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MIL NOMBRES
PARA
EL GOZO
BYRON KATIE
con STEPHEN MITCHELL
MIL NOMBRES
PARA
EL GOZO
Vivir en armonía con las cosas tal como son
Título Original
A thousand nam esforjoy
Primera edición
Noviembre 2009
© 2007 Byron Kathleen Mitchell
Esta traducción está publicada con autorización de Harmony Books,
una división de Random House, Inc
© 2009 para la edición en castellano
La Liebre de Marzo, S.L.
Traducción
Brianda Domecq
Diseño gráfico
Bárbara Pardo
Impresión y encuadernación
Puresa, S. A.
Impreso en España
Depósito Legal
B.38.993.2009
ISBN
978-84-92470-13-6
La Liebre de Marzo, S.L.
Apartado de Correos 2215 E-08080 Barcelona
Fax. 93 449 80 70
[email protected]
www.liebremarzo.com
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra
solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
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Para ti.
CONTENIDO
Prefacio por Stephen Mitchell / xi
Introducción / 1
]
MIL NOMBRES PARA EL GOZO / 3
]
Apéndice: Cómo hacer El Trabajo / 255
Agradecimientos / 271
Información de contacto / 275
PREFACIO
Este libro es el retrato de una mente iluminada en acción. Asimismo, es la respuesta
de Byron Katie al Tao Te Ching (pronunciado Dao De Jing), el gran clásico chino que
ha sido considerado como el libro más sabio jamás escrito.
Puede que Lao-tse, el autor del Tao Te Ching, haya vivido en el siglo VI a.C.,
o puede que se trate simplemente de una leyenda. A mí me gusta imaginármelo como
un anciano cuya barbilla ostenta ralos mechones de barba, vestido con una túnica desgastada y pasando gran parte de su tiempo en un silencio gozoso, siempre a la disposición de las personas, observando serenamente las formas infinitas en que éstas se
causan infelicidad. En muchos de los capítulos del Tao Te Ching, Lao-tse se describe
mediante una figura llamada «el Maestro», un ser humano maduro que ha sobrepasado la sabiduría y la santidad para llegar a un estado de cordura que contiene y redime el mundo. No hay nada místico ni elevado en el Maestro. Él (o ella) es
simplemente alguien que conoce la diferencia entre la realidad y sus pensamientos
acerca de la realidad. Puede que sea un mecánico o un maestro de quinto de primaria o el presidente de un banco o un vagabundo de la calle. Él es como todo el mundo,
excepto que ya no cree que las cosas deban ser diferentes a como son en cada momento. De esta manera, sin importar las circunstancias, se encuentra sereno y en paz
con el mundo, obra sin esfuerzo de manera eficiente, mantiene la ligereza de su corazón suceda lo que suceda y, sin ninguna intencionalidad, actúa de manera amable
hacia sí mismo y hacia los demás. Él es quien tú eres una vez sales al encuentro de tu
mente con comprensión.
Algo acerca de la autora de este libro. Byron Kathleen Reid (todos la llaman Katie)
sufrió una severa depresión al llegar a los treinta años. Empresaria y madre, vivía en
un pequeño pueblo en el desierto alto del sur de California. Durante casi una década
fue cayendo por una espiral de paranoia, rabia, odio a sí misma y constantes pensamientos de suicidio; en los últimos dos años, con frecuencia le era imposible salir de
su habitación. De repente, una mañana de febrero de 1986, Katie, de la nada, com-
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prendió algo que transformó su vida. En las tradiciones budista e hindú existen varios
nombres para una experiencia como la de Katie. Ella lo llama «despertar a la realidad».
En ese instante de no-tiempo, dice ella,
descubrí que cuando creía mis pensamientos, sufría, pero cuando no los creía,
no sufría, y que esto es cierto para todo ser humano. La libertad es tan sencilla
como eso. Comprendí que el sufrimiento es opcional. Encontré un gozo en mi interior que no ha vuelto a desaparecer, ni por un instante. Ese gozo se encuentra en
todos, siempre.
Muy pronto, empezaron a circular rumores acerca de una «dama iluminada» en
Barstow, y la gente comenzó a llegar a preguntarle cómo podían encontrar la libertad
que veían brillar en ella. Ella comprendió que lo que necesitaban, si algo necesitaban,
no era su presencia personal, sino una manera de descubrir por ellos mismos lo que
ella había descubierto. El método de Katie de auto-indagación, que ella llama El Trabajo, es una representación en palabras de aquella indagación silenciosa que había
despertado en ella esa mañana de febrero. Es un método sencillo y, sin embargo, extremadamente poderoso que sólo requiere de un bolígrafo, un pedazo de papel y una
mente abierta. A medida que corría la voz acerca de las transformaciones asombrosas
que experimentaba la gente haciendo El Trabajo, Katie iba siendo invitada a presentarlo públicamente en otras partes de California, después por todos los Estados Unidos y –a la larga– en Europa y todo el mundo. Lleva ahora quince años viajando, a
veces sin parar, y ha llevado El Trabajo a cientos de miles de personas mediante eventos públicos gratuitos, en cárceles, hospitales, iglesias, corporaciones, centros de acogida para mujeres maltratadas, universidades y escuelas, en intensivos de fin de semana
y en su Escuela para El Trabajo de nueve días.
Katie no sabe mucho acerca de los clásicos espirituales; de hecho, antes de conocernos, no había siquiera oído hablar del Tao Te Ching. Pero sí sabe de gozo y serenidad, y sabe acerca de la mente: cómo puede hacernos sufrir, cómo la podemos usar
para liberarnos. Por lo tanto, desde su perspectiva, Lao-tse es un colega, alguien que
tiene su mismo trabajo, alguien con quien conversar, pese a estar muerto. Este libro
recoge tan interesante conversación. Estructurado, al igual que el Tao Te Ching,
como variaciones sobre un tema, expresa el mismo conocimiento fundamental de muchas formas y en muchas circunstancias.
Este libro se concibió de la siguiente manera. Cuando primero conocí a Katie, me
impresionaron la apertura de su corazón y su sabiduría, que parecían ser una forma de
transparencia. Era completamente inocente: no había leído nada, no sabía nada del budismo o del taoísmo ni de ninguna otra tradición espiritual. Sólo tenía como referencia su propia experiencia. Las revelaciones más increíbles salían de su boca, como si
vinieran directamente de un Sutra o un Upanishad, sin ningún conocimiento de su
parte de que alguien antes hubiera dicho lo mismo. Desde el principio de nuestro ma-
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trimonio, en parte por curiosidad, comencé a leerle extractos de los grandes maestros espirituales: Lao-tse, Buda, los maestros Zen, Spinoza y otros de esa índole. (Ella
los llama «tus amigos muertos»). Katie absorbía sus palabras, afirmando a veces con
la cabeza o diciendo: «Eso es acertado» o «¡Sí, así es exactamente!» De vez en cuando,
para mi sorpresa, decía: «Eso es verdad hasta cierto punto, pero no es exacto. Así es
cómo lo diría yo».
Finalmente, le leí mi versión del Tao Te Ching, los ochenta y un capítulos, y anoté
sus respuestas, esto constituyó la materia prima de este libro. A veces, al sugerirlo yo,
ella respondía a cada línea; con frecuencia, sólo se centraba en un pasaje o explicaba
con mayor detalle solo unas cuantas líneas. (Los epígrafes que aparecen al comienzo
de cada capítulo citan las líneas del Tao Te Ching más a propósito de lo que ella dice.)
Durante el proceso, yo le pedía que puntualizara o se explayara sobre algo del texto,
o la dirigía hacia una dirección particular que pudiera ayudarla. A veces, ella no tenía
referencia alguna para responder a una pregunta y me sentía como si le preguntara a
un pez acerca de cómo era vivir en el agua. Yo sugerí los ejemplos para «bello» y «feo»
en el capítulo 2, por ejemplo, porque adoro a Mozart y aún no he logrado apreciar el
«rap». Es útil que yo sea tan definido tanto en lo que me gusta como en lo que no: le
da a Katie una referencia para conceptos como «ruido», que están fuera de su experiencia de la realidad.
Al principio cuando comenzamos a hablar acerca del texto, Katie me preguntó
qué significaba Tao. Le dije que, literalmente, significa «el camino, la manera*»,
y que es una palabra para nombrar la realidad última, o, como ella misma dice, la
manera como es: lo que es. Estaba encantada. «Sin embargo» dijo, «no entiendo conceptos como “última”. Para mí, la realidad es sencilla. No hay nada detrás o por encima, y no contiene ningún secreto. Es lo que hay frente a ti, cualquier cosa que esté
ocurriendo. Cuando discutes con ella, pierdes. Duele no ser un amante de lo que es.
Yo ya no soy una masoquista».
Conozco el Tao Te Ching desde 1973, y con especial intimidad desde 1986,
cuando escribí mi versión. Lo respeto tanto como cualquier otro libro en el mundo,
le debo mucho y conozco su poder. (Un amigo me dijo que cuando se encontró en un
embrollo emocional de joven, lo que lo salvó fue leer mi versión de cabo a rabo, notas
incluidas, cada día durante un año entero.) Es magnífico descubrir que existe algo
que pueda considerarse un manual sobre el arte de vivir, un libro tan sabio y tan práctico. No obstante, una cosa es leer acerca de estar en armonía con las cosas como son,
* «Way» en inglés significa igualmente «camino» y «manera». Hasta ahora ha sido interpretado
como «camino o sendero»; sin embargo, si tomamos en cuenta que el Tao y Katie misma proponen que no hay a donde ir, que ya estamos donde queremos estar y ya tenemos lo que queremos tener… la traducción «manera» parece ser más cercana al mensaje profundo que habla, no
de un camino, sino de la realidad última.
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incluso entender lo que eso significa, y otra muy distinta vivirlo realmente. Ni siquiera
los libros más sabios pueden darnos su sabiduría. Después de leer esas profundas
visiones profundas y estar de acuerdo con ellas («Deja de intentar controlar», «Mantente completamente presente», «Ve el mundo como tu ser», «Suelta», «Ten fe en las
cosas como son»), el interrogante central sigue siendo: ¿Cómo? ¿Cómo podemos
aprender a hacer eso?
Katie ha escrito dos libros que enseñan cómo terminar con el sufrimiento, indagando los pensamientos que lo crean, los pensamientos que discuten con la realidad.
Nadie sabe cómo soltar, pero cualquier persona puede aprender cómo cuestionar un
pensamiento estresante. Cuando te sientes incómodo, por ejemplo, y te parece imposible deshacerte del sentimiento, puedes cuestionar los pensamientos que dicen: «Estoy
en peligro», «No puedo hacer esto», «Ella no debió haberme abandonado»,
«Estoy demasiado gorda», «Necesito más dinero», «La vida es injusta». Después de llevar a cabo esa indagación, no volverás a ser el mismo. Puede que hagas algo o no hagas
nada y, sin embargo, como sea que se desenvuelva la vida, la enfrentarás desde un lugar
de mayor confianza y paz. Y finalmente, una vez que la mente se ha vuelto clara, la
vida comienza a vivirse a sí misma a través tuyo, sin esfuerzo, con el gozo y la amabilidad que nos señala Lao-tse. Aunque la realidad en sí no se puede nombrar, dice
Katie, existen mil formas para nombrar el gozo, porque nada está separado y el gozo
es lo que somos todos en lo más profundo de nosotros mismos.
En los capítulos que siguen, cuando Katie usa la palabra indagación, quiere decir
específicamente El Trabajo. El Trabajo consta de cuatro preguntas y lo que ella llama
una inversión, que es una manera de experimentar lo opuesto de lo que crees. Las preguntas son:
1. ¿Es verdad?
2. ¿Puedes saber que es verdad con absoluta certeza?
3. ¿Cómo reaccionas, qué sucede, cuando crees ese pensamiento?
4. ¿Quién serías sin el pensamiento?
Al primer encuentro, puede que estas preguntas parezcan meramente intelectuales. La única forma de comprender cómo funcionan es usándolas. Pero, observando
cómo las usan otras personas, podrás vislumbrar su poder, quizá incluso llegar a experimentarlo. Cuando se las contesta con honestidad, cobran vida; nos devuelven el
reflejo de las verdades que no podemos ver cuando miramos hacia fuera. En las siguientes páginas, podrás encontrar amplios ejemplos de personas que, con la guía incisiva y amorosa de Katie, aplican El Trabajo a sus pensamientos estresantes. (Las
instrucciones de cómo hacer El Trabajo se encuentran en el Apéndice de este libro y, en
más detalle, en el Sitio Web de Katie, www.thework.com, o en su libro Amar lo que es).
El Trabajo se ha clasificado como auto-ayuda, pero es mucho más que eso: es autorrealización y lleva al final del sufrimiento. A medida que indagamos un pensa-
xiv BYRON KATIE
miento estresante, comprendemos que no es verdad; podemos ver su causa y su efecto,
observar con los cinco sentidos cada detalle de las modalidades de dolor y confusión
que resultan de creérnoslo. Luego, vislumbramos el espejo vacío, el mundo más allá
de nuestras historias acerca del mundo, y vemos cómo sería nuestra vida sin el pensamiento. Al final, nos damos la oportunidad de experimentar lo opuesto de lo que
hemos creído tan obstinadamente. Una vez que cuestionamos a fondo un pensamiento, éste pierde el poder que tiene de causarnos dolor y, a la larga, deja totalmente
de presentarse. «Yo no suelto mis pensamientos» dice Katie. «Voy a su encuentro con
comprensión. Luego, ellos me sueltan a mí».
Cuestionar los pensamientos que parecen ser ciertos, pensamientos que pueden
incluso parecer parte de nuestra identidad, requiere valor y en Mil nombres para el gozo,
Katie ofrece a sus lectores el poderoso incentivo de ver por ellos mismos, en detalle,
la libertad que se halla al otro lado de la indagación. Como bien ya puedes haberte
dado cuenta, este libro es mucho más que un comentario sobre el Tao Te Ching. Es
un atisbo a las profundidades del ser y a la vida de una mujer que ha vivido durante
veinte años lo que Lao-tse describió. La sabiduría profunda y vivaz que contiene no
es teórica: es absolutamente auténtica. Esto es lo que hace de este libro una lectura
apasionante. Es el retrato de una mujer imperturbablemente llena de gozo, ya sea que
baile con su nietecita o encuentre su casa totalmente desvalijada por ladrones; que se
encare a un hombre dispuesto a matarla o se lance a la aventura de caminar hasta la
cocina de su casa; que se entere de que está quedándose ciega, fracase haciendo una
prueba de «¿Qué tan buena amante eres?» o se enfrente a un diagnóstico de cáncer.
Con estos relatos de total comodidad en cualquier circunstancia, el libro no sólo describe la mente que ha despertado, sino que te la permite ver, y sentir, en acción.
Es posible que creas que esta libertad, aunque alcanzable hace miles de años por
unos cuantos maestros iluminados, esté fuera del alcance de cualquiera que viva en el
mundo moderno, y sin duda fuera de tu alcance. Mil nombres para el gozo tiene el poder
de cambiar esa creencia.
–STEPHEN MITCHELL
Nota: «Tao Te Ching» es la abreviatura de mi libro Tao Te Ching: Una nueva versión en inglés. No necesitas conocerlo para disfrutar de Mil nombres para el gozo. Sin
embargo, aunque este libro esté escrito para leerse como texto independiente, cada
capítulo se relaciona con el capítulo correspondiente de mi Tao Te Ching y resulta ilustrativo leerlos uno al lado del otro.*
* El libro de Stephen Mitchell está traducido al español (Lao Tse, Tao Te Ching, Versión de Stephen Mitchell) y publicado por Alianza Editorial, Madrid, 2007.
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INTRODUCCIÓN
l Tao Te Ching es una descripción maravillosamente acertada de la mente en armonía con las cosas tales como son. La China antigua, la América moderna ¿qué
importa? No hay tiempo ni espacio. Cuando dejas de creer tu propio pensamiento, la
vida no requiere esfuerzo.
Según mi experiencia, la confusión es el único sufrimiento. Confusión es cuando
arguyes con lo que es. Cuando estás perfectamente claro, lo que es, es lo que deseas.
Así que, cuando deseas algo diferente a lo que es, puedes comprender que estás muy
confundido.
A medida que indagas tus propios pensamientos, descubres cómo el apego a una
creencia o historia causa sufrimiento. La condición natural de la mente es la paz.
Luego, llega un pensamiento, tú lo crees y la paz parece esfumarse. Notas en seguida
la sensación de estrés, y la sensación te avisa de que estás oponiéndote a lo que es por
creerte el pensamiento; te dice que estás en guerra con la realidad. Cuando cuestionas el pensamiento que está detrás de la sensación y comprendes que no es verdad, adquieres presencia al margen de tu historia. Luego, tu historia se disuelve a la luz de la
consciencia, y sólo queda la consciencia de lo que realmente es. Paz es lo que tú eres
sin esa historia, hasta que aparece la siguiente. A la larga, la indagación cobra vida en
ti como la respuesta silenciosa, natural, de la consciencia ante los pensamientos que
llegan.
Cuando el Tao Te Ching habla de «el Maestro», describe a alguien con una mente
en paz: un amante de lo que es. En este libro, uso el término Maestro porque se encuentra en el Tao Te Ching, y uso el pronombre «ella» porque sólo puedo hablar de
mi propia experiencia. Sin embargo, Maestro o Maestra no es una palabra que utilizo
normalmente. Implica que no todos enseñamos de la misma forma. Y eso no es verdad. Todos tenemos la misma sabiduría. Está distribuida de una manera absolutamente equitativa para todos. Nadie es más sabio que otro. En última instancia, nadie
te puede enseñar más que tú mismo.
E
1
No doy consejos. Sé que todo el mundo conoce su propio camino y confío en eso.
Durante cuarenta y tres años no tuve ni siquiera una pista y luego encontré el camino, o estuve lo suficientemente abierta para que el camino me encontrara a mí. Por
eso, confío en que tú también puedas encontrar el camino. Nadie es más especial
que otro. No existen líderes espirituales que puedan iluminarte por arte de magia.
Pero si un maestro espiritual es alguien que lleva una vida feliz, que no discute con
la realidad, que fluye con cada momento sin esfuerzo, con deleite, y ama todo tal
como es, entonces ¿quién sabe? quizá yo podría ser una maestra espiritual (si yo existiera en alguna parte).
Estoy abierta a todo lo que la mente aporta, a todo lo que la vida trae. He cuestionado mis pensamientos y he descubierto que no significan nada. Brillo internamente
con el gozo de la comprensión. Sé del sufrimiento y sé del gozo, y sé quién soy. Quien
yo soy es quien tú eres, aun antes de que te des cuenta. Cuando no hay historia alguna,
ni pasado ni futuro, nada por lo cual preocuparse, nada por hacer, ningún lado a dónde
ir, nadie por ser, todo lo que hay es bueno.
2 BYRON KATIE
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