¿Para qué cosas no debemos orar por el pecador?

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¿Para qué cosas no debemos orar por el pecador?
1 Timoteo 2:1, 2
Propósito: Mostrar por qué cosas no debemos orar por el pecador.
Introducción: Todos los hijos de Dios tenemos familiares y amigos que
no son cristianos, y constantemente nos preocupamos por ellos, sabiendo
que su condición delante de Dios no es buena. Ellos viven “sin Cristo,
alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la
promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo” (Efesios 2:12). Ellos
están bajo “la potestad de las tinieblas” (Colosenses 1:13), están perdidos
y van camino al infierno. Así pues, y a causa de esta condición tan triste y
deplorable, nos vemos tentados a pedir oraciones por ellos, o a orar por
ellos, sobre todo con respecto a su salvación. Es así que, hoy estaremos
meditando en la pregunta, “¿Para qué cosas no debemos orar por el
pecador?”
NO DEBEMOS ORAR, PARA QUE DIOS LE AME. ¿Por qué? “Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan
3:16). Dios “amó… al mundo”, lo cual incluye a nuestros familiares y
amigos que no son cristianos.
Si Dios los “amó”, ¿cómo es que vamos a pedir que los ame? La
Biblia dice que “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún
pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). ¿Qué más muestra
de amor queremos que Dios dé a nuestros familiares y amigos? ¿No creen
que esta muestra de amor es suficiente? ¡Claro que es suficiente! Pues,
“siendo aun pecadores…”, es decir, siendo culpables e indignos de perdón
y amor; aun así, y gracias a ese amor que Dios mostró en sumo grado,
“Cristo murió por” cada uno de nuestros familiares y amigos pecadores.
NO DEBEMOS ORAR, PARA QUE COMPRENDAN LA PALABRA DE
DIOS. ¿Acaso el evangelio es difícil de entender? Nuestros familiares y
amigos incrédulos, no viven lejos de Dios porque no comprendan el
evangelio, pues el evangelio es sencillo y fácil de entender. Tal vez haya
textos bíblicos en la Biblia que nuestros amigos y familiares no
comprendan, exactamente como aquel “etíope” que venía de Jerusalén
leyendo al profeta Isaías, y que, desde luego, no entendía a quién se
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refería el profeta. Sin embargo, cuando Felipe le “anunció el evangelio”,
¡lo comprendió! El evangelio es comprensible.
Nuestros amigos y familiares no necesitan de oraciones para que
comprendan la Palabra de Dios. No, ellos necesitan escuchar la exposición
de las Escrituras, leerlas, escudriñarlas y así la comprendan. El salmista
escribió, “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los
simples” (Salmos 119:130).
Pablo escribió en Efesios 3:4, 5: “leyendo lo cual podéis entender
cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras
generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es
revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu”. Como vemos, la
lectura de la Palabra de Dios es necesaria para entender el evangelio de
Cristo. Nuestros familiares y amigos no comprenden el evangelio, porque
no han escuchado lo que la Biblia dice acerca de él.
NO DEBEMOS ORAR, PARA QUE CRISTO VENGA A ELLOS. Más
bien, son ellos los que deben venir a Cristo. En Mateo 11:28, nuestro
salvador declaró, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y
yo os haré descansar”. ¿Para qué pedir que Cristo venga a ellos, si Cristo
está más que dispuesto en recibirles, y no solo de recibirles, sino de darles
descanso?
Si nuestros familiares y amigos están “trabajados y cargados”, a
causa de las preocupaciones y sufrimientos de la vida, así como de las
inquietudes y daños que causa el pecado, no es porque Cristo se niegue a
recibirles y darles descanso. Es porque ellos no quieren venir a Jesús. No
quieren recibir y gozar el descanso que él promete a los que vengan a él.
Nuestros amigos y familiares no necesitan oraciones. No, ellos necesitan
venir a Cristo, entregarse a él y recibir esta y otras muchas bendiciones
preciosas que quiere darles.
NO DEBEMOS ORAR, PARA QUE DIOS SE RECONCILIE CON
ELLOS, pues son ellos los que necesitan reconciliarse con Dios. Pablo
escribió, “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios
rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios.” (2 Corintios 5:20).
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NO DEBEMOS ORAR PARA QUE DIOS LES PERDONDE SUS
PECADOS, pues Dios siempre ha estado dispuesto a perdonarles si dejan
sus malos caminos. El profeta Isaías escribió, “Deje el impío su camino, y
el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de
él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar”
(Isaías 55:7).
Mis hermanos, la sangre de Cristo no se derramó en vano. Este
sacrificio hizo posible el perdón de pecados. Pablo escribió que en Cristo,
“tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados” (Efesios 1:7).
¿Lo ven? El perdón de pecados está disponible. Sin embargo, no será por
nuestras oraciones a favor de nuestros amigos y familiares que ellos
recibirán dicho perdón. Ellos necesitan arrepentirse y ser sumergidos en
agua “para perdón de los pecados” (Hechos 2:38).
NO DEBEMOS ORAR PARA QUE TENGAN FE, pues “la fe es por el
oír, y el oír, por la palabra de Dios”. (Romanos 10:17). Si nuestros amigos
y familiares no tienen fe en Dios, es porque no quieren oír su Palabra.
Nuestras oraciones no cambiarán su actitud negativa contra la Biblia.
Debemos, pues, no estar orando para que tengan fe. En lugar de eso,
debemos estar luchando para que ellos escuchen la Palabra de Dios y así
nazca fe en sus corazones.
NO DEBEMOS ORAR PARA QUE DIOS LOS SALVE, pues la
salvación puede llegar a ser una realidad en sus vidas, si oyen lo que la
Biblia tiene que decir al respecto. En Hechos 11:14, Cornelio, un
centurión romano, hablando acerca de su salvación, explicó que antes de
eso, el Espíritu Santo le indicó que recibiese al apóstol Pedro, quien le
hablaría “palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa” (Hechos
11:14). Las palabras que le habló Pedro no eran sus propias palabras,
sino la Palabra de Dios. En Santiago 1:21, leemos: “Por lo cual, desechando
toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la
palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas”.
La Palabra de Dios contiene el evangelio de Cristo, el cual, “es poder
de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y
también al griego”. (Romanos 1:16). No vamos a lograr la salvación de
nuestros amigos y familiares con oraciones, sino con predicarles el
evangelio para que lo obedezcan, y sean salvos. Cristo dijo a sus
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apóstoles, “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado.”. La salvación está disponible, falta que el pecador sepa de
ella, y de cómo recibirla.
NO DEBEMOS ORAR PARA QUE DIOS LES PURIFIQUE EL ALMA,
pues dicha purificación, solamente es posible cuando se obedece el
evangelio. El apóstol Pedro escribió, “Habiendo purificado vuestras
almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor
fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón
puro”. (1 Pedro 1:22). ¿Necesitan oraciones nuestros amigos, y así su
alma sea pura? No, lo que necesitan es “obedecer la verdad”. Llevemos la
verdad a ellos para que, obedeciéndola, sus almas sean purificadas.
NO DEBEMOS ORAR PARA QUE DIOS LE LIBRE DEL PECADO,
pues dicha liberación es posible por “obedecer de corazón” la doctrina de
Cristo. En Romanos 6:17 y 18, dice, “Pero gracias a Dios, que aunque erais
esclavos del pecado, habéis obedecido de corazón a aquella forma de
doctrina a la cual fuisteis entregados; y libertados del pecado, vinisteis a
ser siervos de la justicia.”. No podemos liberar del pecado a nuestros
amigos y familiares con oraciones, sino con la doctrina de Cristo.
NO DEBEMOS ORAR PARA QUE DIOS LOS ACEPTE, pues dice la
Biblia que, Dios, “en toda nación se agrada del que le teme y hace
justicia” (Hechos 10:35). Dios no aceptará a nuestros amigos y familiares
por muchas oraciones que hagamos. Usted puede estar rogando por ellos
noche y día, pero si ellos no temen a Dios y hacen justicia, nunca serán
agradables ante su presencia.
NO DEBEMOS ORAR PARA QUE SE ARREPIENTAN, pues el
arrepentimiento es un mandamiento de Dios que ellos deben obedecer.
Pablo dijo a los filósofos en Atenas, que “Dios, habiendo pasado por alto los
tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo
lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30). Ninguno de nuestros amigos
y familiares se arrepentirá si no quiere, y usted estará orando en vano
para que el haga lo que no quiere hacer.
NO DEBEMOS ORAR PARA QUE DIOS TENGA MISERICORDIA
POR ELLOS. Sí, es muy lamentable y triste lo que nuestros amigos y
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familiares sufrirán al ser condenados por la eternidad. Sin embargo, no
será porque Dios esté falto de misericordia. Él está dispuesto a tener
misericordia para con ellos, siempre y cuando confiesen y se aparten de
sus pecados. En Proverbios 28:13, dice, “El que encubre sus pecados no
prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia.”
CONCLUSÓN:
¿Para qué debemos orar por el pecador, entonces? La Biblia dice,
“para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”.
La oración que hacemos por los hombres, es en beneficio de nosotros.
Pero, debemos entender, que nuestras oraciones por ellos, no lograrán su
conversión, y desde luego, tampoco su salvación. Ellos necesitan oír el
evangelio y obedecerlo, para que así, gocen de la salvación de sus almas y
de la comunión con el Señor. Sigamos orando por todos los hombres,
pero también estemos llevando la Palabra para bien de sus almas.
Ω
Lorenzo Luévano Salas
Evangelista
Iglesia de Cristo en Constituyentes
www.vrg.us/Juarez
Julio, 2012.
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