El riesgo de reincidencia y el tratamiento penitenciario de los condenados por agresiones sexuales Javier Teodoro Álvarez Planteo del problema: La reincidencia cobra particular interés en la opinión pública cuando se trata de Delitos contra la integridad Sexual (Título III del Libro II del Código Penal). Y el poder legislativo, receptor de dicho interés, ha sancionado una serie de reformas a la ley de ejecución penal endureciendo el tratamiento penitenciario para condenados por la comisión de estos delitos que limitan el acceso a medidas alternativas o avances en la progresividad en el tratamiento. El objetivo del presente texto es presentar una serie de trabajos de investigación que demuestran el bajo riesgo de reincidencia y que la preocupación popular carece de fundamento científico. Reformas a la Ley de Ejecución Penal: En Noviembre de 2012 el Congreso Nacional sanciono la ley 26.813 introduciendo una serie de reformas a la ley 24.660 (Ley Nacional de Ejecución Penal). Dichas reformas, básicamente, consisten en un endurecimiento en el régimen penitenciario en particular, a lo que se refiere a beneficios para obtener la 1 2 libertad anticipada con la intervención de un equipo técnico de especialistas que dictaminarán sobre la conveniencia o no de otorgar determinados permisos o avances. En síntesis, se disponen requerimientos especiales a los fines de obtener beneficios o avances en la progresividad del tratamiento cuando se trata de condenados por delitos de índole sexual que no se demandan en casos de otros condenados. El fundamento de ello es el supuesto mayor riesgo de reincidencia en estos casos. Riesgo de reincidencia de agresores sexuales: 1 El nuevo régimen dispone que para los condenados por los delitos previstos en los artículos 119, segundo y tercer párrafo, 120, 124 y 125 del Código Penal: -Al momento de recuperar su libertad por el cumplimiento de pena, se otorgará a la persona condenada, un resumen de su historia clínica y una orden judicial a los efectos de obtener una derivación a un centro sanitario, en caso de que sea necesario (art. 56 ter.) - Para la concesión de salidas transitorias o la incorporación al régimen de semilibertad se requerirá un informe del equipo interdisciplinario del juzgado de ejecución y se notificará a la víctima o su representante legal que será escuchada si desea hacer alguna manifestación (art. 17)- Para disponer las salidas transitorias y el régimen de semilibertad, se exigirá el acompañamiento de un empleado o la colocación de un dispositivo electrónico de control, previo informe de control y del equipo interdisciplinario del juzgado de ejecución y se continuará con la intervención del equipo interdisciplinario (art. 19) -Antes de conceder la libertad condicional, el juez deberá tomar contacto directo con el condenado y escucharlo si quiere hacer alguna manifestación. También se requerirá un informe del equipo interdisciplinario del juzgado de ejecución y se notificará a la víctima o a su representante legal. Se exigirá un dispositivo electrónico de control dispensado por decisión judicial, previo informe de los órganos de control y el equipo interdisciplinario (art. 28)- A los efectos de conceder la detención domiciliaria, se requerirá un informe del equipo interdisciplinario del juzgado de ejecución que deberán evaluar el efecto de la concesión de la prisión domiciliaria para el futuro personal y familiar del interno. También se exigirá un dispositivo electrónico de control (art. 33)-Al implementar la concesión de la prisión discontinua o semidetención, se exigirá el acompañamiento de un empleado o la colocación de un dispositivo electrónico de control. (art. 45)- Se exigirá el acompañamiento de dos empleados del servicio de custodia, traslados y objetivos fijos del Servicio Penitenciario Federal en los casos en los que se autorice al interno se enferme, accidente grave o fallecimiento de familiares o allegados con derecho a visita o correspondencia (art. 166) 2 El tratamiento psicológico propuesto en el boletín 401 del Servicio Penitenciario Federal consiste en técnicas cognitivas conductual basadas en lograr el “autocontrol” como responsabilidad del sujeto. Para ello se intenta que el condenado logre identificar y analizar los estímulos desencadentantes, intrínsicos y extrínsecos, de la agresión. Seguidamente se deberá identificar conductas alternativas para ser utilizadas cuando se presente el “problema”. Ahora bien, la propuesta es analizar si efectivamente existe tal riesgo. Y para ello recurriré a un trabajo efectuado entre diciembre de 2009 y marzo de 2010, periodo en el cual se efectúo un relevamiento de las causas a cargo de los tres Juzgados Nacionales de Ejecución Penal. Se estudiaron 171 casos (JEP 1: 64 casos, JEP 2: 56 casos, JEP 3: 51 casos). De la totalidad de los casos, sólo uno corresponde al sexo femenino (0,58%). La distribución etárea es la siguiente: - 20 a 29 años: 35 casos (20.5%) - 30 a 39 años: 53 casos (31 %) - 40 a 49 años: 40 casos (23.3%) - 50 a 59 años: 26 casos (15.2%) - 60 a 69 años: 15 casos (8.8%) - 70 a 79 años: 2 casos (1.2%) En cuanto al ámbito del delito, el 30.7% para delitos intrafamiliares, 47.6% para delitos sin vinculo preexistente y 21.5% de casos no pudieron ser clasificados. En relación a la reincidencia, del total de la muestra analizada, solo resultaron ser 27 casos de reincidentes representando el 15, 7% del total. En cuanto a los tipos de reincidencia, el 33,3% (9 casos) resultó ser específica, 18,5% (5 casos) genérica y 48,1% (13 casos) no pudo ser clasificada. En los casos de reincidencia genérica, la mayoría de los casos se trataban de delitos contra la propiedad. De ésta manera, la investigación concluye que la discusión sobre los índices de reincidencia que se da en los medios de comunicación y en la representación social cada vez que se le imputa un delito a una persona que goza del beneficio de una medida alternativa, carece de fundamentos científicos y de datos válidos. De características similares es un estudio que se realizó en Barcelona en Abril de 2009, por el cual se investigó sobre la base de todos los delincuentes sexuales liberados entre 1998 y 2003 de las cárceles catalanas siendo la muestra de un total de 315. Los resultados de dicha investigación arrojaron que la tasa de reincidencia de estos agresores fue de un 19%, cifra que se reduce al 5,8% cuando se trata de cometer una nueva agresión sexual, frente a la tasa de reincidencia de delincuentes “comunes” cuya tasa es de 37, 4%. Consideraciones finales: Las reformas introducidas por la ley 26.813 referidas en el inicio de la presente, señalan que la tendencia legislativa receptora de las representaciones sociales acerca de la peligrosidad de los agresores sexuales, colocan a la legislación penitenciaria argentina en sintonía con programas basados en criterios peligrosistas propios de un Derecho Penal de autor afectando principios constitucionales (como el principio de culpabilidad, proporcionalidad, entre todos) básicos de un verdadero estado de Derecho. Las estadísticas presentadas nos enfrentan a que el ideal de la rehabilitación debe servir para abrir las puertas de las cárceles más que para cerrarlas.