CIANOBACTERIAS EN AGUAS DE CONSUMO Y DE RECREO: UN PROBLEMA DE TODOS Antonio Quesada, David Carrasco y Samuel Cirés Departamento de Biología Universidad Autónoma de Madrid - - 1.- Introducción 2.- Qué son las cianobacterias? 3.- Toxicidad de cianobacterias. Cianotoxinas o Qué son las cianotoxinas, o Qué efectos tienen o Qué organismos las producen o Toxicología o Efectos en el ecosistema o Efectos en humanos o Legislación o Distribución de las cianotoxinas en aguas españolas 4.- Conclusiones 5.- Bibliografía 1.- Introducción Las presentes jornadas han surgido ante el interés creciente de varios sectores relacionados con el agua, ante el problema de las cianobacterias y las cianotoxinas. Hasta hace unos 10 años se consideraba que el problema de las cianobacterias era inexistente o poco importante en España, aunque existiera en los países de nuestro entorno, aunque esto por supuesto era sencillamente debido a la ausencia de datos científicos publicados al respecto, y a la ausencia de datos oficiales. Sin embargo, en los últimos 5 años los temas relacionados con las cianotoxinas ocupan numerosas jornadas en congresos científicos y reuniones técnicas y se están invirtiendo cantidades crecientes de dinero en la investigación y en la monitorización de las cianobacterias y las cianotoxinas. En esta charla pretendo hacer una breve introducción sobre las cianobacterias, explicando los riesgos asociados a la presencia de las cianotoxinas en las aguas de consumo y en las aguas recreativas. Mostrando un resumen de los casos demostrados en el mundo en el que ha habido víctimas humanas a consecuencia de una exposición a las cianotoxinas. Trataré también de manera resumida la legislación española al respecto. Concluiré mi presentación mostrando los datos conocidos sobre la presencia de cianobacterias y de las distintas cianotoxinas en aguas españolas. 2.- ¿Qué son las cianobacterias? Las cianobacterias anteriormente se denominaban algas verde-azuladas (blue-green algae), y posteriormente pasaron a llamarse cianobacterias, nombre que produjo una gran controversia, ya que los botánicos y parte de los ecólogos se negaban a que estuviera la partícula ‘bacteria’ en el nombre. Tras la aceptación generalizada del nombre cianobacterias, en la actualidad hay tendencia a volver a cambiarlas de nombre y hay grupos que las empiezan a denominar cianoprocariotas. Los dos últimos nombres hacen mención al carácter procarionte de estos organismos, esto es, no tienen núcleo rodeado por una membrana ni orgánulos subcelulares. En realidad su estructura corresponde al de una bacteria, de hecho estructuralmente y genéticamente son organismos parecidísimos a las bacterias Gram negativas. Sin embargo, tienen una serie de peculiaridades que las hacen únicas entre las bacterias y entre las algas, como son su antigüedad evolutiva, son los primeros microfósiles de los que tenemos evidencia de hace unos 3500 millones de años, curiosamente estos microfósiles estructuralmente son muy parecidos a las cianobacterias actuales. Por otro lado presentan una fotosíntesis oxigénica moderna, similar a las otras algas y plantas. Su coloración azulada, que puede ser rojiza o púrpura, viene dada por unos pigmentos fotosintéticos llamados ficobiliproteínas. Estos pigmentos les permiten aprovechar radiaciones de longitudes de onda que muy pocos organismos pueden utilizar en agua dulce. Pero quizás lo que más llama la atención de las cianobacterias es su diversidad morfológica. Hay de muchos tipos distintos, desde pequeñas células individuales de menos de 1 µ de diámetro como es el caso del picoplancton (Synechococcus) hasta grandes filamentos de más de 20 µ de diámetro y varios milímetros de longitud en los que hay diferenciación celular (Mastigocladus). Otra característica importante es su diversidad celular, dentro del mismo filamento podemos encontrar además de las células vegetativas (células normales), células especializadas, como los heterocistos que realizan la fijación de nitrógeno, o los acinetos que son formas de resistencia, entre otras. Otra de las características de muchas cianobacterias planctónicas es su capacidad de regular su posición en la columna de agua, utilizando vesículas de gas. Esto también representa una gran ventaja ecológica ya que pueden posicionarse donde haya más recursos: nutrientes, luz, temperatura, etc. 3.- Toxicidad de cianobacterias. Cianotoxinas Las cianobacterias producen una gran variedad de compuestos, considerados metabolitos secundarios, por no realizar funciones principales en la cianobacteria que los produce. Entre estos metabolitos secundarios se encuentran las cianotoxinas que producen diferentes efectos sobre la salud de los organismos que se ven expuestos a ellos. Estas toxinas pueden ser de muy diversa naturaleza química: péptidos cíclicos, alcaloides y lipopolisacáridos, aunque normalmente se clasifican por los efectos que producen: hepatotoxinas, neurotoxinas, citotoxinas, dermatotoxinas y toxinas irritantes. a) Hepatotoxinas, Pueden considerarse las cianotoxinas más importantes tanto por su abundancia en la naturaleza, como por la elevada toxicidad que pueden presentar. Entre ellas distinguimos las microcistinas (MC) producidas por cianobacterias planctónicas (Anabaena, Microcystis, Planktothrix, Nostoc y Anabaenopsis) y bentónicas (Hapalosiphon) y las nodularinas producidas por Nodularia. Ambos tipos son péptidos cíclicos de pequeño tamaño (7 y 5 aminoácidos respectivamente), siendo uno de ellos característico y exclusivo de este tipo de compuestos. Estas toxinas son extremadamente comunes en aguas dulces y son hidrosolubles, parece que no se excretan al exterior en altas concentraciones, por lo que se denominan endotoxinas, permaneciendo en el interior de las células que las contienen, hasta la muerte celular o lisis, momento en que se liberan de forma masiva al medio. Una característica importante es que son extremadamente estables y no se destruyen por los oxidantes más utilizados en los tratamientos de aguas, tales como la cloración, incluso aguantan la ebullición del agua donde están disueltas. Hay una gran variedad química de estos compuestos, así por ejemplo se conocen más de 65 especies químicas de microcistinas, siendo las más habituales la microcistina LR (MC-LR), RR (MC-RR) e YR (MC-YR). Sus efectos en los mamíferos son el retraimiento de los hepatocitos y por lo tanto producen hemorragias hepáticas varias horas después de una exposición a dosis agudas, que puede conducir a la muerte por choque hipobolémico. También producen trastornos gastrointestinales. A dosis crónicas se considera que pueden estar relacionadas con cáncer de hígado. b) Neurotoxinas, como su nombre indica son toxinas que afectan al sistema nervioso de los vertebrados. Normalmente son de naturaleza alcaloidea (bajo peso molecular), lo que hace que trabajar con ellas sea especialmente complicado. Afortunadamente son menos habituales que las hepatotoxinas, y sus efectos son muy severos y rápidos: parada cardiorrespiratoria en menos de 1 hora tras el suministro. Las toxinas más habituales son anatoxina-a, anatoxina-a(S) y las saxitoxinas (que son como las producidas por las mareas rojas en las zonas litorales y que tanto afectan a la economía). La anatoxina-a es producida por Anabaena, Aphanizomenon y Oscillatoria, anatoxina-a(S) exclusivamente por Anabaena y las saxitoxinas por Anabaena, Aphanizomenon, Lyngbya y Cylindrospermopsis. Sus efectos biológicos son variados, polarizando o despolarizando las células nerviosas, evitando la correcta transmisión del impulso nervioso provocando finalmente la muerte por fallo cardiovascular y/o respiratorio. c) Citotoxinas. Este grupo de toxinas está representado fundamentalmente por una toxina, la cilindrospermopsina, sobre la que se está trabajando mucho en la actualidad, ya que aunque fundamentalmente había sido descrita su presencia en zonas tropicales o cálidas, recientemente ha sido descubierta en Europa, y en particular en España a altas concentraciones. Su naturaleza química es alcaloidea, y sus mecanismos de acción aún no son conocidos en toda su magnitud, pero se considera citotóxica ya que afecta a una gran diversidad de líneas celulares y entre sus órganos diana tiene una gran diversidad de estos (hígado, bazo, riñones, timo y corazón). Se han descrito organismos productores dentro de las especies Cylindrospermopsis raciborskii, Aphanizomenon ovalisporum y del género Raphidiopsis,. Esta toxina aunque está apareciendo en muchos cuerpos de agua es más sensible a los oxidantes y los tratamientos tradicionales la destruyen. d) Dermatotoxinas, son normalmente alcaloides como aplisiatoxina y lyngbyatoxina, produciendo dermatitis severa con el simple contacto cutáneo. En caso de ingestión accidental producen inflamación gastrointestinal. Están producidas por Lyngbya, Oscillatoria y Schizothrix. e) Toxinas irritantes, son de naturaleza lipopolisacarídica (LPS), que es un componente habitual en la pared de todas las bacterias Gram negativas. Es la parte lipídica de esta molécula la que produce unos efectos irritantes o alergénicos en los mamíferos expuestos. Generalmente los LPS de las cianobacterias son menos tóxicos que los LPS de algunas bacterias patógenas (como Salmonella). En presencia de estos compuestos los vertebrados disparan la producción de interferón e interleukinas. Toxicología de las cianotoxinas Comenzaremos este apartado refrescando unas nociones de toxicología, para así ser capaces de apreciar la magnitud de la toxicidad de las cianotoxinas. Usamos de forma rutinaria en toxicología el concepto de la dosis letal 50 (DL50) como la dosis necesaria para matar a la mitad de la población en estudio. Esta variable nos va a permitir comparar como de tóxicas son diferentes sustancias, de manera que valores pequeños nos van a indicar mayores toxicidades, dado que es necesario estar expuesto a menores dosis para matar al 50% de la población. Sin embargo es muy importante considerar que los estudios toxicológicos no son fácilmente comparables entre sí, y aunque se intentan estandarizar, dependen del organismo que se utilice en el estudio y de la forma de contacto que se aplique, intravenoso, intraperitoneal, vía digestiva. De esta manera una DL50 de 50 µg/kg en ratón no nos está diciendo que los efectos sean iguales en rata, o en humanos. Tabla 1. Toxicidad en ratón por vía intraperitoneal de las cianotoxinas y otros compuestos tóxicos Clase Hepatoxinas Neurotoxina Microcistina-LR Dosis Letal 50 (µ µg/kg peso corporal) 50 Microcistina-YR 70 Microcistina-RR 300-600 Nodularina 30-50 Anatoxina-a 250 Anatoxina-a(s) 40 Saxitoxinas 10-30 Cianotoxina Citotoxinas Cilindrospermopsina 200 Endotoxinas Lipopolisacaridos 70000 Aplisiatoxina 300 Dermatotoxinas Debromoaplisiatoxina ? Lyngbyatoxina Otros tóxicos no Atrazina cianobacterianos Sarin ? 4000000 100 Como podemos observar en la tabla 1, la toxicidad de las cianotoxinas es muy variada, oscilando entre 10 µg/kg de animal en algunas saxitoxinas hasta 70000 µg/kg en los lipopolisacáridos. Sin embargo, por desgracia la cianotoxina más habitual, la microcistina LR presenta una toxicidad muy elevada, de unos 50 µg/kg de ratón lo que para que podamos comparar indica que es el doble de tóxico que el gas sarín usado en las guerras, o unas 100000 veces más tóxico que el pesticida atrazina, que recientemente ha contaminado algunas masas de agua españolas. Con estos valores conviene remarcar que las cianotoxinas se consideran los compuestos más tóxicos y más preocupantes en las masas de agua tanto por su amplia distribución como luego veremos como por su elevada toxicidad. Efectos en el ecosistema A nivel ecológico lo más importante es la disminución de la biodiversidad, y la falta de oxígeno, aunque en realidad estas son consecuencias directas de la presencia del afloramiento masivo independientemente de si este es tóxico o no lo es. Sin embargo, la presencia de toxina a nivel de ecosistema también tiene gran importancia, porque puede suponer una variación en las especies de zooplancton, ya que muchas son sensibles a dichas toxinas, permaneciendo aquellas que no lo son, pero que pueden tener diferente valor nutricional para los peces que se alimentan de ellos, o incluso pueden no servir de alimento para dichos peces, por lo que la estructura trófica del ecosistema quedaría desequilibrada. Se ha comprobado que además hay acumulación de las toxinas en los tejidos de algunos animales que las ingieren, tanto invertebrados como vertebrados, pudiendo tener lugar el proceso denominado biomagnificación que consiste en la acumulación en altas concentraciones de dichas toxinas circulando por la red trófica en algunos organismos que pueden ser depredados por otros organismos y morir ante la enorme acumulación de toxina. Recientemente se han atribuido mortandades importantes de animales, como el caso de los flamencos del Parque Nacional de Doñana (Alonso-Andicoberry y col, 2002) por el efecto directo de las cianotoxinas contenidas en las cianobacterias. Además de estos problemas que podemos considerar ecológicos, la presencia masiva de cianobacterias en nuestras aguas conllevan otra serie de problemas relacionados con el uso del recurso hídrico, como son los problemas estéticos de la presencia masiva de cianobacterias que las hace perjudiciales para las actividades recreativas y/o turísticas. Además, pueden suponer problemas cuando se utiliza como agua de riego ya que obstruye las válvulas y los aspersores. Para el mismo proceso de potabilización también pueden suponer problemas graves ya que obstruyen y colmatan los filtros y complican enormemente el proceso de potabilización. En muchas ocasiones además confieren olores y sabores desagradables al agua mediante la producción de sustancias como la geosmina que aunque no sea tóxica inhabilita el agua para su utilización. Otro aspecto que hay que tener en cuenta cuando aparece la biomasa de cianobacterias y esta es tóxica es el efecto que puede tener sobre animales de interés como puede ser el ganado, o en las mascotas. Desde que en algunos países se estudia el problema se han atribuido multitud de muertes de ganado y de animales domésticos, perros fundamentalmente, a la presencia de cianobacterias tóxicas. Efectos en el hombre Ya hemos comentado todos los problemas toxicológicos derivados de las cianotoxinas sobre los vertebrados, pero a continuación vamos a ver cómo han afectado, o están afectando a las poblaciones humanas. En la Tabla 2, hemos resumido los efectos que han sido comprobados de las cianobacterias en diferentes poblaciones humanas. Tabla 2. Casos comprobados en que las cianotoxinas afectaron a poblaciones humanas, ordenados por la ruta de exposición. Ruta de Año Localización Casos Exposición 1975 EEUU 1979 Australia Agua de Bebida 1981 Australia 72-90 China 1988 Brasil Toxina presente Síntomas Cerca de 5000 No analizada Gastroenteritis 149 Gastroenteritis, Daño en el Cilindrospermopsina riñón, Daño hepático e intestinal 25000 Microcistina personas Análisis Microcistina estadístico 2000 incluyendo No analizada 88 muertes Ruta de Año Localización Casos Exposición 1989 Escocia 10 1995 Australia 777 1996 Escocia 11 Aguas Recreativas Ruta de Año Localización Casos Exposición 1974 EEUU 23 1996 Brasil 117 (+50 muertos) Hemodiálisis Toxina presente Daño hepático Cáncer de hígado primario Gastroenteritis Síntomas Gastroenteritis, Garganta irritada, Ampollas en la Microcistina boca, Dolor abdominal, Fiebre, Vómitos, Consolidación pulmonar Gastroenteritis, Síntomas similares a la gripe, Hepatotoxinas Llagas en la boca, Fiebre, Irritación en ojos y orejas Microcistinas Erupción, Fiebre Toxina presente Síntomas Fiebre, Mialgia, Resfriado, Vómitos Problemas Visuales. Microcistinas Nauseas, Vómitos, Daño hepático LPS Cabe destacar que el número de muertos por efectos directos de las microcistinas es relativamente pequeño, y se circunscribe a episodios concretos. Sin embargo, el número de casos comprobados en que la incidencia ha sido debida a microcistinas es bastante elevado, con el agravante de que los síntomas en dosis no letales son parecidos a los de muchas toxicosis gastrointestinales y por tanto han podido pasar desapercibidos. Nos parece importante resaltar el hecho de que hoy en día se considera probada la relación entre las dosis subletales y enfermedades tan graves como el cáncer hepático a largo plazo. Legislación En lo que se refiere a legislación, España es uno de los pocos países que tienen legislación concreta respecto a las cianotoxinas en aguas de consumo. Se ha elegido para España el valor de 1 µg/L que es el valor guía que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para aguas de consumo humano. Esta moderna legislación tiene un problema y es que no recomienda ninguna metodología ni establece las variantes de microcistina a medir (hay más de 65 identificadas en la actualidad), lo que dificulta el cumplimiento de dicha ley. La legislación española no hace referencia aún a la presencia de otras cianotoxinas, como la cilindrospermopsina que ha sido encontrada en aguas españolas a concentraciones elevadas (Quesada et al., 2006), o la anatoxina que también se ha encontrado en aguas de embalses españoles (Carrasco et al 2006b). En cuanto a las aguas de recreo, no hay ninguna legislación, pero si hay recomendaciones de la OMS que sugieren no permitir el acceso a la zona recreativa en presencia de más de 20000 células de cianobacteria potencialmente tóxica por ml de agua, lo que equivale a unos 10 µg de clorofila por litro. La nueva Directiva Europea sobre aguas de baño explícitamente incluye la necesidad de determinar la potencialidad de cada cuerpo de agua para desarrollar proliferaciones masivas de cianobacterias y, en caso de producirse un afloramiento, evaluar los riesgos para la salud que éste supone. y deja al libre albedrío de los países miembros el establecer los niveles de abundancia de cianobacterias límite para la actividad recreativa. Distribución de cianotoxinas en aguas españolas Nuestros estudios sobre cianotoxinas en numerosas cuencas hidrográficas durante los últimos 10 años así como los datos obtenidos por otras instituciones como el CEDEX desde hace más de 30 años sobre la presencia de cianobacterias en los embalses españoles, nos han permitido dibujar un mapa sobre la presencia de cianobacterias y cianotoxinas en las aguas dulces españolas. En resumen las conclusiones más importantes, aunque las veremos en detalle en otro capítulo de este libro, es que las cianobacterias potencialmente tóxicas son abundantes o dominantes en alrededor del 50% de los embalses investigados. Nuestros datos sobre toxicidad indican que alrededor del 65% de las muestras en que las cianobacterias eran abundantes presentaban cianotoxinas (Quesada et al, 2004). Combinando ambos datos podemos lanzar la hipótesis de que alrededor del 25% de los embalses españoles puedan presentar en algún momento cianotoxinas en concentraciones variables. Las toxinas más habituales en aguas españolas son las microcistinas (Carrasco et al 2006a), y en particular la variante LR que es la más tóxica, aunque otras variantes como la RR, que es mucho menos tóxica también se han encontrado de manera abundante. Es importante incidir en que la toxicidad de las diferentes toxinas es muy distinta y que por tanto es necesario conocer qué toxinas tenemos en nuestro embalse para tomar unas u otras medidas de gestión. Uno de los problemas con los que nos enfrentamos respecto a las toxinas de cianobacterias es que no todos los géneros de cianobacterias producen toxinas, incluso dentro de un mismo género hay unas especies que normalmente producen unos tipos de toxinas y otras que producen otros distintos, incluso hay especies del mismo género que no las producen. Esto mismo llega al nivel de especie, dentro de una especie de cianobacteria, hay cepas que a veces producen toxinas y otras veces no producen, incluso la misma cepa puede cambiar notablemente en la producción de toxina, dependiendo de las condiciones ambientales. Si que parece cierto que en un afloramiento concreto puede haber una mezcla de especies o de cepas tóxicas y no tóxicas, y que dependiendo de ciertos factores ecológicos este mismo afloramiento puede pasar de una toxicidad seria a ligera o lo contrario. ¿Cuáles son estos factores ecológicos que varían las proporciones de las poblaciones de una cepa sobre otra?. Esto es lo que más se está estudiando en la actualidad, barajándose todo tipo de hipótesis. 4.- Conclusiones El mensaje que me gustaría que permaneciera tras este capítulo es que las cianobacterias producen de forma habitual toxinas y que éstas pueden tener unos claros efectos nocivos en la salud de las personas expuestas a dichas toxinas. De hecho hoy en día se considera que los mayores riesgos para la salud derivados del consumo del agua pueden venir dados por la presencia de cianotoxinas. Los datos existentes muestran que las cianotoxinas existen en el agua de nuestros embalses y que en algunos momentos y casos pueden aparecer en altas concentraciones. Pero nos gustaría resaltar que este es un problema que atañe a todos y en el que si queremos encontrar soluciones, todos los sectores debemos colaborar, desde el punto de vista científico generando información que permita entender los procesos para así poder solucionarlos, desde el punto de vista de la gestión buscando las herramientas que permitan distribuir un agua libre de toxinas, y desde el punto de vista sanitario elaborando unos criterios de análisis más generales. Con todo esto y siguiendo el ejemplo de otros países de nuestro entorno, creo que sería necesario crear un Centro Nacional de Referencia para Cianobacterias y Cianotoxinas que fuera capaz de reunir todos los esfuerzos y sobretodo de dar respuestas a las diferentes entidades que solicitan información tales como Confederaciones Hidrográficas, Comunidades Autónomas, o Ayuntamientos. 5.- Bibliografía • Alonso-Andicoberry C., García Villada L., Lopez-Rodas V., Costas E. (2002). Catastrophic mortality of flamingos in a Spanish national park caused by cyanobacteria. Vet Rec., 151 (23) 706-7. • Carrasco D., Moreno E., Sanchis D., Wörmer L., Paniagua T., Del Cueto A., Quesada A., (2006). Cyanobacterial abundante and microcystin ocurrence in Mediterranean water reservoirs in Central Spain: microcystins in the Madrid area. Eur. J. Phycol., 41(3): 281-291. • Carrasco D, Moreno E., Paniagua T., De Hoyos C., Wörmer L., Sanchis D., Codd G., Quesada A. (2006). 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