PALABRAS PRONUNCIADAS POR IÑIGO DÍAZ CUEVAS EN EL FUNERAL DEL PROFESOR Dr. JOSÉ POKNIAK RAMOS Santiago, octubre 22, 2011 Tengo el honor de compartir con ustedes, estas breves palabras a petición de Laurita y, por especial encargo del Sr. Decano de nuestra Facultad, el Prof. Santiago Urcelay, el cual se encuentra fuera del país. Es un honor y también una gran dificultad, despedir a un amigo y a un hombre bueno. Pepe o Fray Andresito, como lo molestaba en los momentos de gran conversación que teníamos a menudo en el Departamento, era un verdadero caballero – un caballero albo para muchos -, de juicio razonado y siempre ponderado, equilibrado y analítico frente a las situaciones universitarias, gran profesor, a decir de sus estudiantes que normalmente lo tenían capturado de trabajo y, aunque serio y de apariencia severa, Pepe era una persona acogedora y amable, tolerante y abierta y, por sobre todo un gran amigo. Así lo pude conocer y apreciar. Tuve la suerte de conocerlo en muy variadas facetas de nuestra común vida académica en su querida Universidad de Chile y en su Facultad de Ciencias Veterinarias. 1 Lo conocí el año 1965 siendo él un académico joven. Nos enfrentamos en un partido de futbol entre profesores y mechones de 1er año, en una polvorienta cancha en la Quinta Normal. Tengo el recuerdo que nos ganaron y nos patearon de lo lindo, salvo el Pepe, que con su juego elegante y tildado, casi nos enseñaba en cada jugada. Lo conocí como profesor de Alimentación y Nutrición Animal, en los años tumultuosos de la Reforma Universitaria de 1968, siendo yo un revoltoso estudiante, cuestión que siempre me lo recordaba con su franqueza y sinceridad que lo caracterizaba. Lo conocí años después como académico del Departamento de Producción Animal, siempre con una palabra orientadora y con su permanente compromiso y testimonio universitarios, que recuerdo con gratitud hasta el día de hoy, viajando en la citroneta AX 330 camino a la Facultad o como vecinos de barrio de Juan de Escaray. También lo conocí en los angustiantes días de septiembre del 73, en su profunda preocupación por amigos y amigas perdidos en el Estadio Nacional o conversando en nuestras casas de la inquietante situación que vivíamos en el país y en la universidad. Conocí al Pepe como leal amigo y colaborador en mi decanato de la facultad en la década del 90. Debo declarar ante ustedes que siempre recibí de él una palabra juiciosa y reflexiva, sin dobleces y con la entrega del hombre recto y honrado. Como no recordar las tazas de té de los lunes en la mañana en su oficina, comentando los triunfos y, también algunas escasas derrotas, de nuestro glorioso cuadro albo. 2 Pepe estudió Medicina Veterinaria en la Universidad de Chile entre 1956 y 1961, incorporándose a la planta académica como ayudante alumno, para seguir como profesor una vez titulado el año 1962. Obtuvo su Master en Animal Science por la Universidad de California, Davis, el año 1972, en el contexto del Plan ChileCalifornia, alcanzando la máxima jerarquía académica de Profesor Titular en la Universidad de Chile, el año 1986. Vivió toda su vida dedicada a la Universidad de Chile y a su Facultad de Ciencias Veterinarias, donde se distinguió por su trabajo académico y de investigador, ocupando también cargos directivos en la Facultad, hasta el momento de reciente retiro. Como nos dijo el padre Saul en el responso, estamos celebrando tu partida a la vida eterna. Sabemos que toda partida es difícil y dolorosa, en especial, la de aquellos que dejaron huella en esta tierra. Estamos seguros que desde arriba, al lado del Dios Padre, estarás cuidando a la Laurita, a Marcelo y al Chino, a tu futuro nieto Ivo y a tu familia y, por cierto, a todos tus amigos y amigas que te queremos y que te echaremos de menos. Es por eso que no te puedo despedir. Querido Pepe, permítenos poder seguir teniendo esas cálidas conversaciones universitarias. Pepe, hasta pronto y muchas gracias. 3