358667. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLVIII, Pág. 2304. HERENCIA, RECONOCIMIENTO DE DERECHO A LA (LEGISLACION DE CHIAPAS). De acuerdo con los artículos 1770 y 1749 del Código de Procedimientos Civiles del Estado de Chiapas, el juicio respectivo sobre filiación y reconocimiento de derechos a la herencia, debe sustanciarse con el albacea y no con terceras personas que presuntivamente pudieran estimar que tienen derechos a la misma herencia; y en estas condiciones, es claro que las sentencias pronunciadas contra la sucesión, como entidad jurídica, que hubiesen causado ejecutoria, deben, racional y jurídicamente, surtir efectos de cosa juzgada, respecto a los herederos, sin que éstos puedan argüir en contrario, que no fueron oídos en tales procedimientos, porque los juicios declarativos sobre reconocimiento de derechos a una herencia, deben ser sustanciados con arreglo a la ley, con el albacea de la sucesión, y aun cuando se demuestre que por resolución judicial, se reconoció a un menor su filiación, como hermano natural del autor de la sucesión, y que por resolución pronunciada en la sucesión del padre de la herencia, se reconoció al propio menor su filiación de hijo natural y como heredero único universal de los bienes de aquél, desconociéndose a la madre del menor su carácter de tal, debe tenerse en cuenta que si la resolución primeramente citada, al hacer la declaración, reconociendo al menor sus derechos hereditarios en la sucesión del de cujus, como hermano natural del mismo y heredero colateral en segundo grado, expresamente hizo la declaratoria, sin perjuicio de los herederos que tuvieran mejor derecho conforme a la ley, es evidente, en estas condiciones, la constitucionalidad de la resolución judicial, que al decidir sobre la designación de las personas que conforme a la ley tuviesen derecho a la herencia, con vista de dos ejecutorias que establecen, de manera indudable, la existencia de tales derechos, respecto de su ascendiente, y de parte de una hermana natural y heredera colateral en segundo grado, tuvo que ceñirse a lo dispuesto por la fracción I del artículo 3575 del Código Civil vigente de la propia entidad, que dispone que la sucesión legítima se concede a los descendientes y ascendientes o al cónyuge que sobreviva, con exclusión de los colaterales y del fisco; a más de que, conforme a la doctrina y a la jurisprudencia, las resoluciones dictadas en los juicios sucesorios, por su propia naturaleza, no pueden producir en otro juicio sucesorio, los efectos de cosa juzgada; porque los procedimientos establecidos para transmitir los bienes en una sucesión, no son verdaderos juicios en los que la contradicción entre las partes constituye la cuestión sustancial que debe decidirse, sino sólo la ejecución de diversas formalidades establecidas en la ley, para obtener la transmisión a título de herencia, de los bienes, derechos y acciones del autor de la sucesión, razón por la que, indefectiblemente, las leyes procesales contienen disposiciones que envían a los presuntos herederos, a ventilar la cuestión que sobre sus respectivos derechos pretendan sustentar, a un juicio contradictorio, en el que deben decidirse, con todas las formalidades de la ley; y como el derecho a la sucesión legítima se opera mediante la comprobación de las relaciones de parentesco que hubiese con el autor de la herencia, tal principio establece la necesidad de que quien aspira a heredar, deba comprobar su parentesco y su calidad de heredero, por los medios establecidos por la ley. Amparo civil en revisión 855/35. Estrada Santos Isabel. 12 de mayo de 1936. Unanimidad de cinco votos. La publicación no menciona el nombre del ponente. -1-