El periodista de calidad Escribe: Eudoro Terrones Negrete En la víspera del Día del Periodista, un joven lector de diarios, que aspiraba estudiar Periodismo, me preguntó: “¿Qué cree Ud., que se necesita para ser un periodista de calidad? La primera reacción fue responderle: “vocación”, “profesionalización” y espíritu de servicio a la colectividad. Pero, meditando la respuesta más apropiada, unos minutos después, le manifesté que para mejorar su grado de competencia profesional y ser un periodista de calidad debería, matricularse en una facultad de periodismo o de ciencias de la comunicación, obtener su título universitario, actualizar sus conocimientos, incrementar su bagaje cultural, realizar permanente investigación periodística y, fundamentalmente, cultivar sólidos principios y valores éticos. Cultivar sólidos principios y valores éticos como, por ejemplo, la independencia de criterio, la cláusula de conciencia, no revelar las fuentes de información confidencial, laborar con responsabilidad, imparcialidad, pluralismo ideológico e integridad profesional. En el Perú, muchos periodistas del pasado, que no tuvieron título universitario por cuanto el periodismo no era una profesión, fueron autodidactas y brillantes, porque se dedicaron muchas horas al estudio, desarrollaron su vocación, mantuvieron una conducta ejemplar y se convirtieron en los precursores de la profesionalización. El periodista de calidad actúa de conformidad con su conciencia ética y sentido social; confiere el derecho de rectificación a las personas e instituciones afectadas por sus informaciones y comentarios; da la orientación y el sentido correcto a su vida y profesión; es inflexible ante la tentación de privilegios, prerrogativas o ventajas personales o ante el clamor inmerecido y extremo de las turbas. No confunde periodismo con publicidad y propaganda; no publica informaciones o datos que puedan dañar moralmente al público; prefiere callar o hacer dormir a la noticia antes que difundir mentiras; opta por ser segundo en la publicación de una noticia verdadera, que primero en la de una noticia falsa. Procura que sus comentarios editoriales estén liberados de posiciones políticopartidarias; utiliza medios lícitos y éticos en el acopio, el procesamiento y la difusión de las informaciones, fotografías, documentos, imágenes y declaraciones; contribuye a la formación educativa, cultural y moral de la población; abre las puertas para el debate libre de las ideas y de las protestas del pueblo, pero también propone las propuestas adecuadas y oportunas que contribuyan a la solución de los problemas de la sociedad. El periodista de calidad es el verdadero caballero de la verdad, de la unión entre gobernantes y gobernados por una sociedad mejor. Para el efecto, acude al mayor número posible de fuentes para confirmar la verdad de un hecho informativo antes de su difusión; realiza la investigación periodística con rigurosidad científica, visión de futuro y espíritu de bien a la sociedad; da la oportunidad a los afectados negativamente por la investigación para que proporcionen su versión sobre los hechos investigados. El periodista de calidad no puede ser aquél que ha perdido el sentido fraternal con los demás colegas y medios de comunicación o que se constituye en el destructor de honras o en el crítico mordaz sólo para defender sus ocultos intereses económicos o asumir actitudes de abierta oposición a los gobernantes de turno. El periodista de calidad se protege de todo conflicto de interés, de toda presión de grupos de poder económico y político o de intereses subalternos; mantiene ecuanimidad en sus pensamientos, juicios de valor y decisiones éticas; acopia y difunde informaciones sobre actos violentos, de manera responsable y equilibrada. Observa un alto nivel de moral comercial y de ética empresarial, respetando escrupulosamente la más libre competencia; no presenta hechos ficticios, irreales y rumores como si fueran noticias auténticas; piensa primero en las consecuencias sociales que ocasionaría todo aquello que escribe, antes de difundirlo o publicarlo; hace prevalecer el buen gusto en la selección, valoración y difusión de las noticias; evita los detalles mórbidos o alarmantes que no sean esenciales para la información; mantiene la credibilidad para continuar siendo testigo de la realidad. El periodista de calidad, salvaguarda la presunción de inocencia de los acusados mientras el tribunal de justicia no haya dictado sentencia; antes de su difusión, evalúa si las fotografías e imágenes sirven para educar, complementar la información o si tienen un valor periodístico; En la cobertura de funerales procura reflejar sensibilidad y entendimiento por los sentimientos y la privacidad de los deudos; impide la identificación de niños implicados en delitos o vicios sociales, en protección al bienestar futuro que les asiste. El periodista de calidad cumple una función constructiva y de transformación social, sin odios ni rencores, sin bajas pasiones, sin apetitos de poder político o de poder económico, sin hacer cargamontón contra los poderes del Estado o las autoridades legítimamente elegidas por el pueblo y sin complacer a los portavoces de la antipatria y del anticambio. En fin, mucho tendría que decir al respecto. Termino el artículo sin agotar el asunto. Nuestra palabra de saludo e identificación a los periodistas en su histórico día (www.eudoroterrones.com; [email protected]).