DR. JULIO LÓPEZ GALLARDO UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO Investigador de la Facultad de Economía Presentación realizada durante la 4ta. Reunión Ordinaria de La Comisión Especial de Análisis de Políticas de Nuevos Empleos. Cámara de Diputados Miércoles 26 de mayo de 2010 Zona “C” de los Cristales Edificio “G” Palacio Legislativo de San Lázaro Antes que nada, muchas gracias por la invitación, y discúlpenme que no haya traído una ponencia preparada. Empezaron relativamente tarde, pero a ver si logro entretenerlos a viva voz. El problema del desempleo, primero que nada permítanme decirles que creo que debe visualizarse esencialmente como problema macroeconómico, y un problema asociado a la falta de demanda de fuerza de trabajo. Ésa es una trivialidad, pero es importante tenerlo presente como punto de partida. Por otra parte, si miramos a las cifras, la evidencia que ellas nos muestran no son todo lo contundente que debieran ser. El subsecretario de trabajo ayer se refería con algún tipo de satisfacción al descenso reciente de la tasa de desocupación… El secretario del Trabajo ayer se refería, con algún tipo de satisfacción, al descenso reciente de la tasa de desocupación, que está en estos momentos en un nivel de 5.42 por ciento respecto a la fuerza de trabajo total. Y con algún grado de orgullo decía que ésta es más baja que en el resto de los países de la OCDE, de los cuales México forma parte. Ahora bien, si nosotros vamos a otra cifra, que también está presentada en las estadísticas oficiales, que es la referida a la población desocupada o con condiciones de empleo precarias. Esto es, condiciones que son menos de las horas que quisiera trabajar o con un salario inferior al mínimo. Estamos hablando de 12.2 por ciento. Esta cifra anterior se multiplica por más de dos veces. 1 Si le agregamos a esto la cantidad de mexicanos que emigran anualmente a Estados Unidos, que se sitúa entre 400 mil y 500 mil por año, todas personas en capacidad de trabajar, estamos hablando de 15 por ciento. Por otra parte, si nos referimos a la población en ocupaciones informales, la cifra fluctúa entre 40 y 50 por ciento. O sea que es mucho más grave que lo que se muestra en los datos que a menudo se usan para evaluar la significancia del problema del desempleo en México. Si nosotros miramos la realidad nacional y nos preguntamos por qué existe este alto nivel de desocupación, la verdad es que si viniéramos de la Luna veríamos que la situación es paradójica. En primer lugar la población desocupada o con condiciones de ocupación precarias es una población capacitada para trabajar. Es decir que los que están desempleados no son inempleables. No hay un problema de falta de capacitación de la fuerza de trabajo, o de educación. Con esto no quiero minimizar la necesidad de que el país mejore las condiciones educacionales de su población, pero quiero decir simplemente que el problema no está por ahí. Por tanto, si uno compara las características de calificación laboral y de educación entre la población que trabaja bajo condiciones precarias o que está desocupada y de la población que está efectivamente ocupada, no son distintas las características, las calidades y las calificaciones. Entonces no es un problema de inempleabilidad de la gente. Esto quiere decir que México cuenta con un recurso humano indispensable, que está disponible para ponerse a trabajar. Por otra parte, y éste es un punto que recibe menos destaque que el que debería tener, cuando miramos a México, y lo miramos con la idea del vaso medio lleno, nos damos cuenta de que el nuestro es un país que cuenta con una capacidad productiva bastante amplia. Y adicionalmente, si uno le pregunta a los empresarios o revisa las cifras, se va a dar cuenta de que hay un potencial material de producción desocupado que es bastante importante. A mí me ha tocado participar en trabajos de campo, entrevistando a empresarios, y cuando se les pregunta: “¿Cuánto podría usted elevar su producción de un paraguazo?” Ellos dicen que su producción podría aumentar 2 en 20 por ciento. “Cuántos turnos tiene usted”. Trabajo a un turno. “¿Y podría trabajar a dos turnos?” Pues sí, pero a quién le vendo. Entonces dejen decirlo de una forma que no quiero que sea hiriente. Cuando estamos hablando de México no estamos hablando de Honduras, o no estamos hablando de Chile, que es mi país de origen, una cosa chiquitita. Estamos hablando de un país enorme, en donde hay una capacidad productiva muy importante que puede aprovecharse. Hay un potencial de producción muy grande. Es un potencial que se puede utilizar a corto plazo. Es decir, lo que quiero señalar con esto es que desde el punto de vista de las condiciones objetivas, México podría avanzar de manera fuerte en la resolución del problema del desempleo. Y esto… voy a ser todavía más imprudente… esto se podría hacer en el corto plazo. Es decir, México no necesita hacer inversiones gigantescas para enfrentar de buena forma el problema de la desocupación. Entonces tenemos que están ahí presentes los hombres. Cuando digo “hombres” me refiero también a los empresarios. Están las máquinas. Entonces qué pasa. Cuál es la situación. A primera vista es un problema de institucionalidad, de nuestra organización económica y social, que es la que dificulta que el problema del empleo tenga solución. Es algo que está a nuestro alcance resolver y que va a exigir modificaciones importantes. Ahora, podría entonces pensarse que hay soluciones que en algunos momentos o en otras partes se han dado a los que se podría recurrir. La primera de ellas es una vieja receta, llamada “la receta keynesiana”, consistente en echar a andar la máquina e incrementar el gasto estatal. Yo soy, personalmente, y además porque formo parte de una universidad que tiene su sello, soy en general partidario de ese tipo de cosas. Creo que con una política de demanda se puede lograr. Pero hay un problema importante. Fíjense, y a eso se refería la persona que tuvo la gentileza de invitarme: los empresarios protestan, se preocupan porque cuando hay auge de demanda se lo comen todo las importaciones. Si hay un crecimiento de la economía basado en la expansión del mercado interno es posible que esto traiga consigo un incremento muy fuerte de las importaciones. Y aquí ya hemos tenido experiencias dolorosas respecto a las consecuencias de un incremento desproporcionado de las importaciones. Nos 3 endrogamos, y después, cuando nos cierran las posibilidades para importar la economía colapsa debido a una depreciación brutal del tipo de cambio. Lo que quiero decir con esto es que una simple política de expansión de la demanda interna no es una política que pueda contribuir de manera significativa por sí misma a resolver el problema de la desocupación. Naturalmente, cuando hay un incremento de empleo, cuando hay un incremento de la producción, cuando hay un incremento del poder de compra, compramos. Y cuando compramos, compramos indiscriminadamente productos nacionales e importados. Y en consecuencia, importamos más que lo que exportamos. Entonces, una política de demanda interna expansiva, que en un principio, si estuviéramos en una economía cerrada podría facilitarnos las cosas, pero en una economía abierta como la que tenemos y como la que queremos seguir teniendo ésta no es una solución por sí misma. Otra solución que circula en el ambiente, y de hecho a varios de los que estamos aquí presentes nos preguntó el entrevistador inicial qué pensábamos al respecto, sería la política de, entre comillas, flexibilizar el mercado de trabajo… … que circula en el ambiente y de hecho a varios de los que estamos aquí presentes, nos preguntó el entrevistador inicial que qué pensábamos al respecto. Sería la política de –entre comillas- “flexibilizar el mercado de trabajo”. Es un término que está muy de moda. Y los que ya tenemos cierta edad sabemos que las modas pueden ser efímeras y pueden no resolver las cuestiones centrales. La flexibilización del mercado de trabajo –pongámosle apellido a esto porque hay de flexibilización a flexibilización y como decía el sabio, una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa- en el debate que se está dando, por flexibilizar el mercado de trabajo lo que se está queriendo decir es que se hagan más fáciles las condiciones, es esencialmente. No es lo único pero quiero caricaturizar un poco para marcar lo que quiero significar. Flexibilizar el mercado de trabajo en la moda actual quiere decir facilitar las condiciones de despido de los trabajadores. A nadie nos gustaría que nos flexibilizaran, de los aquí presentes, estoy seguro, porque pronto yo me declaro incompetente. 4 Veamos qué significado tendría esto. Se flexibiliza el mercado de trabajo y va a pasar lo siguiente. Los empresarios llenos de júbilo al saber que al que contratan lo pueden despedir mañana, van a contratarlo hoy. La pregunta es ¿lo van a tener en la nómina mañana? Fíjense que la idea es que simplemente porque contrata a gente y produce más, ya se resolvió el problema. Pero eso es efímero. Supongamos en el mejor de los casos que efectivamente los empresarios jubilosos contratan gente. Supongamos que los contratan para producir, en consecuencia producen más. Una cosa es que produzca y otra cosa es que venda. ¿A quién le va a vender? A los contratados no les va a poder vender todo porque la nómina de salarios es por naturaleza más chica que el valor de la producción. Entonces se van a queda con su producción invendida y van a cortar a la gente. La flexibilización es flexibilización para arriba y para abajo. No resuelve el problema. No digo con esto que no haya puntos particulares del mercado de trabajo que se deban resolver aspectos particulares de la legislación. Pero creo que como solución al problema de desempleo no da, simplemente no da. ¿Cuál sería el tipo de propuesta con la cual yo me identificaría? Yo creo que hay que buscar simultáneamente una expansión de la producción y una mejora de la competitividad. Que aumente la producción, que aumente la demanda, pero que no toda la nueva demanda se vaya a importaciones, sino que una parte de la producción adicional se vaya a exportación y otra parte de la producción adicional se vaya a sustituir importaciones. Y digo sin rubor sustituir importaciones porque éste es un término que está casi proscrito. … como magia negra o como budú, lo cual yo creo. Y de nuevo miremos el vaso medio lleno y el vaso medio vacío. Fíjense ustedes lo siguiente. En el año 1981 la participación de las importaciones en el PIB era el 12 por ciento. Importábamos poquitito. En 2009 el porcentaje de las importaciones en el PIB es del 35 por ciento. Muchas de esas cosas que se importan son indispensables, entre ellas por ejemplo el vino chileno. Pero hay muchas cosas que se podrían producir nacionalmente a la mejor en Baja California. 5 Generar una producción que pueda competir con las importaciones, que pueda competir con los mercados internacionales, es algo que el país puede y debe hacer. Para eso lo que debe hacer es tener un tipo de cambio competitivo que permita que los productos mexicanos resulten baratos adentro y afuera, sin castigar con ello a los trabajadores. Esto no puede significar simplemente una devaluación del peso que va a traer problemas de inflación y que va a traer problemas de caída del poder de compra de los trabajadores. Hay que buscar un mecanismo. En el pasado en esta parte del mundo, en América Latina, se habló de una cosa que se llamó la devaluación compensada. Se devalúa la moneda nacional, pero para evitar que esto genere inflación y que esto castigue a los trabajadores que tienen un salario fijo y que con un aumento de precio pierden poder adquisitivo, se compensa con una reducción del IVA por ejemplo o con algún tipo de subsidio. De nuevo es una palabra prohibida, discúlpenme. En definitiva he hablado un poco más de la cuenta y termino diciendo lo siguiente Primero. México está en condiciones de avanzar pasos enormes en el corto plazo en la solución del flagelo de la desocupación. Segundo. Esto no puede basarse simplemente en una política de expansión de la demanda interna aunque la expansión de la demanda interna sea necesaria, porque si eso es lo único que se hace, entonces lo único que va a ocurrir es que el país va a tener un déficit exterior inmanejable. Tercero. La solución no está tampoco en una flexibilización del mercado de trabajo. A la mejor para algunas cosas puntuales esto puede ayudar, pero desde el punto de vista de enfrentar el problema de la desocupación, no sirve. Cuarto. La combinación de una política de expansión del mercado interno con una política de competitividad internacional, es indispensable. Muchas gracias. 6