Clusters, Innovación y Negocios Por el MBA Marcelo G. Angione* AD Consultores [email protected] Hace tiempo alguien me preguntaba: “Marcelo, ¿Por qué te gusta el tema de clusters?”. Desde entonces sigo construyendo la respuesta, ya que cada día sumo nuevas razones que reafirman mi convicción. Estudié Administración, dentro y fuera de la universidad. Mi alma máter, dejó profundas huellas en mí. Me permitió investigar, leer, estudiar y escuchar brillantes exposiciones sobre todo tipo de teorías de administración de organizaciones y un gran espectro de teorías económicas. Por años creí en muchas de esas teorías, después de algunos lustros, algunas experiencias, mucha lectura y reflexión, debí caer en cuenta del simple razonamiento de que, no se trata de actos de fe. Así, traté de poner en su justa dimensión (a los ojos de este observador) esos mandatos de los autores de muchos libros que nos decían que si no estaba roto, debíamos romperlo. O a aquellos otros a quienes no les importaba que tan exitosa fuera una empresa para condenar que debía implantar una reingeniería, supieran o no en búsqueda de qué objetivo. O que instrumentáramos métodos japoneses en nuestras culturas y realidades latinas. O que pusiéramos a las organizaciones de cabeza, que siguiéramos tácticas de guerra aplicadas a los negocios, que satisfagamos la necesidad del cliente a cualquier costo como parte del espíritu de la empresa, que se debe ser totalmente innovador en las soluciones de la organización ya que copiar algo o quedar en evidencia del uso de una buena solución desarrollada fuera de nuestra empresa es condenarse al fracaso en la carrera por la innovación. En fin, parece que de alguna forma y sin que dependiera de ningún sabiondo en administración o economía, las empresas, las personas físicas, las entidades de gobierno (a veces), las instituciones educativas y las de investigación, quienes otorgan créditos, los que están dispuestos a invertir en buenos negocios, los que aseguran los riesgos ajenos, etc. … todos ellos, o una buena parte, concentrados en una misma región, generaban y generan sinergias que los colocan en una mejor posición de competencia. Pobre de aquel que se llame a sí mismo el inventor de los clusters, ya que estos parecen existir desde que existe la actividad comunitaria. En torno a esta situación, quienes nos hemos puesto en posición de aprender, más que de enseñar, tratamos de comprender los mecanismos que operan al interior de estas realidades económicas y sociales. Es decir, considero que la mejor actitud es, a igual que los primeros galenos, comprometerse con descubrir la forma de funcionamiento de cada uno de las piezas al interior del organismo y no tratar de ordenarle al estómago que se encargue de bombear la sangre o al cerebro que se dé a la labor de albergar el oxígeno en el cuerpo. Esto que resulta tan obvio, no lo es tanto si pensamos en la cantidad de consultores y teóricos que han pretendido y hasta aconsejado con frecuencia que las cabezas ejecuten tareas que no deberían ocuparlos y a niveles operativos no permitirles desarrollar ideas para el negocio, cosa que deberíamos exigir. Lejos por el momento de intentar definir el concepto de Cluster, o mejor dicho, de sumar una definición más a la larga lista de intentos por hacerlo, digamos que se puede reconocer a ciertos conglomerados de organizaciones, en torno a una actividad principal que se localizan en áreas o regiones geográficas delimitadas y que por ese solo hecho y sin un mayor propósito o esfuerzo determinado, generan una posición competitiva ventajosa. Para ilustrar esto, pensemos en los pueblos o ciudades que durante siglos se han dedicado a la producción de un bien determinado como acero, textiles, barcos, cultivos, vino, armas, etc. En cada uno de esos casos la concentración ha detonado varios factores de importancia social, económica e intelectual. De todos esos fenómenos uno en particular y al que dedicaremos algunas de las siguientes líneas es “la especialización”. Si bien suele ganar protagonismo la empresa que realiza el bien o desarrolla el servicio “insignia” del sector económico, existe una gran cantidad de actividades desarrolladas en pos de este. Por tomar el caso de la industria automotriz, en las regiones donde se concentra una o más armadoras de vehículos, se establecen y desarrollan miles de empresas dedicadas a la proveeduría de estas grandes bestias. Más allá de la cantidad, para todos en la región es normal hablar de conceptos como año-modelo, costo del minuto de parada, proveedor nivel 1 ó 2 ó n y otras tantas terminologías que son del uso normal y corriente tanto para el director general de la armadora como para la señora que vende tacos de guisado a la salida de cada uno de los turnos de las grandes fábricas. La comunidad del lenguaje no es lo único que se comparte, también la orientación del pensamiento de manera natural hacia materias relacionadas con la actividad insignia. Eso también orienta hacia el desarrollo de la tecnología y al impulso de la innovación, para poder satisfacer la demanda específica de alguno de los eslabones del enredado encadenamiento empresarial cada vez más especializado. De acuerdo con lo expresado por el Profesor Benjamín Coriat, de la Universidad de París, al referirse a las consideraciones actuales sobre la dimensión de la innovación y su impacto en las economías, menciona tres puntos importantes, a saber: – Existe una nueva trayectoria tecnológica. Determinada por sectores de producción enteramente nuevos, que se separan de los antiguos para volverse autónomos. La revolución microelectrónica produce un cambio de fronteras entre los sectores y los transforma, cambiando sus contenidos técnicos. Además de que revitaliza a todos los sectores tradicionales. – El segundo gran cambio que aportó la innovación tecnológica es que transforma completamente la magnitud de los incrementos de productividad. – Y finalmente, la consideración de que LA INNOVACIÓN FUNCIONA EN REDES. Sobre el último de los conceptos mencionados por el Profesor Coriat, es la reflexión ideal de pensar que se debe conectar de una manera real y eficiente los esfuerzos en investigación y desarrollo con la actividad económica de trasformación, comercialización y servicio, para que concretamente produzca un beneficio para el usuario final (que a veces es el cliente) y al mismo tiempo genere una operación empresarial sustentable que aporte al bienestar de la comunidad. El entendimiento del rol de la innovación en la economía y en la sociedad, le da relevancia a su relación con el concepto de cluster, en el cual se estrechan esos lazos de manera consiente (en muchos casos) aumentando la retroalimentación sobre las necesidades a satisfacer y de esa forma la orientación natural del impulso de innovación. Por favor, no caigamos en la tentación mesiánica de pensar que esa orientación de la innovación no se dará sin la intervención de un grupo de iluminados. La idea rectora de la concentración de actividades en torno de un producto o servicio insignia en una región determinada se da, como mencionamos, prescindiendo de gurús. Solo reconozcamos que se puede, como en el caso de los médicos, ayudar al mejor desempeño de los procesos de un ente en funcionamiento, previniendo acontecimientos indeseados, inhibiendo ataques nocivos y fortaleciendo las estructuras existentes. * Es Socio Director de AD Consultores, conferencista invitado de diversas universidades, Consultor Senior en Agronegocios habilitado ante FIRA, investigador independiente en temas de planeación estratégica, gobierno corporativo y desarrollo regional, es asesor y miembro del consejo de administración de diversas empresas.