LISTA de los alumnos que van a la INSTANCIA COMPENSATORIA COMPLEMENTARIA en la asignatura HISTORIA de cuarto año. Ellos son: ALVARADO, BRAHIAN. ANTUNE, NAHUEL BRRIAN. BENITEZ, MELINDA GISEL. CHAMORRO, MATIAS. LEDESMA, DANIEL ALBERTO. ANTUNE, LILIANA. FALCON, YESICA CONTENIDOS: La intervención del Estado en la economía. La industrialización por sustitución de importaciones en América Latina y la Argentina. Apogeo y agotamiento del modelo agro-exportador argentino. ACTIVIDADES: Miren el siguiente video titulado “La época de Justo”, en el que se explica la crisis que atravesó el sistema capitalista mundial en la década de 1930 y su impacto sobre la economía argentina. Dura un poco más de 8 minutos. http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=kdCnRbN44vE#! 2) Mientras observan las imágenes y escuchan el relato del locutor, tomen notas con el procesador de texto disponible en sus equipos portátiles y registren datos útiles para responder las siguientes preguntas:¿Cuáles fueron las consecuencias de la crisis económica mundial?¿A qué se denomina “sustitución de importaciones”?¿Con qué objetivos y de qué manera intervino el Estado en la economía?¿El gobierno argentino implementó políticas para mantener el vínculo económico con Gran Bretaña? ¿Por qué? Observa e interpreta el siguiente gráfico: 1. ¿Por qué fueron las caídas del PBI a partir de 1914, 1929? ANEXO. PARA ESTUDIAR: http://historiamigue.yolasite.com/ El proceso de industrialización por sustitución de importaciones Como resultado de la crisis de 1930, los países tradicionalmente consumidores de las producciones latinoamericanas implementaron altas tarifas arancelarias –con el fin de proteger e impulsar sus propios sectores primarios– o, simplemente, suspendieron las importaciones. En consecuencia, las exportaciones de bienes primarios de los países periféricos cayeron y en las sociedades latinoamericanas esto provocó la falta de divisas suficientes para mantener el nivel de las importaciones. La crisis alteró la división internacional del trabajo que se había consolidado desde mediados del siglo XIX, y a la que la Argentina se había incorporado como productora de materias primas y alimentos. Frente a estos cambios en la economía mundial, los grandes terratenientes y comerciantes exportadores, nucleados en la Sociedad Rural Argentina (SRA), terminaron por coincidir en sus orientaciones económicas con los grupos industrialistas, asociados en la Unión Industrial Argentina (UIA): ambos aceptaron el desarrollo de la actividad industrial como una solución para los problemas de la economía nacional. Los poderosos hacendados invernadores (…) aceptaron algunas medidas oficiales –como el control de cambios o el aumento de los impuestos– que indirectamente impulsaban el desarrollo industrial, porque por esa vía se reducían las importaciones. Por su parte, la UIA aceptó otras medidas gubernamentales –como la devaluación– que perjudicaban el desenvolvimiento de algunas industrias, porque entendían que se trataba de “salvar las actividades vitales para el país y que el relativo sacrificio que ellas pueden demandar es no sólo una contribución indispensable para el beneficio de la colectividad, sino, además, para los propios intereses fabriles, cuyo desarrollo sería utópico con un mercado interno agotado en su capacidad de adquisición y en sus recursos. Alonso,María Ernestina y Vázquez, Enrique C. Historia: La Argentina contemporánea (1852-1999). Buenos Aires. Aique, 2000. http://secuencias.educ.ar/course/category.php?id=23 La crisis y la desocupación según el dirigente sindical Ángel Perelman La palabra crisis que ese año surgió por primera vez no era una simple palabra para mí. Cayó sobre mi cabeza como un verdadero martillazo. Mi padre, como tantos otros miles de obreros, fue despedido de su trabajo. En los primeros años de la crisis, muchas fábricas cerraban y creaban verdaderos ejércitos de desocupados. Aparecieron las “Villas Desocupación” y los “Barrios de las Latas” en Puerto Nuevo […]. La crisis económica me obligó a abandonar la escuela a los diez años, para ir a trabajar como aprendiz en un taller metalúrgico. La explotación capitalista y la lucha de clases las aprendí primero en esa fábrica del año treinta antes que leyéndolas en los libros. Me pagaban un peso por día, pero eran jornadas sin horario, salvo el de entrada que era siempre el mismo. La hora de salida la fijaba el patrón generalmente a las ocho de la noche. Fueron años duros. Toda la felicidad de una familia obrera consistía –pese a los bajos salarios y a la escasa fuerza de la organización sindical- en conservar el trabajo, en tener empleo. Cuando venía el despido, cosa que era frecuente, empezaban los largos días esperando en los cafés del barrio. No faltaba nunca un amigo que tenía los diez centavos para tomar un pocillo de café, que era un medio de alquilar la mesa a la cual nos agregábamos unos cuantos. Así pasábamos las horas los muchachos de esa época, pero nos íbamos a acostar temprano porque a las cuatro de la mañana del día siguiente había que ir a la Avenida de Mayo, donde se vendía y repartía el diario La Prensa, donde concurríamos, cada uno, con la esperanza de comprar un ejemplar y encontrar en los clasificados de Pedidos algún taller para ir a ofrecerse. No era una tarea fácil, porque había que tomar tranvía y generalmente cuando uno llegaba a la puerta de la fábrica había una larga cola. Era más simple para aquellos afortunados que tenían bicicleta, que se colocaban a la cabeza de la cola: eran los tiempos de los desesperados, de los ingeniosos y de las pequeñas raterías. Un amigo del barrio, durante mucho tiempo hizo razzias bien temprano recorriendo las puertas sucesivas de una cuadra, levantando la botellas de leche. Se tomaba un litro por día y el resto lo vendía. Si llegaba una enfermedad no había más solución que arrimarse a algún caudillo parroquial para que le consiguiera a uno muestras gratis o autorización para obtener una cama en un hospital, cosa difícil de conseguir. A la edad de catorce años y ya con cuatro de obrero, no pude menos que interesarme por la política. Como para no interesarme. Había muchas manifestaciones realizadas por los desocupados. Algunos partidos de izquierda protestaban por la miseria reinante. Las asambleas sindicales, aunque escasas en número – porque los sindicatos carecían de fuerza en un período de desocupación. Reunían a los trabajadores más militantes y decididos. Yo empecé a concurrir a toda clase de reuniones y actos. Una reunión sindical fue disuelta con violencia por la policía y fui a parar a la Sección Especial. No me hicieron nada porque era casi un chico. Pero vi con mis propios ojos cómo a un obrero le arrancaron una uña con una tenaza para que confesara y delatara a sus compañeros del comité de huelga de una casa metalúrgica. Perelman, Ángel. “Cómo hicimos el 17 de octubre”. En: Alonso, M. E. y Vázquez, E. C. Historia. La Argentina contemporánea. Documentos y Testimonios. Aique. Buenos Aires, 2000. Recuerden que pueden copiar el texto en el escritorio de sus equipos portátiles con la herramienta que les permite crear un archivo PDF. Luego, pueden hacer marcas y comentarios mientras los leen. 2) Con algunos compañeros analicen el texto y discutan sobre las siguientes cuestiones: ¿Qué aspectos del testimonio de Perelman llamaron más su atención? ¿La situación que describe el autor derivó en conflictividad social? ¿Por qué? ¿Qué tipo de intervención del Estado menciona Perelman en el contexto de la crisis? LOS QUE NO HICIERON EVALUACIÓN O LES FALTE NOTA, EL LUNES TIENEN QUE ESTAR PRESENTES Y ESTUDIAR DEMOSTRANDO COMPROMISO CON LA MATERIA.