LA EDUCACIÓN (R. de PP.) La Educación puede considerarse como un proceso de mejora que “completa al hombre en el hombre”. Completar al hombre en sí mismo implica, en primer lugar, partir de la persona, de lo que ésta es. No es posible una Educación Integral que no tenga en cuenta la originalidad humana y que no se dirija a todos los aspectos de la vida de la persona. Se ha de considerar al hombre como una realidad que entraña las características de “uno, todo, integrado, en curso de realización, libre, original e irrepetible”, y profundizar en la reflexión sobre la naturaleza del mismo procurando su mejora tendente al “deber ser”. La Educación es, pues, algo radicalmente distinto del adiestramiento, de la modificación de la conducta. Es un proceso que dura toda la vida. Una realidad que sólo ocurre respecto del hombre, en el hombre y para el hombre. La tarea educativa consistirá, por tanto, en posibilitar que la persona se complete en sí misma, partiendo de lo que es y según sus propias características y no según las que sus educadores elijan para ella. Esto supone que para educar debemos aceptar a la persona en su singularidad y esperar y creer que puede mejorar orientando nuestro esfuerzo a conseguir este desarrollo positivo. Ante la acción educativa que recae en nosotros como padres y profesores debemos preguntarnos qué resultados queremos obtener: resultados utilitarios (prácticos, medibles, calificables, externos...) o resultados educativos. En educación se trata de conseguir algo tan delicado, tan sutil, como es que la voluntad del educando decida en un acto libre –cuando sea capaz de ello, no antes- hacer lo que debe hacer porque eso es bueno, porque es lo mejor. Si no conseguimos este acto voluntario no podemos hablar de resultado educativo. Si hay algún resultado será un simple adiestramiento o una respuesta dada por temor ante una autoridad mal ejercida. Otro de los aspectos de la educación es que sólo es posible en la relación entre personas. Los protagonistas son siempre dos partes: padres-hijos; profesoralumno; tutor-grupo; etc. Dos protagonistas en relación, en comunicación, en participación, construyendo algo: la Educación de... Participar en esta tarea común acerca a quienes colaboran en ella, son conscientes de que construyen algo importante. En esta construcción del propio edificio, hay que orientar en la realización de la obra, del desarrollo de la personalidad, porque dentro de esta colaboración mutua hemos de tener en cuenta que el educador conoce el “oficio” por experiencia. Experiencia que habrá de servirle para estar en actitud educativa con todo lo que esta comporta. Trabajar juntos, colaborar, construir: esencial en el acto de relación: no hay relación sin comunicación: “Comunicar es hacer algo que pertenezca a más de uno y eso es, precisamente, comunicar”. LA ACTIVIDAD DEL EDUCADOR Hemos visto que la educación se conquista. Es una conquista personal de quien se educa en la que el educador dirige su actividad a la actividad interior y personal del educando para estimularla, orientarla y sostenerla en el camino de la búsqueda de su autonomía. Para obtener fruto, quien se educa debe aceptar voluntariamente la actividad del educador en lo que se refiere a su persona (violencias). Ser dos voluntades libres que, libre y voluntariamente, se ponen a colaborar en una tarea conjunta. El deseo de educarse y educar corresponde a ambos. LA AUTORIDAD PADRE-HIJO La autoridad del padre debe consistir en aumentar el grado de madurez del hijo; “desarrollar y enriquecer su libertad, infundir coraje y aliento para que sepa afrontar la tarea dura y exigente de actuar rectamente en y con libertad”. La autoridad del hijo residirá en el acto del compromiso libremente adquirido, a trav´s del cual manifestará su intención y voluntad de educarse. Acto derivado de su capacidad de decisión, si no, no tiene valor alguno. El hijo que hace lo que se le dice simplemente porque se le dice, pasivamente, no coopera, no se educa, o no quiere educarse; es más, no puede educarse porque actúa maquinalmente. (causas) Si examinamos las líneas anteriores observaremos que la autoridad se ejerce a través del servicio a los demás (en este caso, los hijos). La actitud de servicio y el hecho de servir a los demás no encuentra más razón de ser que el amor. AUTORIDAD Y AMOR La tarea educativa sólo llega a comprenderse a través del amor. Si falta el amor, la educación se convierte en “ejercicio de mecanización”. El amor a los hijos siempre ha sido considerado como el más puro y desinteresado. Pero, a veces, el temor al propio dolor por lo que pueda Acontecer al hijo, torna este amor poniéndole un tinte de egoísmo. Egoísmo porque queremos ver garantizada nuestra tranquilidad ante su futuro...aunque esto sea, en algunas ocasiones, a costa de intentar moldear su personalidad siguiendo nuestro criterio y nuestros juicios de valor. Moldear debe quedar reservado al artesano que fabrica objetos. El educador no moldea ni hace personas (por muy padre que sea). “Porque en educación el resultado, la obra, no es un objeto formado, moldeado según nuestra idea, sino una persona a la que en el período de su educación, hay que ir capacitando en el difícil arte de hacer uso recto, moral, de su libertad, para que, después de este período, prosiga adelante en el camino largo de llegar a ser plenamente persona”. Educar en el amor, ejercitar la autoridad a través del amor, supone el desprendimiento de aceptar los riesgos con alegría y atención. Entregarse a la tarea sin reservas. Amarles en el sentido auténtico de la palabra y proponerles el amor como objetivo de su proceso de formación. Amar supone una fuerza creadora. El amor gana las voluntades, las pone en movimiento, las hace florecer. IMPRESCINDIBLE: Atención: Saber esperar. “Mantenerse sereno, equilibrado en la espera del Resultado educativo profundo que nunca llega demasiado pronto”. Respeto: Respetar al hijo como persona; respetar su libertad; no coaccionar Moralmente de ningún modo (premios-castigos); saber exigir con Suavidad o energía lo que sabemos que el hijo puede dar de sí, Valorando y respetando su realidad”. Ejemplaridad: El ejemplo es el acto más eficaz de la autoridad en la educación. No tiene necesidad de palabras, ni de metas a conseguir. El hijo Hace lo que ve vivido en sus padres. Tomado de: ALFAGEME, A. Reunión de Padres (XI – 1980) GRUPOS DE TRABAJO (REUNIÓN DE PADRES) a)- El hijo como persona. b)- ¿Qué buscamos? Resultados útiles o educativos. ¿Cómo? c)- Análisis de la relación, Comunicación, Participación con nuestros hijos. d)- Cauces de autoridad. e)- Planteamientos personales o en grupo.