamativo el debilitamiento en la articulación de las vocales en general, hasta el punto de que éstas se dejan de pronunciar frecuentemente. b) Las tierras bajas incluirían el área de las Antillas, la costa caribeña de Colombia y Venezuela, Chile, Paraguay, Uruguay y el litoral argentino. En esta zona se manifiesta más regularmente, aunque con diferente intensidad, la relajación en la articulación de las consonantes. Más sencillo resulta, sin embargo, observar rasgos comunes a todas las variedades del español de América. En principio, la mayoría de esos rasgos coinciden con los de las variedades meridionales de la Península, dada la importancia de Andalucía en la conquista y colonización de América. Entre los principales destacan: a) En el plano fónico: el seseo (pronunciación de za,o,u y ce,i como /s/); el debilitamiento de la articulación de -s en posición final de sílaba; el yeísmo (confluencia de /ll/ y /y/ en favor del segundo); la confusión de -r y -l en posición final de sílaba; la relajación de la articulación de la j, etc. b) En el plano morfosintáctico: empleo exclusivo de ustedes para la 2ª persona del plural y concordancia con la forma verbal en 3ª persona; adverbialización del adjetivo al inmovilizarlo en masculino y singular; empleo casi exclusivo del pretérito perfecto simple frente al compuesto... Comentario aparte merece el voseo, el uso del pronombre vos, en lugar de tú, con forma de confianza, frente al usted como forma de cortesía. Este pronombre vos concuerda con una forma verbal derivada del plural pero que los hablantes tienen por singular (tenés, procedente de tenéis). Así, Vos tenés equivale a Tú tienes. Se trata de un fenómeno generalizado en Argentina, Uruguay y Paraguay, y también presente en zonas de Chile, Perú, Colombia, Venezuela y casi toda Centroamérica. c) En el plano léxico-semántico: existe en América una gran riqueza, basada tanto en la conservación de arcaísmos, ya en desuso en la lengua hablada en España, como en los constantes neologismos que van entrando, fundamentalmente desde la lengua inglesa. Al mismo tiempo, el español de América tiene una gran facilidad para la creación léxica a través de los propios procedimientos de derivación. En conjunto, estas diferencias podrían convertirse en elementos disgregadores de la lengua y éste es un peligro real que hay que tener presente.