Leonarda Dibrani

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#TodosSomosLeonardaDibrani
Leonarda Dibrani, una alumna de origen kosovar de 15 años y etnia
romaní residente en Francia, fue detenida el 9 de octubre por la
policía mientras realizaba una excursión en autobús con sus
compañeros de instituto, para ser posteriormente deportada junto
con toda su familia. Pero la brutalidad del procedimiento con que fue
detenida la menor es solo la cara más visible de un caso que encierra
una problemática con implicaciones mucho mayores y diversas.
Por una parte, evidencia la desprotección que sufren algunos
menores escolarizados en la Unión Europea, a los que se les despoja
de la noche a la mañana del derecho a la educación, siendo
expulsados a países cuya lengua, en algunos casos, incluso
desconocen. Y ello a pesar de lo recogido en la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea, donde se declara explícitamente
que “en todos los actos relativos a los menores llevados a cabo por
autoridades públicas o instituciones privadas el interés superior del
menor debe constituir una consideración primordial”1. No obstante,
tras las movilizaciones de estudiantes y la creciente indignación en la
opinión pública por el caso de Leonarda, el presidente de Francia,
François Hollande, ofrecía el 19 de octubre como única solución que
la menor regresara a Francia sin sus familiares.
Además, lo ocurrido pone de manifiesto, una vez más, políticas
migratorias que criminalizan a la inmigración irregular y tratan como
delincuentes a personas que solo han cometido ningún delito, sino
únicamente una falta administrativa. Conviene recordar, sin embargo,
que no tener la documentación en regla no responde a una libre
elección, sino a las restrictivas Leyes de Extranjería de la UE, que en
la práctica impiden una vía legal de permanencia en territorio
europeo. Esta criminalización llega al extremo de que en algunos
países se hayan dictado leyes que incluso convierten el delito la
asistencia humanitaria a las personas indocumentadas.
La detención de Leonarda Dibrani es también una muestra del
alarmante ascenso del racismo contra la población gitana en toda
Europa. En distintos países están teniendo lugar agresiones y ataques
contra personas de etnia gitana, sin que haya una respuesta
contundente por parte de las autoridades públicas competentes. Es
más, consideramos que es especialmente preocupante que el
discurso discriminatorio contra esta comunidad está penetrando en
los planteamientos políticos y que está obteniendo una creciente
simpatía popular, llegando a utilizarse la gitanofobia como una vía
para obtener rédito electoral.
1
Más aún, entre las 11 medidas para proteger los derechos del niño que aprueba la
Comisión Europea en 2011 se recoge que debe dedicarse “especial atención a los
menores en el futuro plan europeo para la integración de los romaníes”.
Ante los hechos ocurridos, las personas y entidades que firmamos
este manifiesto exigimos:
Al gobierno francés: que ordene el inmediato regreso de la familia
Dibrani en su conjunto, para garantizar tanto el derecho a la
educación de Leonarda y sus hermanos menores como su derecho de
permanecer junto a su familia.
A las instituciones europeas: que sancionen a aquellos estados cuyos
gobiernos promuevan actos legislativos dirigidos contra la población
gitana, así como a los que no han adoptado políticas categóricas
contra los grupos extremistas que cometen agresiones racistas contra
esta comunidad. Además, exigimos un cambio drástico en las
políticas migratorias europeas, para garantizar el derecho a migrar de
las personas a través de vías administrativas que no las condenen a
la irregularidad y a la inseguridad jurídica. Finalmente, las
instituciones europeas deben asegurar, con medidas concretas, que
no se violen los derechos de protección del menor en cada uno de los
estados miembro.
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