el alca un nuevo pacto colonial

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EL ALCA
UN NUEVO PACTO COLONIAL
Enrique Arceo
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INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 3
1.-EL SIGNIFICADO DEL ALCA.................................................................................... 8
A)EL ALCA, EL INTENTO NORTEAMERICANO DE CONTROL DE LA ECONOMÍA MUNDIAL A
TRAVÉS DEL MERCADO Y LA LUCHA POR LA HEGEMONÍA................................................. 8
B) EL ALCA Y
AMÉRICA LATINA . UN NUEVO PACTO COLONIAL .................................... 16
2.-EL PROCESO DE NEGOCIACIÓN DEL ALCA.............................................................. 23
3.-LAS NORMAS DEL NAFTA CON RELACIÓN AL COMERCIO DE BIENES ......................... 26
4.-LAS NORMAS DEL NAFTA SOBRE EL COMERCIO TRANSFRONTERIZO DE SERVICIOS, LOS
SERVICIOS FINANCIERO S, LAS COMPRAS DEL ESTADO Y LOS MONOPOLIOS Y EMPRESAS DEL
ESTADO.................................................................................................................... 29
5.- LAS NORMAS DEL NAFTA EN MATERIA DE INVERSIÓN............................................ 34
6.- EL NAFTA Y LAS MEDIDAS DE EMERGENCIA.......................................................... 38
A)ACCESO A MERCADOS.
.................................................................................... 40
B)AGRICULTURA .................................................................................................. 41
C)SERVICIOS. ........................................................................................................ 41
D COMPRAS DEL SECTOR PÚBLICO.
.................................................................. 43
E)INVERSIÓN ........................................................................................................ 44
F)SUBSIDIOS,
ANTIDUMPING Y DERECHOS
COMPENSATORIOS.................................44
8.- LAS CONSECUENCIAS DEL ALCA .......................................................................... 45
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3
Introducción
El Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) cons tituye la extensión al conjunto del
continente americano del área de libre comercio constituida por Estados Unidos, Canadá y México
(NAFTA).
Un área de libre comercio está destinada, en principio, a asegurar la circulación sin aranceles de
las mercancías de los países que forman parte de la misma, los cuales conservan, respecto a terceros
países, la plenitud de sus derechos en materia arancelaria. En el caso del Nafta y del ALCA el objetivo
del tratado es, también, otorgar total seguridad a las inversiones y asegurar la libre circulación del
capital y su acceso al conjunto de los mercados en igualdad de condiciones con los capitales locales.
Esta diferencia es fundamental. Un tratado de libre comercio en sentido estricto afecta la política
arancelaria y las materias conexas con el mismo. El establecimiento del libre acceso a los mercados
sobre la base del principio de trato nacional para las mercancías y los capitales afecta en cambio, junto
con el principio de seguridad total, al conjunto de las políticas estatales.
Los Estados deben abstenerse de toda política que pueda afectar la rentabilidad de una inversión
externa y revisar el papel del sector público en materia de educación, salud, cultura o actividades
estratégicas en la medida que implique la exclusión de estos mercados del capital de los restantes países
del área; modificar la política de compras del sector público si la misma está orientada por
consideraciones relativas al desarrollo de las empresas locales, la generación de empleos, la creación de
tecnología en el ámbito local, etc. Cambiar la regulación del sector financiero a fin de eliminar
cualquier trato diferencial respecto a los capitales de los otros países del área, o cualquier impedimento
a su libre movilidad; eliminar la exigenc ia del carácter nacional de las empresas en áreas de frontera o
en ciertas actividades consideradas estratégicas; suprimir cualquier condicionamiento a la implantación
de empresas extranjeras al cumplimiento de metas en materia de creación de empleo, inversión,
contenido nacional de la producción, exportaciones, etc, o suprimir la exigencia de determinado título
o habilitación emanada de autoridad nacional en el caso de las profesiones. La incorporación de estos
principios implica la revisión del conjunto de las políticas de cada uno de los Estados miembros y una
sustancial reducción de los ámbitos sometidos a la decisión de sus instituciones.
Esto explica que el contenido del ALCA esté referido a las normas generales aplicables al
comercio de bienes y a algunos sectores en especial, como la agricultura y así como a diversos
aspectos relacionados con el mismo, tales como reglas de origen, procedimiento aduanero, medidas
antidumping y cuotas compensatorias y barreras técnicas al comercio. Pero que incluya también una
detallada normativa sobre el libre comercio de servicios, incluidos los financieros, las contrataciones
por parte del sector público, las políticas en materia de competencia, monopolios y empresas del
Estado, la entrada temporal de personas de negocios, la regulación del ejercicio de las actividades
profesionales y la protección de las inversiones y de la propiedad intelectual.
El ALCA materializa, de esta manera, al igual que el NAFTA y la Organización Mundial del
Comercio, una concepció n extremadamente amplia del libre comercio que ya fue defendida por los
Estados Unidos en ocasión de la discusión, desde 1943, de la creación de una Organización
Internacional del Comercio (International Trade Organization, ITO), la cual debía integrar, junto con el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, el cuadro institucional de los Acuerdos de Bretton
Woods. En la segunda reunión del Comité Preparatorio de la ITO, realizada en Ginebra en 1947,
Estados Unidos introdujo un artículo sobre inversiones que establecía el principio de trato nacional, el
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cual dio lugar a una fuerte oposición por parte de los países en desarrollo y a un acuerdo de
compromiso en la Carta de la Habana de 1948, que creaba esta Institución. El acuerdo sin embargo
nunca entró en vigor, puesto que el Senado de los Estados Unidos se negó a ratificarlo por entender que
amenazaba la soberanía nacional1 .
El ALCA, pese a esta amplitud de objetivos, presenta además, en tanto que área de libre
comercio, marcadas diferencias con otros tipos de acuerdos regionales que tienden a la integración
económica de los países que forman parte de ellos. Basta para comprender las diferencias con remitirse
a dos acuerdos regionales que tienen entre sí marcadas diferencias, pero que se distinguen claramente
de una simple área de libre comercio, nos referimos a la Unión Europea y el MERCOSUR.
La Unión Europea es el resultado de un proceso iniciado en 1957 con el tratado de Roma.
Descansa en la libre circulación de las mercancías, los capitales y la mano de obra y en una moneda y
una política aduanera común, pero también en la constitución de un Estado supranacional. El Poder
Ejecutivo esta representado por la Comisión y el Consejo de Ministros; el Legislativo por el
Parlamento europeo, elegido a través del voto universal y el Poder Judicial por la Corte de Justicia
Europea. El gobierno de la Unión tiene a su cargo las acciones que por su envergadura y efectos
pueden ser encaradas mejor de una forma comunitaria y la política comercial de la unión está basada
en principios uniformes en lo que concierne la modificación de las tarifas, la conclusión de acuerdos
tarifarios y comerciales, la política de exportaciones y las medidas de defensa comercial en caso de
dumpling o subvenciones. Puede, en consecuencia, tomar decisiones que deben ser aplicadas por los
estados miembros y dispone de un presupuesto destinado a implementar la política agraria común y a
ayudar a las regiones y los países más atrasados. El mercado común se inscribe, por consiguiente, en
este caso, en un proyecto de integración política que, a través de pasos sucesivos, tiende a culminar en
la constitución de un estado federal.
El MERCOSUR asegura la libre circulación de las mercancías, el capital y la mano de obra;
implementa una política aduanera común y procura arribar gradualmente a una coordinación de las
políticas macroeconómicas. Pero
carece, a diferencia de la Unión Europea, de órganos
supranacionales. La Administración y Ejecución del Tratado es ejercida por dos órganos, el Consejo
del Mercado Común y del Grupo Mercado Común. El primero es el órgano superior y tiene a su cargo
la conducción política y la toma de decisiones para asegurar el cumplimiento de los objetivos y plazos
convenidos respecto a la constitución del Mercado Común. Está integrado por los Ministros de
Relaciones Exteriores y los Ministros de Economía de los Estados partes y carece de las facultades
ejecutivas con que cuentan el Consejo de Ministros en la Unión Europea. Se trata, básicamente. de un
organismo intergubernamental. La estructura administrativa es débil y los estados se comprometen,
simplemente, a coordinar posiciones en los foros económico comerciales regionales e internacionales;
los instrumentos de defensa comercial permanecen en manos de sus estados miembros y no existe
ninguna autoridad que pueda imponer a un estado miembro el cumplimiento de reglas comunes. Al
carecer de un derecho común por sobre el de los Estados, no existe tampoco una Corte de Justicia, pero
sí un procedimiento de solución de los diferendos. Se trata, como diseño político, de una especie de
confederación concebida, según la declaración de propósitos, como parte de un proceso tendiente a
asegurar la integración de América Latina.
El objetivo del ALCA es, simplemente, establecer reglas multilaterales que asegure la libre
circulación de las mercancías y los capitales. No se inserta en un proyecto de integración y su vocación
es desaparecer cuando, a través de la Organización Mundial de Comercio, se instrumente en escala
1
Brewer, Thomas L. y Young Stephen, The Multilateral Investment System and Multinational Enterprises, Oxford
University Press Inc, Ney York, 2000, pag 69 y ss.
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5
mundial un acuerdo multilateral de características similares. Carece de un órgano político. La Comisión
de Libre Comercio, integrada por representantes de cada parte a nivel de Secretaría de Estado o por las
personas a quienes éstos designe, tiene como funciones supervisar la puesta en práctica del tratado,
vigilar su ulterior desarrollo y resolver las controversias que pudieran surgir respecto a su
interpretación o aplicación. Tampoco posee, por supuesto, una Corte de Justicia, aunque sí un sistema
de solución de diferendos.
El ALCA, por consiguiente, regula un conjunto extremadamente amplio de materias, pero sin
establecer los mecanismos políticos e institucionales que en otros acuerdos regionales permiten
morigerar el impacto económico y social de las políticas de integración y posibilitan, mediante la libre
circulación de la mano de obra y la adopción de políticas de apoyo a los estados de menor desarrollo
relativo, la paulatina homogenización de las condiciones económico- sociales imperantes en sus
estados miembros. El ALCA es un tratado que excluye la movilidad de la mano de obra y establece la
libre circulación de las mercancías y los capitales entre estados con grados de desarrollo totalmente
distintos, sin prever ningún mecanismo tendiente a impulsar la convergencia en las condiciones
económico sociales. El supuesto en que se basa es que la libre movilidad de las mercancías y los
capitales asegurará por sí misma esa convergencia, primero en el área regional y luego a escala
mundial. Y este supuesto es desmentido por toda la historia del capitalismo, tanto a escala mundial,
como a escala de las regiones de los distintos países.
PBI regional per cápita como porcentaje del correspondiente a la Nación Dominante(1)
Europa Occidental
Áreas de poblamiento reciente
( Australia, Canadá, Nueva Zelanda y
EE.UU.)
Europa del Sur (incluida Turquía)
Europa del Este
América Latina
Asia
Asia (excluídos Japón y China)
Japón
China
África
Mundo
1870
1900
1913
1950
1973
2000
64,7
74,8
67,3
87,6
69,8
98,7
53,5
96,7
74
96,8
74,1
96,5
34
33,3
23,3
17,8
19
22,7
16
14,7
27,4
34,2
29,9
23,4
14,8
14,4
24,7
14,2
10,9
27,5
33
31,9
27,1
14
13,7
25,1
13
10,8
29
21,1
27,5
26
8
7,8
19,6
6,4
8,7
22,3
36,2
36,2
24,4
10,8
8,6
66,3
7,1
7,9
24,8
36,1
15,5
20,1
15,9
8,3
75,6
23
4,8
21,9
PBI per cápita (en dólares de 1990 a paridad de poder de compra)
Reino Unido
3263
4593
5032
6847 11992 19704
Estados Unidos
2457
4096
5307
9573 16607 27272
(1) Gran Bretaña en 1870 y 1900, Estados Unidos a partir de 1913
Fuente: FMI, World Economic Outlook, 2000, en base an Angus Maddison, Monitoring the World
Economy 1820-1992 ( Paris: Organization for Economic Cooperation and Development, 1995) y
estimaciones del FMI. Los datos para el año 2000 fueron calculados aplicando las tasas de crecimiento
de PBI real per cápita a paridades de poder de compra a los datos de Maddison ( también medidos en
paridades de poder de compra) para 1990.
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6
La expansión del mercado mundial capitalista ha estado ligada a un incremento de las
desigualdades entre las naciones desarrolladas y las menos desarrolladas y las naciones que, en cada
fase, han logrado el desarrollo o alcanzado tasas de crecimiento sustancialmente más elevadas que las
de los países más avanzados, lo han hecho a través de políticas activas (lo cual no implica políticas
reñidas con el impulso a las exportaciones). Es el caso de los países de nuevo poblamiento, que
implementaron todos, antes de 1913 – a diferencia de Argentina, país de similar inserción en la división
internacional del trabajo en esa época- políticas fuertemente proteccionistas de su crecimiento
industrial. Es también el caso de Japón, ( al igual que Alemania) desde 1870, pero en particular a partir
de la última posguerra; de China en las últimas dos décadas, o de Corea a partir de 1960. Es más, la
reestructuración de la economía mundial por las políticas neoliberales a partir de fines de la década de
1970 ha estado ligada a un incremento de la brecha en África, América Latina, Asia ( excluidos Japón y
China) - a pesar del crecimiento del Sudeste asiático-, Europa Oriental e, incluso, no obstante el
impulso generado por el Mercado Común Europeo, Europa del Sur
Esta perspectiva histórica pone de relieve algunos hechos básicos y elementales que no es
posible obviar respecto al tipo de relaciones que tienden a articularse entre países desarrollados y
subdesarrollados en el seno del mercado2 y resulta central para comprender la importancia del análisis
de las eventuales consecuencias de un tratado que establece un área de libre comercio entre países de
muy disímil grado de desarrollo; incorpora normas sobre inversión y libre acceso a los mercados que
imposibilitan cualquier política activa de desarrollo por parte de sus estados miembros y carece de todo
mecanismo institucional destinado a posibilitar la efectiva convergencia, en el mediano plazo, de las
condiciones económico-sociales entre sus estados miembros.
El presente trabajo pretende ser una primera aproximación, de carácter general, a la
problemática planteada por el ALCA. El primer capítulo indica las implicancias más generales del
Tratado desde el punto de vista de los Estados Unidos y de los Estados latinoamericanos. El segundo
describe, con fines in formativos, cuál ha sido el proceso de negociación del Tratado.
Los siguientes capítulos analizan, puesto que se desconoce el texto que tendrá en definitiva el
tratado, la normativa del NAFTA en las áreas más importantes y cuál sería el impacto de su
aplicación en América Latina. El NAFTA tienen como antecedente el tratado de libre comercio
suscripto en 1988 entre Canadá y Estados Unidos. Fue suscripto en 1992 y está vigente desde el
primero de enero de 1994. Atento su extensión y complejidad sólo se examinarán sus disposiciones
más importantes, procurando, a fin que el lector extraiga sus propias conclusiones, de atenernos lo mas
fielmente posible al texto del instrumento. Sólo se harán comentarios en la medida necesaria para
esclarecer sobre sus alcances, cuando éstos no sean evidentes. El estudio de este tratado, ante la falta de
información del avance de las negociaciones en el ALCA, resulta fundamental, puesto que las
disposiciones del NAFTA aparecen, para EE.UU. y Canadá, como un piso en las negociaciones.
2
La reflexión en torno a las causas de este proceso ha estimulado un intenso y fructífero esfuerzo de comprensión sobre las
razones del crecimiento desigual. Numerosos economistas del centro y de la periferia han realizado, desde diversos
enfoques analíticos, valiosos aportes teóricos para entender por qué los supuestos en que se basa la política liberal reflejan
inadecuadamente la realidad y no logran explicar la distinta dinámica y la divergencia entre los países desarrollados y
subdesarrollados, que no es en absoluto independiente del tipo de relaciones que estos países mantienen entre sí. Estos
aportes muestran que asumir la inexistencia, para la mayoría de los países atrasados, de un proceso de convergencia,
constituye no sólo un acto de respeto elemental a la realidad de los hechos, sino también la adopción de un punto de
partida teórico opuesto al de la escuela del pensamiento único, que asume la convergencia como un resultado inevitable de
sus premisas teóricas y a la realidad como un desvío explicable por la resistencia de los pueblos a escuchar sus enseñanzas
y no por el resultado de la operatoria de precisos mecanismos económicos y sociales.
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7
A continuación se analiza en un único capítulo las nuevas disposiciones que, según
trascendidos, el ALCA agregaría a las ya establecidas en el NAFTA. Las normas del NAFTA
sirvieron, en muchos casos, de modelo para la normativa elaborada por al Organización Mundial del
Comercio (OMC), institución creada en 1995. Esta opera con un concepto de la liberalización del
comercio similar al del NAFTA y ha servido de marco para la conclusión de acuerdos que cubren gran
parte de las áreas regidas por éste, aunque, en general, sus disposiciones son menos restrictivas de la
soberanía de los Estados que las del NAFTA. En algunos casos, sin embargo la normativa de la OMC
va más allá del NAFTA y estas disposiciones serán ahora incorporadas al ALCA. Además el gobierno
de los Estados Unidos pretende avanzar, en algunas áreas, respecto a la normativa de la OMC y del
NAFTA, a fin de utilizar las disposiciones del ALCA como impulsoras de una nueva ronda de
negociaciones en la OMC y relanzar así el proceso de liberalización de la economía mundial tras el
fracaso de Seattle y el estancamiento de las negociaciones para establecer un área de libre comercio en
el Pacífico.
El último capítulo, finalmente, contiene una evaluación global de los alcances y efectos del
ALCA.
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1.-El significado del ALCA
a)
EL ALCA, el intento norteamericano de control de la economía mundial a través del
mercado y la lucha por la hegemonía.
El ALCA establece en un área importante de la economía mundial, el tipo de dominación a
través del mercado que EE.UU. y el gran capital trasnacional3 procura implantar en el conjunto de la
economía mundial.
3
En el texto se utiliza la designación de gran capital trasnacional para referirse al conjunto de las fracciones
internacionalizadas del capital. Engloba al gran capital financiero, industrial y comercial. La denominación de trasnacional
se emplea, por la mayoría de los autores, para aludir a un proceso de ruptura de las distintas fracciones del capital con las
ligazones respecto a su Estado de origen. Esto es cierto, en gran medida, para el capital financiero en sentido estricto,
aunque el grado de trasnacionalización de sus distintas fracciones es desigual. La trasnacionalización del capital financiero
se traduce en su exigencia de adopción de medidas de desregulación de los movimientos de capital y de los mercados
financieros nacionales; en su apoyo al gobierno de las empresas en función del interés inmediato de los accionistas y al
retiro del Estado de la mayoría de las actividades que realiza. ( las privatizaciones han sido, en las últimas décadas, una
importante fuente de ganacias financieras). Pero el impulso de estas políticas por parte del capital financiero no es nuevo. Sí
lo es la importancia adquirida en las dos últimas décadas por este tipo de capital respecto al capital real y el fuerte
incremento de la relevancia, dada las elevadas ganancias ofrecidas por este sector y el nuevo control que ejercen los fondos
mutuos y de pensión sobre las grandes empresas productivas, de las consideraciones financieras en las decisiones de estas
últimas. Este fenómeno va acompañado de una internacionalización del proceso productivo que constituye un hecho nuevo
y particularmente relevante. La estrecha ligazón entre las empresas productivas y el mercado interno de su país de origen (
que perdura hasta los años setenta) explica la posibilidad, tras la segunda Guerra Mundial, del desplazamiento, en el marco
de los acuerdos de Bretton Woods, de las políticas propugnadas por el sector financiero y la implementación de un modo de
acumulación caracterizado, a fin de asegurar la capacidad de los estados para impulsar el máximo crecimiento del mercado
interno, por el control del capital bancario y las limitaciones a los movimientos internacionales de capital no productivo.
La internacionalización del proceso productivo determina la posesión por las grandes empresas de importantes masas de
efectivo en distintas monedas, lo cual estimula su presencia especulativa en los mercados financieros internacionales; el
direccionamiento de una porción decreciente de su producción hacia el mercado de su país de origen y, sobre todo, que una
porción muy importante de esta producción provenga de establecimientos situados en el exterior. Esta nueva situación
estructural lleva a que las grandes empresas productivas altamente internacionalizadas apoyen políticas aperturistas en sus
propios países, lo cual permite un notorio fortalecimiento del bloque del gran capital trasnacionalizado y la ruptura de la
alianza entre sectores de la clase obrera y del gran capital productivo en torno a la preservación del mercado interno. Este
hecho no zanja, sin embargo, la discusión acerca del grado de trasnacionalización efectiva de las grandes empresas
productivas. Desde el punto de vista de la nacionalidad de sus accionistas esta trasnacionalización es muy disímil en los
distintos países centrales Pareciera que en las empresas norteamericanas, donde una gran proporción de las acciones está
diseminada entre el público y los operadores extranjeros tienen una gran importancia en las transacciones bursátiles, es
mucho más importante que en Europa o Japón, donde buena parte de las acciones de las empresas se encuentra en manos de
otra firmas industriales o de grandes bancos. Desde el punto de vista de la importancia relativa de sus operaciones en el
exterior este proceso parece en cambio estar mucho más avanzado en las grandes empresas japonesas y, sobre todo,
europeas. Pero quizás lo relevante sea, más que la proporción exacta de internacionalización de la propiedad y la
producción, el hecho que el gran capital trasnacional en su conjunto propugna en la actualidad una política de liberalización
de la economía mundial y una limitación del poder de los Estados que cristalizaría a favor del gran capital internacional su
actual favorable relación de fuerzas respecto a las fracciones locales del capital y la clase obrera. Esto no impide que sus
diversos componentes mantengan relaciones marcadamente estrechas con su Estado de origen, tanto por la relevancia que
aún mantiene la economía local, como por el hecho que obtiene de ello importantes beneficios. Por otra parte, los Estados (
el bloque dominante que detenta el poder en cada uno de ellos ) dependen en gran medida de “su” capital trasnacional para
lograr sus metas internas y externas. En la medida que el gran capital trasnacional tiende a impulsar una política común,
esto se traduce en la asunción de esta política por el conjunto de los grandes Estados capitalistas. Los Estados tienen
también, sin embargo, intereses divergentes ( los de sus respectivos bloques dominantes) y las distintas fracciones del gran
capital libran una áspera lucha competitiva respaldadas por sus respectivos Estados. En estas condiciones las políticas de los
Estados representan también los intereses específicos de “su” capital y las grandes empresas operan frecuentemente
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La liberalización de la economía mundial que ha tenido lugar en el último cuarto de siglo no es
un fenómeno resultante de la evolución espontánea de las estructuras económico-sociales o una
consecuencia de la revolución tecnológica. El mercado es una construcción social y opera
necesariamente sobre la base de un conjunto de reglas que reflejan una determinada relación de fuerzas
sociales. La liberalización no es, por consiguiente, un desplazamiento de las regulaciones nacionales
por las fuerzas incontrolables del mercado, sino su reemplazo por otro tipo de regulación. El ALCA es
un caso claro de establecimiento de nuevas normas a ser observadas por las naciones a fin que el capital
opere en toda América como un mercado único. No es sin embargo el único ejemplo. La liberalización
de la economía mundial, significativa, pero mucho menor a la que se pretende imponer en América a
través del ALCA, es el resultado de una serie de desplazamientos similares que son consecuencia de la
estrategia de dominación de la economía mundial implementada por los Estados Unidos y diversas
fracciones del gran capital trasnacional a partir de la década de los setenta
En esa década el deterioro de la posición de Estados Unidos en la economía mundial llega a su
punto más profundo. A la constante reducción de su peso relativo en la producción y el comercio
mundial en razón del crecimiento mucho más acelerado de las economías alemanas y japonesa, se
suman los crecientes embates especulativos contra el dólar; los intentos de desplazar a éste de su rol
central en el sistema monetario internacional, sustituyéndolo por el oro o los derechos especiales de
giro y el debilitamiento político y militar derivado de la guerra en Vietnam.
La respuesta de Estados Unidos a esta situación fue la ruptura de las instituciones consensuadas
en Bretton Woods, orientadas a asegurar la cooperación internacional en el marco de un sistema de
tipos de cambio fijos; financiación pública -a través del FMI- de los desequilibrios externos y control
de los movimientos privados de capital en lo internacional; y regulación de la tasa de interés en el
ámbito interno.
En este sistema, las tensiones macroeconómicas se resolvían básicamente en el ámbito nacional,
ya que la política económica de cada estado debía asegurar niveles de crecimiento de la demanda y de
los precios compatibles con el equilibrio externo. Este sistema, cuya crisis deriva de la inobservancia
por los Estados Unidos de las reglas básicas en cuanto al equilibrio de su economía, es sustituido,
mediante la acción unilateral de los EE.UU., por un nuevo sistema basado en la desregulación de los
mercados financieros internos e internacionales y tipos de cambios flexibles, dentro del cual el
equilibrio de los pagos exteriores es asegurado por el mercado a través de las variaciones en la tasa de
cambio.
La disciplina impuesta por el sistema de cambios fijos es reemplazada así por la que impone el
mercado privado de capitales y ello se traduce en que los Estados, a fin de asegurar las condiciones de
estabilidad y rentabilidad exigidas por el capital financiero, deban efectuar un control mucho más
estricto sobre la evolución de las variables reales de la economía ( empleo, nivel de actividad) y en que
los desequilibrios internos se transmitan ahora directamente -a través de las variaciones en la tasa de
cambio - a la economía mundial, generando una nueva fuente de inestabilidad y un amplio campo para
la especulación.
alineadas con éste, quedando desplazado entonces su carácter trasnacional por su ligazón con el Estado de origen. El
problema del carácter trasnacional o no del gran capital plantea pues, en la fase actual, una inevitable ambigüedad. En
algunos casos opera como capital nacional, en otras- frente a las restantes fracciones del capital local- como capital
auténticamente trasnacional. En el texto se procurará distinguir este doble carácter aludiendo al capital norteamericano ( que
abarca un conjunto mucho más amplio de capitales que los altamente trasnacionalizados) o al gran capital trasnacional,
aunque muchas veces esta diferenciación se torna extremadamente difícil. En tanto que capital trasnacionalizado éste
impulsa una política común en el conjunto de los Estados, pero el tiempo y las modalidades de la trasnacionalización que
propugna cada una de las fracciones difiere según su posición relativa y la de su Estado de origen en la economía mundial.
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Estados Unidos rechaza los mecanismos de Bretton Woods para los ajustes de los desequilibrios
en la balanza de pagos y el sometimiento a los resultados de la discusión en los organismos creados
en la inmediata posguerra sobre la reforma del sistema financiero y monetario internacional, en la
medida que difícilmente habría podido -en el marco de la nueva relación de fuerzas internacionalobtener una devaluación de las restantes monedas de la magnitud requerida para recomponer su
posición competitiva y, simultáneamente eludir las políticas de ajuste interno prescriptas por la doctrina
económica dominante; preservando también el rol desempeñado hasta entonces por el dólar en las
transacciones internacionales. Y parte, para eludir estas consecuencias, de su aplastante superioridad
militar, su potencial económico y los grados de libertad - de poder- que le otorga la importancia del
dólar como moneda de reserva y como numerario en las transacciones internacionales.
El hecho que en gran parte de los mercados el precio de las mercancías esté fijado en dólares no
es irrelevante. Las variaciones del dólar no ejercen un impacto sobre los exportadores norteamericanos
de la misma magnitud a la que experimentan los productores de otros países ante una alteración en la
tasa de cambio de su moneda. Frente a una revaluación del dólar, los productores norteamericanos no
reciben (si los precios internacionales están fijados en dólares como ocurre con los granos y la mayoría
de las commodities) un impacto sobre los precios que perciben –al menos hasta que la mayor
capacidad competitiva de los restantes países o la contracción de la demanda determine una caída en el
precio internacional- . En cambio, ante una revaluación de su moneda, los productores de otros países
reciben una menor cantidad de la misma. Al mismo tiempo, las consecuencias negativas que pueden
tener las oscilaciones de su moneda sobre el equilibrio en cuenta corriente son en gran parte
neutralizadas por el hecho que no tiene que apelar, como la mayoría de los estados, a cubrir su déficit
con moneda de un tercer país y que, por el contrario, su propio déficit genera un incremento de las
reservas en dólares de los restantes países que son invertidas, en gran parte, en los propios Estados
Unidos, de forma que el desequilibrio en cuenta corriente tiende, en alguna medida, a ser cubierto
automáticamente por las entradas de capitales.
Además la posición norteamericana no apuesta sólo a un sistema de cambios flexibles, sino a la
combinación de éste con una libertad creciente de movimientos de capitales y esta actitud refleja el
convencimiento que la liberalización del mercado internacional de capitales fortalece la posición
financiera de los Estados Unidos en la economía mundial y el rol del dólar en la misma. El mercado
financiero estadounidense tiene un gran tamaño y ello aumenta la seguridad del inversor; posibilita
ofrecer tasas atractivas en operaciones financieras de alta complejidad o magnitud; facilita a los
inversores en acciones u obligaciones desprenderse de ellas rápidamente a un precio razonable y abre
la posibilidad de realizar inversiones financieras de elevado rendimiento a través de operadores que
pueden, dada la magnitud de dinero que manejan, distribuir los riesgos en los más diversos mercados y
actividades. Esto torna particularmente atractivo el mercado financiero norteamericano para los
inversores externos y potencia el rol internacional del dólar.
A su vez la magnitud del mercado financiero norteamericano es incrementada por el rol que
desempeña el dólar como moneda internacional. Este determina que buena parte de las reservas de los
países sean en dólares y estén depositados en Nueva York o Londres (mercado que opera
estrechamente articulado con el norteamericano y es largamente dependiente de las reglamentaciones y
políticas impuestas por el mismo) y que como gran parte de las mercancías negociadas en el comercio
mundial están evaluadas y son comerciadas en dólares, sean también estos centros los que concentran
la financiación del comercio internacional. La apuesta es, pues, apoyarse en las ventajas que aún le
otorga su posición dominante en el plano monetario y financiero para hacerlas jugar plenamente en un
mercado internacional crecientemente “desregulado”, es decir sustraído, bajo el impulso de los Estados
Unidos, al control de los estados nacionales.
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11
Pero no se limita a esto solamente. La crisis de rentabilidad que afecta al mundo capitalista desde
fines de la década del sesenta y la creciente mo vilización obrera en los países industrializados impulsa
la búsqueda de medios para reducir los costos y la caída en los precios del transporte y,
fundamentalmente, en los de las comunicaciones y en los ligados a la transferencia y el procesamiento
de datos, torna ahora posible y rentable una organización de la producción a escala mundial por parte
de las empresas multinacionales, que pasan a estar en condiciones de radicar cada una de las etapas del
proceso de trabajo allí donde sus costos son menores. Las grandes empresas norteamericanas se han
expandido en la posguerra en el conjunto de la economía mundial y, fundamentalmente en Europa,
“saltando“ las barreras aduaneras mediante la creación de plantas que replican, con distinta escala y
grado de integración productiva las de su país de origen. Estas empresas pueden aprovechar la
superioridad tecnológica que aún poseen y la extensión de su implantación geográfica para reorientar
su producción hacia el mercado mundial aprovechando al máximo las diferencias de costos resultantes
de los distintos niveles de precios de los salarios y de las materias primas imperantes en los distintos
lugares en que operan. Pero, para ello, es necesario una creciente apertura del conjunto de las
economías, incluida la norteamericana y desarticular las alianzas entre las empresas y los Estados que
puedan impedir el acceso a los mercados o distorsionar las condiciones en que se desarrolla la
competencia.
Es éste un programa del gran capital crecientemente transnacionalizado -de origen
fundamentalmente norteamericano, pero no sólo norteamericano- y que los Estados Unidos no dudan
en recepcionar, apoyándose, nuevamente, en las ventajas estructurales que le otorga su peso económico
y su avance tecnológico. Este país ofrece un amplio mercado y niveles de gasto público en defensa y
desarrollo tecnológico que no pueden ser alcanzados por otros países, por lo cual sus empresas, que
además se encuentran ampliamente diversificadas desde el punto geográfico, no requieren, para
incrementar su peso en la economía mundial dentro de los sectores más dinámicos, de subsidios a las
exportaciones o de protecciones especiales. Y, a su vez, el incremento de este peso, no puede sino
reforzar la influencia de los Estados Unidos, y aumentar en ellos, la masa de beneficios y la demanda
del trabajo más sofisticado, ya que la dirección del proceso productivo y los desarrollos tecnológicos
quedarán seguramente radicados en el lugar donde se encuentra el mercado financiero más importante
y la mayor demanda de los productos más avanzados y complejos.
Esta estrategia requiere, por supuesto, en lo interno, la aceptación de una creciente apertura de la
economía a los productos fabricados en el exterior a un menor costo y la especialización en aquellas
actividades basadas en la ciencia o en los desarrollos tecnológicos más complejos, en los que Estados
Unidos conserva y procura ahondar sus ventajas. También supone, a fin que el desempleo no alcance
límites intolerables, un mercado laboral perfectamente flexible y el descenso de los salarios del
personal menos calificado, con el consiguiente aumento de las desigualdades en la distribución del
ingreso.
En lo externo esta estrategia exige una activa política de liberalización comercial y de regulación
de las actividades que puede desarrollar cada Estado para apoyar al capital radicado en él y atraer otros
capitales. El activismo desarrollado por los Estados Unidos al respecto ha sido descollante y no ha sido
ajeno a su éxito la presión ejercida por el capital trasnacional en los diversos Estados, ya que esta
estrategia refleja también, en gran medida, las necesidades del conjunto del gran capital en cuanto a la
creación de un nuevo ámbito unificado de acumulación. Este activismo cristalizó en la Ronda Uruguay
( 1994). En ésta, las tarifas aduaneras de los países industrializados que se habían reducido a un
promedio de 6,3% en la Ronda de Tokio (1979), disminuyen a un promedio de 3,8%, mientras que el
valor de los productos industriales libre de aranceles se ele va, en los países en desarrollo, del 20 al
44%. Simultáneamente se crea la OMC, que empieza a operar el 1 de enero de 1995, y se suscribe una
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12
serie de acuerdos relacionados con la inversión, el acceso a los mercados de servicios, las compras del
estado, los derechos de propiedad intelectual, etc. que constituyen un serio avance sobre la capacidad
de decisión de los Estados nacionales.
La estrategia de la dominación a través del mercado perseguida por los Estados Unidos y el
capital trasnacional supone la creación de una economía mundial en que el gran capital tenga acceso a
todas las actividades en cualquier lugar del mundo y en que todas las esferas de la vida social queden
integradas al mercado. Y, dado que el capital tiene total libertad de movimientos y no así la mano de
obra, el poder de la mayoría de los estados queda restringido a la administración de la esfera pública
para crear las condiciones, en cuanto a infraestructura, nivel impositivo y costo de mano de obra, más
adecuadas para atraer al capital. El resultado inevitable es, como ha ocurrido en las últimas décadas, la
caída de los salarios, el incremento de la concentración del ingreso y de las desigualdades regionales y
nacionales, así como el cobro de un impuesto a los estados por los capitales si desean obtener su
inversión4.
Este mercado no es, por otra parte, un espacio que elimina el poder desigual de los Estados.
Estados Unidos mantiene el poder de intervención militar en el mundo. La política monetaria es
decidida por un grupo restringido de Estados ( el G7). Algunos, y sobre todo los Estados Unidos,
cuentan con la capacidad de impulsar y orientar la acumulación del capital a través de su gasto militar y
en investigación, gastos excluidos de las limitaciones convencionales por estar amparados la mayoría
de ellos por su relación con la seguridad. Lo que es en gran parte común a la totalidad de los Estados es
el vaciamiento de sus instituciones democráticas. En la medida que una porción cada vez mayor de los
resortes de decisión queda en manos de los “mercados”, el juego político se ve desprovisto de sustancia
real y el concepto de soberanía del pueblo queda vaciado de sentido.
Es este el modelo de sociedad implícito en el ALCA y el que la eventual aprobación del tratado
intentará consolidar mediante el lanzamiento de una nueva ronda de negociaciones en la OMC
destinada a incorporar en la mayor medida posible sus disposiciones.
Pero no es ésta la única función del ALCA. Se trata también y fundamentalmente de un
instrumento decisivo para consolidar la hegemonía de Estados Unidos sobre América Latina y
erradicar definitivamente en ella cualquier proyecto de desarrollo autónomo y es además un arma
importante en la lucha, por parte de los Estados Unidos y de los capitales norteamericanos, frente a
Europa y Japón y los capitales de ese origen.
4
En 1991 Auto Europa ( Ford Volkwagen) creó una planta en Setúbal, Portugal. El hecho que decidió entre esta
localización y las otras propuestas ( Reino Unido y España) fue un aporte por Portugal de 484 millones de dólares frente a
una inversión por la compañía de 2603 millones de dólares. La implantación de una planta de Mercedes Benz, disputada
por varios estados norteamericanos se efectuó finalmente, en 1993, en Tuscoloosa, Alabama, con un aporte por el estado de
250 millones para una inversión por la empresa de 300 millones. La creación por parte de Mercedes-Benz-Swath de una
planta en Hamlach, Lorena, disputada por Francia, Bélgica y Alemania, se decidió en virtud de un aporte de 111 millones
frente a una inversión por la empresas de 370 millones. , etc. UNCTAD. World Investment Report, 1995, cuadro VI 3, pag
296-7.
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13
Origen geográfico de las 500 primeras firmas mundiales
por su capitalización en Bolsa. Abril de 2000
Estados Unidos
Nro. de firmas
%
219
43,8%
% del País
en el
PBI Mundial
20,7
Unión Europea
146
29,2%
19
Japón
77
15,4%
7,4
Australia
8
1,6%
1,08
Canadá
8
1,6%
1,84
Hong Kong
7
1,4%
0,41
Corea
5
1,0%
1,5
Taiwan
4
0,8%
1,06
Singapur
4
0,8%
0,21
India
3
0,6%
4,39
Otros
8
1,6%
42,41
Fuente: Instituto de la CTA en base a Financial Times y Fortune 500, citados
en Alternatives Economiques, Hors Serie Nro. 46, 4 trimestre 2000 y
Banco Mundial
El rápido crecimiento de Estados Unidos durante la última década, la importancia del mercado
financiero norteamericano, su indudable ventaja en el terreno tecnológico puede inducir a engaño en
cuanto a la intensidad de la lucha intercapitalista.
Es cierto que si se observan las 500 más grandes empresas se verifica que las de Estados Unidos
son, salvo Hong Kong y Singapur, las que están más sobre representadas con relación a la participación
de su país de origen en el PBI mundial. El fenómeno es aún mucho más notable si se verifica el país de
origen de las veinte marcas más valiosas.
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14
Veinte Primeras Marcas según su valor en 1999
millones de dólares
Coca Cola
Microsoft
IBM
General Electric
Ford
Disney
Intel
Mc Donald´s
AT & T
Marlboro
Nokia
Mercedes
Nescafé
Hewllet- Packard
Gillette
Kodak
Ericsson
Sony
Amex
Toyota
EE.UU.
EE.UU
EE.UU.
EE.UU
EE.UU.
EE.UU.
EE.UU.
EE.UU
EE.UU.
EE.UU.
Finlandia
Ale mania
Suiza
EE.UU
EE.UU
EE.UU.
Suecia
Japón
EE.UU.
Japón
83,8
56,6
43,8
33,5
33,2
32,3
30
26,2
24,2
21
20,7
17,8
17,6
17,1
15,9
14,8
14,8
14,2
12,5
12,3
Fuente: Alternatives Economiques, Hors Serie Nro 46, 4 trimestre 2000
El notable peso de las firmas norteamericanas entre las 500 más grandes y su presencia casi
exclusiva entre las grandes marcas remite a la importancia y dimensiones de la economía
norteamericana, a la presencia de estas empresas en los sectores de mayor crecimiento de la economía
mundial y, en el caso de las marcas, también a la fuerte presencia histórica de sus firmas en la
producción de bienes industriales de consumo masivo y la amplia difusión de sus pautas culturales.
El panorama es en cambio más matizado si se observan, por ejemplo, las empresas con mayores
inversiones en el exterior.
Origen geográfico de las diez multinacionales
con más activos en el extranjero
General Electric
Ford Motor Company
Royal Dutch-Shell Group
General Motors
Exxon Corporation
Toyota
IBM
Volkswagen Group
Nestlé
Daimler-Benz AG
Estados Unidos
Estados Unidos
Holanda-Reino Unido
Estados Unidos
Estados Unidos
Japón
Estados Unidos
Alemania
Suiza
Alemania
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15
Fuente, World Investment Report 1999
Las empresas de países de menores dimensiones han debido invertir una proporción muy
elevada de sus activos en el exterior y las inversiones directas de los Estados Unidos en el exterior
representaban en 1998, según estimaciones del World Investment Report de la UNCTAD, sólo el 16%
del stock total. Es más, la participación de EE.UU. en el flujo de salidas de capitales por inversiones
directas ha experimentado desde los años setenta una fuerte caída (de más del 50% a alrededor del
20%).
Flujos anuales de Inversión Directa de Estados
Unidos, Europa y Japón como % de la
inversión directa total. 1970-1997
70
60
50
EE.UU
%
40
Europa
30
Japón
20
10
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
0
Podría pensarse que esto es resultado del excepcional desempeño de la economía
norteamericana en la década del noventa, que ha llevado a que las empresas norteamericanas inviertan
menos en el exterior y que, en cambio, las empresas extranjeras inviertan más en los EE.UU. Pero si se
observan con atención los datos de las entradas de inversión directa se verifica que, si bien las
inversiones en los Estados Unidos han experimentado un sostenido repunte desde 1992, están lejos de
representar el elevado nivel alcanzado entre 1984 y 1989. El hecho fundamental es, desde 1980, una
muy fuerte expansión de la inversión externa no norteamericana en el marco de la búsqueda por
adquirir la dimensión total necesaria para librar batalla al capital norteamericano.
El impacto del ALCA para la posición internacional de los Estados Unidos debe ser analizado
en este contexto. El PBI de la Europa de los 15, medido en paridad de poder de compra era, en 1998, el
18,6% del PBI mundial, el de Estados Unidos 20,8 y el de Japón el 7,4%. El PBI de un ALCA donde
Estados Unidos sería la potencia dominante alcanzaría al 31,5% del PBI mundial, es decir, superaría al
de la Unión Europea y Japón juntos. Su constitución consolidaría, por consiguiente, notoriamente la
posición hegemónica de los Estados Unidos dentro de la economía mundial y posibilitaría la expansión
del conjunto del capital norteamericano en una extensa área, cuyo PBI equivale al 50% del
norteamericano y en la que contaría con ventajas decisivas respecto a sus competidores europeos y
japoneses.
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16
Flujos de inversión directa en Estados Unidos, Europa y Japón como
%de la inversión total. 1970-1998
60
50
40
EE.UU
30
Europa
Japón
20
10
1996
1997
1998
1994
1995
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1986
1987
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
0
b) El ALCA y América Latina. Un nuevo pacto colonial
Desde el punto de vista de la inserción internacional de América Latina, el ALCA supone la
destrucción, en los hechos, de los tres acuerdos de integración regional existentes. Los mismos
continuarán teniendo la atribución de fijar una política común frente a terceros al ALCA (éste impone
la abolición de las barreras arancelarias entre sus miembros, pero no respecto a terceros). Pero la total
apertura a los capitales norteamericanos, el juego de la cláusula de nación más favorecida ( que supone
la automática transferencia a los capitales norteamericanos de las mayores ventajas que otorguen a
capitales ajenos al área o a otros países de la región) y las radicales limitaciones que implica el ALCA
para el accionar de los Estados vaciará a estos acuerdos de todo contenido real.
El ALCA significa, por lo tanto, en primer término, la pérdida de toda capacidad de desarrollar
un proceso de integración autónomo respecto de Estados Unidos y de utilizar las políticas nacionales
como un arma para ampliar los grados de libertad mediante la utilización de las contradicciones y la
competencia entre los grandes Estados industriales y entre los capitales originarios de éstos.
La eventual aceptación del ALCA por los países del MERCOSUR resulta, en esta perspectiva,
difícilmente explicable. Para sus países miembros el mercado norteamericano reviste una limitada
importancia; cuentan, en lo que hace a Argentina y fundamentalmente a Brasil, con una estructura
industrial mucho más compleja que la de los restantes países del área, la que sería fuertemente afectada
por el establecimiento del área de libre comercio y son receptores muy importantes de inversión
europea, para la cual estos mercados perderían gran parte de su atractivo, dado el libre acceso a los
mismos del capital norteamericano 5 .
5
Buena parte de la inversión industrial externa en el área está dada por la necesidad de “saltar” las barreras aduaneras a fin
de expandir las ventas. La subsistencia de los aranceles respecto a Europa a Japón mantendría, en principio, el impulso a
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17
La estrategia brasilera para aceptar el inicio de las negociaciones parece haber sido evitar una
discusión con los otros miembros del MERCOSUR - la que habría llevado probablemente, dado el
alineamiento automático de la Argentina de Menem con los Estados Unidos- a bloquear el acuerdo
subregional. Optó entonces por acelerar la implementación del MERCOSUR a fin de negociar luego,
desde una posición notoriamente fortalecida, las cláusulas del ALCA y el ritmo de la liberalización
comercial. Ni siquiera la burguesía industrial más poderosa de América Latina se consideró en
condiciones de desafiar frontalmente la propuesta norteamericana.
La devaluación brasilera en 1999 y la rigidez cambiaria impuesta por la convertibilidad en la
Argentina han puesto luego en crisis el MERCOSUR, que no ha sido capaz, hasta el presente, de
sortearla mediante un avance en el grado de coordinación de las políticas económicas y la
implementación de medidas tendientes a la definición de una división consensuada del trabajo dentro
del área y el acceso común a los mercados internacionales. Esto se ha visto agravado por la decisión de
Chile, estado asociado al MERCOSUR, de llevar adelante negociaciones bilaterales con los Estados
Unidos; el anuncio por parte de Uruguay de su decisión de incorporase a todo evento en el ALCA y,
sobre todo, la evolución de la situación económica y política en la Argentina. El elevado grado de
endeudamiento de la Argentina y el fuerte déficit en cuenta corriente han creado, en una economía
enteramente dependiente de la entrada externa de capitales para la expansión de su base monetaria y el
repago de la deuda, una situación de estancamiento y de grave riesgo de defaut. Esta situación ha
incrementado notoriamente la dependencia respecto a Estados Unidos y los organismos internacionales,
que le han otorgado recientemente un préstamo ( el blindaje) destinado a garantir a los acreedores el
cobro de los intereses y ha determinado una ofensiva de los sectores más ligado al sector financiero, las
empresas privatizadas y las exportaciones de productos primarios, que ven en la ruptura del
MERCOSUR y la incorporación incondicional al ALCA, una posibilidad de erradicación de los
sectores industriales que reclaman una devaluación, así como políticas activas y subsidios estatales.
Para los sectores que han accedido al gobierno el ALCA implica la garantía de un estado más chico, de
menos impuestos y de ganancias más altas para los sectores “auténticamente” competitivos.
La situación imperante en el MERCOSUR; la fuerte dependencia comercial respecto a Estados
Unidos de muchos países latinoamericanos y de la totalidad de los caribeños, la capacidad de presión
de los Estados Unidos y la acción, en el conjunto de lo s países, de los mismos sectores que operan en la
Argentina a favor del ALCA, explican que las negociaciones sobre el ALCA hayan avanzado y que
sólo puedan, probablemente, ser abortadas ya mediante la más amplia movilización de los pueblos de la
región.
El modelo de “desarrollo”que se pretende imponer con el ALCA y que es apoyado por los
sectores financieros, algunos sectores exportadores y las grandes empresas norteamericanas no es
nuevo. Ha sido el imperante hasta los años treinta en América Latina ( y para muchos de los países de
menores dimensiones el existente hasta el presente) Sus resultados fueron una radical simplificación
de la estructura económica de las regiones de cada país que lograron insertarse en el mercado
saltar la barrera. Pero una vez dentro de ella las empresas deberían hacer frente a la competencia de las empresas
norteamericanas, que libres de toda limitación arancelaria estarían en condiciones de determinar su implantación en
cualquier país o países a fin de minimizar sus costos a escala continental. Y es claro que, en la mayoría de los casos , las
economías de escala que pueden alcanzar de esta manera tornarían imposible la competencia por parte de empresas
diseñadas para proveer sólo al mercado local. Alternativamente los inversores extraños al ALCA podrían intentar saltar la
barrera en un país y proveer desde allí al conjunto del continente, aprovechando también el área de libre comercio. Pero las
empresas norteamericanas contarían aún en este caso con una ventaja decisiva: la posibilidad de articular su producción con
la de la empresa madre, situada también en el ALCA, sin necesidad de pagar arancel alguno.
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18
mundial, una fuerte diferenciación regional, una elevada concentración del ingreso, miserables
condiciones de vida y de trabajo para la inmensa mayoría de la población, y una extrema dependencia
de la demanda externa.
La suerte de las regiones en este modelo estuvo determinada por su dotación de recursos
naturales; las condiciones competitivas imperantes en el mercado mundial para los productos
exportados, el tipo de relaciones productivas anudadas en el sector exportador, la mayor o menor
intensidad de los efectos multiplicadores de éste sobre el conjunto de la actividad económica y la
nacionalidad de las empresas exportadoras, factor relevante en cuanto a la porción del excedente
invertido o gastado localmente. Pero incluso los países que tuvieron una región con las condiciones
más favorables en todos estos aspectos y ésta ocupaba una porción muy relevante de su territorio, como
fue el caso de Uruguay y Argentinas, el tipo de desarrollo experimentado bajo el libre comercio fue
marcadamente distinto al de países con condiciones similares, como Canadá o Australia, que
adoptaron una decidida política de diversificación de su estructura productiva.
El modelo, por otra parte, no fue abandonado. Simplemente se derrumbó. En algunas regiones
por el agotamiento de los recursos naturales, en otras, como la rica región cafetalera paulista, por la
caída de los precios internacionales durante los años veinte, en el resto de los casos por la brutal caída
de los flujos comerciales como consecuencia de la crisis de los años treinta. Los esfuerzos de los países
más desarrollados de la región, durante la crisis y la guerra, para mantener de alguna manera el nivel de
actividad y cubrir la demanda insatisfecha impulsaron entonces una diversificación de la actividad
productiva, que tuvo luego que ser preservada, para mantener el nivel de empleo, mediante la
protección aduanera y la implementación de un nuevo modo de acumulación.
Las condiciones de posguerra para el tipo de comercio exterior en que se encontraba inserto la
región no fueron, por otra parte, favorables, lo cual requirió reforzar el crecimiento centrado en el
mercado interno. Por una parte continúa la búsqueda de la autosuficiencia alimentaria por Europa, que
comienza ya a fines de la Primera Guerra Mundial. Por otra parte el progreso tecnológico se orienta
hacia la utilización de una menor cantidad de materias primas por unidad de producto. La caída de la
participación de los productos primarios en el comercio mundial es ininterrumpida y Europa, la otrora
gran importadora de alimentos pasa a ser una de las más importantes exportadoras
Composición de las Exportaciones Mundiales (%). 1913-1990
1913
1963
1973
1990
Productos Primarios
64
45
38
30,7
Agrícolas
50
29
21
17,8
Minerales
-
6
6
1,5
Combustibles
-
11
11
9,3
Manufacturas
36
55
62
69,3
Total
100
100
100
100
Fuente: UNCTAD, Handbook of Statistics, 1995
El crecimiento de América Latina entre 1950 y 1974 fue sin embargo significativo, aunque
estuvo caracterizado, a diferencia de lo ocurrido en el Sudeste Asiático y en especial en Corea, por el
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19
creciente control de la estructura industrial por empresas multinacionales. El modo de acumulación
imperante desde la crisis de los treinta comienza empero a ser desmantelado en las décadas del setenta
y el ochenta Las dictaduras de Chile y Argentina ven en el proceso de industrialización un serio
peligro para el orden establecido, dado, por un lado, el papel central que asume el Estado como
impulsor y orientador del mismo, y, por otro, el crecimiento de la clase obrera que éste conlleva y la
creciente organización y activación política de la misma. Y tanto en estos países como en el resto de la
región, aunque en distinto grado, los planes de ajuste estructural impuestos por el FMI y el Banco
Mundial en el marco de la crisis de la deuda inducen un rápido proceso de apertura de las economías y
de privatización de amplios segmentos del aparato estatal.
La contrapartida de esta liberalización fue la desarticulación de su estructura industrial; una
tendencia a la reprimarización de las exportaciones y el abandono de los intentos de aumentar el grado
de integración de su estructura productiva, incrementar su eficiencia y lograr una mayor penetración en
los mercados mundiales a través de acuerdos regionales centrados en programas sectoriales de
desarrollo, como era el diseño original de la complementación Argentino-Brasilera.
Máximas diferencias en el ingreso per cápita en la Unión Europea, el MERCOSUR y el ALCA.
Producto per cápita de 1997, calculado sobre la base de paridad de poder de compra.
UNIÓN EUROPEA
MERCOSUR
ALCA
Austria
22.070
Argentina
10.300
Estados Unidos
29.010
Portugal
14.270
Paraguay
3.980
Haití
1.270
Ingreso más bajo
respecto al más
alto
1,5
2,6
22,8
Fuente: Instituto de la CTA a partir de datos del Banco Mundial
El ALCA profundizará notablemente estas tendencias.
Una integración comercial entre países industrializados con un grado de desarrollo similar
tiende a generar una especialización interindustrial que incrementa las economías de escala y la
eficiencia del conjunto de las industrias sin desaparición de los respectivos sistemas industriales. Es
decir, sin pérdida de las interrelaciones industriales que posibilitan el desarrollo y la orientación, en
cada uno de los países, del cambio tecnológico. Los efectos no son marcadamente distintos si existe
además movilidad del capital y los salarios son similares. Si hay, además, libertad de movimientos de
mano de obra, el resultado será, tendencialmente, la configuración de un único sistema industrial.
La integració n entre países centrales no destruye la existencia de un sistema industrial y esto es
necesario subrayarlo. El sistema industrial (el conjunto interrelacionado de industrias que contiene, en
cada país industrializado, las actividades que conforman el eje del proceso de acumulación dominante
en el ámbito mundial) es el soporte material que permite al capital productivo controlar el desarrollo de
las fuerzas productivas y orientarlo en función de sus exigencias de acumulación. Esta estructura es la
que permite, ante cualquier cambio interno o externo en los precios ( en las condiciones de
producción), o el aumento o disminución de los salarios, transformar, a través de la lucha competitiva,
los procesos productivos y llevar las utilidades al máximo compatible con las condiciones sociales y
materiales de la producción y el conocimiento científico y técnico disponible nivel mundial. Sólo sobre
la base material resultante de la articulación de los diversos procesos productivos en el seno del
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20
sistema industrial el capital puede impulsar, por ejemplo, ante un incremento de los salarios reales, el
desarrollo de innovaciones tendientes a reducir el empleo de mano de obra en el conjunto de las
actividades. Adoptar, frente a un avance de la productividad en una determinada rama de actividad,
tecnologías destinadas a incrementar el empleo de sus productos. Aprovechar un aumento de la
capacidad de consumo para crear bienes destinados a generar nuevas necesidades o nuevas formas de
satisfacción de las existentes. O incorporar nuevas producciones o nuevas formas de producción
surgidas en otras naciones, adecuándolas, a fin de preservar su competitividad en el mercado mundial,
a las relaciones locales de valor.
Esta capacidad se traduce en una estrecha correspondencia entre los diversos elementos que
definen la estructura del sistema industrial, tales como monto de capital por obrero y el nivel de los
salarios reales; el tipo y grado de complejidad de las mercancías consumidas tanto individual como
productivamente y la estructura de la producción; las características de las mercaderías fabricadas en el
sistema industrial y las de las mercancías exportadas, etc. Se trata de correspondencias que denotan la
adecuación de las fuerzas productivas al grado de desarrollo y las características de las relaciones
materiales y sociales de la producción en el seno del mercado nacional y su existencia es
independiente del nivel de ingreso; remite a la naturaleza de la articulación entre fuerzas productivas y
relaciones capitalistas de producción en el ámbito nacional y, lo que no es sino su contracara, al tipo de
relaciones internacionales de producción en que se encuentra inserto el país. Japón es en 1920, desde
este punto de vista, una economía central atrasada y no una formación periférica, pese a tener un
ingreso per cápita que es sólo un tercio del inglés y la Argentina, no obstante tener el 75% del ingreso
ingles, un país periférico. La subsiguiente evolución de estos dos países muestra las consecuencias de
esta diferencia.
En camb io el primer efecto de la integración entre países de muy distinto grado de desarrollo es
la destrucción de las relaciones ínter indústriales en los países más atrasados, es decir, la desintegración
de sus sistemas o subsistemas industriales. Esto significa que el capital local sólo podrá ejercer un
control formal sobre el desarrollo de las fuerzas productivas. Las relaciones de precios imperantes en
la economía mundial, determinan, de acuerdo a las condiciones en que actúa el capital en cada uno de
los pa íses periféricos, las actividades que resulta redituable desarrollar empleando las tecnologías
disponibles, así como su especialización en una gama relativamente estrecha de productos.
Esto determina, en primer lugar, que el crecimiento en los países más atrasados pase a estar
básicamente determinado por la demanda externa y por las variaciones de la misma en función del
cambio tecnológico en el país dominante, que es también la fuente de creación, en función de sus
necesidades y relaciones de valor, de las innovaciones disponibles para el sector exportador. El sector
exportador del país atrasado debe, en estas condiciones, adaptarse a las variaciones de demanda, lo cual
lo obliga a menudo, dada la estrecha especialización del conjunto de la economía, a desarrollar
respuestas perversas, como el aumento de la producción ante una caída de precios del producto por
exceso de oferta y, en ausencia de innovaciones inducidas externamente o de incapacidad para
incorporarlas por su inadecuación de las condiciones materiales y sociales locales, sólo puede impulsar
el desarrollo de la producción mediante un crecimiento extensivo e incrementar su competitividad a
través del aumento en el grado de explotación de la mano de obra.
Su especialización está basada, además, en la dotación de recursos naturales o en el precio más
bajo de su mano de obra, que son las causas en virtud de las cuales pueden contar con una ventaja
comparativa.
La demanda generada por la dotación de recursos naturales es marcadamente distinta para las
diferentes regiones y el nivel que ocupación que generan está determinado por la demanda y las
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relaciones técnicas de producción en cada actividad. Cuando ésta requiere un escaso monto de mano de
obra por unidad de producto, como es el caso, por ejemp lo, de la minería, una gran parte de la
población permanece excluida del mercado laboral (es el caso, en América latina, de Ecuador, Bolivia
o Venezuela, y, en el mundo, de la mayoría de los países petroleros). Pero además muchos de estos
recursos son no renovables y la demanda de sus productos depende del cambio tecnológico. Cuando
sube su precio el sistema industrial del país dominante tiende a generar sustitutos más baratos, lo cual
deprime su demanda y deteriora su precio. Y ello ocurre con el conjunto de los productos primarios: el
desarrollo de fertilizantes y pesticidas de bajo costo y de especies híbridas o genéticamente modificadas
constituye un claro intento de reducir la importancia relativa de la tierra y de su fertilidad en la
determinación de las ventajas comparativas. Se trata, por consiguiente, de un tipo de especialización
que, en el mejor de los casos, se traduce en ciclos de muy rápido crecimiento seguidos de otros de
estancamiento y derrumbe (es la historia de los países subdesarrollados), salvo el azar de la
disponibilidad de otro recurso que pueda iniciar un ciclo similar o la creación, en el ínterin, de una
estructura susceptible de pasar a otro tipo de exportaciones, lo cual es tanto más difícil cuanto mayor es
el grado de especialización de la economía.
La especialización basada en los bajos salarios, por su parte, sólo da lugar, sobre todo cuando el
control de la producción está en manos de empresas trasnacionales, a la creación de plataformas de
exportación con muy pocas articulaciones con el resto de la economía y, por lo tanto, con muy escasos
efectos multiplicadores sobre el conjunto de la actividad, especialmente en condiciones que la
competencia entre los estados por atraer capitales los lleva a reducir cada vez más los impuestos sobre
las ganancias del capital. Lo cual se ve agravado por la acentuada tendencia de las empresas
trasnacionales a cambiar rápidamente la implantación de sus instalaciones en función del acceso a
nuevas reservas de mano de obra aún más barata, de la obtención de mayores beneficios o de
modificaciones en la distribución geográfica de sus instalaciones en virtud de cambios en su
estrategia global de acceso a los principales mercados.
Finalmente, si previo a la apertura, las actividades cuentan con un grado relativamente alto de
diversificación, la destrucción de gran parte de las mismas lleva a un desequilibrio externo que se
traduce en devaluaciones cuyo efecto es deprimir los salarios y que inducen a los estados competidores
a seguir una política similar, llevando a una espiral descendente en las condiciones sociales del
conjunto de los países.
Puede argüirse, por supuesto, que el caso más espectacular de crecimiento en la cuatro últimas
décadas ha sido el de los países del sudeste asiático, y que el mismo estuvo basado en la exportación de
productos manufacturados gracias a los muy bajos salarios imperantes en la región. Pero no fue ésta
una experiencia signada por el libre cambio irrestricto, sino, por el contrario, por la erección de barreras
aduaneras destinadas a posibilitar, en cada etapa, el desarrollo de industrias más complejas para la
exportación y avanzar en el grado de integración de su sistema industrial, para lo cual se empleó,
además todo el arsenal de políticas económicas prohibidas en el ALCA, así como, especialmente en el
caso de Corea, de un trato claramente discriminatorio, en muchas de las áreas consideradas
estratégicas, contra el capital extranjero.
El problema que plantea el ALCA no es, por consiguiente, el de los efectos en general, del libre
comercio. La integración entre países periféricos, si está acompañada de una clara estrategia de
crecimiento y consta de órganos políticos con poderes suficientes para asegurar su cumplimiento y
equilibrar los desajustes regionales, es una condición ineludible para avanzar en la constitución de un
sistema industrial y alcanzar tasas sostenidas de crecimiento. El problema es la creación de un área de
libre comercio entre zonas con grados marcadamente diferentes de desarrollo, es decir, el tipo de libre
comercio típico del pacto colonial decimonónico, cuyas consecuencias aún padece tres cuartas partes
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de la humanidad. Y se trata, con el ALCA, de la restitución del pacto colonial en su forma más
extrema. Uruguay o Argentina eran, en el siglo XIX, países semicoloniales, dependientes
económicamente de Inglaterra pero independientes en lo político. Y esto último no era banal, permitió
experiencias como el battlismo en Uruguay, el irigoyenismo en la Argentina y, en este último país, la
aplicación de la batería de políticas económicas implementadas luego de 1930. No se encuentran
experiencias similares en los países estrictamente coloniales. Pero la normativa del ALCA, al recortar
sustancialmente el poder de los Estados, extiende los alcances de l pacto colonial estricto incluso a los
países políticamente independientes. El concepto de países semicoloniales deja de tener sentido en la
mayoría de los aspectos relevantes.
El ALCA significa pura y llanamente la constitución de un área colonial para ol s Estados
Unidos y sus capitales. No es éste un slogan. Sino el resultado a que inevitablemente se arriba, como se
verá, a partir del análisis del Tratado y de sus implicancias. Y esto marca la magnitud del desafío que
enfrentan los pueblos de América Latina.
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2.-El proceso de negociación del ALCA
La constitución de un área de libre comercio desde Alaska a Tierra del Fuego es una iniciativa
del entonces presidente de los Estados Unidos, George Bush, recogida por su sucesor. Tiene como
antecedentes inmediatos el tratado de libre comercio entre Estados Unidos y Canadá (1988) y la firma,
en 1992 del Tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA) entre Méjico, Canadá y Estados
Unidos. Este último, que incorpora las disposiciones del primero, ent ró en vigor en 1994, año que se
realiza en Miami, Estados Unidos, una cumbre de los presidentes de 28 países de América que decide
la constitución del ALCA.
Los Presidentes establecen, en la declaración de Miami, los objetivos y alcances del ALCA “El
libre comercio y una mayor integración económica son factores clave para elevar el nivel de vida,
mejorar las condiciones de trabajo de los pueblos de las Américas y proteger mejor el medio ambiente.
Por consiguiente, decidimos iniciar de inmediato el establecimiento del "Área de Libre Comercio de las
Américas" en la que se eliminaran progresivamente las barreras al comercio y la inversión. Asimismo,
resolvemos concluir las negociaciones del "Area de Libre Comercio de las Américas" a mas tardar en
el año 2005, y convenimos en alcanzar avances concretos hacia el logro de este objetivo para el final de
este siglo…Conscientes de que la inversión constituye el principal motor del crecimiento en el
Hemisferio, la alentaremos, colaborando en el establecimiento de mercados mas abiertos, transparentes
e integrados. En este sentido, nos comprometemos a crear mecanismos sólidos que promuevan y
protejan el flujo de inversiones productivas en el Hemisferio, y fomenten el desarrollo y la integración
progresiva de los mercados de capital.”
Los trabajos preparatorios del Tratado tuvieron lugar a través de cinco reuniones de Ministros
de Economía y Finanzas de los 34 países que integran la Organización de los Estados Americanos
(OEA). Estas reuniones se realizaron en 1995 en Denver (Estados Unidos), en 1996 en Cartagena
(Colombia)., en 1997 en Belo Horizonte (Brasil), 1998 en San José (Costa Rica) y en 1999 en Toronto
(Canadá).La sexta deberá tener lugar en abril del 2001 en la ciudad de Buenos Aires (Argentina)
Con el propósito de dar cumplimiento a lo acordado por los presidentes en la Primera Cumbre
de las Américas, los ministros de economía y comercio constituyeron en sus tres primeras reuniones
Grupos de Trabajo referentes a doce áreas temáticas 1) Acceso a los mercados; 2)Procedimientos
aduaneros y normas de origen; 3) Inversión; 4) Normas y barreras técnicas al comercio5) Medidas
sanitarias y fitosanitarias, 6) Subsidos, Antidumpling y derechos compensatorios; 7) Economías más
pequeñas; 8) compras del sector público 9) Propiedad intelectual; 10 Servicios y 11) política de
competencia y 12) Solución de controversias.
La tarea de estos grupos de trabajo fue recopilar información sobre las prácticas y medidas
vigente en cada uno de los países; hacer un inventario de las áreas de convergencia y divergencia,
estimular, cuando ello correspondiese, la comprensión de las disposiciones de la Organización
Mundial del Comercio (OMC) en relación con el área y hacer recomendaciones específicas para llevar
a cabo las negociaciones.
Su actividad contó con el apoyo técnico de un Comité Tripartito constituido por la Organización
de estados Americanos (OEA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Comisión Económica
para la América Latina de las Naciones Unidas (CEPAL)
En la reunión de San José, Costa Rica, de marzo de 1998 los Ministros de Economía y Finanzas
informan que los Grupos de Trabajo han avanzado suficientemente en su tarea como para permitir el
comienzo de la negociación. La Segunda Cumbre de las Américas, realizada en abril de 1998 en
Santiago, recoge este criterio y efectúa una declaración que subraya los beneficios que se habrían
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derivado de las políticas neoliberales y ratifica la voluntad de profundizarlas a través del ALCA. Los
presidentes afirman, en efecto, que “Desde nuestra reunión en Miami, hemos alcanzado beneficios
económicos reales en las Américas como resultado de un mayor grado de apertura comercial, de
transparencia en las reglamentaciones económicas, de políticas económicas sólidas consistentes con
una economía de mercado, además de los esfuerzos efectuados por el sector privado para aumentar su
competitividad… En gran medida, estos logros se deben a los esfuerzos sostenidos en favor de la
cooperación desplegados por nuestros países con el fin de fomentar la prosperidad mediante una mayor
integración y apertura en la esfera económica… Tenemos confianza en que el Área de Libre Comercio
de las Américas (ALCA) mejorará el bienestar de nuestros pueblos, incluyendo a las poblaciones en
desventaja económica en nuestros respectivos países.”
A fin de llevar adelante llevar adelante las negociaciones se constituyó un Comité de
Negociaciones Comerciales (CNC) a cargo de los Viceministros, los cuales deben reunirse las veces
que sean necesarias y por lo menos una vez cada 18 meses. El papel central del CNC es conducir las
negociaciones del ALCA; asegurar que se alcance progreso en todas las áreas y Grupos de Negociación
y abordar los asuntos no resueltos por éstos.
EL CNC estableció 9 grupos de negociación: Acceso a Mercados; Inversión; servicios;
Compras del Sector Público; Solución de Controversias; Agricultura; Derechos de Propiedad
Intelectual; Subsidios, Antidumping y Derechos Compensatorios y Políticas de Competencia.
Constituyó asimismo tres Comités Asesore sobre: Economías más Pequeñas; Participación de la
Sociedad Civil y Comercio Electrónico. Sus reuniones se realizan en una sede única pero rotativa (en
Miami, Estados Unidos: del 1 de mayo de 1998 al 28 de febrero del 2001; en Ciudad de Panamá,
Panamá: del 1 de marzo del 2001 al 28 de febrero del 2003 y en México DF., México: del 1 de marzo
del 2003 al 31 de diciembre del 2004).
Los principios fundamentales que orientan la negociación son los siguientes: a)Las decisiones
se adoptan por consenso; b) El Acuerdo del ALCA será congruente con las reglas y disciplinas de la
OMC; c) El ALCA deberá incorporar mejoras respecto de las reglas y disciplinas de la OMC cuando
ello sea posible y apropiado; d) lass negociaciones se iniciarán simultáneamente en todas las áreas
temáticas. El inicio, la conducción y el resultado de las negociaciones del ALCA se deberán tratar
como partes de un compromiso único (single undertaking) que incluya los derechos y obligaciones
mutuamente acordadas. ; e)El ALCA puede coexistir con acuerdos bilaterales y subregionales, en la
medida que los derechos y obligaciones bajo tales acuerdos no estén cubiertos o excedan los derechos y
obligaciones del ALCA f)Los países podrán negociar y aceptar las obligaciones del ALCA
individualmente o como miembros de un grupo de integración subregional que negocie como una
unidad; g) Los derechos y obligaciones del ALCA deberán ser comunes a todos los países. Pero en la
negociación de las distintas áreas temáticas se podrán incluir medidas tales como períodos más largos o
diferenciales para el cumplimiento de las obligaciones, sobre una base de caso por caso, con el fin de
facilitar el ajuste de las economías más pequeñas; h) Todos los países deben asegurar que sus leyes,
reglamentos, y procedimientos administrativos estén conformes con las obligaciones del acuerdo del
ALCA.
Las negociaciones, en las que intervienen alrededor de 900 funcionarios, se realizan sin acceso
del público y sin brindar información sobre su desarrollo. La participación en las mismas de la
Sociedad Civil se limita al aporte por escrito de sus sugerencias. Los Ministros de Economía y
Finanzas, en su reunión de Toronto, indican que han recibido con agrado y discutido estas sugerencias,
pero indican expresamente, estableciendo una marcada diferencia respecto al resto de las propuestas,
que han tomado nota de las recomendaciones del Foro Empresarial de las Américas – cuyas reuniones
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son simultáneas a las de los ministros y presidentes de la región- y que las mismas han sido aportes
valiosos al proceso del ALCA.
La negociación sobre el texto de un borrador provisional del Acuerdo debería culminar en la
Reunión en Buenos Aires, en abril del 2001, de los Ministros de Economía y Finanzas y el mismo
sería suscripto por los Presidentes, en Québec, pocos días después, en la tercera Cumbre de las
Américas En la reunión de Toronto se decidió, en efecto, que los grupos los Grupos de Negociación
deben preparar un borrador de sus respectivos capítulos que recoja los textos sobre los que se haya
podido alca nzar consenso y consigne entre corchetes todos aquellos respecto de los cuales no se logró
el consenso Estos borradores deben remitirse al CNC a más tardar 12 semanas antes de la reunión
Ministerial, a celebrarse en Argentina en abril del 2001 y el CNC deberá a su vez compilar los textos
proporcionados por los Grupos de Negociación y preparar un informe que será considerado en la
reunión Ministerial.
El procedimiento adoptado, similar al seguido en la OMC tiene un claro objetivo político. El
secreto de las negociaciones impide que el conocimiento de las discusiones y de los acuerdos parciales
a los que se va arribando desate un debate público susceptible de obligar a uno o varios gobiernos a
retirarse de las negociaciones. Y, una vez aprobado el texto, cada uno de los gobiernos podrá
argumentar ante los legisladores que deben sancionar el Tratado y la opinión pública, que su rechazo
implicaría –dada la unánime aprobación del texto por los Presidentes- el total asilamiento del país en el
continente, así como el riesgo de enfrentar represalias.
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3.-Las normas del NAFTA con relación al comercio de bienes
Los principios que orientan el tratado son tres: trato nacional, trato de nación más favorecida y
transparencia. Por razones de brevedad nos concentraremos en el análisis de la forma que opera el
principio de trato nacional. El principio de nación más favorecida es relevante respecto a las áreas que
no se aplica plenamente el principio de trato nacional: asegura a cada una de las Partes recibir un trato
no menos favorable que la nación más favorecida, sea ésta parte del tratado o no; es también aplicable a
algunos casos excepcionales en que el tratamiento brindado a la nación más favorecida es más
ventajoso que el otorgado a los propios nacionales. El principio de transparencia está básicamente
relacionado con el pleno conocimiento, por la otras Partes, de las normas y prácticas vigentes en las
áreas afectadas por el tratado.
El principio básico es que cada una de las partes otorgará trato nacional a los bienes de otra
Parte. Esto implica que una vez que los bienes han sido importados no serán sometidos a
discriminación alguna, de lo cual se derivan una gran cantidad de consecuencias, como, por ejemplo, la
prohibición de cualquier política destinada a favorecer el uso de bienes nacionales (compre nacional).
Con respecto a un estado o provincia, el trato nacional significa un trato no menos favorables que el
otorgado por dicho estado o provincia a bienes del país del que forma parte, sean éstos similares,
competidores directos o sustitutos de los importados.
A fin de cumplimentar este principio las Partes convienen no incrementar ningún arancel
aduanero existente, ni adoptar ningún arancel nuevo, sobre bienes originarios, así como eliminar
progresivamente sus aranceles aduaneros sobre bienes originarios. Los bienes se dividen, a tal efecto,
en cinco categorías. Los incluidos en la A quedan desgravados desde la vigencia del tratado; en los de
la B los aranceles se eliminan en cinco etapas anuales igua les; los de la C en diez etapas anuales
iguales; los de la C+ (unos pocos)en quince etapas anuales iguales y los pertenecientes a la D son los ya
desgravados y que continúan recibiendo igual tratamiento.
Se establece además que ninguna parte podrá, de ma nera explícita o implícita, condicionar la
continuación o extensión de cualquier exención de los aranceles aduaneros existentes o el otorgamiento
de una nueva exención, al cumplimiento de un requisito de desempeño, entendiéndose por tal: a)
exportar determinado volumen o porcentaje de mercancía o servicios; b) sustituir bienes o servicios
importados con bienes o servicios de la parte que otorga la exención de derechos aduaneros; c) que la
persona beneficiada con la exención de aranceles aduaneros compre otros bienes o servicios en
territorio de la parte que lo otorga, o dé preferencia a bienes o servios de producción nacional; d) que la
persona beneficiada con la exención de aranceles aduaneros produzca bienes o preste servicios en
territorio de la Parte que la otorga, con un nivel o porcentaje dado de contenido nacional; o relacionar
encualquier forma el volumen o el valor de las importaciones con el volúmen o el valor de las
exportaciones o con el monto de la entrada de divisas. Esta disposición implica la renuncia por parte
de los Estados a utilizar las desgravaciones arancelarias de ciertos bienes como medida de promoción
de la inversión, de la integración local de la producción, del empleo o de las exportaciones
El artículo 304 dispone, asimismo, que si las exenciones de pago de derechos acordada a una
empresa particular, aunque no esté condicionada al cumplimiento de requisitos de desempeño, tienen
efectos desfavorables sobre los intereses comerciales de otras de las Partes, o de una firma de otra de
las Partes, el gobierno de la Parte que otorga la exención dejará de hacerlo o la pondrá a disposición de
cualquier importador. Esta disposición, como muchas del Tratado, tiende a asegurar la igualdad de
condiciones competitivas entre las empresas, pero también, y fundamentalmente, a impedir la
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constitución de “alianzas” entre el Estado y ciertas empresas a fin de alcanzar determinados objetivos
de política nacional.
Las normas generales del Tratado con relación al comercio suponen, por consiguiente, una
reducción de aranceles y una renuncia por parte de las naciones a su utilización como un instrumento
de política económica. Ello se ve agravado por el hecho que, al establecer las normas de origen, el
Tratado determina que un producto estará amparado por el mismo si el bien proviene de otra o de otras
partes; es decir, lo que define el carácter del producto es su origen nacional o regional. Esto permite
que las grandes empresas norteamericanas desarrollen cada una de las diversas etapas de producción de
un producto donde los costos son menores. Pero ello da lugar, obviamente, a la creación de plataformas
de exportación con nulas relaciones con el resto de la economía, situación que ninguno de los
gobiernos puede alterar, dadas las disposiciones del Tratado vía la imposición de normas de
desempeño.
El Tratado establece asimismo una normativa especial para distintas actividades. Solo se hará
mención, brevemente, a las relativas al sector agropecuario, cuyos aspectos fundamentales son tres:
Se dispone, en primer lugar, que cada una de las partes podrá adoptar o mantener una
salvaguardia especial en forma de aranceles-cuota sobre un producto agropecuario. En segundo lugar
las partes reconocen también que cualquiera de ella podrá modificar a discreción sus medidas internas
de apoyo, incluyendo las que puedan estar sujetas a compromisos de reducción, conforme a sus
derechos y obligaciones derivadas del GATT. Finalmente, los subsidios a la exportación no son
eliminados. Las partes se comprometen simplemente, a cooperar en el esfuerzo para lograr un acuerdo
en el marco del GATT para eliminar esos subsidios y a reconocer que no es apropiado que una de ellas
otorgue subsidios a la exportación a un producto agropecuario exportado a territorio de otra Parte si no
existen otras importaciones subsidiadas de ese producto. En contrapartida cada una de la Partes se
reserva el derecho de aplicar cuotas compensatorias a las importaciones subsidiadas de productos
agropecuarios provenientes de territorio de cualquier país, sea o no parte.
La normativa está básicamente orientada a la implementación de una política común destinada a
la eliminación, en el ámbito mundial, de los subsidios a las exportaciones, que es el arma utilizada
preferentemente por la Unión Europea. Pero lo s mecanismos proteccionistas aplicados por los Estados
Unidos no son afectados. Esto es así con relación a las cuotas a la importación, que es uno es uno de
los recursos utilizados por este país, y fundamentalmente respecto a la garantía de ingresos mínimos a
los productores, que es el instrumento básico empleado por los Estados Unidos para la promoción de la
producción y las exportaciones agropecuarias. Este capitula, como otros, consagra, en consecuencia,
simplemente, el derecho para los EE.UU. de continuar con su política. Razón por la cual poco puede
esperarse en cuanto a apertura de su mercado en áreas, como la producción de productos agrarios de
clima templado, donde sus productores tienen un peso político y electoral significativo
El tratado tiene varios capítulos más destinados al comercio, los dos más relevantes son los
relativos a obstáculos técnicos al comercio y a cuotas antidumping y compensatorias Respecto a los
obstáculos técnicos al comercio el tratado establece que cada una de las Partes podrá fijar los niveles
de protección que considere apropiado para lograr sus objetivos legítimos en materia de seguridad o de
protección de la vida o la salud humana, animal o vegetal, así como del medio ambiente o de los
consumidores y que podrá aplicar cualquier medida que tenga por resultado un nivel de protección
superior al que se hubiera obtenido si la medida se basara en una norma internacional. Ello no obstante
se obligan a no elaborar, adoptar, mantener o aplicar medidas que tengan por objeto o efecto crear
obstáculos innecesarios al comercio. El gobierno que aplique, en defensa de la salud o el medio
ambiente, exigencias más elevadas que las internacionales, deberá, por lo tanto, acreditar, si la misma
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no fuera impugnada, que no constituye un obstáculo innecesario al comercio, lo cual abre un amplio
campo para las desregulaciones en esta materia.
El principio fundamental en materia de cuotas antidumping y compensatorias es, a su vez, que
cada una de las Partes se reserva el derecho de aplicar sus disposiciones jurídicas, incluidas, además de
las leyes pertinentes, los antecedentes legislativos, las reglamentaciones, la práctica administrativa y los
precedentes judiciales.
Las partes también se reservan el derecho de cambiar o reformar sus disposiciones jurídicas,
siempre que dicha reforma no sea incompatible con el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros
(GATT), ni con la finalidad del NAFTA, que es establecer condiciones justas y predecibles para la
liberalización progresiva del comercio.
La Parte a la cual se aplique una reforma en la legislación en materia de cuotas antidumping y
compensatorias podrá solicitar por escrito que tal reforma se someta a un panel binacional. En caso que
el panel recomiende modificaciones y si la legislación no es reformada, la Parte que haya solicitado la
integración del panel podrá adoptar medidas legislativas o administrativas equiparables, o denunciar el
Tratado respecto a la Parte que hace la reforma.
Finalmente cada una de las partes se obliga a reemplazar la revisión judicial interna de las
resoluciones definitivas sobre antidumping y cuotas compensatorias por la revisión que lleve a cabo un
panel binacional, el que deberá dictaminar si esa resolución estuvo de conformidad con las
disposiciones jur ídicas en materia de antidumping y cuotas compensatorias de la Parte importadora.
Estas normas tienen implicaciones importantes. Las medidas antidumping aplicadas sobre la base
de la legislación norteamericana constituyen uno de los más poderosos obstáculos a numerosas
exportaciones de productos latinoamericanos, y en este aspecto el Tratado se limita a ratificar la
preeminencia de la ley nacional, con la única garantía que la misma no podrá tornarse aún más estricta.
Se trata de un punto central que, según ha trascendido, determinó el fracaso de la última reunión de
Viceministros realizada en Perú, que debió ser prolongada con una reunión en Buenos Aires durante los
primeros días de abril, dado el rechazo por Brasil del mantenimiento, sin reformas e la legislación
norteamericana. También este punto ha sido un obstáculo fundamental en las tratativas bilaterales entre
Chile y los Estados Unidos.
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4.-Las normas del NAFTA sobre el Comercio transfronterizo de servicios, los
servicios financieros, las compras del Estado y los monopolios y empresas del Estado.
El ALC, tratado entre Estados Unidos y Canadá, fue el primero en el mundo en incluir el
comercio transfronterizo de servicios en un acuerdo general de comercio y en sujetarlo al principio de
trato naciona l.
Trato nacional significa aquí que cada una de las Partes, incluidos sus estados o provincias,
otorgará a los prestadores de servicios de otra Parte un trato no menos favorable que el que otorgue, en
circunstancias similares, a sus prestadores de servicios. A este principio se agrega el de presencia
local, que impide exigir a un prestador de servicios de otra de las Partes que establezca o mantenga
una oficina de representación ni ningún tipo de empresa, o que sea residente en su territorio como
condición para la prestación transfronteriza de un servicio.
Estos dos principios se aplican a las medidas que una Parte adopte o mantenga sobre el comercio
transfronterizo de servicios, incluidas las relativas a: 1) la producción, distribución, comercialización,
venta y prestación de un servicio; 2)la compra, o uso o el pago de un servicio; 3)el acceso a y el uso de
sistemas de distribución y transporte relacionados con la prestación de un servicio; 4) la presencia en su
territorio de un prestador de servicio s de otra Parte; y 5) el otorgamiento de una fianza u otra forma de
garantía financiera, como condición para la prestación de un servicio. La cobertura es amplísima,
puesto que incluye los servicios prestado por una empresa o persona radicada en otro territorio, así
como los servicios prestados por un inversor que opera dentro del territorio.
Quedan excluidos, los servicios financieros y las compras gubernamentales, que son tratados en
capítulos especiales, y los servicios aéreos, incluidos los de transporte aéreo nacional e internacional.
Se especifica, además, que ninguna disposición se interpretará en el sentido de impedir a una
Parte prestar servicios o llevar a cabo funciones tales como la ejecución de las leyes, servicios de
readaptación social, pensión o seguro de desempleo o servicios de seguridad social, bienestar social,
educación pública, capacitación pública, salud y protección de la niñez, cuando se desempeñen de
manera que no sea incompatible con este capítulo, es decir, siempre que el Estado preste los servicios
o ejecute las funciones respetando el principio de trato nacional y presencia local respecto a los
prestadores transnacionales de servicios. También están excluidos los subsidios o donaciones
otorgados por una Parte o una empresa del Estado, incluidos los préstamos, garantías y seguros
apoyados por el gobierno.
Queda excluida además cualquier medida existente no conforme a estos principios que sea
mantenida mediante su inclusión en un Anexo; la continuación o renovación de cualquier medida
disconforme incluida en dicho anexo y la reforma de cualquiera de estas medidas, siempre que dicha
reforma no disminuya el grado de conformidad de la medida, tal como estaba en vigor inmediatamente
antes de la reforma. Tampoco se aplican estos pr incipios con relación a los sectores, subsectores o
actividades incorporadas a otro anexo.
Asimismo, en otro Anexo las Partes indicarán cualesquiera restricciones cuantitativas6 que
mantengan o introduzcan y asentarán sus compromisos en materia de liberalización de las mismas.
6
restricción cuantitativa significa una medida no discriminatoria que impone limitaciones sobre:
el número de prestadores de servicios, sea a través de una cuota, monopolio o una prueba de necesidad
económica o por cualquier otro medio cuantitativo; o las operaciones de cualquier prestador de
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Además negociarán periódicamente, pero en cualquier caso cuando menos cada dos años,
liberalización o la remoción de las restricciones cuantitativas subsistentes.
30
la
Es decir, en primer lugar se establecen los principios de trato nacional y de presencia local
para el conjunto de los servicios, y dichos principios alcanzan, incluso -en cuanto a las modalidades
que debe adoptar su desempeño- a los servicios que prestan o a las funciones que ejercen los Estados.
Sólo quedan excluidos el transporte aéreo, los servicios regulados en otros capítulos y aquellos
expresamente excluidos por los estados centrales o provinciales. Pero, aun en este ultimo caso los
Estados no puede introducir, en el futuro, reformas que impliquen un mayor alejamiento de estos
principios y, salvo reserva expresa del Estado en cuanto a la constitución de un monopolio respecto a
los mismos, los servicios que éstos prestan se hallan abiertos a la actividad privada, la que podría exigir
(como ha ocurrido en Canadá y Méjico) contar con las mismas exenciones y privilegios que los
organismos que los prestan, lo cual constituye un poderoso inductor de la privatización de los servicios
que aún permanecen en manos del Estado.
Los Estados se obligan además a eliminar en el plazo de dos años todos los requisitos de
nacionalidad o de residencia permanente que mantengan para el otorgamiento de licencias o
certificados a prestadores de servicios profesionales y, en el caso de medidas que se aplican por igual a
nacionales y no nacionales ( restricciones cuantitativas; requisitos para el otorgamiento de licencias,
requisitos de desempeño y otras medidas no discriminatorias), a mantener negociaciones periódicas
tendientes a su remoción o liberalización, lo cual constituye un verdadero programa de desregulación
y homogenización de las condiciones de prestación de los servicios.
Los servicios financieros son tratados en un capítulo especial que incorpora las disposiciones
sobre transferencias y expropiación establecidas en el capítulo sobre inversiones. Se refiere al comercio
transfronterizo de servicios financieros y a las medidas adoptadas o mantenidas con relación a:
instituciones financieras, inversionistas, e inversiones de esos inversionistas en instituciones
financieras, y
El principio básico es también aquí el trato nacional, es decir, el otorgamiento de un trato no
menos favorable del que otorga a sus propias instituciones financieras, inversiones e inversionistas, en
circunstancias similares, respecto al establecimiento, adquisición, expansión, administración,
conducción, operación y venta u otras formas de enajenación de instituciones financieras e inversión en
instituciones financieras.
Se reconoce además expresamente, como principio, que a un inversionista de otra Parte se le
debería permitir establecer una institución financiera con la modalidad jurídica que elija tal
inversionista; participar ampliamente en el mercado mediante la capacidad que tenga tal inversionista
para: prestar una gama de servicios financieros me diante instituciones financieras distintas; expandirse
geográficamente y ser propietario de instituciones financieras sin estar sujeto a los requisitos
específicos de propiedad establecidos para las instituciones financieras extranjeras.
Se establece además expresamente que cada una de las Partes: a) permitirá que una institución
financiera de otra preste cualquier nuevo servicio financiero de tipo similar a aquellos que permite
prestar a sus instituciones financieras, conforme a su ley nacional en circunstancias similares; b)
permitirá a las instituciones financieras de la otra transferir información hacia el interior o el exterior
por vía electrónica, o en otra forma, para su procesamiento cuando el mismo sea necesario para llevar a
servicios, sea a través de una cuota o de una prueba de necesidad económica, o por cualquier otro
medio cuantitativo
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cabo las actividades ordinarias de negocios de esas instituciones y; c), se abstendrá de obligar a las
instituciones financieras de la otra que contrate personal de cualquier nacionalidad en particular para
ocupar puestos de alta dirección u otros niveles esenciales, ni exigir que el consejo de administración
de una institución financiera esté integrado por una mayoría superior a la simple de nacionales de la
Parte, de residentes en su territorio o de una combinación de ambos.
El principio de trato nacional significa, asimismo, la prohibición de establecer cualquier medida
que restrinja algún tipo de comercio transfronterizo de servicios financieros y permitir a las personas
ubicadas en su territorio y a sus nacionales, donde quiera que se encuentren, adquirir servicios
financieros de prestadores de servicios financieros transfronterizos ubicados en territorio de otra Parte.
El Tratado aclara además que el trato de una Parte a instituciones financieras y a prestadores de
servicios financieros transfronterizos de otra Parte, ya sea diferente o idéntico al otorgado a sus
propias instituciones o prestadores de servicios en circunstancias similares, será congruente con el
principio de trato nacional si les confiere igualdad de oportunidades competitivas y que si bien la s
diferencias en participación de mercado, rentabilidad o tamaño, no constituyen por sí mismas una
denegación de la igualdad de oportunidades competitivas, tales diferencias pueden ser utilizadas como
un indicio sobre si el trato otorgado por una confiere igualdad de oportunidades competitivas.
Queda a salvo la facultad de una Parte, de dirigir o prestar en forma exclusiva en su territorio:
a)las actividades o servicios que formen parte de planes públicos de retiro o de sistemas obligatorios de
seguridad social; o, b)las actividades o servicios por cuenta, con la garantía o mediante los recursos
financieros de la Parte y la facultad de sancionar, en la conducción de políticas monetarias o de
políticas de crédito conexas, o bien, de políticas cambiarias o de sus entidades públicas- medidas no
discriminatorias de aplicación general.
Pueden asimismo establecer, en un Anexo, las limitaciones específicas que experimentaran los
principios de acceso al mercado y de libertad de servicios transfronterizos, obligándose, en este último
aspecto, a renegociar una mayor liberalización en un plazo máximo de seis años y a no adoptar
ninguna medida que restrinja algún tipo de comercio transfronterizo de servicios financieros permitido
a la fecha de entrada en vigor del tratado.
Las normas, como es claro, abren la totalidad de los mercados financieros de América Latina y el
Caribe a las entidades financieras norteamericanas, aseguran que éstas amplíen su participación en
éstos, induciendo la eliminación de las instituciones púb licas de crédito cuya presencia pueda restringir
( por su tamaño, su participación en el mercado, o una elevada rentabilidad derivada, por ejemplo, de
ser depositaria de los fondos del sector público) la penetración de las instituciones financieras
nortea mericanas y consagran el derecho de los ciudadanos a realizar directamente sus operaciones en
el mercado financiero norteamericano. La consecuencia inevitable es la desnacionalización del sector
financiero latinoamericano y la pérdida de toda capacidad de regulación sobre el mismo.
Finalmente en materia de compras del sector público el NAFTA avanza sobre las disposiciones
del GATT e, incluso sobre las existentes en el acuerdo entre Canadá y Estados Unidos, siendo el primer
antecedente mundial de un tratado que incluye a los servicios y a la construcción dentro de las prácticas
de liberalización de las adquisiciones del sector público.
La normativa comprende la compra, por una entidad de un gobierno federal o una empresa
gubernamental; o por una entidad de gobiernos estatales o provinciales, de bienes; de servicios, o de
servicios de construcción, siempre que unos y otros se encuentren incluidos en el Anexo confeccionado
al efecto y se estime que el valor del contrato a ser adjudicado iguala o supera los siguientes valores:
1)entidades del gobierno federal, 50,000 dólares estadounidenses para contratos de bienes, servicios o
cualquier combinación de los mismos, y 6.5 millones de dólares estadounidenses para contratos de
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servicios de construcción; 2)empresas gubernamentales, 250,000 dólares estadounidenses para
contratos de bienes, servicios o cualquier combinación de los mismos, y 8 millones de dólares
estadounidenses para contratos de servicios de construcción; 3)entidades de gobiernos estatales y
provin ciales, monto sujeto a negociaciones futuras
El concepto compras incluye adquisiciones por métodos tales como compra, arrendamiento o
alquiler, con o sin opción de compra.
Conforme al principio de trato nacional cada una de las Partes otorgará a los bienes de otra
Parte, a los proveedores de dichos bienes y a los proveedores de servicios de otra Parte, un trato no
menos favorable que el más favorable otorgado a sus propios bienes y proveedores. No se podrá dar a
un proveedor establecido localmente un trato menos favorable que el otorgado a otro proveedor
establecido localmente en razón del grado de afiliación o de propiedad extranjeras; o discriminar contra
un proveedor establecido localmente en razón de que los bienes o servicios ofrecidos por ese proveedor
para una compra particular, sean bienes o servicios de otra Parte.
Se podrá, sin embargo, denegar los beneficios derivados de este capítulo a un prestador de
servicios respecto al cual se determine que no realiza actividades de negocios importantes en territorio
de cualquiera de las partes o cuando la empresa es propiedad o está bajo el control de nacionales de
cualquier país que no sea Parte. Se trata, obviamente, de una disposición tendiente a impedir que el
ALCA sea un trampolín para que las empresas europeas o japonesas accedan a las licitaciones del
sector público de Estados Unidos o Canadá, pero que, además, restringe el atractivo de las economías
latinoamericanas y del Caribe para inversiones procedentes de países ajenos al área.
Los Estados se deben asegurar, además, que sus entidades no tomen en cuenta, soliciten ni
impongan condiciones compensatorias especiales en la calificación y selección de proveedores, bienes
o servicios, en la evaluación de ofertas o en la adjudicación de contratos. Son condiciones
compensatorias especiales las condiciones que una entidad imponga o tome en cuenta previamente o
durante el procedimiento de compra para fomentar el desarrollo local o mejorar las cuentas de la
balanza de pagos, por medio de requisitos de contenido local, concesión de licencias para el uso de
tecnología, inversiones, comercio compensatorio o requisitos análogos.
Finalmente, en la calificación de proveedores durante el procedimiento de licitación, ninguna
entidad de una Parte podrá discriminar entre proveedores de las otras Partes ni entre proveedores
nacionales y proveedores de las otras Partes y la capacidad financiera, comercial y técnica de un
proveedor se determinará sobre la base de su actividad global, incluyendo tanto su actividad ejercida
en territorio de la Parte del proveedor, como su actividad en territorio de la Parte de la entidad
compradora, si la tiene. Esto último asegura, en casi todas las áreas, la absoluta preeminencia, dadas
sus dimensiones, de las corporaciones norteamericanas
El tratado efectúa, a continuación, una muy detallada reglamentación de los requisitos que
tendrán que cumplir las licitaciones.
Asimismo, con miras a lograr la liberalización ulterior de sus respectivos mercados de compras
del sector público, las Partes se comprometen a iniciar negociaciones a más tardar dentro de los cuatro
años de la entrada en vigor del Tratado. En dichas negociaciones se revisarán todos los aspectos
relativos a sus prácticas en cuanto a las compras del sector público, a efectos de : incorporar otras
empresas gubernamentales, y compras sujetas a excepciones legislativas o administrativas; y c) revisar
el valor de los umbrales.
Este conjunto de disposiciones no sólo está destinado a abrir el mercado de las compras del
sector público a las empresas norteamericanas, que por sus dimensiones están en condiciones de
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desplazar, en cualquier licitación, a los proveedores locales, sino también, y fundamentalmente, a evitar
que el poder de compra del Estado pueda ser utilizado con fines de política económica y social.
Este propósito es reforzado por las normas referentes a monopolios y empresas del Estado.
Se estipula al respecto que ninguna disposición del Tratado impedirá a una Parte constituir un
monopolio, pero a) siempre que sea pos ible, ésta notificará de ello previamente y por escrito y b) al
momento de la designación se procurará introducir en la operación del monopolio condiciones que
minimicen o eliminen cualquier anulación o menoscabo de las ventajas derivadas del Tratado. El
concepto de anulación o menoscabo, aplicable a todo el tratado, es extremadamente amplio: comprende
a toda la aplicación de una medida que no contraviene el Tratado pero que nulifica o menoscaba los
beneficios que razonablemente la otra Parte pudo haber esperado recibir de la aplicación de las
disposiciones del Tratado.
Además cada una de las Partes se obliga a asegurar, mediante el control reglamentario, la
supervisión administrativa o la aplicación de otras medidas, de que cualquier monopolio de propiedad
privada que la Parte designe, o gubernamental, que mantenga o designe: a) actúe de manera que no sea
incompatible con las obligaciones establecidas en el Tratado, cuando ese monopolio ejerza facultades
reglamentarias, administrativas u otras funciones gubernamentales con relación al bien o servicio
monopolizado, tales como la facultad para otorgar permisos de importación o exportación, aprobar
operaciones comerciales o imponer cuotas, derechos u otros cargos; b) actúe solamente según
consideraciones comerciales en la compra o venta del bien o servicio monopolizado en el mercado
pertinente, incluso en lo referente a su precio, calidad, disponibilidad, capacidad de venta, transporte y
otros términos y condiciones para su compra y venta; d) otorgue trato no discriminatorio a la inversión
de los inversionistas, a los bienes y a los proveedores de servicios de otra Parte al comprar y vender el
bien o servicio monopolizado en el mercado pertinente; y e) no utilice su posición monopólica para
llevar a cabo prácticas contrarias a la competencia en un mercado no monopolizado en su territorio que
afecten desfavorablemente la inversión de un inversionista de otra Parte, de manera directa o indirecta,
inclusive a través de las operaciones con su matriz, subsidiaria u otra empresa de participación común
Estas disposiciones no se aplican a la adquisición de bienes o servicios por parte de organismos
gubernamentales, para fines oficiales, y sin el propósito de reventa comercial o de utilizarlos en la
producción de bienes o en la prestación de servicios para su venta comercial.
La regulación referente a las empresas del Estado es similar.
Estas normas merecen varios comentarios. En primer lugar el concepto de anulación y
menoscabo, aplicable al conjunto de las disposicio nes del Tratado, torna litigiosa, de por sí, dada su
amplitud, cualquier medida referente a la creación o el mantenimiento de monopolios o Empresas del
Estado y plantea, ante cualquier decisión, la eventualidad de pesadas sanciones. Segundo, la excepción
de la aplicación de esta norma en el caso de bienes o servicios que no tienen un objeto comercial es
igualmente ambigua, pues constituye frecuentemente materia de debate la real gratuidad de un bien o
servicio; ello torna la excepción de difícil aplicación y excluye de su ámbito servicios tales como el
correo, la provisión del agua, y, en muchos países, algunos tramos de la educación y la salud, que no
son enteramente gratuitos. Tercero, estas disposiciones refuerzan la subordinación del accionar del
Estado a criterios estrictamente comerciales.
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5.- Las normas del NAFTA en materia de inversión
Las disposiciones sobre inversión ( que incluyen las inversiones en cartera, los préstamos, las
inversiones directas, aún cuando fueran minoritarias y la propiedad inmobiliaria) constituyen el
corazón del tratado. Suponen el compromiso, tanto para el Estado central, como para sus estados o
provincias, de otorgar a los inversionistas de otra Parte y a las inversiones de esos inversionistas un
trato no menos favorable que el que otorgue, en circunstancias similares, a sus propios inversionistas en
lo referente al establecimiento, adquisición, expansión, administración, conducción, operación, venta u
otra disposición de las inversiones.
Cada una de las Partes se obliga asimismo a otorgar las inversiones de los inversionistas de otra
Parte protección y seguridad plenas y, en caso que sufran pérdidas en su territorio debidas a conflictos
armados o contiendas civiles, a brindarle trato no discriminatorio respecto de cualquier medida que
adopte o mantenga en relación con esas pérdidas.
No se podrá, además, imponer ni hacer cumplir requisitos de desempeño a la inversión o el
inversionista, quedando, entre otros, expresamente prohibidos, los siguientes: a) exportar un
determinado nivel o porcentaje de bienes o servicios b) alcanzar un determinado grado o porcentaje de
contenido nacional; c)adquirir o utilizar u otorgar preferencia a bienes producidos o a servicios
prestados en su territorio, o adquirir bienes de productores o servicios de prestadores de servicios en su
territorio; d) relacionar en cualquier forma el volumen o valor de las importaciones con el volumen o
valor de las exportaciones, o con el monto de las entradas de divisas asociadas con dicha inversión. El
compromiso también alcanza a la prohibición de imponer al inversionista que designe a individuos de
alguna nacionalidad en particular para ocupar puestos de alta dirección.
La prohibición de imponer requisitos de desempeño supone erradicar el conjunto de
herramientas de que dispone un Estado para condicionar la realización de una inversión al
cumplimiento de determinada meta de política económica con relación a las exportaciones, la
sustitución de importaciones, el grado de integración de la producción nacional, etc. Pero el Tratado
avanza aún más al establecer que tampoco se puede condicionar la recepción de una ventaja o que se
continúe recibiendo la misma, al cumplimiento de cualquiera de estos requisitos, salvo en los casos en
que se exige el cumplimiento de algún desempeño en materia de exportaciones a fin de calificar para
programas de promoción de las exportaciones, o determinado grado de integración de la producción
para acceder a aranceles o cuotas preferenciales. Se trata, en el caso de estas excepciones, de medidas
de política económica de orden general, no ligadas a una determinada inversión. Sin embargo, aclara
también el Tratado, esta disposición no se interpretará como un impedimento para que una Parte
condicione la recepción de una ventaja o la co ntinuación de su recepción, en relación con una inversión
en su territorio por parte de un inversionista de un país Parte o no Parte, al requisito de que ubique la
producción, preste servicios, capacite o emplee trabajadores, construya o amplíe instalaciones
particulares, o lleve a cabo investigación y desarrollo, en su territorio.
Es decir, los Estados pueden competir por la inversión a través del otorgamiento de ventajas
especiales para obtener una radicación de capital extranjero, pero no pueden, en los hechos, imponer al
inversor condición alguna ( el tratado instituye así el predominio del mercado por sobre las políticas
estatales), y esto es aplicable al capital de todas las nacionalidades, incluso a los pertenecientes a.
Países que no forman parte del Tratado.
Las corporaciones norteamericanas acceden al trato nacional, lo cual les da, en los hechos, una
ventaja decisiva respecto al capital local. Pero además les es necesario impedir que los Estados,
mediante el otorgamiento de ventajas y la aceptación de condiciones por parte de ciertas fracciones del
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capital tras nacionalizado, logren constituir alianzas estratégicas destinadas al logro de ciertos objetivos
de política económica y alterar así las condiciones “igualitarias” de la competencia.
Se establece asimismo la absoluta libertad de transferencias ligadas a la inversión, incluido el
repago de préstamos, y que ninguna de las Partes podrá exigir a sus inversionistas que efectúen
transferencias de sus ingresos, ganancias, o utilidades u otros montos derivados de, o atribuibles a
inversiones llevadas a cabo en territorio de otra Parte, ni los sancionará en caso de contravención.
Esta última disposición consagra una obligación de los Estados respecto a sus propios
inversionistas, en virtud de la cual éstos se aseguran la libre disposición de las ganancias u otros
ingresos obtenidos en el exterior frente a cualquier medida del Estado de su nacionalidad destinada a
obtener la repatriación de esas ganancias o ingresos y son eximidos de antemano de cualquier sanción
por la violación de la legislación nacional que los rige.
Es esta una limitación relevante. Incluso Inglaterra tras la primera Guerra Mundial y los Estados
Unidos, en los años sesenta, debieron aplicar disposiciones tendientes a asegurar el reflujo de capitales,
medidas que fueron acremente impugnadas por el gran capital de esas nacionalidades.
Las normas sobre inversión se aplican, en principio, a las medidas que adopte o mantenga una
Parte relativas a los inversionistas o inversiones de otra Parte y en lo relativo a las condiciones de
desempeño, a todas las inversiones.
Los gobiernos, tanto en este tratado como en otros ( en especial la OMC), crean, al asumir los
intereses del capital trasnacionalizado como propios, un conjunto de regla s y procedimientos
supranacionales (mundiales o regionales) que limitan el accionar de los Estados nacionales.
No se trata, sin embargo, de la dilución pura y simple de lo nacional en aras de una suerte de
cosmopolitismo del gran capital.
Los Estados capitalistas derivan su fuerza del capital y el capital potencia su expansión
mediante el apoyo estatal y esto no desaparece con el surgimiento del gran capital trasnacional ni se
transfiere directamente a otra esfera, la mundial ( o regional).
El gran capita l trasnacional requiere un ámbito de acción y de regulación que excede al de cada
uno de los Estados y que entra en oposición, eventualmente, con los intereses de su propio Estado de
origen, en cuanto éste es la expresión de una relación de fuerzas que incorpora otras fracciones del
capital y debe presentarse como representante de los intereses del conjunto de la población.
La exigencia del capital trasnacional de apertura de las economías y de constitución de un
espacio de competencia igualitario para todos los capitales, entra en contradicción, incluso en los
países centrales, con los intereses de fracciones más débiles del capital o con los sectores obreros. La
esfera supranacional tiende a conformar una instancia de poder, sustraída a las decisiones populares y
al servicio del gran capital, que asegura a éste la intangibilidad de sus intereses respecto a eventuales
intentos, en sus países de origen o en otros, de modificar las reglas que condicionan el accionar de los
mercados.
Pero así como div ersas fracciones del gran capital internacionalizado utilizan el apoyo de uno o
varios Estados para alcanzar sus objetivos, éstos procuran reforzar su propio poder mediante su alianza
con estas fracciones. Los aparatos de estado mundiales y regionales reflejan por consiguiente en su
operatoria, a la vez, las exigencias que plantea la constitución de un nuevo campo unificado de
acumulación para el capital y las características concretas que asume esta unificación bajo la acción de
la relación de fuerzas exis tente entre los diversos Estados y entre los capitales ligados a ellos.
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Así, las limitaciones impuestas en referencia a la inversión recaen sobre el conjunto de los
Estados, pero resultan en gran medida irrelevantes para el Estado norteamericano. El grado de apertura
de la economía estadounidense, el papel del dólar y del mercado financiero norteamericano en la
economía mundial, sus recursos para subsidiar a los capitales a través del gasto militar, la investigación
pública, etc y la posición dominante que ocupan las transnacionales de origen norteamericano en los
sectores más dinámicos de la economía mundial tornan en buena medida irrelevantes las limitaciones
impuestas a su accionar por la prohibición de imponer, por ejemplo, condiciones de desempeño.
Estas limitaciones son sin embargo importantes para alejar todo peligro que los Estados
latinoamericanos implementen una política independiente, intentando desafiar su hegemonía en el
continente. La igualdad formal entre los Estados ( su sujeción a las mismas reglas), sirve acá, como en
la mayoría de las disposiciones del tratado, de cortina de humo respecto a su real contenido: la
consagración de los intereses de la potencia hegemónica y del capital trasnacional ligado a ella
El tratado aclara sin embargo que cada Estado tiene el derecho de realizar exclusivamente las
actividades económicas expresamente consignadas en un Anexo y que ninguna disposición del capítulo
se interpretará en el sentido de impedirle prestar servicios o llevar a cabo funciones tales como la
ejecución y aplicación de las leyes, servicios de readaptación social, pensión o seguro de desempleo o
servicios de seguridad social, bienestar social, educación pública, capacitación pública, salud y
protección a la infancia. Pero este derecho está sujeto a que esas acciones se desempeñen de manera
que no sea incompatible con este capítulo. Es decir, pueden desarrollar estas actividades, incluso en
forma exclusiva, pero en su accionar deben respectar el principio básico de trato nacional.
Quedan, no obstante, fuera del alcance de los principios enunciados: a)cualquier medida
disconforme existente que sea mantenida por haber sido expresamente incluida en los anexos; o la
reforma de cualquier medida disconforme siempre que dicha reforma no disminuya el grado de
conformidad de la medida, tal y como estaba en vigor antes de la reforma, las compras realizadas por
una Parte o por una empresa del Estado, aspecto considerado en otro capítulo. El Tratado asegura pues,
pese a estas salvedades, el princip io de irreversibilidad del grado de liberalización ya alcanzado.
El conjunto de normas del tratado encuentra además en este capítulo su garantía de
cumplimiento.
Se establece el principio que ninguna de las Partes podrá nacionalizar ni expropiar, directa o
indirectamente, una inversión de un inversionista de otra Parte en su territorio, ni adoptar ninguna
medida equivalente a la expropiación o nacionalización de esa inversión (expropiación), salvo que sea:
a)por causa de utilidad pública; b) sobre bases no discriminatorias; c)con apego al principio de
legalidad y d) mediante indemnización
La amplitud de este artículo es tal que el Tratado debe aclarar, “ para mayor certeza”, que no
se considerará que una medida no discriminatoria de aplicación general es una medida equivalente a la
expropiación de un valor de deuda o un préstamo cubiertos por este capítulo, sólo porque dicha medida
imponga costos a un deudor cuyo resultado sea la falta de pago del adeudo. La índole de esta salvedad
indica la amplitud del concepto de expropiación indirecta.
Establece asimismo el Tratado que el inversionista, por cuenta propia o en representación de
una empresa que sea una persona moral propiedad del inversionista o que esté bajo su control directo o
indirecto, podrá someter a arbitraje, una reclamación en el sentido de que la otra Parte ha violado una
obligación establecida en: a) el capítulo sobre inversión; b) el referido a las “empresas del Estado”
cuando dichas empresas ejerzan facultades reglamentarias, administrativas u otras funciones
gubernamentales que la Parte les haya delegado y han violado las obligaciones establecidas en el
capítulo de inversiones o servicios financieros y c) el referido a los “Monopolios”, cuando el
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monopolio haya actuado de manera incompatible con las obligaciones
pérdidas o daños en virtud de esa violación o a consecuencia de ella.
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y
la empresa ha sufrido
Este procedimiento se aparta radicalmente de las normas tradicionales del derecho
internacional que obligan a la empresa presuntamente perjudicada a accionar ante los tribunales del
país que adoptó la medida y resulta claro que prácticamente cualquier medida de un Estado que cause
un perjuicio económico a una empresa puede dar lugar a una indemnización.
El Capítulo 11 constituye un poderoso mecanismo que, bajo el pretexto de otorgar seguridad
absoluta a la inversión, impide cualquier modificación por el Estado de las condiciones imperantes, aún
cuando esta modificación sea impuesta por estrictas consideraciones de bienestar general o de defensa
de la salud pública o el medio ambiente.
El conjunto de las disposiciones sobre inversión del NAFTA es similar a las contenidas en el
AMI ( Acuerdo Multilateral de Inversiones), negociado durante largos años en la OCDE y que en 1998
debió ser archivado tras la ola de protestas desencadenada en todo el mundo al trascender su
contenido. 7
Estas disposiciones son a su vez reforzadas por las referidas a la solución de diferendos, que
establece un sistema de arbitraje para la solución de los conflictos derivados de diferencias en cuanto a
la aplicación del Tratado y cuyo objetivo fundamental es la modificación de la legislación nacional en
todos aquellos casos que se la considere incompatible con las obligaciones derivadas del Tratado
7
Las normas del Tratado son incluso, en algunos sentidos, más amplias que las contenidas en los Tratados sobre inversión
suscriptos por Estados Unidos con Panamá (1982) Haiti (1983), Granada (1986), Argentina ( 1991), Ecuador (1993),
Jamaica (1994), Trinidad y Tobago (1994), Honduras (1995),Nicaragura (1995) y Bolivia (1998). Esta lista es de por sí
elocuente, incluye a los países con una mayor dependencia directa de los EE.UU y, por supuesto, a la Argentina.
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6.- El NAFTA y las medidas de emergencia
Un ajuste estructural de la magnitud del inducido por la constitución de un área de libre
comercio puede generar graves efectos sobre ciertas actividades o desequilibrios importantes en las
cuentas externas. El tratado establece una serie de medidas de excepción para enfrentar estas
eventualidades.
Durante el período de transición (diez años o, para ciertos bienes, el período de desgravación
arancelaria por etapas), el Estado afectado, en caso que la reducción o eliminación de un arancel
estipulada en el Tratado, determine que un bien de otra Parte se importe en cantidades tan elevadas que
las importaciones de ese bien constituyen, por sí solas, una causa sustancial de daños serio, o una
amenaza del mismo a una industria nacional que produzca un bien similar o competidor directo, podrá
en la medida mínima necesaria para remediar o prevenir el daño: a) suspender la reducción futura de
cualquier tasa arancelaria o, b) aumentar la tasa arancelaria para el bien a un nivel que no exceda la
menor de: la tasa arancelaria aplicada a la nación más favorecida en el momento en que se adopte la
medida o el día inmediatamente anterior a la entrada en vigor del tratado.
Sin embargo esta medida de emergencia no se podrá mantener por más de tres años, ni con
posterioridad al período de transición y ninguna de las partes podrá aplicar medida alguna más de una
vez, durante el período de transición, contra ningún bien en particular originario de territorio de otra
Parte. Finalmente a la terminación de la medida, la tasa arancelaria será la misma que hubiese estado
vigente un año después de que la medida haya comenzado a surtir efecto.
El lapso de tres años es obviamente extremadamente breve para remediar un desequilibrio
significativo y la medida de excepción sólo tendrá como efecto, en la inmensa mayoría de los casos,
postergar la destrucción de la industria afectada
Terminado, a su vez, el período de transición, sólo se puede adoptar una medida bilateral de
emergencia con el consentimie nto de la parte contra cuyo bien se aplicará la medida y se deberá otorgar
una compensación mutuamente acordada de liberalización comercial, en forma de concesiones que
tengan efectos comerciales sustancialmente equivalentes para la otra Parte, o que sean equivalentes al
valor de los aranceles adicionales que se esperan de la medida.
El tratado establece asimismo que cuando una parte adopte medidas de emergencia conforme al
artículo XIX del GATT (similares a las previstas en el tratado, pero no referidas a las disminuciones de
aranceles generadas por el NAFTA) excluirá de la medida las importaciones de bienes de cada una de
las Partes, a menos que: a) las importaciones de una Parte, consideradas individualmente, representen
una participación sustancial en las importaciones totales; y b) las importaciones de una Parte,
consideradas individualmente, o, en circunstancias excepcionales, las importaciones de varias partes
consideradas en conjunto, contribuyan de manera importante al daño serio o amenaza del mismo
causado por tales importaciones
Finalmente se reconoce el derecho a adoptar o mantener medidas que restrinjan las transferencias
cuando se afronten dificultades serias en la balanza de pagos, siempre que las restricciones no sean
discriminatorias, eviten daños innecesarios a los intereses comerciales, económicos o financieros de
otra Parte; no sean más onerosas de lo necesario para afrontar las dificultades en la balanza de pagos, o
la amenaza de las mismas y sean temporales y se eliminen gradualmente a medida que mejore la
situación de la balanza de pagos. Pero es necesario someter a revisión todas las restricciones a las
operaciones de cuenta corriente de conformidad con el Artículo VIII de los Artículos del Convenio del
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Fondo Monetario Internacional; iniciar consultas de buena fe con el Fondo respecto a las medidas de
ajuste económico encaminadas a afrontar los problemas económicos fundamentales que subyacen en
las dificultades; y adoptar o mantener políticas económicas compatibles con dichas consultas. La lógica
perversa que ha presidido durante las últimas dos décadas el proceso de “ajuste estructural” de América
Latina aparece aquí cuidadosamente codificada: liberalización, luego desajuste externo y finalmente,
control de la política económica por los organismos internacionales, que impulsa una nueva
desregulación y liberalización de la economía y abre lugar a un nuevo ciclo de profundización de las
políticas neoliberales.
El Tratado tiene además disposiciones sobre solución de las controversias y un importante
capítulo sobre derechos de la propiedad intelectual, cuyas disposiciones son aún más estrictas que las
de la OMC. Pero los puntos ya expuestos rinden suficientemente cuenta de su contenido.
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7.- EL ALCA: NAFTA, MAS OMC, MAS UN PLUS
Poco es lo que se sabe, dado el secreto de las negociaciones t sobre el contenido concreto que
tendrá el ALCA. Se tiene conocimiento que se parten de las normas del NAFTA, que se agregan a ellas
normas provenientes de los acuerdos de la OMC y que existe el firme propósito de ir, en muchas áreas
más allá de las mismas. Se cuenta además con algunas declaraciones de los gobiernos norteamericano y
canadiense, con informes de negociadores al senado de los EE.UU. y, sobre todo, con el mandato
otorgado a los grupos de negociación. Sobre la base de estos elementos es posible delinear algunos de
los rasgos que el ALCA agregaría al NAFTA.
Se partirá, para este análisis, del mandato recibido por los grupos de negociación más
importantes, dejando de lado las disposiciones relativas a propiedad intelectual, donde es necesario
advertir que se procura mantener y profundizar algunas normas del NAFTA que avanzan respecto a las
disposiciones de la OMC (invocadas, por ejemplo, por las empresas farmacéuticas para impedir el
suministro, a enfermos de SIDA, de medicinas genéricas más baratas) en cuanto a la protección de las
patentes y los derechos de propiedad y a la limitación de las facultades de los Estados para denegar el
patentamiento sobre la base de consideraciones relacionadas con la protección de la vida humana,
vegetal o animal y la salud.
a) ACCESO A MERCADOS.
El mandato de este grupo de negociación es:
a.
En forma congruente con las disposiciones de la OMC, … eliminar
progresivamente los aranceles y las barreras no arancelarias, así como otras medidas de
efecto equivalente, que restringen el comercio entre los países participantes,
b.
Todo el universo arancelario estará sujeto a negociación,
c.
Se podrían negociar diferentes cronogramas de liberalización comercial,
d.
Facilitar la integración de las economías más pequeñas y su plena participación
en las negociaciones del ALCA.
Los alcances del acuerdo excederían el marco del Nafta fundamentalmente en lo referido a las
barreras no arancelarias, cuya eliminación no era un objetivo expreso del NAFTA. Al respecto este
exige que las barreras técnicas no constituyan “un obstáculo innecesario al comercio”, pero reconoce el
derecho a mantener normas y medidas reguladoras que promuevan un nivel más alto de protección,
siempre y cuando estas normas se apliquen de manera no discriminatoria.
La normativa de la OMC, que sería ahora incorporada al ALCA, establece, en cambio, que
cuando existan “ normas internacionales pertinentes o sea inminente su formulación definitiva, los
Miembros utilizarán esas normas internacionales o sus elementos pertinentes como base de sus
reglamentos técnicos, salvo en el caso de que esas normas internacionales o esos elementos pertinentes
sean un medio ineficaz o inapropiado para el logro de los objetivos legítimos perseguidos, por ejemplo,
a causa de factores climáticos o geográficos fundamentales, o problemas tecnológicos fundamentales”.
En caso que una nación imponga normas técnicas distintas a las internacionales deberá demostrar, si las
mismas son impugnadas, que son necesarias y que suponen el empleo “ de los medios menos
restrictivos desde el punto de vista comercial”
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La introducción de la normativa de la OMC supone que, a diferencia de lo establecido en el
NAFTA, las normas técnicas internacionales devienen un techo respecto a las restricciones al
comercio ( concepto que es ambos tratados extremadamente amplio, ya que no se limita al intercambio
de bienes) que es posible aplicar para la conservación del medio ambiente, la seguridad alimentaria o
la protección de la salud. Atravesar ese techo, dadas las exigencias que plantea el procedimiento de la
OMC para el establecimiento de nuevas normas técnicas, resultará, en los hechos, para la mayoría de
los países, económicamente inviable. Y estas normas técnicas son establecidas por un puñado de
instituciones estrechamente relacionadas con los gobiernos de los países más industrializados y las
trasnacionales. Se trata de un recorte suplementario, respecto al Nafta, de la capacidad de decisión de
los estados y este recorte cierra el camino a la implementación de cualquier política relativa a la
conservación del medio ambiente, la seguridad de la alimentación o la protección de la salud que sea
más estricta que la aplicada por los países dominantes.
En cuanto a la agricultura los aspectos fundamentales del mandato son los siguientes:
b) AGRICULTURA
a.
Los objetivos del grupo de negociación de Acceso a Mercados deberán aplicarse
al comercio de productos agrícolas…
b.
Asegurar que las medidas sanitarias y fitosanitarias no se apliq uen de manera que
constituyan un medio de discriminación arbitraria o injustificable entre países o una restricción
encubierta al comercio internacional, a efecto de prevenir las prácticas comerciales
proteccionistas y facilitar el comercio en el Hemisferio. En forma congruente con el Acuerdo
sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias de la OMC (Acuerdo MSF), dichas
medidas solo serán aplicadas para lograr el nivel adecuado de protección de la salud y vida
humana, animal y vegetal, estarán basadas en principios científicos y no se mantendrán sin
suficiente evidencia científica.
c.
Eliminar los subsidios a las exportaciones agrícolas que afectan el comercio en
el Hemisferio.
d.
Identificar otras prácticas que distorsionen el comercio de productos agrícolas,
incluidas aquellas que tengan un efecto equivalente al de los subsidios a las exportaciones
agrícolas y someterlas a una mayor disciplina.
El rasgo saliente del mandato es, en este caso, el mantenimiento, al igual que en el NAFTA del
énfasis sobre los subsidios a las exportaciones, en tanto que en el año 2000 EE.UU. pagó a sus
productores agrícolas 28.000 millones de dólares en el marco de diversos programas y, en especial, del
“Freedom to farm” y que su apoyo específico a las exportaciones tiene lugar a través de créditos a baja
tasa de interés y no de subsidios. Respecto a los subsidios se establece como objetivo su eliminación,
respecto a las restantes prácticas, identificarlas y someterlas a una mayor disciplina. En esta materia no
se recur re a los acuerdos de la OMC, que tienen un enfoque más globalizador que el ALCA en cuanto a
las prácticas que distorsionan el comercio de productos agrícolas.
c) SERVICIOS.
El mandato del grupo es:
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ü
Establecer disciplinas para liberalizar progresivamente el comercio de servicios,
de modo que permita alcanzar un área hemisférica de libre comercio, en condiciones de
certidumbre y transparencia.
El objetivo sería, según las propuestas de los gobiernos de Canadá y los Estados Unidos, lograr
la cobertura integral de todos los sectores de servicios y aplicar el tratado a todas las medidas que
afecten el comercio de servicios, cualquiera sea el nivel de gobierno que intervenga, central, provincial
o municipal. Sus alcances superarían así a los del NAFTA, que son muchos más amplios que los de la
OMC, donde se está negociando un nuevo acuerdo sobre servicios. Sin embargo se incorporaría una
norma del Acuerdo de la OMC.
El Nafta establece, en su capítulo referente a servicios que ninguna de sus disposiciones se
entenderá como que impide a una parte “prestar servicios o llevar a cabo funciones tales como le
ejecución de las leyes, servicios de readaptación social, pensión o seguro de desempleo o servicios de
seguridad social, bienestar social, educación pública, capacitación pública, salud y protección de la
niñez, cuando se desempeñen de manera que no sea incompatible con lo dispuesto en este capítulo”.
Ello implica que en estas actividades el Estado puede prestar servicios o llevar a cabo las funciones
siempre que respete el principio de trato nacional, es decir, que no discrimine al inversor o el prestador
de servicios de otra estado integrante del ALCA.
El Tratado establece, en el mismo sentido, en el capítulo referido a los monopolios, que se
deberá asegurar, mediante el control reglamentario, la supervisión administrativa o la aplicación de
otras medidas, de que cualquier monopolio de propiedad privada que la Parte designe, o
gubernamental, que mantenga o designe: a) actúe de manera que no sea incompatible con las
obligaciones establecidas en el Tratado, cuando ese monopolio ejerza facultades reglamentarias,
administrativas u otras funciones gubernamentales con relación al bien o servicio monopolizado, tales
como la facultad para otorgar permisos de importació n o exportación, aprobar operaciones comerciales
o imponer cuotas, derechos u otros cargos; b) actúe solamente según consideraciones comerciales en la
compra o venta del bien o servicio monopolizado en el mercado pertinente, incluso en lo referente a su
precio, calidad, disponibilidad, capacidad de venta, transporte y otros términos y condiciones para su
compra y venta; d) otorgue trato no discriminatorio a la inversión de los inversionistas, a los bienes y a
los proveedores de servicios de otra Parte al comprar y vender el bien o servicio monopolizado en el
mercado pertinente; y e) no utilice su posición monopólica para llevar a cabo prácticas contrarias a la
competencia en un mercado no monopolizado en su territorio que afecten desfavorablemente la
inversión de un inversionista de otra Parte, de manera directa o indirecta, inclusive a través de las
operaciones con su matriz, subsidiaria u otra empresa de participación común
Esta última disposición delimita el alcance de la anterior; implica que el Estado, o un
organismo privado al cuál este haya delegado funciones, puede prestar servicios con carácter
exclusivo, siempre que respete el principio de trato nacional y desarrolle su actividad sujeto a reglas
estrictamente comerciales.
Sin embargo, se añade en el capítulo referente a los monopolios, “las obligaciones indicadas no
se aplica a la adquisición de bienes o servicios por parte de organismos gubernamentales, para fines
oficiales, y sin el propósito de reventa comercial o de utilizarlos en la producció n de bienes o en la
prestación de servicios para su venta comercial”.
Este conjunto de normas no está exento de problemas interpretativos, tanto sobre qué es
comercial (el teatro Colón o el Gral. San Martín, son comerciales?), como sobre qué implica en este
caso un trato no discriminatorio. Como se ha indicado, algunas empresas norteamericanas han alegado
que si les otorga los subsidios y las exenciones impositivas de que gozan algunos entes públicos,
IDE00132.doc
43
estarían en condiciones de competir con ellos en la prestación no comercial de ciertos servicios. Pero
el acuerdo de la OMC, agrega, al requisito del no suministro en condiciones comerciales, que el mismo
no se suministre “en competencia con uno o varios proveedores de servicios” y el mismo va a ser
incorporado al texto del ALCA, con consecuencias extremadamente graves.
Basta para que no pueda existir un monopolio estatal con que haya un solo proveedor privado
del servicio. Y esto en dos sentidos. Por una parte, dado el principio de eliminación de las restricciones
cuantitativas, el Estado no podría limitar el establecimiento de nuevos proveedores privados. Por otra
parte el Estado debería actuar “solamente según consideraciones comerciales en la compra o venta del
bien o servicio monopolizado en el mercado pertinente”. El efecto de la innovación es por consiguiente
doble: tiende a transformar todo servicio en una mercancía y tiende a que estos servicios sean prestados
en forma privada o por el Estado según estrictas normas de rentabilidad.
Si se hace un balance de las disposiciones del NAFTA más el agregado proveniente de la OMC
las consecuencias para áreas como salud o educación son evidentes. En primer lugar todas las empresas
educativas del continente quedarán progresivamente facultadas a extender títulos y los servicios
extranjeros de educación a distancia y telemedicina serán legales, con lo cual habrá un importante
desplazamiento de la actividad local en estas áreas. Por otra parte los contratistas externos estarán en
condiciones de requerir que el estado les asigne “equitativamente” los fondos que destinan a estas
actividades, a fin de desarrollarlas por cuenta de éste, generando una presión irresistible en el sentido
de eliminar cualquier servicio gratuito. El ALCA constituye un instrumento poderosísimo de hacer
efectivas las sugerencias más audaces del Banco Mundial.
d) COMPRAS DEL SECTOR PÚBLICO.
El mandato de este grupo es el siguiente:
a.
El objetivo general de las negociaciones sobre compras del sector público
consiste en ampliar el acceso a los mercados para las compras del sector público de los países
del ALCA.
Más específicamente,
a.
Lograr un marco normativo que asegure la apertura y la transparencia en los
procedimientos de las compras del sector público, sin que implique necesariamente el
establecimiento de sistema idénticos de compras del sector público en todos los países;
b.
Asegurar la no discriminación en las compras del sector público dentro de un
alcance que será negociado; y
c.
Asegurar un examen imparcial y justo para la resolución de los reclamos y
apelaciones relativos a las compras del sector público por los proveedores, y la implementación
efectiva de dichas resoluciones.
Este mandato es mucho más amplio que las actuales disposiciones de la OMC e incluso, que el
ALCA. Las innovaciones fundamentales respecto al NAFTA parecen ser dos, y no son menores. En
primer lugar las disposiciones abarcarían también a los municipios, modificación que trata de
imponerse en todos los capítulos del ALCA y, por otra parte, se invertiría el principio básico que rige
en el NAFTA. Este principio es que quedan sujetas a sus disposiciones las áreas y actividades que
expresamente incluya cada Estado. El principio de trato nacional se aplicaría ahora, en cambio, a todas
las actividades y áreas y los gobiernos negociarían las que quedan excluidas y los plazos para las
negociaciones relativas a la reducción de estas áreas y actividades.
IDE00132.doc
44
e) INVERSIÓN
El mandato es establecer un marco jurídico justo y transparente que promueva la inversión a
través de la creación de un ambiente estable y previsible que proteja al inversionista, su inversión y los
flujos relacionados, sin crear obstáculos a las inversiones provenientes de fuera del Hemisferio.
En los hechos todo indica que se mantendrán las disposiciones del NAFTA, que es el único
tratado que obliga a los estados, al igual que el AMI, a someterse a un fallo arbitral en caso de reclamo
de una empresas. Pero las implicancias de esta disposición se ven potenciadas por las modificaciones
introducidas en las disposiciones referentes a los monopolios públicos y la ampliación de la apertura
den cuanto a las compras del Estado.
f) SUBSIDIOS, ANTIDUMPING Y DERECHOS COMPENSATORIOS.
El mandato es:
a.
Examinar maneras de profundizar, si correspondiera, las disciplinas existentes
que figuran en el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias de la OMC, y lograr
un mayor cumplimiento de las disposiciones de dicho Acuerdo de la OMC.
b.
Llegar a un entendimiento común con miras a mejorar, cuando sea posible, las
reglas y procedimientos relativos a la operación y aplicación de las legislaciones sobre dumping
y subvenciones, a fin de no crear obstáculos injustificados al comercio en el Hemisferio.
El punto relevante es la decisión de “profundizar” las disposiciones de la OMC en materia de
cumplimiento de las disposiciones sobre subsidios y derechos compensatorios pero no remite, en
cuanto a la legislación aplicable, con relación a subvenciones y medidas antidumping, a las
disposiciones de la OMC, sino, al igual que el NAFTA, a las legislaciones nacionales. Esto supone una
expresa negativa por parte de los Estados Unidos a someter a revisión su propia legislación sobre la
materia, punto que determinó, con se ha indicado, el retiro de Brasil de la reunión de los negociadores
en Perú.
Esta rápida revisión indica que en el diseño del ALCA se está siguiendo el criterio de adoptar
las normas del NAFTA o la OMC que sean, en cada caso, más restrictivas del poder de los Estados y
más favorables a un total acceso por parte de los capitales norteamericanos al conjunto de las
actividades. Sin perjuicio de procurar luego profundizar aún más la liberalización y desregulación de
los mercados, salvo en aquellas áreas de interés crítico para la potencia hegemónica.
IDE00132.doc
45
8.- Las Consecuencias del ALCA
El primer interrogante que plantea un Tratado de estas características es si el incremento del
comercio que es dable esperar de la reducción de aranceles tiene una magnitud tal que justifique, desde
la óptica de los gobiernos latinoamericanos, la cesión de porciones tan elevadas de sus facultades. Es
posible no compartir esta óptica, aún si los beneficios comerciales fuesen excepcionalmente amplios.
Pero si estos beneficios son exiguos resulta difícilmente explicable la convalidación del avance en las
negociaciones por parte de muchos de los gobiernos latinoamericanos en cuanto al avance de las
negociaciones.
Para evaluar las eventuales consecuencias comerciales del Tratado es necesario tener en
cuenta algunas cifras
Porcentaje de las Exportaciones y las Importaciones de Canadá y Estados Unidos
respecto a las Exportaciones e Importaciones Mundiales. 1990-1998
1990
1995
1998
Porcentaje de las exportaciones mundiales
15,0
15,2
16,5
Porcentaje de las importaciones mundiales
17,8
18,2
20,7
34 países que integran la OEA, menos Estados Unidos, Canadá y, por falta de datos para todos los años, Antigua –
Barbados, San Kitts, Santa Lucía, y San Vicente .
Fuente: Instituto de la CTA sobre la base de UNCTAD, Handbook of statistics, año 2000
Las exportaciones e importaciones de Canadá y Estados Unidos representaban, en 1998, el 16,5
y el 20,7 %, respectivamente, del total de las exportaciones e importaciones mundiales. Las de los 27
países más importantes que entrarían al ALCA tienen un peso tres veces menor. Pero no es esto, en sí
mismo, lo más relevante
Porcentaje de las exportaciones e importaciones de 27 países de América respecto a las
exportaciones e importaciones mundiales
1990
1995
1998
Porcentaje de las exportaciones
3,6%
4,4%
5,1%
Porcentaje de las importaciones
2,9%
4,7%
6,0%
Fuente: Instituto de la CTA sobre la base de UNCTAD, Handbook of statistics, año 2000
Los 27 países y el bloque Canadá –Estados Unidos se encuentra ya fuertemente integrado desde
un punto de vista comercial. Este bloque importa de los 27 países el 13% de sus importaciones totales,
mientras que estos países sólo tienen una participación del 5% en las exportaciones mundiales. Canadá
y Estados Unidos les exportan, a su vez, el 18% de sus exportaciones totales, 3 veces más que la
participación de estos países en las importaciones mundiales.
IDE00132.doc
46
Porcentaje de las Exportaciones y las Importaciones de 27 países de América
respecto a las Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos y Canadá. 1990 -1998
1990
1995
1998
Porcentaje de las Exportaciones
9,8%
13,4%
17,8%
Porcentaje de las Importaciones
8,0%
11,3%
13,0%
Fuente: Instituto de la CTA sobre la base de UNCTAD, Handbook of statistics, año 2000
La contrapartida de esta fuerte ligazón es, desde el punto de vista de los 27 países, la
concentración en Estados Unidos y Canadá de alrededor del 50 % de su comercio exterior.
Las cifras, aunadas a los niveles de protección arancelara existentes en los 27 países y en el
bloque Estados Unidos-Canadá generan serias dudas sobre los reales incrementos en el volumen del
comercio de los países latinoamericanos que puede esperarse de la integración comercial.
Aranceles de 1999 (nación más favorecida)
Tasa arancelaria (a)
Tasa mínima
Tasa máxima
Promedio (b)
Desv. Standard
Moda (e)
(c)
Argentina
0
33
13,5
6,6
5
Bolivia
0
10
9,7
1,3
10
Brasil
0
35
14,3
7
19
Chile
0
10
9,8
1,2
10
Colombia
0
35
11,6
6,3
5
Costa Rica
0
253
7,2
13,8
0
Ecuador
0
99
11,5
7,8
5
El Salvador
0
40
5,6
7,9
0
Guatemala
0
28
7,6
8,7
0
Honduras
0
70
7,8
8
1
Mejico
16,2
Nicaragua
0
195
10,9
7,5
5
Paraguay
0
30
11,4
6,8
5
Perú
12
68
13,7
4,8
12
Uruguay
0
10
4,1
4,1
0
Venezuela
0
35
12
6,1
5
Canadá
0
245
4,5
7,5
0
Estados Unidos
0
350
4,5
10,9
0
Promedio simple de los países, excepto Estados Unidos y Canadá
a) La tasa promedio y la desviación standard están medidas en términos de porcentaje
b) La media aritmética del arancel vigente "nación más favorecida"
c)La desviación standard mide la dispersión "absoluta" de la distribución de los
aranceles vigentes
d) La moda indica el arancel legal vigente aplicado con mayor frecuencia
Fuente: Instituto de la CTA con base en datos de Dataintal
10,4
IDE00132.doc
47
La eliminación de los aranceles producirá, seguramente, en primer lugar, un desplazamiento de
importaciones de los 27 países desde otras áreas hacia Estados Unidos y Canadá, que pasarán a tener
una acceso privilegiado a sus mercados. Los aranceles de los 27 países son relativamente elevados,
razón por la cual el desvío del comercio será importante e incrementará sustancialmente su
dependencia comercial de los Estados Unidos. Este desvío del comercio, es decir la sustitución de un
proveedor por otro, no aumenta el comercio y puede afectar de manera importante las exportaciones de
algunos países del área, puesto que entre las importaciones que será desplazadas se encuentran las que
ellos hacen a países vecinos ( en este sentido, tanto Brasil como Argentina pueden verse perjudicadas
por la sustitución, por productos norteamericanos o canadienses, de las exportaciones que realizan a su
vecino). Pero la desaparición de los aranceles aplicados en estos países va a dar lugar también a una
importante creación de comercio a favor de Estados Unidos y Canadá: la derivada de la desaparición,
por el impacto de las importaciones, de gran número de industrias; del menor componente nacional en
la producción de las subsistentes. y de la desarticulación de gran parte de las complementariedades
trabajosamente elaboradas con sus vecinos a través de diversos pactos subregionales. Existirá, por lo
tanto, desvío y creación de comercio a favor del bloque Canadá-Estados Unidos y ambos efectos serán
importantes. El efecto creación de comercio es difícil de evaluar. Pero indiquemos que si la
participación de las importaciones provenientes de Canadá y Estados Unidos pasan de su nivel actual
al 70% del total de las importaciones de los 27 países ( en el caso de México estas importaciones
alcanzan el 78%), el efecto desvío implicaría un incremento de las exportaciones de Canadá y Estados
Unidos de 73.500 millones de dólares
El desvío y la creación del comercio a favor de los 27 países no parecen, en cambio, que pueda
ser significativo. En primer lugar las tarifas de Estados Unidos y Canadá son menos de la mitad que las
suyas, el efecto desvió es por consiguiente mucho menor para ellos, la ventaja que les otorga la
reducción de aranceles respecto a los proveedores extra-ALCA es mucho menor a la que obtienen
Canadá y Estados Unidos. Incluso, en muchos productos, (aquellos que no son competitivos con los de
sus productores) los aranceles de Canadá y Estados Unidos son cero y el efecto desvío y la creación de
comercio por descenso de los precios y aumento de la demanda serán simplemente nulos. En segundo
término para los países exportadores de productos agrícolas de clima templado la subsistencia de los
subsidios a los productores norteamericanos descarta cualquier efecto significativo de creación de
comercio.
Cabe subrayar finalmente que la teoría económica indica que la máxima creación de comercio
tiene lugar cuando la integración se realiza entre países que poseen, antes del comercio, fuertes
diferencias en los precios relativos (como consecuencia de los aranceles) y estructuras productivas
similares. Se produce entonces un proceso de especialización con elevado crecimiento de los flujos
comerciales. No sería éste el caso en el ALCA. La mayoría de los países se encuentran ya altamente
especializados en la producción de un reducido número de productos primarios.
IDE00132.doc
48
Índice de concentración de las Exportaciones totales.1998.
Republica Dominicana*
0.79
Venezuela*
0.57
Honduras
0.44
Paraguay*
0.42
Grenada*
0.38
Ecuador
0.35
Nicaragua
0.32
Trinidad-Tobago
0.32
Panamá
0.30
Chile
0.28
Haití*
0.27
Colombia
0.25
El Salvador
0.24
Guatemala
0.24
Perú
0.22
Bolivia
0.20
Costa Rica*
0.20
Barbados
0.18
Uruguay
0.17
Argentina
0.13
Canadá
0.13
México
0.11
Brasil
0.09
Estados Unidos
0.09
(1).El índice de concentración de las exportaciones es un índice de Hirschmann normalizado a fin de obtener valores
comprendidos entre 0 y 1 (concentración máxima). Es la raíz cuadrada de la suma de la relación (elevada al
cuadrado) entre el monto de las exportaciones de cada uno de los 239 productos correspondientes al nivel de tres
cifras de la CTCI (revisión 2) y el monto total de las exportaciones. El resultado es luego normalizado por la raíz
cuadrada de 1 sobre 239.
* año 1997
Fuente: Fuente: UNCTAD, Handbook of statistics, año 2000
Pero además, el relativamente alto nivel de los aranceles latinoamericanos indica la falta de
competitividad internacional en las restantes actividades, razón por la cual el efecto más importante del
ALCA será una acentuada simplificación de su estructura productiva, la cual se retrotraerá a una
configuración similar a la que poseía antes de la crisis de 1930. Puesto que el crecimiento de la
población y el proceso de urbanización ocurrido en el ínterin son en irreversibles, esto implica, en la
mayoría de los casos, un acentuamiento de la desocupación, la pobreza y la marginalidad urbana que
IDE00132.doc
49
puede conllevar una grado de conflictividad social difícilmente compatible con la estabilidad
institucional.
Puede argüirse, por supuesto, que estos efectos son susceptibles de ser compensados por el
surgimiento de nuevos flujos de exportación de productos no tradicionales en los que los países
latinoamericanos cuenten con ventajas derivadas del bajo costo de su mano de obra. Pero el hecho es
que ya Méjico ha aprovechado esta ventaja ( además de la proximidad) y que desempeñan también en
la actualidad un papel similar de reservorios de mano de obra barata países como Haití, Nicaragua o El
Salvador, que sin necesidad del NAFTA han incrementado su comercio con los Estados Unidos aún
más que Méjico. Las cifras de sus exportaciones parecen reducidas al comparárselas con las mejicanas.
Pero el caso de este país es excepcional y su comercio externo, casi totalmente concentrado en el
Nafta, representa dos tercios de su producto. Las exportaciones de Honduras a Estados Unidos fueron,
en 1999, superiores a las de Argentina y la suma de las exportaciones de los países incluidos en el
cuadro, excepto Méjico, son equivalentes a las que realiza, a Estados Unidos, Brasil, cuyo PBI es seis
veces mayor.
Crecimiento de las exportaciones a los Estados Unidos 1994-1999 (%)
Millones de dólares
Incremento%
1994
1999
Haití
62.385,00
301.071,00
382,6
Nicaragua
176.646,00
495.156,00
175,6
El Salvador
633.303,00
1.604.949,00
153,4
Honduras
1.168.828,00
2.713.301,00
132,1
Perú
833.191,00
1.928.379,00
131,4
Costa Rica
1.774.458,00
3.967.813,00
123,6
IDE00132.doc
50
México
49.468.384,00
109.720.581,00
121,8
Fuente: Dataintal
Es simplemente fantasioso suponer que el conjunto de los 27 países pueda experimentar un
fenómeno de crecimiento de las exportaciones similar al mejicano. Una gran parte de los mercados de
las mercancías que resultan competitivas en el mercado norteamericano en función del bajo costo de la
mano de obra y la baja incidencia de los fletes ha sido ya ocupado durante el acentuado proceso de
liberalización comercial ocurrido en las últimas dos décadas. La extensión del área de libre comercio
implica, fundamentalmente, ampliar el campo de competencia en estos mercados, con posibles
desplazamientos, en algunos rubros, de los actuales exportadores por otros de menores costos y una
creación de comercio centrada, más que en la ampliación de la gama de productos exportados, en el
incremento de la demanda susceptible de ser inducido por la caída en los precios.
La experiencia mejicana, con toda la excepcionalidad derivada del hecho de su frontera común
con los Estados Unidos y su inclusión en el área de libre comercio indica, por otra parte, alguno efectos
significativos de un proceso de integración comercial de estas características.
El producto no ha crecido a una tasa excepcionalmente alta; su aumento a partir de 1994 no
difiere notablemente del promedio de los países latinoamericanos. Ha habido, en cambio, una tendencia
a la caída de las remuneraciones y un notorio incremento de la desigualdad en la distribución del
ingreso. El empleo industrial ha aumentado sobre todo en la zona fronteriza de maquila, que concentra
ya el 30% del empleo manufacturero total y, aunque ha descendido la tasa de desempleo abierto,
también ha aumentado la importancia relativa del sector informal, que engloba el 30% del total de
empleo del país.
IDE00132.doc
51
Evolución del PBI per capita y de las
remuneraciones reales medias.
1994-2000
Pbi per capita
remuneraciones reales
120
110
100
90
80
70
60
1994
1995
1998
1997
1998
1999
2000
Méjico. Tasa anual de crecimiento del PBI, el PBI per capita, las remuneraciones medias reales y
la exportación e importación de bienes y servicios. Saldo, en dólares, de la balanza comercial y la balanza
en cuanta corriente. 1991- 2000
1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 91/93 94/00
PBI
4,2
3,6
2
4,4
-6,2
5,2
6,8
4,9
3,7
7
2,8% 3,5%
PBI per capita
2,3
1,7
0,1
2,6
-7,8
3,3
5
3,1
2
5,5 0,9% 1,7%
Remuneraciones medias reales(1)
93,8 100,7 109,7 114,9 100
90,1 89,1 91,5
92,4
97,9 8,1% -2,6%
Exportaciones de Bienes y Servicios 5,1
5
8,1
17,8
30,2 18,2 10,7 12,1
13,9
22,7 6,5% 17,8%
Importaciones de bienes y servicios 15,2
19,6
1,9
21,3
-15
12,8
24,4 10,4% 13,1%
Balanza en Cuenta Corriente
Balanza Comercial
22,9 22,7 16,5
-14.888 -24.442 -23.400 -29.662 -1.576-2.328-7.448 -16.090 -14.152 -18.960
-7.279, -15.934 -13.481 -18.464 7.089 6.531 624 -7.913 -5.584 -8.200
(1) índice, 1995=100, sector manufacturero
Fuente: BID y CEPAL, Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe,
2000
Las exportaciones, por su parte, han tenido un muy fuerte incremento, pero las importaciones,
compuestas en más de un 70% por bienes intermedios, siguen una evolución similar, sólo
contrarrestada por una activa política gubernamental de control de las remuneraciones y el consumo.
Cuando esta política pierde efectividad, como ocurrió en el año 2000, se tiene, frente a un crecimiento
del ingreso per cápita del 5,5 y de las remuneraciones del 6%, un aumento de las importaciones de
bienes de consumo del 40%. Lo cual plantea el riesgo de una situación insostenible en el sector externo
y la necesidad de aplicar medidas de contención del nivel de actividad y de los ingresos.
IDE00132.doc
52
Esto indica que la asimetría en cuanto a los efectos de la liberalización del comercio puede tener
consecuencias particularmente graves en el resto de los países, donde el impulso a las exportaciones
será, seguramente, mucho más débil. Los 27 países son, en conjunto, deficitarios respecto al bloque
Estados Unidos Canadá.
Relación Importaciones de EE.UU. y Canadá/Exportaciones provenientes de EE.UU y Canadá (%)
1970
1985
1990
1995
1998
Guyana
71,0
69,5
142,4
66,9
59,7
Venezuela
65,5
51,8
30,8
52,4
71,6
Nicaragua
121,0
200,0
120,3
119,0
85,1
México
195,1
66,9
106,2
80,9
91,1
Ecuador
150,0
36,9
47,1
73,0
99,2
Guatemala
123,8
118,8
144,1
243,3
102,9
Costa Rica
118,6
106,1
118,0
100,7
116,7
Trinidad y Tobago
42,6
50,7
52,4
86,7
117,1
Colombia
155,3
134,0
70,7
163,9
117,8
El Salvador
131,4
98,0
270,7
155,3
123,3
Perú
64,7
41,8
108,3
195,3
141,0
Brasil
137,9
48,8
66,5
137,5
156,9
Surinam
78,2
187,9
359,3
241,3
162,0
Chile
199,4
74,9
103,4
164,7
170,7
Honduras
101,1
76,4
82,6
119,7
195,3
Bolivia
70,3
153,7
88,1
107,9
211,6
Belice
433,3
152,3
193,8
224,2
237,1
Haití
104,0
315,1
217,7
2721,7
238,6
Jamaica
132,5
184,2
230,3
171,5
241,5
Uruguay
175,0
42,6
79,5
211,2
261,1
Argentina
284,2
67,2
50,6
248,5
279,3
Republica Dominicana
90,1
84,3
171,7
206,3
375,0
Panamá
205,6
233,5
358,8
430,5
438,8
Granada
0,0
2100,0
1900,0
842,9
533,3
Bahamas
285,3
38,5
175,8
444,9
588,4
Barbados
390,9
150,5
811,8
765,2
809,8
Paraguay
188,9
900,0
366,7
804,4
2271,4
Fuente: Elaboración propia sobre la base de UNCTAD Handbook of statistics, 2000, United
Nations
IDE00132.doc
53
En 1998 ( al igual que en 1995) sólo cinco países de los 27 tenían un excedente comercial con
éste. La asimetría de la integración se traducirá, por lo tanto, en la mayoría de los casos, no sólo en
desindustrialización y , desocupación, sino también en un creciente desequilibrio externo. En el caso de
la Argentina un estudio realizado por una economista que es actual diputada por el radicalismo y
decidida partidaria de la liberalización comercial, llega a la conclusión, con relación a la industria de la
alimentación, que “ si se compara…la situación pre-Alca con la situación post-ALCA,…, el resultado
final sería el de un aumento de importaciones totales de entre 30 y 35%, una leva caída de las
exportaciones del 4% y una significativa reducción del superávit comercial del 55%”8 . Se trata de la
industria argentina más importante desde el punto de vista de las exportaciones y la que teóricamente
debería contar con mayores ventajas comparativas, aunque el resultado no es de extrañar atento los
elevados subsidios que reciben los productores norteamericanos y el impacto que ello ejerce en cuanto
a la reducción de los costos de la industria alimenticia norteamericana. Pero la situación será mucho
peor en la mayoría de las restantes actividades industriales, donde las diferencias de productividad que
presentan con los Estados Unidos y la posibilidad que las empresas norteamericanas aprovechen los
bajos salarios de Honduras, Nicaragua, Bolivia o Paraguay para inundar de productos el mercado de los
países con salarios algo mas altos, hace plantear la duda sobre sus posibilidades de subsistencia. En
estas condiciones, dada las escasas posibilidades de incremento de las exportaciones agropecuarias ( el
tratado preserva, como ya se ha señalado, la actual política proteccionista de Estados Unidos con
relación a estos productos), el desequilibrio externo tenderá a agravarse sustancialmente.
Este hecho tendrá efectos mucho más grave en la medida que, probablemente habrá también, en
muchos de los países del área, una caída de las inversiones externas.
Históricamente éstas han respondido en buena medida, sobre todos en los países más grandes del
área y de mayor desarrollo relativo, a la necesidad de “saltar” el arancel. Este estímulo, en un número
importantes de actividades, desaparece para las filiales de las empresas norteamericanas, pero también
para las empresas de otras nacionalidades ajenas al área, que deberían hacer frente a la competencia de
las empresas norteamericanas sin ningún arancel protector. Y al desestímulo a la incorporación de
nuevas inversiones debe agregarse el cierre de filiales de empresas norteamericanas que opten por
cubrir el mercado mediante importaciones, o por racionalizar su implantación en el área concentrando
sus actividades en ciertos países.
Como contrapartida podría esperarse el desarrollo de inversiones destinadas a producir para el
mercado norteamericano sobre la base del bajo costo de la mano de obra local. Caben serias dudas, sin
embargo, sobre la magnitud de estas inversiones. Las empresas norteamericanas han tenido ya, como se
ha indicado, libre acceso a reservorios de mano de obra barata en diversos países de América Central y
del Sur y muchas de las posibles inversiones están condicionadas por la proximidad geográfica con el
mercado norteamericano, lo cual limita el impacto de las eventuales nuevas inversiones sobre el
conjunto de la región. A ello se agrega que, al estar basadas estas inversiones en el bajo costo de la
mano de obra, estimulan una competencia para atraer capitales sustentada en el deterioro de las
condiciones económicas y sociales en el conjunto de los países y ejercen un muy limitado efecto
multiplicador sobre las economías receptoras. La experiencia en los países de América central ha sido
la creación de instalaciones destinadas a llevar a cabo una etapa –la más intensiva en mano de obra no
calificada-de un proceso productivo que se desarrolla en el exterior. La inversión no genera, por lo
tanto, efectos multiplicadores sobre el conjunto de la economía vía demanda de productos o servicios
locales o la creación de empresas destinadas a utilizar el nuevo producto fabricado. Con el agravante
8
( Nofal, Beatriz. Análisis Cuantitativo y Cualitativo del Impacto del ALCA en el sector de alimentos, Eco-Axis S.A.)
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que exigen limitadas inmovilizaciones de capital y son extremadamente volátiles. Cambian
frecuentemente su implantación en la búsqueda de ubicaciones que les permitan obtener costos aún
menores.
A estos probables efectos de la integración comercial: escaso incremento de las exportaciones,
fuerte aumento de las importaciones, caída global de las inversiones externas y mayor desocupación y
descenso de los salarios, se agregan dos más. Estados Unidos y Canadá experimentan, como resultado
de la supresión de aranceles, una caída en sus ingresos aduaneros de poca significación con relación a
la que sufren los veintisiete países. El nivel de los aranceles que éstos suprimen es tres veces superior y
las importaciones provenientes de Estados Unidos y Canadá representan el 50% del total de sus
importaciones, mientras que sus exportaciones apenas reconstituyen el 17% del total de las
importaciones efectuadas por Estados Unidos y Canadá. Es más, la integración podría representar para
muchos de estos veintisiete países una pérdida neta como consecuencia de un monto invariado de
exportaciones, más importaciones y menores ingresos aduaneros
La contracara de estas perdidas de diferente magnitud en los ingresos aduaneros son los
beneficios que obtienen los exportadores. Estos debían vender sus productos, antes de la integración, al
precio vigente en el mercado, menos los aranceles. Ahora podrán hacerlo sin deducir los aranceles. La
perdida que experimenta en sus ingresos aduaneros el país importador se traduce en una ganancia para
los exportadores del otro país y en una mejoría en los términos del intercambio para éste. Y este efecto
beneficiará en menor medida a los exportadores de los 27 países, que son aque llos cuyo Tesoro se
perjudica en mayor medida.
Las expectativas sobre un sustancial incremento de las exportaciones latinoamericanas y de una
notoria mejoría del sector externo carecen por lo tanto de adecuado fundamento.
Los efectos estructurales que producirá el libre comercio entre países con grados de desarrollo tan
distinto deberían haber bastado para rechazar la posibilidad de un acuerdo de este tipo. Las pobres
posibilidades de una espectacular expansión de un comercio de tipo colonial podrían haber reforzado
esta actitud. Pero aún si estas señales no hubieran sido suficientemente fuertes y claras, las
disposiciones tendientes a asegurar el libre acceso a los mercados por las trasnacionales
norteamericanas y las radicales limitaciones impuestas al accionar de los Estados tendrían que haber
sido decisivas para el rechazo de una propuesta de extensión del NAFTA al conjunto de América.
La amplitud de estas limitaciones es, como se ha visto, singular y combinada con el derecho de
las empresas a reclamar ante un tribunal arbitral por cualquier medida que afecte su rentabilidad
configuran un cuadro en que el Estado pierde la mayoría de sus atribuciones.
Quizás la mejor forma de entenderlo sea conocer algunos de los juicios iniciados contra los
gobiernos con relación a disposiciones carentes de todo alcance político y ajenas por entero a políticas
económicas globales tendientes a limitar el accionar de las empresas.
“El Capítulo 11 fue empleado exitosamente por la empresa Ethyl Corp. de Virginia para obligar
al gobierno canadiense a revocar la legislación que prohibía la venta transfronteriza de su producto,
MMT, un aditivo para gasolina que ha sido prohibido en muchos países y al que el primer ministro
canadiense Jean Chrétien una vez denominó "neurotoxina peligrosa". S.D. Myers, una empresa
estadounidense de eliminación de residuos de PCB, también amenazó con utilizar el Capítulo 11 para
obligar a Canadá a revocar la prohibición de exportaciones de PCB-interdicción a la que ese país se
comprometió en cumplimiento de la Convención de Basilea, acuerdo que prohíbe el movimiento
transfronterizo de desechos peligrosos. La compañía estadounidense encausó exitosamente al gobierno
canadiense y percibió USD 50 millones por daños y perjuicios en relación con los negocios perdidos
durante el corto plazo en que se mantuvo en efecto la prohibición.
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Una empresa de exportación de agua, Sun Belt Water Inc. de Santa Bárbara, California, está
enjuiciando al gobierno canadiense por 14.000 millones de dólares porque Columbia Británica prohibió
la exportación de agua en grandes cantidades en 1993, acción que imposibilitó el negocio de
exportación de agua de la empresa en aquella provincia. Además, la empresa canadiense Methanex- la
productora de metanol más grande del mundo-está enjuiciando al gobierno estadounidense debido a
que California ordenó en 1999 retirar paulatinamente a este controvertido contaminante empleado
como aditivo de gasolina.
En 1996, Metalclad Corporation, una empresa estadounidense de eliminación de residuos, acusó
al gobierno mexicano de violar el Capítulo 11 cuando el Estado de San Luis Potosí denegó el permiso
para reabrir las instalaciones de eliminación de desechos. El gobernador del estado ordenó la clausura
del sitio después de que una auditoria geológica demostró que las instalaciones contaminarían el
suministro local de agua. Posteriormente, el gobernador declaró que el sitio sería parte de una zona
ecológica de 600.000 acres (casi 243.000 hectáreas). Metalclad dijo que esto constituía un acto de
expropiación e inició una causa por daños y perjuicios. En agosto de 2000, un tribunal del TLC expidió
un fallo a favor de la empresa y ordenó al gobierno mexicano pagar USD 16,7 millones a título de
indemnización”. 9
Las disposiciones del Tratado son tan amplias que impiden a los gobiernos no sólo instrumentar
cualquier política activa tendiente al desarrollo, sino también adoptar las más elementales medidas en
defensa de la salud pública y el medio ambiente. Se trata, lisa y llanamente, de la sustracción, a la
democracia, de todo contenido real. Las decisiones fundamentales en cuanto al modelo de desarrollo, el
tipo de crecimiento, los instrumentos para impulsarlo quedan fuera de las atribuciones estatales, entre
las que no se incluyen, siquiera, las necesarias para preservar la identidad cultural.
Cabe preguntarse entonces cómo es posible que la negociación sobre el ALCA haya avanzado.
Un primer elemento es, sin duda, el peso de las inversiones norteamericanas en la región, el poder
político –militar de los Estado s Unidos y su influencia decisiva sobre los organismos internacionales
que, como el FMI y el Banco Mundial, monitorear la política económica de la región
Otro elemento es la fuerte dependencia que tienen muchos países del mercado de Estados
Unidos-Canadá. Para 12 de los 27 países la importancia de sus exportaciones a Estados Unidos y
Canadá supera el 40%, es decir, al doble del peso de este bloque en el comercio mundial Esto les
impide correr el riego de ser marginados del mismo, lo que cual podría ocurrir si entraran al ALCA
países del área que son sus competidores y ellos quedaran afuera. En estas condiciones su capacidad de
negociación sobre las modalidades de la reducción de aranceles y sobre las características y alcances
del tratado es extremadamente limitada, aún cuando sean concientes que obtendrán del mismo escasas
ventajas.
La situación no es sin embargo similar para todos los países. Siete de los veintisiete países (entre
ellos la totalidad del MERCOSUR) exportan a Estados Unidos y Canadá una proporción de sus
exportaciones similar o que no excede en más de un tercio al peso de estos dos países en el comercio
mundial.
9
Barlow, Maude, El área de libre comercio de las Américas y la amenaza para los programas
sociales, la sostenibilidad del medio ambiente y la justicia social en las Américas. Council of Canadians, www. Canadians
org./campaigns/campaigns-tradepub-ftaa2_s.html
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56
1970
1985
1990
1995
1998
Paraguay
14,1
1,2
4,0
4,9
2,8
Uruguay
8,6
15,8
11,0
6,7
6,7
Argentina
9,3
12,9
14,4
7,7
8,9
Barbados
33,3
66,7
26,0
19,2
17,4
Chile
14,3
24,5
19,0
15,1
17,8
Honduras
54,1
55,5
53,1
28,4
18,0
Brasil
26,2
28,8
26,3
19,9
20,4
Surinam
41,0
17,3
11,5
21,6
21,3
32,5
14,1
20,0
27,7
23,5
Bahamas
78,2
88,3
53,3
28,6
28,0
Belice
15,8
48,9
49,6
40,7
31,1
Grenada
0,0
4,5
9,5
30,4
31,6
Perú
33,5
34,5
23,2
19,9
34,8
Ecuador
39,0
71,7
48,8
43,3
39,2
Trinidad y Tobago
55,4
64,1
55,4
56,4
39,3
Colombia
37,4
34,0
45,6
35,8
40,5
Panamá
71,3
64,5
46,0
21,1
45,0
Nicaragua
34,4
14,9
24,2
47,2
47,2
Guyana
46,6
28,1
28,4
47,8
47,4
Costa Rica
42,7
40,7
49,6
53,8
50,0
Venezuela
49,2
51,0
54,2
53,6
50,4
Jamaica
61,1
50,1
39,0
52,8
51,3
Guatemala
29,0
34,4
40,2
32,4
55,2
Republica Dominicana
84,6
74,9
67,5
58,9
57,2
El Salvador
21,6
50,4
35,0
50,7
58,5
Haití
61,0
75,0
86,0
63,9
88,4
México
70,3
62,1
70,2
86,1
89,2
Bolivia
Fuente: Instituto de la CTA sobre la base de UNCTAD Handbook of statistics, 2000, United Nations
Es cierto que la discusión colectiva otorga a Estados Unidos y Canadá, -dada la fuerte
dependencia de la mayoría de los países respecto de su mercado, y el atractivo, para algunos sectores
de los restantes países, de una mayor penetración en sus mercados, una muy fuerte posición
negociadora. Pero ello no explica que la totalidad de los países haya participado de una negociación de
estas características.
La complicidad activa de los sectores dominantes de los 27 países con “la iniciativa de las
Américas” y las escasas discusiones a que la misma ha dado lugar, pese a las graves consecuencias que
puede acarrear en muchos de los países de la región y la existencia, dentro de esos mismos sectores, de
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57
eventuales ganadores y perdedores, remite no sólo a los factores que se han indicado, sino también a
una anteojera ideológica – lo cual no es nuevo, la élite latinoamericana fue librecambista en la era del
Imperio Británico, mientras que Estados Unidos y Canadá construían su industria al abrigo del
proteccionismo- sólo explicable en función de su debilidad no sólo frente al capital norteamericano,
sino también ante sus propios pueblos.
El ALCA asegura (o más bien, intenta hacerlo) la irreversibilidad de las políticas neoliberales que
han implementado en la última década, es decir, supone, de alguna forma, la cristalización, a su favor,
de la relación de fuerzas actualmente existente con sus sectores populares. En cambio sólo podrían
oponerse al ALCA desde un modelo de desarrollo alternativo y seguramente conflictivo con la
potencia hegemónica, para lo cual tendrían que activar un frente político y social que podría
desbordarlos. El ALCA les garantiza que los mecanismos de control del poder económico no podrán
ser puestos en tela de juicio, y que serán integrantes – al menos los más aptos y fuertes, y todos creen
estar entre los elegidos- de ese poder económico en el carácter de socios menores, administradores o
regentes del capital de la potencia hegemónica. El ALCA implica así la renuncia definitiva de los
sectores dominantes a dirigir un proceso nacio nal.
Frente a ello sólo cabe apostar a una activación de los sectores populares que imponga la
obligación de someter a su voluntad, a través de un plebiscito, la decisión sobre el futuro de nuestras
sociedades; encarar desde ya el estudio exhaustivo de las consecuencias del ALCA; difundir y discutir
las conclusiones y enhebrar este debate y esta brega en un marco latinoamericano donde otra
integración y otro futuro sean posibles.
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