Leer - Asociación Educar

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Monografía
Formación en Neurosicoeducación
Alumna: Analía Puchetta
www.asociacioneducar.com
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“Las Neurociencias aplicadas a la Educación”
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Las Neurociencias aplicadas a la Educación:
El mundo actual es un permanente desafío para nuestra inteligencia, tanto a
nivel personal, educacional, laboral y social. Pero la formación que casi todos
hemos recibido, no fue orientada a conocer el funcionamiento de nuestro cerebro y
de nuestra mente, por lo cual nos resulta difícil comprender y manejar
correctamente la complejidad de estos tiempos.
Este siglo XXI, época marcada por grandes contrastes, donde el
florecimiento de la ciencia y la tecnología coexisten con el incremento de conflictos
emocionales, la tarea de formar y educar a las nuevas generaciones requiere,
cada vez más, de planteamientos pedagógicos que se sitúen en el punto de la
encrucijada de la mundialización de los conocimientos y la particularidad de los
procesos de aprendizaje.
Modificar el modelo sobre cómo se desarrolla la vida de las escuelas
respecto de la construcción del saber, y a partir de la comprensión de cómo
aprende, cómo guarda información nuestro cerebro, y cuáles son los procesos
biológicos que facilitan el aprendizaje, es una tarea que demanda urgente
implementación en los tiempos actuales.
Aprender es un proceso innato del ser humano, siempre estamos en
constante aprendizaje. Este proceso adquiere mayor relevancia cuando se traduce
en el plano educativo, en la escuela. Felizmente, hoy en día el estudio de
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la conducta y de los hábitos del ser humano, así como del funcionamiento
completo de nuestro cerebro, ha permitido encontrar algunas respuestas y ha
colaborado con una mejor implementación en el campo educativo. Los grandes
avances de las neurociencias han consentido develar los mecanismos cerebrales
que hacen posible el aprender, el recordar y el grabar la información de manera
permanente en el cerebro.
Cuando hablamos de aprendizaje, también estamos hablando de
supervivencia, ya que la principal función de aprender es poder aumentar las
opciones de respuestas que garanticen la supervivencia, pues la misma depende
del conocimiento y control que tengamos del mundo exterior.
Alcanzar este conocimiento sólo es posible a través de las diferentes etapas
que conforman el denominado proceso de aprendizaje. Nuestro cerebro es una
máquina biológica especializada en procesar información tanto emocional, como
cognitiva. Para cumplir con su principal función de supervivencia nuestra UCCM
(unidad cuerpo – cerebro – mente) debe poder captar los estímulos provenientes
del mundo exterior a través de los sentidos y luego procesarlos para determinar si
los mismos están a favor o en contra de nuestra supervivencia. El aprendizaje
sería entonces, “cualquier variación en las conexiones sinápticas que produzcan
cambios en el pensamiento y comportamiento, que puedan generarse a través de
la información teórica, práctica o experiencias de vida”.
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Resultaría importante tener en claro que el aprendizaje se divide en dos
ramas: Emocional y Cognitivo Ejecutivo. Ésta última a su vez, se divide en
Emocional e Intelectual. Su parte emocional está dirigida al Mundo Interior, se
divide, también,
a su vez en dos partes, una que es la que nos permite el
desarrollo de la inteligencia intrapersonal, y nos habilita para hacer una lectura de
nuestra propia mente y la otra, nos permite el desarrollo de la inteligencia
interpersonal relacionada con la posibilidad de realizar una lectura de la mente
ajena. Ambas capacidades se encuentran en áreas ubicadas en los lóbulos
prefrontales.
La otra parte del aprendizaje Cognitivo Ejecutivo, es la Intelectual dirigida al
Mundo Exterior.
La incorporación de nuevos conocimientos a través del aprendizaje
cognitivo ejecutivo emocional y cognitivo ejecutivo intelectual, exigen de nuestra
UCCM, un importante esfuerzo consciente, pues debemos utilizar a nuestros
lóbulos prefrontales para aplicar atención selectiva (decidir el foco de atención) y
atención sostenida (mantener la misma por un tiempo determinado).
Cuando estudiamos el funcionamiento biológico de nuestro cerebro,
descubrimos que está más preparado para olvidar lo nuevo, que para recordarlo,
esta función es muy importante, pues si no cambiaría fácilmente la vieja
información por la nueva, algo que sería muy peligroso para la supervivencia.
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El aprendizaje cognitivo ejecutivo, consume mucha energía, rápidamente
nos agotamos, la atención consciente o ejecutiva se puede por ello mantener por
un breve tiempo.
Para este tipo de aprendizajes los docentes, educadores, capacitadores,
oradores, disertantes, tutores o quienes lleven adelante cualquier proceso de
aprendizaje, deben tener presente, desarrollar las cualidades y habilidades
necesarias para captar la atención sostenida de las personas con las que
interactúa y contribuir a su motivación.
El aprendizaje puede dividirse en siete etapas:
1. La primera, es el “Inconsciente no Capacitado” o ignorancia de la
ignorancia. La UCCM no sabe que no sabe algo.
2. La segunda es, “Consciente no capacitado” o consciencia de la
ignorancia. Esta etapa tiene como característica que la UCCM toma
conocimiento consciente de que no sabe algo, y que esta deficiencia
es la responsable de la falta de control en algún aspecto determinado
de la vida, y por lo tanto, causante de estrés.
3. La tercera es la “Búsqueda del Conocimiento”, aquí es donde
comienza el esfuerzo para determinar, el modo de obtener los
conocimiento faltantes o la nueva información y aceptar que no se
sabe sobre un tema.
4. La cuarta es la “Zona de aprendizaje teórico”. La UCCM comienza
con los primeros pasos hacia el aprendizaje de un tema determinado,
y como todo lo nuevo es movilizante para ella, es muy común
encontrarse con dos enemigos posibles: El aburrimiento y la
ansiedad.
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Aquí el trabajo que deben realizar los lóbulos prefrontales es muy
importante, pues de ellos depende el poder enfrentarlos y afrontarlos
correctamente.
La ansiedad se produce porque nuestro cerebro emocional, no está
preparado para hacer esfuerzos y aplicar el aprendizaje cognitivo,
esto nos lleva a sentir que debemos aprender y entender todo
rápidamente. Algo imposible para los lóbulos prefrontales, salvo en
caso de inteligencias excepcionales.
El aburrimiento también es producido por el cerebro emocional, que
al principio no encuentra la dopamina inmediata (motivación) para
hacer el esfuerzo de estudiar. La gran cantidad de dopamina se
encuentra cuando la UCCM ha logrado dominar un tema nuevo. Lo
fácil nos produce menos placer que lo que nos produce más
esfuerzo.
5. La quinta etapa es la “Confusión”. Significa que ya hemos aprendido,
pero que todavía los conocimientos que vamos adquiriendo no han
podido ser bien asimilados o integrados, pero que en ningún modo
indican que los mismos exceden la capacidad del estudiante.
Las redes emocionales poseen redes neuronales capaces de
aprender, que son denominadas “Redes Hebbianas”. Fueron
descriptas por primera vez por el neurofisiólogo canadiense Donald
Hebb. Según él cuando una neurona envía señales a otra y esta
segunda resulta activada, se refuerza la conexión entre ambas;
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algunos neurocientíficos describen este proceso mediante la
expresión “las neuronas que descargan juntas, se cablean juntas”.
Esta nueva capacidad le permite al cerebro acumular nueva
información modificando su estructura, a medida que interactúa con
el medio ambiente, facilitándole así su adaptación al mismo. Esta es
la base fisiológica de la denominada “Plasticidad Neuronal”,
responsable de que un cerebro no sea el mismo con el pasar de los
años. La UCCM sobrevive generando o almacenando información. A
la Neuro Plasticidad, a su vez, se la puede dividir en dos clases, si
está relacionada con la creación de un nuevo aprendizaje o nueva
red, o si por el contrario, su fin es la de disolver una red vieja, debido
a su poco uso (olvido).
6. La sexta etapa es la “Comprensión del conocimiento”. Una vez
superada la confusión, que indica que ya sabemos sobre lo que
estábamos aprendiendo, se pasa al siguiente estadio, que es el lograr
comprender lo aprendido y saber qué sabemos sobre un nuevo tema.
7. La séptima y última etapa, es la del “Consciente capacitado”. En esta
etapa lo aprendido y la información que poseemos nueva, sigue
siendo teórica, podemos expresar lo que sabemos, con algunas
dificultades a veces, pero internamente estamos seguros de haber
aprendido. Pero aún no pasamos a la etapa de aplicación del
conocimiento, si nos quedamos acá y no usamos la información, con
el tiempo la red neuronal que la constituye, tenderá a debilitarse.
Ahora bien, resultaría relevante analizar y comprender, cómo es posible
atravesar los filtros cerebrales que limitan el aprendizaje.
Todo lo que aprendemos llega a nuestro cerebro a través de los sentidos y
es procesado, almacenado y activado a través de una serie de eventos eléctricos
y químicos. Sin embargo el cerebro no está equipado para procesar los millones
de bits de información sensorial que lo bombardean por segundo. Hay obstáculos
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que toman la forma de filtros y protegen al cerebro de una sobrecarga de
información, focalizando la atención sólo en la información sensorial crítica para la
supervivencia.
La forma en que los cerebros de los niños responden a esta información
sensorial del entorno demuestra qué tipo de información atrae su atención.
Los educadores pueden utilizar estrategias compatibles con el cerebro,
tales como: la novedad, la sorpresa, la predicción, la anticipación positiva, los
intereses individuales, y otras técnicas para focalizar la atención de sus alumnos
en la información que éstos necesitan ver, oír, recordar…
El registro de los estímulos sensoriales que pasan por los filtros cerebrales,
está fuertemente influenciado por los estados emocionales de los niños en el
momento de escuchar o ver la información.
Como educadores podemos contribuir a que estos filtros trabajen en forma
óptima, sobre todo cuando los niveles de estrés se mantienen bajos. Es durante
estos momentos, cuando se selecciona la información cognitiva más valiosa para
que atraviese los filtros y pase a la memoria.
Entender cómo la información se convierte en conocimiento y se transforma
en memoria a largo plazo puede ser una herramienta poderosa para contribuir en
el progreso académico de nuestros alumnos. Las estrategias compatibles con el
cerebro habilitan a los alumnos a responder a los estímulos del entorno de la
mejor manera posible y a convertir esa información, en conocimiento adquirido.
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Hay tres sistemas cerebrales principales que son la llave para construir
mejores cerebros.
La información que nuestro cerebro recibe como estímulo sensorial debe
pasar primero a través del sistema activador reticular (SAR), más tarde por el
sistema límbico para ser reconocido y codificado en estructuras y finalmente
almacenado en la memoria a largo plazo.
El SAR es el sistema activador de la atención y está ubicado en la parte
más baja posterior del cerebro (tronco encefálico). Recibe información de las
terminaciones nerviosas de los brazos, piernas, troncos, cabeza, cuello y órganos
internos que convergen en la espina dorsal. Estos mensajes de los sentidos deben
pasar a través del SAR para poder entrar al cerebro racional o para ser enviados
directamente a los centros de respuesta automática. El SAR determina el estado
de alerta y vigilancia en el resto del cerebro.
El objetivo de una enseñanza exitosa es controlar el fluido de información
que pasa a través del SAR (el sistema de activación de la atención) de los
alumnos para que, de este modo, la información más útil que se puede convertir
en conocimiento, alcance las redes neuronales cognitivas superiores en los
lóbulos prefrontales.
Reflexionando sobre lo expuesto, los docentes, podemos ayudar a nuestros
alumnos a prestar atención a la información importante, llamando la atención de
sus SAR. Dado que el SAR busca los cambios en el entorno, incorporando
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sorpresas y novedades en el aprendizaje a través de variaciones en los estímulos
sensoriales, resultaría importante realizar: cambios en la voz, en el volumen, en el
ritmo, cambios visuales en los colores, en el movimiento, tamaño, y otros cambios
táctiles. De esta manera hacemos que la información que los alumnos necesiten
focalizar y captar, les llame la atención.
Es más importante aún planear actividades de aprendizaje para que la
información sensorial importante pase a través del SAR en los casos que los niños
tengan ADD o cualquier otra dificultad de procesamiento sensorial. Si los alumnos
ya están presionados o exigidos por la tarea de escoger información de entre una
multitud de estímulos sensoriales, el objetivo es concentrar la atención en la
información sensorial que sea más valiosa e importante en ese momento.
Por otro lado, la información sensorial que atravesó el SAR debe pasar
ahora a través del núcleo emocional del cerebro, el sistema límbico, en especial la
amígdala y el hipocampo, donde se le da significado emocional a la información.
Los neurotransmisores son las sustancias químicas que se encargan de la
transmisión de las señales de una neurona a la siguiente, se liberan en los
botones sinápticos y se dirigen hacia las hendiduras sinápticas de otra neurona.
La dopamina es uno de los más importante neurotransmisores del cerebro.
Cuando el cerebro lanza dopamina durante una experiencia agradable, se
construyen memorias fuertes de la misma, que posteriormente lanzan dopamina
en la expectativa de una próxima experiencia agradable. La dopamina aumentará,
entonces, el foco de atención potenciando la consolidación y el almacenamiento
en la memoria a largo plazo.
Las actividades o las experiencias que se asocian a niveles crecientes de
dopamina en el cerebro, incluyen: el movimiento físico, conexiones del saber con
intereses personales, contacto social, música, novedad, sentido del logro,
recompensa personal, iniciativa, juego y humor.
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Cuando se puede incorporar la experiencia y éstas actividades en las
clases, la dopamina estará entonces disponible para aumentar el placer, la
atención y la memoria.
Conclusión
En el proceso de aprendizaje es necesario considerar dos aspectos
relevantes, en primer lugar, el estado de ánimo del alumno, es decir, la
predisposición que éste tenga hacia la captación de una información novedosa. Si
el alumno está contento, la información recepcionada será aprendida con mayor
facilidad, de lo contrario, las horas frente al docente poco o nada servirán. Por otro
lado, resulta también importante la metodología en la enseñanza, porque
depende, en gran parte de ella, la manera de cómo el estudiante se predisponga
para aprender. Así mismo, son las emociones las que conducen la memoria, esto
significa que si las emociones son placenteras, el rechazo a la información
novedosa será menor, y por ende, el aprendizaje más efectivo.
Para la investigadora Judy Willis, toda información novedosa, antes de ser
aprendida, debe pasar por tres importantes filtros en nuestro cerebro. Estos filtros
favorecen la discriminación y la atención del cerebro a lo que realmente le interesa
absorber como aprendizaje. Los filtros están presentes en el sistema de
aprendizaje RAD: el sistema reticular de activación (RAS), el filtro positivo de la
amígdala y la intervención de dopamina.
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Cada uno de ellos se determina por las emociones, si son positivas, el
acceso de la novedad al cerebro se realizará con mayor rapidez. Si el cerebro
detecta estrés puede combatir y bloquear la información. El neurocientífico Ignacio
Morgado, agrega, que las emociones son de relevante importancia para el
aprendizaje, porque determinan finalmente la decisión del ser humano al elegir
entre varias opciones. El uso de la razón se mantiene limitado al análisis de las
probabilidades, pero es en la decisión final que las emociones determinan la
elección según las sensaciones que nos producen.
Esto significa que, cuanto mejor sea el ambiente para aprender, mejor será
el aprendizaje. Es por todo esto que la educación debe centrar sus esfuerzos en
captar la atención del alumno con la mayor variedad de posibilidades, siempre
buscando estimular la satisfacción de éste en el proceso educativo. La
transferencia de información estructurada utilizando medios agradables, permitirá
que el alumno capte la información placenteramente.
La
variante
de
educar
relacionando
experiencias,
puede
resultar
satisfactoria si a lo expuesto, se suma un correcto manejo de las emociones.
El
docente
que
conoce
los
principios
neurológicos
que
rigen
el funcionamiento cerebral, su maduración cognitiva y emocional, tiene en sus
manos un recurso espléndido para diseñar su práctica docente, identificando
ritmos y modalidades madurativas en sus alumnos y eligiendo recursos de
enseñanza sobre bases científicas que le garantizan óptimos resultados.
Gracias al aporte de las neurociencias es posible que los docentes y las
clases dejen de ser aburridas y por el contrario, el aprendizaje sea, una actividad
placentera y efectiva. Sencillamente, inolvidable.
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Bibliografía.
 Material de estudio de Asociación Educar, perteneciente a la Carrera de
Neurosicoeducador.
 Material gráfico de Internet.
 Psicobiología del aprendizaje y la memoria. I. Morgado. Revista de
Neurología. 2005.
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