Filosofía y Ciencia en la época helenística

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TEMA 5:
“FILOSOFÍA Y CIENCIA EN LA ÉPOCA HELENÍSTICA”
1. CONTEXTO HISTÓRICO: EL IMPERIO GRIEGO
Por "Helenismo" se entiende un largo periodo histórico que se extiende desde la derrota de
Atenas por Filipo II y Alejandro Magno (338 a. C.) hasta la conquista de Alejandría por César
(30 d. C.), inicios del imperio romano. Tras las conquistas de toda Grecia, Oriente asiático y
Egipto por Alejandro Magno, se impuso la cultura griega en todos los pueblos conquistados,
que la fueron asimilando rápidamente.
Después de la muerte de Alejandro se establecieron en el vasto imperio tres grandes
monarquías: los Lagidas (Egipto), los Seléucidas (Asia) y los Antigonidas (Macedonia). En el
marco de las nuevas monarquías territoriales, las antiguas "polis" democráticas perdieron su
independencia y fueron subordinadas a los nuevos monarcas absolutos.
Pero la lengua griega se impuso en el inmenso imperio y con ella su cultura. A este periodo, en
el que se universaliza la cultura griega, se le conoce con el nombre de "Helenismo".
Atenas pierde su hegemonía comercial, política y, al menos en parte, cultural. Las monarquías
helenísticas suceden a la pequeña Ciudad-Estado. Se acentúan las diferencias entre las clases
sociales. La inestabilidad política es permanente. En consecuencia, el individuo se siente
perdido al carecer de un marco de referencia que pueda ser abarcado y comprendido. Ya no se
siente ciudadano de una polis, su marco de referencia es la humanidad y la naturaleza. La
seguridad personal y la felicidad individual se convierten en los grandes anhelos de la época.
2. CONTEXTO CULTURAL: ALEJANDRÍA, CENTRO CULTURAL
Durante el periodo helenístico Atenas dejó de ser el
centro cultural y comercial, pues con la extensión del
imperio van floreciendo nuevos centros culturales y
comerciales, como Alejandría, Pérgamo, Rodas,
Babilonia, etc.
Los pensadores de estos nuevos centros se inclinaron
más por el estudio y especialización de las ciencias
particulares como matemáticas, astronomía, geografía,
historia, ciencias naturales, medicina y artes, que por la
filosofía que se había cultivado en la época clásica, con
Sócrates, Platón y Aristóteles.
El centro cultural más importante de este periodo fue
Alejandría, puerto estratégico del Mediterráneo para el
comercio, y que en el ámbito cultural reunió a muchos
sabios de todos los países, atraídos por la protección que
la familia real dispensó a las ciencias y a las artes.
Alejandría fue un centro cultural de investigadores;
contaba con un anfiteatro para el estudio de la anatomía,
laboratorios, un jardín observatorio astronómico y una completa biblioteca.
3. CONTEXTO FILOSÓFICO: DESAPARICIÓN DE LA POLIS
Con el helenismo se produce en la filosofía griega un nuevo modelo de plantearse las
cuestiones filosóficas. La filosofía clásica griega, que había ideado sistemas y planes de
reformas para resolver los problemas de la polis buscando la felicidad del ciudadano dentro de
ella, no tiene razón de ser en el imperio actual. El hombre griego, libre de los vínculos que le
ataba a la ciudad-estado, se sintió como ciudadano de un mundo inmenso, demasiado agitado
como para sentirse seguro y satisfecho.
Esta situación provocó una gran desconfianza en el ejercicio de la política como marco normal
de solución de los problemas sociales. En la nueva división del trabajo, en la que se impuso
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una mayor especialización (ciencias particulares), los filósofos se centraron en la búsqueda de
soluciones para el hombre angustiado de la época.
La filosofía dejó de ser la organización científica de todo el saber humano (Aristóteles), para
convertirse en una forma de sabiduría moralizante, cuasi religiosa, preocupada esencialmente
por definir la felicidad y como el modo de conseguirla
El filósofo comienza a aparecer ante sus coetáneos no ya (o al menos no principalmente) como
teórico de la política o sabio dedicado a la especulación pura, sino como un modelo a imitar,
maestro de virtud, y experto conocedor del difícil arte de ser feliz.
Estos cambios provocan un nuevo capítulo en la historia de la filosofía. Bertrand Russell
afirmará: “Aristóteles es el último filósofo griego que afronta el mundo alegremente, después de
él, todos tienen de una u otra forma una filosofía de retirada”. En esta frase se resume
perfectamente la característica principal de los sistemas filosóficos helenísticos. En la época
clásica los griegos se sentían seguros y protegidos por la polis, único lugar donde alcanzar la
perfección y la felicidad. El hombre es ciudadano, no individuo. La seguridad y protección de
la polis se sustituye por un inmenso imperio en el que se produce una sensación de
inseguridad, desarraigo y caída. Las consecuencias más evidentes de esta circunstancia son:
Por la inestabilidad de la época, la seguridad personal y la felicidad individual se
convierten en las grandes aspiraciones del momento.
Se busca la seguridad tomando como referencia las leyes inalterables de
la Naturaleza, del Cosmos. Se elabora una nueva Física y una nueva Ética de carácter
naturalista y cosmopolita.
La filosofía estoica y epicúrea de la época sistematiza buena parte de su doctrina, pero
queda subordinada a los fines prácticos de la existencia: «sabio» no es sólo el que
sabe sino «el que sabe vivir».
La filosofía ahora se concibe como un saber unitario, dividido en lógica, física y ética,
pero con una finalidad fundamentalmente moral. La especulación abstracta carece
de valor.
En esta época florecen numerosas escuelas. Hay muchas influencias mutuas pero
también muchas polémicas. Eso explica el eclecticismo que vendrá a continuación.
Expansión de las religiones salvíficas (perdón por la palabra, pero simplemente
significa que el fin es salvarse, la salvación del individuo a través de la religión).
Surgimiento de escuelas éticas cuya finalidad será la felicidad de los individuos
(estoicismo, epicureísmo, cínicos y escepticismo).
Surgimiento de las filosofías de la religión, en las que se mezclan concepciones
filosóficas con intereses de salvación, religiosos.
Tanto en las escuelas de moral como en las filosofías de la religión aparece, como
decíamos al principio, el individualismo, el desarrollo del sentimiento de interioridad.
Fundamentalmente, El ESTOICISMO Y EPICUREÍSMO son la respuesta filosófica a la
situación de desamparo en que se encuentra el hombre en la época helenística una vez
disuelta la seguridad y familiaridad de la polis tras la conquista macedonia. Son, sobre todo,
doctrinas éticas, son filosofías de salvación, que pretenden librar al individuo de sus angustias,
ofrecerle las claves de la felicidad. La sabiduría es entendida como un saber vivir.
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Si desde Sócrates, pasando por Platón y Aristóteles la virtud va unida al saber (ciencia,
episteme) con clara prioridad del saber, en la época helenística predomina la virtud sobre el
saber: el pensamiento debe servir a la vida y no al revés, es un medio para encontrar
formas de vivir bien, para encontrar la felicidad.
4. ESTOICISMO
Fue fundado por Zenón de Kitión (Chipre, 336-264 a.C.),
quien abrió en 306 su escuela en Atenas, en un lugar
llamado Stóa poikilé (Pórtico pintado, de ahí el nombre de
estoicismo). La doctrina estoica fue sistematizada por
Crisipo (280-210), uno de sus discípulos. El estoicismo
tuvo
diversos
períodos
después.
El estoicismo
medio comenzó cuando Zenón de Tarso sucede a Crisipo.
A partir del 135 el estoicismo penetró en Roma e influyó en
importantes personajes como Escipiano, Pompeyo y
Cicerón. El estoicismo de la época imperial tuvo como
figuras destacadas al cordobés Séneca (4a.C.-65 d.C.),
tutor de Nerón; Epicteto (50-130) y Marco Aurelio (121180). Son autores fundamentalmente interesados en los
temas morales. Es en las obras de estos últimos autores
donde encontramos las doctrinas estoicas de toda la
escuela, junto con textos de Cicerón, Plutarco, Diógenes
Laercio y otros. Aunque el estoicismo utiliza muchos
materiales procedentes de filósofos anteriores (Heráclito, Platón, Aristóteles, los cínicos...)
también aporta muchos elementos originales. Dio lugar a una síntesis nueva, muy sistemática y
coherente, cuya influencia se mantuvo durante muchos siglos. Volvió a ponerse de moda en los
siglos XVI y XVII en Europa, influyendo en Descartes, Kant y Hegel, por ejemplo.
4.1. Física
Se inspira sobre todo en Heráclito. Habla del mundo como un todo unitario (monismo) y
armonioso, regido por la necesidad inflexible de la ley universal (determinismo). El orden
natural será así el único refugio capaz de proporcionar racionalidad en un marco social caótico.
En vez de hablar de cuatro causas como Aristóteles, propusieron sólo dos principios:
la materia (pasivo) y el logos universal (activo, de naturaleza corpórea, no inmaterial).
Sólo lo que tiene cuerpo (lo material) es real. El estoicismo es una doctrina
estrictamente materialista. La materia carece de cualidades y es pasiva. Al principio activo Razón universal- le llaman Dios. El universo es un todo animado y divino (panteísmo). Todos
los acontecimientos están férreamente determinados por una cadena causal inexorable. A
esa necesidad que rige el cosmos le llaman los estoicos «destino» o «providencia». Es un
orden necesario, pero totalmente racional.
El mundo es un ser animado y armonioso, que posee vida propia. Tiene un ciclo vital que
termina con una gran conflagración universal, envuelto en fuego, tras la cual todo vuelve a
comenzar de nuevo. Cada ciclo posterior repite exactamente el anterior: habrá un nuevo
Sócrates y un nuevo Platón, y cada uno tendrá los mismos amigos y conciudadanos.
Una misma ley lo rige todo. Los estoicos aportaron el concepto de «ley natural» y de
«providencia». Para quien acepta este concepto no tiene sentido hablar de mal en el mundo:
nada de lo que sucede puede ser un «mal», aunque lo parezca. Puede que para considerarlo
un bien haya que contemplarlo con más perspectiva, pero con la suficiente distancia histórica,
incluso lo que ahora parece mal veremos que apunta hacia un bien. Los neoplatónicos, S.
Agustín, los escolásticos y Leibniz volverán sobre este asunto afirmando algo parecido.
Para los estoicos, el ser humano es una parte del universo sometido al mismo orden que las
restantes cosas del cosmos. El alma humana es corpórea, mortal y procede de los padres.
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4.2. Ética
Constituye el núcleo fuerte de la doctrina estoica. Mientras la Física enseña a conocer la
Naturaleza, la Ética enseña a vivir de acuerdo con la naturaleza.
«El fin supremo del hombre es vivir conforme a la naturaleza, que es lo mismo que vivir según
la virtud, ya que la naturaleza nos conduce a la virtud. [...] La virtud del hombre feliz y el buen
orden de la vida nacen de la armonía del genio propio de cada uno con la voluntad del que todo
lo gobierna. Diógenes dice expresamente que el fin supremo consiste en obrar con prudencia
en la elección de las cosas conformes a la naturaleza. [...] La virtud es una disposición del
ánimo conforme a la razón y elegible por sí misma, no por medio o deseo de algún bien
exterior. En ella consiste la felicidad...» (Diógenes Laercio, VII, 85-90).
El bien moral del ser humano, por lo tanto, consiste en vivir de acuerdo con la
Naturaleza global y con la propia naturaleza (que es una parte de la primera). Esto equivale
a vivir de acuerdo con la razón, porque así descubrimos la Razón universal que rige todo el
orden natural. Es sinónimo de vivir en armonía con el conjunto del universo. Hacer lo que exige
la razón no es otra cosa que realizar el deber. Kant será quien mejor articule filosóficamente
esta ética de la razón y el deber.
La virtud es la disposición permanente a vivir de acuerdo con la razón y el deber. Para los
estoicos la virtud no admite grados: o se es virtuoso o no; y quien tiene una virtud las tiene
todas. Lo que turba a los hombres no son los sucesos, sino las opiniones acerca de los
sucesos. Por ejemplo, la muerte no es nada terrible, pues de serlo, también se lo habría
parecido a Sócrates; sino la opinión de que la muerte es terrible, ¡eso es lo terrible!
“No pretendas que lo que sucede suceda como quieres, sino quiérelo como sucede, y te irá
bien”. (Epiceto)
Toda tendencia natural es buena, porque la propia naturaleza es norma de conducta. Cuando
la naturaleza humana se desvía, entonces surge la pasión, que Zenón define como una
conmoción del alma contraria a la recta razón y a la Naturaleza. Ante la pasión, el deber
exige autodominio ( apátheia = impasibilidad). Los estoicos entendían la pasión sobre todo
como un error del juicio, que nace de una falsa opinión. Proponían un estadio de
imperturbabilidad, de serenidad intelectual, conocido como ataraxía estoica. En palabras de
Epicteto: «No te dejes dominar por la imaginación. Si aguardas y te contienes, serás más
fácilmente dueño de ti mismo».
Para los estoicos, el sabio (sofos, sophós) es el que vive según la razón, está libre de pasiones
y acepta de buen grado (serenamente) el destino. La auténtica libertad humana consiste en el
sometimiento y aceptación de la necesidad, en la abstinencia absoluta ante las pasiones y los
placeres.
4.3. Un estoico muy cercano: Séneca
Nace en Córdoba (año 4 a. C.) cuando
España era todavía una provincia de Roma.
Pertenece al estoicismo tardío y crea una
doctrina
a
la
que
se
llamó
"senequismo", cuyo pensamiento es "una
norma de vida ajustada a la moral y a su
filosofía".
Séneca es un hombre relacionado con el
ejercicio del poder, pues ocupa diversas
magistraturas romanas: senador, cuestor y
tribuno Siente en carne propia el régimen de
terror que impuso su discípulo, el tirano
Nerón. Acusado de participar en una
conspiración para derrocarlo. Nerón le
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ordena que se suicide, lo que el filósofo hace abriéndose él mismo las venas como suprema
muestra de sus creencias en la necesidad de aceptar resignado e impasible el destino.
De Séneca nos ha llegado un documento de gran valor literario: "Carta a Lucilio", a quien
exhorta al estudio y a la práctica de la virtud Su filosofía es eminentemente ética, pues es una
filosofía para el sentido de la vida Considera que el sabio, más que un teórico, es aquel que
dispensa sus consejos a sus discípulos, con los que comparte una relación de verdadera
amistad. El deseo de bienes, riquezas y honores es ajeno a la filosofía de Séneca, pues, según
él, éstos le apartan de la virtud, o del orden natural.
5. EPICUREÍSMO
Epicuro fue uno de los grandes filósofos de la antigüedad, aunque sus ideas fueron poco o mal
comprendidas fuera de su círculo de discípulos y apenas se han conservado fragmentos de sus
más de cincuenta obras (las conocemos a través de Diógenes Laercio, Cicerón y Séneca).
Fuera de Roma, el epicureísmo tuvo uno de sus más ilustres representantes en Lucrecio,
autor del poema filosófico De rerum natura. El epicureísmo alcanzó su máxima difusión durante
los primeros siglos del cristianismo, atrayendo enormemente a pensadores como San Agustín.
Después fue cayendo paulatinamente en el olvido, rodeado de malentendidos. Sólo en el s.
XVII se volverían a poner de moda algunas de sus ideas, a través de Pedro Gassendi (15921655).
El epicureísmo tenía una finalidad claramente práctica: los epicúreos entendían la filosofía
como una “medicina del alma”. La filosofía no se estudiaba para adquirir cultura, sino
para ser feliz.
5. 1. La Física epicúrea
Se inspira en Demócrito y es materialista. Los dos principios básicos en esta física son: «nada
nace de la nada» y «el Todo consiste en átomos y vacío, y es infinito». Los cuerpos son
«sistemas de átomos». El número de átomos es infinito, como lo es el espacio vacío, por lo que
admitían la posibilidad de que existiera un número también infinito de mundos como el nuestro,
que nacen y perecen, aunque el conjunto del universo es eterno e imperecedero.
• Los átomos sólo tienen propiedades: tamaño (variable, pero siempre invisibles e indivisibles)
y peso. Se mueven en el vacío por su peso, aunque entre ellos pueden producirse choques y
desviarse de su trayectoria, por lo que resulta muy
difícil predecir su posición. Su doctrina, por lo tanto, es
menos determinista que la de Demócrito, pero sigue
siendo mecanicista: nada en la naturaleza sucede en
orden a un fin. Todo es causa del movimiento al azar
de los átomos, sin que haya intervención divina
alguna en el origen o funcionamiento de los mundos.
Los cuerpos, resultado de la agregación de átomos,
poseen cualidades reales (color, textura, etc.),
resultado de su estructura atómica.
• El alma es material y mortal. Es un agregado de
átomos muy sutiles que se extiende por todo el
cuerpo. La percepción sensible se reduce al tacto
(percibir es entrar en contacto con una emanación de
átomos por parte del objeto que percibimos) y
el pensamiento es una especie de sensación
reflexiva producida por la superposición de sensaciones inmediatas. El alma sigue al cuerpo en
su destino, y por eso es mortal.
5. 2. Ética
Epicuro admite la existencia de los dioses; los considera seres inmortales y antropomorfos,
que viven en los espacios intermundanos, felices y sin intervenir parta nada en la marcha del
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mundo. Para Epicuro, blasfemar no es negar que los dioses existan, sino aceptar los
caracteres que la gente común les atribuye. Todas las teorías de Epicuro tienen una intención
ética. Intentaba eliminar los mitos y las supersticiones para conseguir que los hombres
pudieran vivir felices y sin miedo. Por eso polemizó contra la religión popular y la teología
astral de Platón. Negaba que la Naturaleza tuviese carácter «divino» o que hubiera sido creada
por los dioses para provecho del ser humano. No creía que los dioses pudieran intervenir en
los acontecimientos naturales. Consideraba que los fenómenos de la naturaleza podían ser
explicados por causas naturales, más verosímiles y aceptables que los mitos. Afirmó que los
dioses no tienen por qué inspirar miedo: «es absurdo pensar que seres tan perfectos y felices
puedan experimentar sentimientos de ira o venganza. Y nada hay detrás de la muerte: el alma
se disipa con el cuerpo y no debe sentirse amenazada por los horrores de ultratumba».
Si la vida adecuada es aquella que nos permite ser felices, Epicuro comienza por intentar
liberarnos de los miedos que considera fundamentales, el llamado "Tetrafármacos":
1. Miedo al destino. Somos libres, no hay ningún destino determinado en un universo azaroso.
2. Miedo a los dioses. Los dioses existen pero no se interesan para nada del mundo de los
hombres, viven felices y sin obligaciones.
3. Miedo a la muerte. El alma es mortal, no tenemos que temer lo que le suceda después de la
muerte: esta es nuestra única vida. Respecto a la muerte en sí nos dice en su "Carta a
Meneceo":
"El más terrible de los males, la muerte, no es nada para nosotros porque cuando existimos
nosotros no existe la muerte y cuando existe la muerte, nosotros no existimos."
4. Miedo a las enfermedades y las necesidades corporales. No hemos de temerlas, pues
ambas son fáciles de solucionar cuando son leves, e inevitables cuando son graves, y
entonces ya no tienen remedio.
«Parte de nuestros deseos son naturales, y otra parte son vanos deseos; entre los naturales,
unos son necesarios y otros no; y entre los necesarios, unos lo son para la felicidad, otros para
el bienestar del cuerpo y otros para la vida misma. Conociendo bien estas clases de deseos es
posible referir toda elección a la salud del cuerpo y a la serenidad del alma, porque en ello
consiste la vida feliz. Pues actuamos siempre para no sufrir dolor ni pesar, y una vez que lo
hemos conseguido ya no necesitamos de nada más. [...]
Por eso decimos que el placer es el principio y fin del vivir feliz. Pues lo hemos reconocido
como bien primero y connatural, y a partir de él hacemos cualquier elección o rechazo, y en él
concluimos cuando juzgamos acerca del bien, teniendo la sensación como norma o criterio. Y
puesto que el placer es el bien primero y connatural, no elegimos cualquier placer, sino que a
veces evitamos muchos placeres cuando de ellos se sigue una molestia mayor […] Por ello,
cuando decimos que el placer es el objetivo final, no nos referimos a los placeres de los
viciosos -como creen algunos que ignoran, no están de acuerdo o interpretan mal nuestra
doctrina-, sino al no sufrir dolor en el cuerpo ni estar perturbado en el alma”.
Carta a Meneceo
En definitiva, el placer es, en efecto, el
criterio de la elección y de la aversión:
se tiende al placer, se huye del dolor.
Es el único criterio con el cual valoramos
todos los bienes.
Pero las ideas de Epicuro fueron mal
comprendidas por diversos motivos, entre
ellos la ambigüedad inherente al término
«hedoné», cuya mejor traducción sería
«gozo», en lugar de «placer», puesto que
Epicuro no entendía por placer sólo el
meramente corporal. Cuando afirmaba
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que «la raíz de todo bien es el placer del vientre» simplemente daba a entender que las
necesidades básicas deben estar mínimamente cubiertas. En otros fragmentos parece
identificar el placer con la ausencia de dolor. Y cuando afirma: «Salto de gozo alimentándome
de pan y agua» mostraba su verdadera actitud, consistente en saber gozar de lo que es natural
y moderado, sin pretender ir más allá.
En efecto, Epicuro sólo considera lícitos los placeres naturales y necesarios. El hombre
prudente intenta escapar al deseo de los demás. Hay placeres que conllevan un dolor ulterior
(al igual que hay dolores que producen placer posteriormente); es necesario hacer pues un
buen “ cálculo de los placeres", por ello la virtud fundamental es la PRUDENCIA. Se consigue
así la ataraxia (ausencia de perturbación en el alma) y la aponía (ausencia de dolor en el
cuerpo).
Además, también considera los goces del alma (la amistad, recuerdos agradables), e incluso
afirma que pueden ser superiores a los del cuerpo, ya que éstos sólo afectan al presente, en
cambio, los del alma alcanzan al pasado, al presente y al futuro.
Por ello, las virtudes que Epicuro considera fundamentales para alcanzar la felicidad son:
1. La amistad. "De todo cuanto la prudencia nos ofrece para la felicidad de la vida, lo mayor
es, con mucho, el logro de la amistad”.
2. La justicia. Aunque la considera una pura "convención", considera que es útil en cuanto
evita que los hombres se hagan daño mutuamente.
3. La solidaridad. "Es no sólo más bello, sino también más placentero, hacer el bien que
recibirlo". (Fíjate que el placer se erige en esta máxima como el fundamento y justificación de la
solidaridad).
Epicuro habla de un nuevo hedonismo (diferente al propuesto por Crisipo, que mantenía que
había que buscar los placeres activos y que el placer no consistía en la mera ausencia de
dolor): él propone que la felicidad está en los placeres -goces- del cuerpo, siempre que
sean naturales, moderados y sin excesos, disfrutados con serenidad.
Epicuro tiene una concepción del «sabio» muy distinta de la que tienen los estoicos: "sabio" no
es quien se abstiene de todo placer, sino el que sabe gozar moderadamente de lo natural y
necesario. Prefería la soledad o la compañía de unos pocos amigos íntimos en lugar del
ambiente cosmopolita que los estoicos consideraban ideal para desenvolverse. Entendía que
los procesos naturales no estaban sometidos a un determinismo férreo, como pensaban los
mecanicistas, porque los átomos se mueven libremente en el vacío y esta ausencia de
necesidad hace posible que cada persona pueda ser dueña de su destino. No temía a la
muerte ni vivía angustiado pensando en el final de la vida. Creía que los dioses no intervienen
para nada en la vida de los hombres y que por esa razón era absurdo pensar en la posibilidad
de un castigo presente o futuro, resultado de la cólera divina. Los placeres naturales, que eran
lo importante para él, eran fáciles de conseguir y también el dolor podía ser vencido con la
actitud adecuada. Un ideal de vida así resultaba especialmente atractivo en una época de
terrores e histerias colectivas como la de Epicuro.
Finalmente, respecto a la vida política, Epicuro, por lo dicho, aconseja respetar las leyes que
evitan el que los hombres se dañen mutuamente, pero la ambición política es fuente de
turbaciones: "vive escondido", nos aconseja.
6. LOS CÍNICOS: HEREDEROS DE SÓCRATES
Sócrates es esencialmente el crítico, el individuo marginal, el enemigo privado de todas las
confusiones e hipocresías públicas. Esta misma línea siguieron los cínicos, si bien
tergiversando las doctrinas del maestro, en tanto restan protagonismo a la importancia del
saber y la búsqueda de la verdad.
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Para los Cínicos (ss. V y IV a.C.) (Antístenes, Diógenes de Sinope, Hiparchia y Crates) la única
manera de evitar los perjuicios de las cambiantes circunstancias es independizarse
radicalmente de ellas: la virtud consiste en la ausencia de necesidades y se basta a sí
misma para la felicidad.
Diógenes expresa el deseo de vivir con la simplicidad de un animal, se denomina a sí mismo
"el perro" (el gimnasio estaba en la
plaza del Perro ágil. Cínico=perruno).
Interpelado por Alejandro mientras
estaba vestido con un barril, responde
que su único deseo es que se aparte
para que le dé el sol.
Anticipan el ESTOICISMO de Zenón.
Primeros ecologistas, contestatarios y
marginales (hoy les llamaríamos
“antisistema” o “perroflautas..”), se
autoexcluyen de la sociedad. La
virtud, y por tanto la felicidad, está en
la frugalidad -necesitar poco para
tener todo lo que quieres-, y se
expresa en frases como "debes
poseer todo aquello que puedas llevar en un naufragio".
7. ESCEPTICISMO
Pirrón de Elis (360-270) fundó una escuela que tuvo escasa duración pero que dio origen a una
corriente de pensamiento, el escepticismo, representativa de muchas posiciones y
planteamientos posteriores en filosofía. Aunque ya en los sofistas había pensadores
típicamente escépticos -Gorgias, por ejemplo-, fue Pirrón quien asumió el escepticismo como
posición filosófica radical. Se oponía así a los filósofos que él consideraba «dogmáticos»,
aquellos que se creían seguros de haber encontrado la verdad, porque él entendía la filosofía
como una búsqueda o indagación (sképsis) continua, que nunca termina, porque la búsqueda
filosófica es una lucha permanente contra los dogmáticos que creen haber hallado la verdad
definitiva ("fundamentalistas").
Pirrón atribuye a nuestras sensaciones sólo un valor
relativo (sólo nos muestran «el modo como aparecen» las
cosas ante nuestros sentidos, pero no las cosas tal como
son en sí mismas). Todas nuestras opiniones se basan en
la tradición y son convencionales. Por eso no hay razones
para considerar a una más verdadera que su contraria. La
única actitud sensata sería suspender el juicio (epoché) y
no decir nada (aphasía). Desde esta concepción de la
verdad,
Pirrón
propone
una ética
de
la
imperturbabilidad (ataraxía): ya que no podemos saber
nada con certeza acerca de las cosas del mundo, lo
apropiado es mantener una absoluta indiferencia ante las
cosas, para que ninguna percepción o vana opinión
perturbe nuestro ánimo. Intentando responder a los
mismos problemas que afrontó el estoicismo y el
epicureísmo, Pirrón propuso que sólo el escéptico puede
ser feliz y substraerse a las angustias de la vida.
8. NEOPLATONISMO
El neoplatonismo es un movimiento filosófico de profunda repercusión en el mundo helénico y
cuyo origen se encuentra en Alejandría. Allí Plotino (205-270) recibe las enseñanzas de
Amonio de Sacas (filósofo platónico) que influye decisivamente en él. A esta influencia, Plotino
añade su interés por las filosofías hindúes y persas. Posteriormente, se traslada a Roma,
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donde funda su escuela neoplatónica, que nace de la conjunción de tres filosofías; filosofía
platónica, filosofía pitagórica y filosofía judeohelenística.
El neoplatonismo considera que el principio supremo es el Uno, que lo identifica con el Ser, el
Bien, la Divinidad. Del Uno procede todo por emanación, en una forma gradual pasando por el
espíritu, el alma del mundo, las almas particulares, hasta llegar a la materia. Es decir, que el
mundo sensible aparece por una progresiva degradación a partir del Uno que pertenece al
mundo suprasensible. El hombre, para llegar a la identificación con el Uno, debe iniciar un
camino de purificación ascética hasta llegar a alcanzar el mundo inteligible, donde se encuentra
la Divinidad.
9. LA CIENCIA EN LA ÉPOCA HELENÍSTICA
9.1. INTRODUCCIÓN.
Atenas logró conservar su primacía en el terreno de la filosofía, pero Alejandría se convirtió
en un gran centro de cultura científica que alcanzó las más altas cumbres conquistadas por el
mundo antiguo. Examinemos con brevedad las razones socio- política-culturales que
explican este fenómeno. Las obras de construcción de la ciudad de Alejandría se iniciaron en
el 323 a.C. y duraron mucho tiempo. El lugar había sido elegido con gran acierto: al hallarse
próxima a la desembocadura del Nilo, la ciudad aprovechará al mismo tiempo los beneficios
procedentes del cultivo de las tierras del interior y los beneficios obtenidos mediante el
comercio.
La
población
aumentó
con rapidez llegando gentes de todas partes,
especialmente de origen hebreo. La población griega,
por
supuesto,
era
la
predominante:
precisamente, fue en este contexto cosmopolita donde la dimensión
cultural helénica en sentido estricto se ensanchó en el sentido helenístico, es decir, al
propagarse entre los distintos pueblos y las diferentes razas, la cultura helénica se convirtió en
“helenística”. Obligadamente, esta difusión implicó una pérdida de profundidad y de
pureza. Al entrar en contacto con tradiciones y creencias diversas, la "cultura helénica" no
pudo menos que asimilar alguno de sus elementos. Se hicieron sentir los influjos de Oriente.
Los sucesores de Alejandro en el poder (Ptolomeo Lago, Ptolomeo I Soler...) intentaron
atraer a los intelectuales griegos a Alejandría, buscando por todos los medios transformarla
en capital cultural del mundo helenístico. Nació así una ciudad modernísima dentro de un
estado con estructura oriental, ciudad que poseyó un destino único o, por lo menos,
absolutamente excepcional.
Se propusieron reunir en una gran
institución
todos
los
libros
y los
instrumentos científicos necesarios para
las investigaciones,
con objeto de
suministrar a los estudiosos un material
que no habrían podido encontrar en
ninguna otra parte, induciéndolos así a
venir a Alejandría. De esta manera nació
el Museo (que significa institución
consagrada a las musas, protectoras de
las actividades intelectuales), junto al
cual se hallaba la Biblioteca. El primero
ofrecía todos los aparatos necesarios
para
las
indagaciones médicas,
biológicas, astronómicas; la segunda reunía toda la producción literaria de los griegos. Con
Ptolomeo II Filadelfo la Biblioteca llegó a la cantidad de 500.000 libros, que fue aumentando
paulatinamente hasta los 700.000 y constituyó la más grandiosa reunión de libros del mundo
antiguo. La Biblioteca de Alejandría llegó a acumular todo el saber de la época y a ella se
trasladó gran parte de los libros que Aristóteles había reunido en el Liceo y otros
materiales científicos y bibliográficos de Grecia y Asia Menor. Un incendio durante el sitio de
César a la ciudad en el 48 a.C. la destruyó por completo y todas las obras que contenía se
perdieron para siempre. Más tarde, Marco Aurelio volvió a edificarla aportando 200.000
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volúmenes que hizo traer de Pérgamo. Pero en el siglo IV d.C, en tiempos de Teodosio I, se
arruinó definitivamente.
9.2. MATEMÁTICAS
Debido al estilo peculiar del pensamiento griego, sin lugar a dudas fue la matemática la
ciencia que gozó de mayor aprecio, desde Pitágoras hasta Platón. Recordemos que la
tradición afirma que, en la entrada de la Academia, Platón hizo grabar la inscripción:
"Que no entre quien no sea geómetra".
A Euclides (330-227 aprox.), uno de los primeros
científicos que se trasladó a Alejandría, le correspondió
el honor de construir la recopilación del pensamiento
matemático griego a través de los "Elementos", cuyo
planteamiento
conceptual siguió siendo válido hasta
prácticamente el siglo X I X . Siguiendo el planteamiento
de la lógica aristotélica, los Elementos
de Euclides
presentan asimismo una serie de definiciones, cinco
postulados y los axiomas comunes. A menudo se
ha debatido la originalidad del contenido de estos
Elementos. Está fuera de duda que Euclides aprovechó
todo lo que los griegos habían pensado al respecto
durante los tres siglos anteriores. Sin embargo, tampoco
cabe la menor duda de que su genialidad consiste en la
síntesis realizada: es, sobre todo, gracias a la forma de
esta síntesis que la matemática griega pasó a la historia.
Después de Euclides, y dejando a un lado a
Arquímedes, del cual hablaremos en seguida, el
más grande matemático griego fue Apolonio de
Perga, que vivió en la segunda mitad del siglo III a.
C. Han llegado hasta nosotros sus "Secciones
cónicas". El tema no era del todo nuevo pero Apolonio
replanteó a fondo la cuestión, la expuso de manera
rigurosa y sistemática, e introdujo asimismo la
terminología técnica necesaria para designar los
tres tipos de secciones de cono: elipse, parábola e
hipérbole. Los historiadores de la matemática
consideran que las Secciones cónicas son una
obra maestra de primera magnitud, por lo que los
autores modernos poco han podido agregar en este
terreno.
Si
Apolonio
hubiese
aplicado
sus
descubrimientos a la astronomía, habría revolucionado las teorías griegas acerca de
las órbitas planetarias. Como es sabido, sin embargo, tal aplicación no se llevará a cabo
hasta Johannes Kepler, en la Edad Moderna.
9.3. MECÁNICA.
Arquímedes nació en Siracusa, alrededor del 287 a.C. Su padre, Fidias, era astrónomo. Viajó
a Alejandría, pero no permaneció ligado al ambiente del Museo. Vivió casi siempre en
Siracusa, a cuya casa reinante se hallaba unido por lazos de parentesco y amistad. Murió
en el 212, asesinado durante el saqueo de la ciudad por las tropas romanas mandadas por
Marcelo. Muchos historiadores de la ciencia antigua consideran que Arquímedes fue el
más genial de los científicos griegos. Sus aportaciones más brillantes son las
relacionadas con la problemática de la "cuadratura del círculo" y la "rectificación de la
circunferencia".
11
En su "Tratado de los Cuerpos flotantes", Arquímedes configuró las bases de la
hidrostática. En el "Equilibrio de los planos", en cambio, estableció las bases teóricas de la
estática. En particular, estudió las leyes de la palanca. Imaginemos un plano recto que se
apoya sobre un punto y en cuyos dos extremos colocamos dos pesos iguales. A distancias
iguales del centro, los pesos estarán en equilibrio; a distancias desiguales aparece una
inclinación hacia el peso que se encuentra a mayor distancia. Basándose en esto,
Arquímedes llega a la ley según la cual dos pesos están en equilibrio cuando se hallan a
distancias que estén en proporción recíproca a sus pesos específicos. La frase con la que ha
pasado a la historia: "Dadme un punto de apoyo y levantaré la Tierra", define la
grandiosidad de su descubrimiento.
Arquímedes fue un matemático y se consideró como tal, es decir, alguien que trataba
teóricamente los problemas; consideraba que sus estudios de ingeniería eran algo
marginal. Sin embargo, las máquinas que ideó para defender Siracusa, los aparatos para
transportar pesos, la invención de una bomba de irrigación basada en el principio de la
llamada "rosca de Arquímedes" y sus descubrimientos relacionados con la estática y la
hidrostática, le convierten en el ingeniero más notable del mundo antiguo.
Vitrubio narra cómo llegó Arquímedes a
descubrir el peso específico, es decir,
la relación entre peso específico
y
volumen. El relato refiere lo siguiente:
Hierón, rey de Siracusa, quiso ofrecer al
templo una corona de oro. El orfebre quitó
una parte del oro y lo sustituyó por plata,
que fundió con el resto del oro en una
aleación. En apariencia, la corona era
perfecta.
Sin embargo,
surgió la
sospecha del delito y, al no poder Hierón
justificar su sospecha, rogó a Arquímedes
que solucionase el caso. Arquímedes
empezó a pensar con intensidad y
mientras se preparaba para tomar un
baño, observó que al entrar en la bañera
salía agua en proporción al volumen del
cuerpo que entraba. Intuyó así, de pronto,
el sistema con el que se podría comprobar
la pureza del oro de la corona. Arquímedes preparó dos bloques, uno de oro y otro de plata,
ambos de igual peso que la corona. Los hundió a ambos en agua, midiendo el volumen de
agua que desplazaba cada uno y la diferencia relativa entre ambos. Luego constató si la
corona desplazaba un volumen de agua igual al desplazado por el bloque de oro. Si no
ocurría esto, significaría que el oro de la corona había sido alterado. Debido al entusiasmo del
descubrimiento, se precipitó fuera del agua gritando "eureka" ("lo he descubierto").
9.4. ASTRONOMÍA.
La concepción astronómica de los griegos -salvo algunas excepciones que mencionaremosfue geocéntrica. Se imaginaban que las estrellas, el Sol, la Luna y los planetas rotaban
alrededor de la Tierra con un movimiento circular perfecto. En consecuencia, se pensaba
que existía una esfera encargada de conducir las llamadas estrellas fijas y una esfera para
cada planeta, todas ellas concéntricas con respecto a la Tierra. Recordemos que "planeta"
(planomai que significa "voy errabundo") significa "estrella errante", esto es, estrella que
presenta movimientos complejos y aparentemente no regulares. Ya Platón
había
comprendido que, para explicar el movimiento de los planetas, no alcanzaba con una sola
esfera para cada uno. Su contemporáneo, Eudoxo , trató de solucionar el problema: para
explicar las anomalías de los planetas introdujo tantos movimientos esféricos como eran
necesarios para, combinados entre sí, dar como resultado los desplazamientos de los astros
que observamos. En total, Eudoxo supuso 26 esferas. Su discípulo Calipo aumentó en siete
este, 33. Aristóteles llegó a la cifra de 55.
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En la primera mitad del siglo II surgió el intento más revolucionario de la Antigüedad, por obra
de Aristarco de Samos, "el Copérnico antiguo". Como nos relata Arquímedes, Aristarco
supuso "que las estrellas fijas eran inmutables y que la Tierra giraba alrededor del Sol,
describiendo un círculo". Al parecer, concibe la idea de un cosmos infinito. El único
astrónomo que aceptó la tesis de Aristarco fue Seleuco de Seleucia (150 a. C). Por contra,
Apolonio de Perga y sobre todo Hiparco de Nicea rechazaron la tesis, volviendo a imponer el
geocentrismo que se mantuvo hasta Copérnico.
Para la mentalidad de la época era suficiente con
establecer hipótesis que pudieran explicar aquello que
aparece ante la vista y ante la experiencia. Tales
hipótesis se reducen a dos: la hipótesis de los epiciclos
consistía en admitir que los planetas rotaban alrededor del
Sol, que a su vez giraba alrededor de la Tierra; la hipótesis
del excéntrico consistía en proponer la existencia de órbitas
circulares en torno a la Tierra, cuyo centro no coincidía con el
centro de ésta y que por lo tanto era excéntrico con respecto
a ella.
Hiparco de Nicea, cuya actividad se sitúa hacia
mediados del siglo II a C. brindó la explicación más
convincente para la mentalidad de entonces, dando razón de los movimientos de los astros,
basándose en esta hipótesis. Por ejemplo, la distancia variable entre el Sol y la Tierra, así
como las estaciones, se explican fácilmente si se supone que el Sol gira de acuerdo con
una órbita excéntrica respecto a la Tierra. Mediante una hábil combinación de ambas
hipótesis, Hiparco logró dar cuenta de todos los fenómenos celestes. De este modo quedó a
salvo el geocentrismo y, a la vez, todos los fenómenos celestes parecieron recibir una
explicación.
Eratóstenes nació en Cyrene en el año 276 a. C. Estudió en Alejandría y Atenas. Alrededor del
año 255 a. C fue el tercer director
de la Biblioteca de Alejandría.
Trabajó
con
problemas
de
matemáticas.
Una
de
sus
principales contribuciones a la
ciencia y a la astronomía fue su
trabajo sobre la medición de la
tierra. Eratóstenes en sus estudios
de los papiros de la biblioteca de
Alejandría, encontró un informe de
observaciones en Siena, donde se
decía que los rayos solares al caer
sobre una vara el mediodía del
solsticio de verano no producían
sombra.
Eratóstenes
entonces
realizó las mismas observaciones
en Alejandría el mismo día a la
misma hora, descubriendo que la
luz del Sol incidía verticalmente en
un pozo de agua el mismo día a la
misma hora. Asumió de manera
correcta que si el Sol se encontraba a gran distancia, sus rayos al alcanzar la tierra debían
llegar en forma paralela si esta era plana como se creía en aquellas épocas y no se deberían
encontrar diferencias entre las sombras proyectadas por los objetos a la misma hora del mismo
día, independientemente de donde se encontraran. Sin embargo, al demostrarse que sí lo
hacían dedujo que la tierra no era plana. Además de lo anterior, creó uno de los calendarios
más avanzados para su época y una historia cronológica del mundo desde la guerra de Troya.
Realizó investigaciones en geografía dibujando mapas del mundo que se conocía hasta ese
momento.
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Claudio Ptolomeo es uno de los personajes más importantes en la historia de la Astronomía.
Ptolomeo propuso el sistema geocéntrico como la base de la mecánica celeste. Nació en
Egipto en el año 85 y murió en Alejandría en el 165. Recopiló los conocimientos científicos de
su época, añadiendo sus observaciones y las de Hiparco de Nicea. Su obra llegó a Europa
traducida al árabe, y es conocida con el nombre de Almagesto (Ptolomeo la había denominado
Sintaxis Matemática). El tema principal de Almagesto es la explicación del sistema ptolemaico,
que sitúa a la Tierra en el centro del Universo y el sol, la luna y los planetas giran en torno a
ella arrastrados por una gran esfera llamada "primum movile". Las estrellas están situadas en
posiciones fijas sobre la superficie de dicha esfera. Ptolomeo afirma que los planetas realizan
órbitas circulares llamadas “epiciclos” alrededor de puntos centrales que, a su vez, orbitan de
forma excéntrica alrededor de la Tierra. Así, los cuerpos celestes describen órbitas circulares.
La teoría ptolemaica es insostenible porque parte de la adopción de supuestos falsos. A pesar
de todo, su obra astronómica tuvo gran influencia en la Edad Media, comparándose con la de
Aristóteles en filosofía.
Publicó unas tablas derivadas de las teorías del Almagesto pero llamadas “Tablas de mano”.
También se encargó de escribir y publicar su Hipótesis Planetaria en un lenguaje sencillo para
que lo pudiera entender todo el mundo. Escribió Geografía, donde realizó mapas del mundo
conocido dando coordenadas a los lugares más importantes, que contenían graves errores; se
dice que esta obra fue lo que llevó a Colón a creer que podía llegar a las Indias por el oeste, ya
que en ellos parecían que estaba más cerca. A pesar de todos los errores que Ptolomeo
cometió en sus trabajos, fue uno de los astrónomos que cambió la visión del universo.
10. SELECCIÓN DE TEXTOS DE LA FILOSOFÍA HELENÍSTICA.
CÍNICOS (SOBRE DIÓGENES)
“El programa de nuestro filósofo se expresa por completo en la célebre frase "busco al
hombre" que Diógenes pronunciaba caminando con una linterna encendida en pleno día,
por los sitios más atestados de gente.
Con una ironía evidente y provocadora, Diógenes quería dar a entender lo
siguiente: busco al hombre que vive de acuerdo con su esencia más auténtica, busco al
hombre que, más allá de todas las exterioridades, de todas las convenciones sociales, y
más allá de los caprichos de la suerte y de la fortuna, sabe encontrar su genuina
naturaleza, sabe vivir conforme a ella y, así, sabe ser feliz. Diógenes se propuso la
tarea de demostrar que el hombre siempre tiene a su disposición lo que necesita para ser
feliz, a condición de que sepa darse cuenta de cuáles son las exigencias reales de su
naturaleza.
Hay que entender en este contexto sus afirmaciones acerca de la inutilidad de las
matemáticas, la física, la astronomía y la música, y sobre lo absurdo de las
construcciones metafísicas. El comportamiento,
el ejemplo, la acción substituyen la
mediación conceptual. Con Diógenes, el cinismo se convierte en la más anticultural de las
filosofías que hayan conocido Grecia y Occidente. También en este contexto hay que
interpretar sus conclusiones extremistas, que lo llevan a proclamar que las
necesidades verdaderamente esenciales del hombre son aquellas de tipo elemental que
provienen de su animalidad. Teofrasto cuenta que Diógenes "vio en una ocasión cómo
corría un ratón de aquí para allá, sin meta definida (no buscaba un lugar para dormir, no
tenía miedo de la oscuridad ni tampoco deseaba algo de lo que corrientemente se
considera deseable), y así descubrió el remedio de sus dificultades". Se trata de un
animal que le enseña al cínico una manera de vivir: vivir sin metas (sin las metas que la
sociedad propone como necesarias), sin necesidad de casa ni de vivienda fija y sin las
comodidades que brinda el progreso.
El desprecio por los placeres resulta esencial para la vida del cínico, puesto que el placer
no sólo ablanda el cuerpo y el espíritu, sino que pone en peligro la libertad, convirtiendo
al hombre en esclavo de las cosas y de los hombres relacionados con los placeres. Los
cínicos también ponían en tela de juicio el matrimonio, al que sustituían por una
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convivencia acordada entre hombre y mujer. Y naturalmente, se discutía la ciudad: el
cínico se proclama ciudadano del mundo”.
G. Reale y d. Antiseri: Historia del pensamiento filosófico y científico. Ed. Herder.
ESTOICISMO
“Alguien podrá decir: ¿de qué me sirve la filosofía, si existe algo como el destino?
¿Para qué, si es un dios el que gobierna, si todo está sometido al azar? Pues no
podemos modificar lo que ya está fijado de antemano, ni hacer nada contra lo
imprevisible; porque, o el dios se anticipó a mi decisión y determinó lo que había que hacer,
o la suerte cierra toda posibilidad de juego a mi libre decisión. En cualquiera de estos casos,
o aunque esas hipótesis fueran ciertas, debemos acudir a la filosofía: sea que el destino
nos tenga cogidos en una red de la que no podemos escapar, o que un dios, árbitro del
universo, lo haya decidido todo, o que el azar empuje y agite sin orden los asuntos
humanos, la filosofía está para protegernos. Nos dirá que obedezcamos al dios de buen
grado, que respiremos duramente a la fortuna. Te enseñaré como seguir al dios, como
sobrellevar el destino”
Séneca, Carta XVI a Lucilio.
EPICUREÍSMO
“Acostúmbrate a considerar que la muerte no es nada para nosotros, puesto que todo bien
o todo mal están en la sensación, y la muerte es pérdida de la sensación. Por eso, el recto
conocimiento de que la muerte no es nada para nosotros hace amable la mortalidad
de la vida, no porque añada un tiempo indefinido, sino porque suprime el anhelo de
inmortalidad. Nada hay realmente en la vida para el que está realmente persuadido de
que tampoco se encuentra nada terrible en el no vivir. De manera que es un necio el que
dice que teme la muerte, no porque haga sufrir al presentarse, sino porque hace sufrir
en su espera: en efecto, lo que no inquieta cuando se presenta es absurdo que nos haga
sufrir en su espera. Así pues, el más estremecedor de los males, la muerte, no es nada para
nosotros, ya que mientras nosotros somos, la muerte no está presente, y cuando la
muerte está presente, entonces nosotros no somos”.
Epicuro, Carta a Meneceo.
ESCEPTICISMO
“En efecto, cuando el escéptico, para adquirir la serenidad de espíritu, comenzó a
filosofar sobre lo de enjuiciar las representaciones mentales y lo de captar cuáles son
verdaderas y cuáles falsas, se vio envuelto en la oposición de conocimientos de igual
validez y, no pudiendo resolverla, suspendió sus juicios y, al suspender sus juicios, le
llegó como por azar la serenidad de espíritu en las cosas que dependen de la opinión. Pues
quien opina que algo es por naturaleza bueno o malo se turba por todo, y cuando le
falta lo que parece que es bueno, cree estar atormentado por cosas malas y corre tras
lo -según él piensa- bueno y, habiéndolo conseguido, cae en más preocupaciones
al estar excitado fuera de toda razón y sin medida y, temiendo el cambio, hace
cualquier cosa para no perder lo que a él le parece bueno. Por el contrario, el que no
se define sobre lo bueno o malo por naturaleza no evita ni persigue nada con exaltación, por
lo cual mantiene la serenidad de espíritu” Sexto Empírico.
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11. PREGUNTAS SOBRE LA FILOSOFÍA HELENÍSTICA
1ª/ ¿Por qué la seguridad personal y la felicidad individual se convierten en los grandes anhelos
de la época helenística?
2ª/ Rasgos básicos de la filosofía helenística.
3ª/ ¿Qué tienen en común el estoicismo y el epicureísmo? ¿Por qué hay un predominio de la
virtud sobre el saber?
4ª/ Rasgos básicos de la física estoica.
5ª/ ¿Qué es “vivir según la razón? ¿Qué actitud tiene el sabio estoico?
6ª/ ¿Qué tipo de miedos nos esclavizan e impiden que seamos felices?
7ª/ ¿Qué significa que “el placer es el principio y el fin de la vida feliz”? ¿Qué tipo de placeres
nos propone Epicuro como los más idóneos y por qué?
8ª/ ¿En qué consiste la virtud para los cínicos?
9ª/ ¿Cómo concibe la filosofía Pirrón de Elis y por qué nos propone una “ética de la
imperturbabilidad”?
10ª/ ¿Qué es el Uno para Plotino y con quién lo identifica?
11ª/ ¿Qué aportaciones hicieron a las Matemáticas Euclides y Apolonio de Perga?
12ª/ Explica las principales aportaciones de Arquímedes a la Mecánica.
13ª/ ¿Por qué no tuvo éxito la hipótesis propuesta por Aristarco de Samos?
14ª/ ¿Qué son los epiciclos y las deferentes? ¿Para qué se utilizaron en la época helenística?
15ª/ ¿Qué aportaron Eratóstenes y Ptolomeo a la astronomía de su tiempo?
16ª/ Pon un título a cada uno de los textos del apartado 10 y explica su contenido.
17ª/ ¿Con cuál o cuáles de las teorías éticas del período helenístico estás más de acuerdo y
por qué?
18ª/ ¿Qué teoría ética es hoy más actual y por qué?
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