Las personas enamoradas no critican a sus parejas

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23/03/08
Las personas enamoradas no critican a
sus parejas
Las últimas investigaciones revelan que "se vuelven incapaces de ver los
defectos" de aquellos por quién sienten afecto.
Las últimas investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro han revelado que
las personas que están realmente enamoradas pierden la capacidad de criticar a
sus parejas, es decir, se vuelven incapaces de ver sus defectos, lo que viene a
confirmar aquel popular refrán que asegura que "el amor es ciego".
Al menos esto es lo que sucede en los casos de amor romántico o maternal, en los
que se ha detectado que, ante determinados sentimientos, se activan las mismas
regiones del cerebro, según ha explicado a Efe la neurobióloga Mara Dierssen,
investigadora del Centro de Regulación Genómica de Barcelona.
Lo más curioso del caso, sin embargo, es que, paralelamente a esta estimulación
que se produce en las mismas regiones cerebrales, en ambos tipos de amor se
"desactiva" la zona del cerebro encargada del juicio social y de la evaluación de las
personas.
Se suprime, por tanto, la capacidad de criticar a los seres queridos, una situación
que se reproduce tanto en humanos como en animales.
"Cuando nos enamoramos perdemos la capacidad de criticar a nuestra pareja, por
lo que puede decirse que, en cierta manera, el amor es ciego", señala Dierssen,
que recientemente ha participado en un ciclo sobre "Amor, ciencia y sexo"
organizado por la Obra Social de La Caixa.
Los estudios que desde hace varios años se llevan a cabo en humanos y ratones
para conocer el complejo funcionamiento del cerebro están aportando datos tan
novedosos como sorprendentes en el siempre estimulante terreno del amor.
Estos avances están ayudando, por ejemplo, a responder a preguntas tan básicas,
pero también tan enigmáticas y sugestivas, como qué pasa en nuestro interior
cuando nos enamoramos, qué sucede en el cerebro o por qué sentimos -o nodeseo sexual.
El diccionario de la Real Academia Española define el amor como "un sentimiento
intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca
el encuentro y unión con otro ser". Para Mara Dierssen, sin embargo, el amor es
algo más simple: "Una adicción química entre dos personas".
Dice esta investigadora que cuando existe enamoramiento de verdad se dan, en
mayor o en menor medida, una serie de circunstancias comunes, como la
atracción física, el apetito sexual o el afecto y el apego duradero.
Estos sentimientos desencadenan en nuestro interior un conjunto de alteraciones
químicas que generan sustancias como la dopamina, responsable de la sensación
de atracción, o la serotonina, implicada en los pensamientos obsesivos.
El análisis de estos aspectos, así como de la actividad cerebral, también ha
permitido constatar que el cerebro de hombres y mujeres funciona de manera
diferente en cuanto al amor se refiere y que cuestiones como los diferentes niveles
de apetencia sexual tienen una explicación científica.
"Se ha descubierto que existen diferencias entre géneros, de manera que el
hombre es más sexual, tiene un apetito sexual más constante, mientras que la
mujer es más sensitiva", explica Dierssen.
Incluso la infidelidad afecta de manera diferente a unas y otras especies. Se sabe,
por ejemplo, que sólo el tres por ciento de los mamíferos son monógamos, como
los ratones de la pradera, las orcas o el hombre, mientras que la gran mayoría son
promiscuos.
No obstante, advierte Dierssen, un experimento llevado a cabo en ratones de
montaña, caracterizados por su gran promiscuidad, ha permitido comprobar que la
monogamia animal es genética y que una simple manipulación de los genes de
estos animales puede hacer que los machos sean fieles a su pareja.
El experimento, por el momento, no se ha efectuado en personas, aunque ha
despertado un gran interés por el alcance que puede tener en las relaciones
humanas, teniendo en cuenta que más del 15 por ciento de los españoles afirma
haber sido infiel alguna vez en su vida, mientras que el 43 por ciento asegura
haberlo deseado en algún momento.
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