Tema14

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GEOGRAFIA FISICA GENERAL
UD14: Flujos de energía y ciclos de
materia en la Biosfera
El ecosistema y la cadena alimentaria
La cadena alimentaria es el proceso de transferencia de sustancias nutritivas a través de las diferentes especies de una
comunidad biológica, en el que cada uno se alimenta del precedente y es alimento del siguiente. Es la corriente de
energía y nutrientes que se establece entre las distintas especies de un ecosistema en relación con su nutrición. cada
eslabón (nivel trófico) obtiene la energía necesaria para la vida del nivel inmediatamente anterior; y el productor la
obtiene a través del proceso de fotosíntesis mediante el cual transforma la energía lumínica en energía química, gracias
al sol, agua y sales minerales. De este modo, la energía fluye a través de la cadena de forma lineal y ascendente.
En este flujo de energía se produce una gran pérdida de la misma en cada traspaso de un eslabón a otro, por lo cual un
nivel de consumidor alto (ej: consumidor terciario) recibirá menos energía que uno bajo (ej: consumidor primario).
Dada esta condición de flujo de energía, la longitud de una cadena no va más allá de consumidor terciario o cuaternario.
En una biocenosis o comunidad biológica existen:
Productores primarios, autótrofos, que utilizando la energía solar (fotosíntesis) o reacciones químicas
minerales (quimiosíntesis), obtienen la energía necesaria para fabricar materia orgánica a partir de nutrientes
inorgánicos que toman del aire y del suelo.
Consumidores, heterótrofos, que producen sus componentes a partir de la materia orgánica procedente de
otros seres vivos.
Las especies consumidoras pueden ser, si las clasificamos por la modalidad de explotación del recurso:
•
Depredadores y pecoreadores. Organismos que ingieren el cuerpo de sus presas, entero o en parte. Esta
actividad puede llamarse y se llama a veces predación, pero es más común ver usado este término sólo para
la actividad de los carnívoros, es decir, los consumidores de segundo orden o superior.
•
Descomponedores y detritívoros. Los primeros son aquellos organismos saprótrofos, como bacterias y
hongos, que aprovechan los residuos por medio de digestión externa seguida de absorción (osmotrofia). Los
detritívoros son algunos protistas y pequeños animales, que devoran (fagotrofia) los residuos sólidos que
encuentran en el suelo o en los sedimentos del fondo, así como animales grandes que se alimentan de
cadáveres, que es a los que se puede llamar propiamente carroñeros.
•
Parásitos y comensales. Los parásitos pueden ser depredados, como lo son los pulgones de las plantas por
mariquitas, o los parásitos de los grandes herbívoros africanos, depredados por picabueyes y otras aves. Los
parásitos suelen a su vez tener sus propios parásitos, de manera que cada parásito primario puede ser la
base de una cadena trófica especial de parásitos de distintos órdenes.
Si examinamos el nivel trófico más alto de entre los organismos explotados por una especie, atribuiremos a esta un
orden en la cadena de transferencias, según el número de términos que tengamos que contar desde el principio de
la cadena:
Consumidores primarios, los fitófagos o herbívoros. Devoran a los organismos autótrofos, principalmente plantas o
algas, se alimentan de ellos de forma parásita, como hacen por ejemplo los pulgones, son comensales o simbiontes
de plantas, como las abejas, o se especializan en devorar sus restos muertos, como los ácaros oribátidos o los
milpiés.
Consumidores secundarios, los zoófagos o carnívoros, que se alimentan directamente de consumidores primarios,
pero también los parásitos de los herbívoros, como por ejemplo el ácaro Varroa, que parasita a las abejas.
Consumidores terciarios, los organismos que incluyen de forma habitual consumidores secundarios en su fuente de
alimento. En este capítulo están los animales dominantes en los ecosistemas, sobre los que influyen en una medida
muy superior a su contribución, siempre escasa, a la biomasa total.
En el caso de los grandes animales cazadores, que consumen incluso otros depredadores, les corresponde ser
llamados superpredadores (o superdepredadores). En ambientes terrestres son, por ejemplo, las aves de presa y los
grandes felinos y cánidos. Éstos siempre han sido considerados como una amenaza para los seres humanos, por
padecer directamente su predación o por la competencia por los recursos de caza, y han sido exterminados de
manera, a menudo, sistemática y llevados a la extinción en muchos casos. En este capítulo entrarían también,
además de los predadores, los parásitos y comensales de los carnívoros.
En realidad puede haber hasta seis o siete niveles tróficos de consumidores, rara vez más, formando como hemos
visto no sólo cadenas basadas en la predación o captura directa, sino en el parasitismo, el mutualismo, el
comensalismo o la descomposición.
Fotosintesis y respiración
La fotosíntesis es la conversión de materia inorgánica en materia orgánica gracias a la energía que aporta la luz.
En este proceso la energía lumínica se transforma en energía química estable, siendo el adenosín trifosfato (ATP) la
primera molécula en la que queda almacenada esta energía química. Con posterioridad, el ATP se usa para sintetizar
moléculas orgánicas de mayor estabilidad.
Además, se debe de tener en cuenta que la vida en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la
fotosíntesis que realizan las algas, en el medio acuático, y las plantas, en el medio terrestre, que tienen la capacidad de
sintetizar materia orgánica (imprescindible para la constitución de los seres vivos) partiendo de la luz y la materia
inorgánica. De hecho, cada año los organismos fotosintetizadores fijan en forma de materia orgánica en torno a 100.000
millones de toneladas de carbono.
Los orgánulos citoplasmáticos encargados de la realización de la fotosíntesis son los cloroplastos, unas estructuras
polimorfas y de color verde (esta coloración es debida a la presencia del pigmento clorofila) propias de las células
vegetales. En el interior de estos orgánulos se halla una cámara que contiene un medio interno llamado estroma, que
alberga diversos componentes, entre los que cabe destacar enzimas encargadas de la transformación del dióxido de
carbono en materia orgánica y unos sáculos aplastados denominados tilacoides o lamelas, cuya membrana contiene
pigmentos fotosintéticos. En términos medios, una célula foliar tiene entre cincuenta y sesenta cloroplastos en su
interior.
La Fososíntesis es, en resumen, la producción de hidratos de carbono, que están compuestos por largas cadenas
de átomos de hidrógeno y moléculas hidroxil dispuestas a ambos lados (-CHOH-). La fotosíntesis de hidratos de
carbono precisa de agua, diosido de carbono y energía lumínica:
H2O + CO2 + energía lumínica -> -CHOH- + O2
El oxígeno es pues un producto de la fotosíntesis que captura dióxido de carbono.
La respiración es el proceso contrario de la fotosíntesis, durante el cual los hidratos de carbono son
descompuestios combinados con el oxígeno produciendo dióxido de carbono y agua:
-CHOH- + O2 -> H2O + CO2 + energía química
La energía química liberada se almacena en las células transportadores de energía y es utilizada para sintetizar
todas las moléculas biológicas necesarias para la vida
Fotosintesis neta
Como la fotosíntesis y la respiración se dan de forma simultánea en la planta la cantidad de carbohidratos nuevos en
reserva es menor quee el total de hidratos de carbono sintetizados por la planta.
Hay que distinguir entre entre fotosíntesis bruta y fotosíntesis neta.
La fotosíntesis bruta es la cantidad de carbohidratos producidos en el proceso de la fotosíntesis.
La fotosíntesis neta es la cantidad de hidratos de carbono que permanecen en la planta despues de que la respiración
haya roto las suficientes moléculas carbohidratadas para obtener energía para la planta
Fotosíntesis neta = fotosíntesis bruta - respiración
En el experimento que se muestra en la izquierda, muestra
como la temperatura, y por los tanto las horas de luz y angulo
de incidencia dell sol, afecta a la fotosíntesis neta. La
fotosíntesis bruta aumenta hasta los 20ºC, momento en el que
se estabiliza,Por su parte la respiración aumenta
exponecialmete con la temperatura. Esto hace que a partir de
los 18ºC la fotosíntesis neta disminuya
La fijación de CO2 por fotosíntesis depende de las características de la luz, la concentración de CO2 de la atmosfera, la
temperatura y el grado de humedad adecuado que mantenga la turgencia foliar. El punto de compensación del CO2 es
la concentración en la que el flujo neto de CO2 de la hoja es nulo. Este valor está influenciado por la temperatura.
Existen tres tipos fotosintéticos de plantas superiores:
a)
b)
c)
Alto punto de compensación del CO2, fotorrespiración, fijación del CO2 por el día: Plantas C3 (produce un ácido
de tres carbonos, el ácido fosfoglicérico).
Bajo punto de compensación del CO2, sin fotorrespiración detectable, fijación del CO2 por el día: plantas C4
(producen ácidos de cuatro carbonos, el málico y el aspártico)
Punto de compensación del CO2 y fotorrespiración variables, tejido asimilatorio suculento, fijación diurna y
nocturna del CO2: plantas MAC (Metabolismo Ácido de Crasulaceas)
Implicaciones ecológicas:
-
-
-
La carencia de fotorrespiración es causa de que las plantas C4 posean fotosíntesis neta por unidad de área foliar
significativamente mayor (maíz, sorgo y caña de azúcar)
La mayor capacidad fotosintética de las plantas C4 y la dependencia térmica de la fotorrespiración de las C3 trae
como consecuencia que la capacidad competitiva de las plantas C4 en hábitats cálidos y áridos sea
considerablemente mayor que las C3, debido sobre todo a la mayor eficiencia de las C4 en la utilización del agua
El mayor coste energético del metabolismo C4 en comparación con la C3, lo excluye de ámbitos sombreados y
reduce su ventaja competitiva en hábitats fríos, donde la fotorrespiración de las C3 es relativamente menos
importante
La existencia de plantas que pueden fijar CO2 de noche (osea, que abren sus estomas cuando el gradiente hídrico
planta atmósfera es menor) y que lo acumulan en forma de ácidos orgánicos para ser pasados a carbohidratos al
día siguiente, permite a las plantas MAC ocupar hábitats de regumen pluvial muy reducido que excluye a las
especies C3 y C4 (con la condición de que las temperaturas mínimas nocturnas no excedan de 25ºC)
Flujo de energía en la cadena trofica
la pirámide trófica es una forma especialmente abstracta de describir la circulación de energía en la biocenosis y la
composición de ésta. Se basa en la representación desigual de los distintos niveles tróficos en la comunidad biológica,
porque siempre es más la energía movilizada y la biomasa producida por unidad de tiempo, cuanto más bajo es el nivel
trófico
Pirámide de energía: En teoría, nada limita la cantidad de niveles tróficos que puede sostener una cadena alimentaria sin
embargo, hay un problema. Solo una parte de la energía almacenada en un nivel trófico pasa al siguiente nivel. Esto se
debe a que los organismos usan gran parte de la energía que consumen para llevar a cabo sus procesos vitales, como
respiración, movimiento y reproducción. El resto de la energía se libera al medio ambiente en forma de calor: Solo un 10 %
de la energía disponible dentro de un nivel trófico se transfiere a los organismos del siguiente nivel trófico. Por ejemplo un
décimo de la energía solar captada por la hierba termina almacenada en los tejidos de las vacas y otros animales que
pastan. Y solo un décimo de esa energía, es decir, 10 % del 10 %, o 1 % en total, se transfiere a las personas que comen
carne de vaca. Por ello cuantos más niveles existan entre el productor y el consumidor del nivel más alto en el ecosistema,
menor será la energía que quede de la cantidad original.
Pirámide de biomasa: la cantidad total de tejido vivo dentro de un nivel trófico se denomina biomasa. La biomasa suele
expresarse en término de gramos de materia orgánica por área unitaria. Una pirámide de biomasa representa la cantidad
de alimento potencial disponible para cada nivel trófico en un ecosistema.
Pirámides de números: las pirámides ecológicas también pueden basarse en la cantidad de organismos individuales de
cada nivel trófico. En algunos ecosistemas, como es el caso de la pradera, la forma de la pirámide de números es igual a las
pirámides de energía y biomasa. Sin embargo, no siempre es así. Por ejemplo, en casi todos los bosques hay menos
productores que consumidores. Un árbol tiene una gran cantidad de energía y biomasa, pero es un solo organismo.
Muchos insectos viven en el árbol, pero tienen menos energía y biomasa. Por ellos, la pirámide de números del
ecosistema forestal, no se parece en nada a una pirámide normal.
En esta sucesión de etapas en las que un organismo se alimenta y es devorado, la energía fluye desde un nivel trófico a
otro. Las plantas verdes u otros organismos que realizan la fotosíntesis utilizan la energía solar para elaborar hidratos de
carbono para sus propias necesidades.
La mayor parte de esta energía química se procesa en el metabolismo y se pierde en forma de calor en la respiración.
Las plantas convierten la energía restante en biomasa, sobre el suelo como tejido leñoso y herbáceo y bajo éste como
raíces. Por último, este material, que es energía almacenada, se transfiere al segundo nivel trófico que comprende los
herbívoros que pastan, los descomponedores y los que se alimentan de detritos.
Si bien, la mayor parte de la energía asimilada en el segundo nivel trófico se pierde de nuevo en forma de calor en la
respiración, una porción se convierte en biomasa. En cada nivel trófico los organismos convierten menos energía en
biomasa que la que reciben. Por lo tanto, cuantos más pasos se produzcan entre el productor y el consumidor final, la
energía que queda disponible es menor.
Rara vez existen más de cuatro eslabones, o cinco niveles, en una red trófica. Con el tiempo, toda la energía que fluye a
través de los niveles tróficos se pierde en forma de calor. El proceso por medio del cual la energía pierde su capacidad
de generar trabajo útil se denomina la entropía.
Las plantas obtienen la energía directamente del Sol por medio de la fotosíntesis. Los animales obtienen la energía a
partir del alimento que ingieren, sea vegetal o animal. Mediante la respiración, tanto las plantas como los animales
aprovechan la energía, pero disipan parte de ella en forma de calor, que pasa al medio externo. Por tanto, el flujo de
energía que atraviesa un ecosistema es unidireccional.
Algunos microorganismos transforman la materia orgánica muerta en sales minerales. Las sales son aprovechadas por
los organismos autótrofos, y los organismos autótrofos son ingeridos por los heterótrofos. Después, tanto los
organismos autótrofos como los heterótrofos mueren y sus restos son transformados por los microorganismos,
comenzando de nuevo el ciclo. Así, pues, la materia circula en el ecosistema de manera cíclica.
Producción primaria neta
Los ecólogos botánicos miden la producción neta acumulada por la fotosíntesis en términos de biomasa que es el
peso en seco de la materia orgánica, y se mide en términos de biomasa por unidad de superficie producida por un
ecosistema.
Pero la información vital que se necesita es la cantidad de biomasa que se produce en la unidad de tiempo, no la
cantidad de biomasa en si misma, es decir la producción primaria neta., y se expresa en la cantidad de biomasa
producidad por un metro cuadrado de superficie al año
Energía de la biomasa
LOS CICLOS BIOGEOQUÍMICOS
Ciclo biogeoquímico se refiere al movimiento de ozono, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, calcio, sodio, azufre, fósforo, potasio
y otros elementos entre los seres vivos y el ambiente (atmósfera, biomasa y sistemas acuáticos) mediante una serie de
procesos: producción y descomposición. En la biosfera, la materia es limitada de manera que su reciclaje es un punto clave
en el mantenimiento de la vida en la Tierra; de otro modo, los nutrientes se agotarían y la vida desaparecería.
Un elemento químico o molécula es necesario para la vida de un organismo, se llama nutriente o nutrimento. Los
organismos vivos necesitan de 31 a 40 elementos químicos, donde el número y tipos de estos elementos varía en cada
especie.
Los elementos requeridos por los organismos en grandes cantidades se denominan:
1. Macronutrientes: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo, azufre, calcio, magnesio y potasio. Estos elementos y
sus compuestos constituyen el 97% de la masa del cuerpo humano, y más de 95% de la masa de todos los organismos.
2. Micronutrientes. Son los 30 ó más elementos requeridos en cantidades pequeñas (hasta trazas): hierro, cobre, zinc, cloro,
yodo, (véase también oligoelementos).
La mayor parte de las sustancias químicas de la Tierra no están en formas útiles para los organismos. Pero, los elementos y
sus compuestos necesarios como nutrientes, son reciclados continuamente en formas complejas a través de las partes vivas
y no vivas de la biosfera, y convertidas en formas útiles por una combinación de procesos biológicos, geológicos y químicos.
El ciclo de los nutrientes desde el biotopo (en la atmósfera, la hidrosfera y la litosfera) hasta la biota, y viceversa, tiene lugar
en los ciclos biogeoquímicos (de bio: vida, geo: en la tierra), ciclos, activados directa o indirectamente por la energía solar,
incluyen los del carbono, oxígeno, nitrógeno, fósforo, azufre y del agua (hidrológico). Así, una sustancia química puede ser
parte de un organismo en un momento y parte del ambiente del organismo en otro momento. Gracias a los ciclos
biogeoquímicos, los elementos se encuentran disponibles para ser usados una y otra vez por otros organismos; sin estos
ciclos los seres vivos se extinguirían por esto son muy importantes.
El término ciclo biogeoquímico se deriva del movimiento cíclico de los elementos que forman los organismos biológicos
(bio) y el ambiente geológico (geo) e intervienen en un cambio químico
Ciclo del carbono
Constituye las transformaciones químicas de compuestos que contienen carbono en los intercambios entre biosfera, atmósfera, hidrosfera y
litosfera. Es un ciclo de gran importancia para la supervivencia de los seres vivos en nuestro planeta, debido a que de él depende la producción
de materia orgánica que es el alimento básico y fundamental de todo ser vivo.
El carbono es un componente esencial para los vegetales y animales. Interviene en la fotosíntesis bajo la forma de CO 2 (dióxido de carbono) o de
H2CO3 (ácido carbónico), tal como se encuentran en la atmósfera. Forma parte de compuestos como: la glucosa, carbohidrato fundamental para
la realización de procesos como la respiración y la alimentación de los seres vivos, y del cual se derivan sucesivamente la mayoría de los demás
alimentos.
La reserva fundamental de carbono, en moléculas de CO2 que los seres vivos puedan asimilar, es la atmósfera y la hidrosfera. Este gas está en la
atmósfera en una concentración de más del 0,03% y cada año aproximadamente un 5% de estas reservas de CO2 se consumen en los procesos
de fotosíntesis, es decir que todo el anhídrido carbónico se renueva en la atmósfera cada 21 años.
La vuelta de CO2 a la atmósfera se hace cuando en la respiración, los seres vivos oxidan los alimentos produciendo CO2. En el conjunto de la
biosfera la mayor parte de la respiración la hacen las raíces de las plantas y los organismos del suelo y no, como podría parecer, los animales más
visibles.
Los productos finales de la combustión son CO2 y vapor de agua. El equilibrio en la producción y consumo de cada uno de ellos por medio de la
fotosíntesis hace posible la vida.
Los vegetales verdes que contienen clorofila toman el CO2 del aire y durante la fotosíntesis liberan oxígeno, además producen el material
nutritivo indispensable para los seres vivos. Como todas las plantas verdes de la tierra ejecutan ese mismo proceso diariamente, no es posible
siquiera imaginar la cantidad de CO2 empleada en la fotosíntesis.
El CO2 atmosférico se disuelve con facilidad en agua, formando ácido carbónico que ataca los silicatos que constituyen las rocas, resultando iones
de bicarbonato. Estos iones disueltos en agua alcanzan el mar, son asimilados por los animales para formar sus tejidos, y tras su muerte se
depositan en los sedimentos en forma de carbonatos. El retorno a la atmósfera se produce en las erupciones volcánicas tras la fusión de las rocas
que lo contienen. Este último ciclo es de larga duración, al verse implicados los mecanismos geológicos. Además, hay ocasiones en las que la
materia orgánica queda sepultada sin contacto con el oxígeno que la descomponga, produciéndose así la fermentación que lo transforma en
carbón, petróleo y gas natural. Luego el proceso se hace de nuevo.
El almacenamiento del carbono en los depósitos fósiles supone en la práctica una rebaja de los niveles atmosféricos de dióxido de carbono. Si
éstos depósitos se liberan, como se viene haciendo a gran escala, desde la revolución industrial, con el carbón, o más recientemente con el
petróleo y el gas natural, el ciclo se desplaza hacia un nuevo equilibrio en el que la cantidad de CO2 atmosférico es mayor; más aún si las
posibilidades de reciclado del mismo se reducen al disminuir la masa boscosa y vegetal. La explotación de combustibles fósiles para sustentar las
actividades industriales y de transporte (junto con la deforestación) y la combustión por incendios forestales y quema de basura, tanto natural
como humana, son hoy en día una de las mayores agresiones que sufre el planeta, con las consecuencias por todos conocidas: cambio climático
(por el efecto invernadero), desertificación, etc. La cuestión ha sido objeto del Convenio sobre cambio climático aprobado en Nueva York el 9 de
mayo de 1992 y suscrito en la cumbre de Río (Río de Janeiro, 11 de junio de 1992).
Ciclo del oxígeno
El ciclo del oxígeno es la cadena de reacciones y procesos que describen la circulación del oxígeno en la biosfera terrestre. Al
respirar los animales y los seres humanos tomamos del aire el oxígeno que las plantas producen y luego exhalamos gas
carbónico. Las plantas, a su vez, toman el gas carbónico que los animales y los seres humanos exhalamos, para utilizarlo en
el proceso de la fotosíntesis. Plantas, animales y seres humanos intercambian oxígeno y gas carbónico todo el tiempo, los
vuelven a usar y los reciclan. A esto se le llama el ‘ciclo del oxígeno. El oxígeno molecular presente en la atmósfera y el
disuelto en el agua interviene en muchas reacciones de los seres vivos. En la respiración celular se reduce oxígeno para la
producción de energía y generándose dióxido de carbono, y en el proceso de fotosíntesis se origina oxígeno y glucosa a
partir de agua, dióxido de carbono (CO2) y radiación solar.
El O2 le confiere un carácter oxidante a la atmósfera. Se formó por fotólisis de H2O, formándose H2 y O2:
El oxígeno molecular presente en la atmósfera y el disuelto en el agua interviene en muchas reacciones de los seres vivos.
En la respiración celular se reduce oxígeno para la producción de energía y generándose dióxido de carbono, y en el proceso
de fotosíntesis se origina oxígeno y glucosa a partir de agua, dióxido de carbono (CO2) y radiación solar. Otra parte del ciclo
natural del oxígeno que tiene un notable interés indirecto para los seres vivos de la superficie de la Tierra es su conversión
en ozono. Las moléculas de O2, activadas por las radiaciones muy energéticas de onda corta, se rompen en átomos libres de
oxígeno que reaccionan con otras moléculas de O2, formando O3 (ozono). Esta reacción es reversible, de forma que el
ozono, absorbiendo radiaciones ultravioletas vuelve a convertirse en O2.
Ciclo del nitrógeno
Es uno de los ciclos biogeoquímicos importantes en que se basa el equilibrio dinámico de composición de la biosfera terrestre. Los seres vivos
cuentan con una gran proporción de nitrógeno en su composición química. El nitrógeno oxidado que reciben como nitrato (NO3–) es
transformado a grupos aminoácidos (asimilación). Para volver a contar con nitrato hacen falta que los descomponedores lo extraigan de la
biomasa dejándolo en la forma reducida de ion amonio (NH4+), proceso que se llama amonificación; y que luego el amonio sea oxidado a
nitrato, proceso llamado nitrificación.
Así parece que se cierra el ciclo biológico esencial. Pero el amonio y el nitrato son sustancias extremadamente solubles, que son arrastradas
fácilmente por la escorrentía y la infiltración, lo que tiende a llevarlas al mar. Al final todo el nitrógeno atmosférico habría terminado, tras su
conversión, disuelto en el mar. Los océanos serían ricos en nitrógeno, pero los continentes estarían prácticamente desprovistos de él,
convertidos en desiertos biológicos, si no existieran otros dos procesos, mutuamente simétricos, en los que está implicado el nitrógeno
atmosférico (N2). Se trata de la fijación de nitrógeno, que origina compuestos solubles a partir del N2, y la desnitrificación, una forma de
respiración anaerobia que devuelve N2 a la atmósfera. De esta manera se mantiene un importante depósito de nitrógeno en el aire (donde
representa un 78 % en volumen).
El primer paso en el ciclo es la fijación del nitrógeno de la atmósfera (N2) a formas distintas susceptibles de incorporarse a la composición del
suelo o de los seres vivos, como el ion amonio (NH4+) o los iones nitrito (NO2–) o nitrato (NO3–) (aunque el amonio puede usarse por la mayoría
de los seres vivos, las bacterias del suelo derivan la energía de la oxidación de dicho compuesto a nitrito y últimamente a nitrato), y también su
conversión a sustancias atmosféricas químicamente activas, como el dióxido de nitrógeno (NO2), que reaccionan fácilmente para originar alguna
de las anteriores.
•
Fijación abiótica: La fijación natural puede ocurrir por procesos químicos espontáneos, como la oxidación que se produce por la
acción de los rayos, que forma óxidos de nitrógeno a partir del nitrógeno atmosférico.
•
Fijación biológica de nitrógeno: Es un fenómeno fundamental que depende de la habilidad metabólica de unos pocos organismos,
llamados diazótrofos en relación a esta habilidad, para tomar N2 y reducirlo a nitrógeno orgánico:
N2 + 8H+ + 8e− + 16 ATP → 2NH3 + H2 + 16ADP + 16 Pi
La fijación biológica la realizan tres grupos de microorganismos diazotrofos:
•
Bacterias gramnegativas de vida libre en el suelo, de géneros como Azotobacter, Klebsiella o el fotosintetizador Rhodospirillum,
una bacteria purpúrea.
•
Bacterias simbióticas de algunas plantas, en las que viven de manera generalmente endosimbiótica en nódulos, principalmente
localizados en las raíces. Hay multitud de especies encuadradas en el género Rhizobium, que guardan una relación muy específica con el
hospedador, de manera que cada especie alberga la suya, aunque hay excepciones.
•
Cianobacterias de vida libre o simbiótica. Las cianobacterias de vida libre son muy abundantes en el plancton marino y son los
principales fijadores en el mar. Además hay casos de simbiosis, como el de la cianobacteria Anabaena en cavidades subestomáticas de helechos
acuáticos del género Azolla, o el de algunas especies de Nostoc que crecen dentro de antoceros y otras plantas.
Ciclo del Nitrógeno
La amonificación es la conversión a ion amonio del nitrógeno, que en la materia viva aparece principalmente como grupos
amino (-NH2) o imino (-NH-). Los animales, que no oxidan el nitrógeno, se deshacen del que tienen en exceso en forma de
distintos compuestos. Los acuáticos producen directamente amoníaco (NH3), que en disolución se convierte en ion amonio.
Los terrestres producen urea, (NH2) 2CO, que es muy soluble y se concentra fácilmente en la orina; o compuestos
nitrogenados insolubles como la guanina y el ácido úrico, que son purinas, y ésta es la forma común en aves o en insectos y,
en general, en animales que no disponen de un suministro garantizado de agua.
El nitrógeno biológico que no llega ya como amonio al sustrato, la mayor parte en ecosistemas continentales, es convertido
a esa forma por la acción de microorganismos descomponedores.
Algunas bacterias convierten amoníaco en nitrito y otras transforman éste en nitrato. Una de estas bacterias (Rhizobium) se
aloja en nódulos de las raíces de las leguminosas (alfalfa, alubia, etc.) y por eso esta clase de plantas son tan interesantes
para hacer un abonado natural de los suelos.
Donde existe un exceso de materia orgánica en el mantillo, en condiciones anaerobias, hay otras bacterias que producen
desnitrificación, convirtiendo los compuestos de N en N2, lo que hace que se pierda de nuevo nitrógeno del ecosistema a la
atmósfera.
Ciclo del fósforo
Los seres vivos toman el fósforo (P) en forma de fosfatos a partir de las rocas fosfatadas, que mediante meteorización se
descomponen y liberan los fosfatos. Éstos pasan a los vegetales por el suelo y, seguidamente, pasan a los animales. Cuando
éstos excretan, los componedores actúan volviendo a producir fosfatos.
Una parte de estos fosfatos son arrastrados por las aguas al mar, en el cual lo toman las algas, peces y aves marinas, las
cuales producen guano, el cual se usa como abono en la agricultura ya que libera grandes cantidades de fosfatos; los restos
de los animales marinos dan lugar en el fondo del mar a rocas fosfatadas, que afloran por movimientos orogénicos.
En la descomposición bacteriana de los cadáveres, el fósforo se libera en forma de ortofosfatos (H3PO4) que pueden ser
utilizados directamente por los vegetales verdes, formando fosfato orgánico (biomasa vegetal), la lluvia puede transportar
este fosfato a los mantos acuíferos o a los océanos. El ciclo del fósforo difiere con respecto al del carbono, nitrógeno y
azufre en un aspecto principal. El fósforo no forma compuestos volátiles que le permitan pasar de los océanos a la
atmósfera y desde allí retornar a tierra firme. Una vez en el mar, solo existen dos mecanismos para el reciclaje del fósforo
desde el océano hacia los ecosistemas terrestres:
-
Uno es mediante las aves marinas que recogen el fósforo que pasa a través de las cadenas alimentarias marinas y que
pueden devolverlo a la tierra firme en sus excrementos.
levantamiento geológico de los sedimentos del océano hacia tierra firme, un proceso medido en miles de años. El
hombre también moviliza el fósforo cuando explota rocas que contienen fosfato.
La proporción de fósforo en la materia viva es relativamente pequeña, pero el papel que desempeña es vital. Es
componente de los ácidos nucleicos como el ADN. Muchas sustancias intermedias en la fotosíntesis y en la respiración
celular están combinadas con el fósforo, y los átomos de fósforo proporcionan la base para la formación de los enlaces de
alto contenido de energía del ATP, se encuentra también en los huesos y los dientes de animales.
Ciclo del Azufre
El azufre forma parte de aminas y de otras moléculas clave como la coenzima A, donde se halla en forma reducida
(principalmente como grupo sulfhidrilo) y el NAFPH. Las plantas y otros productores primarios lo obtienen en su forma
líquida, principalmente como ion sulfato (SO42-) que, tras ser reducido se incorpora a sus proteínas en forma sólida. Los
organismos que ingieren estas plantas lo incorporan a su vez a sus proteínas, y de esta forma pasa a los organismos del
nivel trófico superior. Al morir, el azufre reducido de las proteínas entra en el ciclo del azufre y es oxidado por bacterias a
forma que las plantas puedan asimilar (sulfato) y los animales puedan digerir.
Los intercambios de azufre, principalmente en su forma de dióxido de azufre SOL2, se realizan entre las comunidades
acúaticas, terrestres y marinos, de una manera y de otra en la atmósfera, en las rocas y en los sedimentos oceánicos o
pavimentos, en donde el azufre se encuentra almacenado. El SOL2 atmosférico se disuelve en el agua de lluvia o se
deposita en forma de vapor seco. El reciclaje local del azufre, principalmente en forma de ion sulfato y sulfuro, se lleva a
cabo en ambos casos. Una parte del sulfuro de hidrógeno (H2SOC), producido durante el reciclaje local del sulfuro, se oxida
y se forma SO2.
Ciclo Sedimentario
Hace referencia a un ciclo que comprende la meteorización de una roca existente seguida de su erosión, transporte y
sedimentación. Los sedimentos del primer ciclo se caracterizan por la presencia de minerales y fragmentos de roca
menos resistentes. Si este material es retrabajado durante un segundo ciclo, los minerales o fragmentos de roca menos
resistentes serán eliminados. Cuantos más ciclos sedimentarios sufre un sedimento, éste se hace más maduro y estará
dominado por minerales resistentes. Las rocas sedimentarios por presión pueden evolucionar a rocas metamórficas.
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