Memorizar, comprender, aplicar versículos

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Educación Cristiana
Memorizar, comprender, aplicar versículos
“Usted debe estar orgullosa de Kathy”, le dijo el pastor a su madre al salir de
la iglesia. “¡Ella debe haber trabajado muy duro para memorizar 100 versículos!”
“Sí, lo hizo. Pero, pastor...” La voz de la señora Johnson se desvanecía y una chispa de
tristeza destelló en sus ojos. "¡Pastor, si solamente los hubiera puesto más en práctica
en su vida! Kathy sabe cada versículo perfectamente, pero no estoy segura que entienda
lo que significan, ¡y sé que no han tenido ninguna repercusión en su vida!”
Hay muchas personas como Kathy Johnson en nuestras iglesias hoy porque hay
muchos maestros que están satisfechos con enseñar solamente las palabras de un
versículo de la Biblia. Llamo a esto la enseñanza “plana", porque tiene una sola
dimensión.
La enseñanza eficaz de los versículos de la Biblia debe ser tridimensional. La primera
dimensión es el recuerdo de las palabras; la segunda dimensión es la comprensión
del significado de las palabras; la tercera dimensión es la aplicación de las palabras a la
vida o la exteriorización en situaciones concretas.
En la enseñanza tridimensional, el maestro hace (y responde) tres preguntas: ¿Qué dice
el versículo? ¿Qué significa el versículo? ¿Qué debo hacer para aplicar el versículo en
mi vida?
¿Qué dice el versículo?
La primera dimensión es de vital importancia. El estudiante debe aprender lo que dice
el versículo. Esta forma de enseñanza debe ser criticada solamente cuando se
detiene allí.
Ayudar a los alumnos para que recuerden las palabras, es más útil si pueden VERLO,
REPETIRLO, y ESCRIBIRLO.
Primero, déjelos ver. Represente gráficamente el versículo si no saben leer. Los
estudiantes de los grados inferiores pueden no conocer cada palabra, pero eso se
compensará debido al interés generado por su recientemente adquirida habilidad para la
lectura.
Utilice ilustraciones, historietas, y dibujos para poner de manifiesto algunos
aspectos del versículo y para hacerlos más interesantes. Dibújelos usted mismo o
recorte figuras de revistas. Intente también recortar cartulinas de diferentes formas para
utilizar como fondo. Por ejemplo, una con forma de Biblia puede decir “La palabra del
Señor perdurará por siempre”, u otra con forma de cruz “La sangre de Jesucristo nos
limpia de todo pecado.”
Preparada por Every Child Ministries
"Por los niños olvidados de África"
Correo-e: [email protected]
www.teachingforafrica.com
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Utilice también colores: cartulinas de colores, lápices rotuladores de colores, incluso los
colores fluorescentes en ocasiones, para que resulten atractivos a la vista e interesantes.
Además de ver el versículo en una tarjeta, es importante que los niños lo vean en la
Biblia, especialmente si son mayores, a partir del cuarto grado. Logran práctica al
buscar en varios libros; aprenden cómo encontrar los capítulos y los versículos; conocen
su localización aproximada en la Biblia; y más importante aún es que, lo asocian con
más fuerza por ser de la Biblia. Quizás toda la clase podría leerlo al unísono.
Hay otras maneras en que los alumnos podrían también ver el versículo. Varíe su
técnica. Ocasionalmente coloque tarjetas o tiras de palabras invertidas sobre una
pizarra, o en un cuadro. Mézclelas y deje que uno o dos estudiantes las pongan en
orden. O escriba el versículo sobre una pizarra y borre una palabra a la vez, repitiendo
el versículo cada vez para completar la palabra que falta.
En segundo lugar, permita que los niños no sólo vean el versículo, sino que lo repitan.
La mayoría de las técnicas de enseñanza utilizan una combinación de éstos métodos.
El maestro debería repetirlo primero, cuidadosamente, dando la pronunciación y el
énfasis correctos (revise la pronunciación con antelación si no está seguro). Permita que
los estudiantes le escuchen repetirlo varias veces en el transcurso de la
lección. Relaciónelo por lo menos tres veces con la historia de la Biblia. Para hacer
esto, probablemente necesitará planificar por adelantado, e indicar en sus notas de la
lección en que momento lo hará. Por ejemplo, “Jonathan no conocía nuestro versículo,
‘Amaos los unos a los otros’ porque la primera epístola de Juan aún no se había
escrito. ¡Pero Jonathan ciertamente vivió según esa idea!”
El grupo también debería repetir el versículo. He comprobado que lo mejor es decirlo
primero en frases breves, y después combinar las frases hasta que los niños repitan el
versículo completo. Los niños muy pequeños pueden repetir los versículos cortos sobre
sus dedos, haciendo corresponder cada palabra con un dedo. El grupo puede leerlo en
conjunto de la Biblia o utilizando cualquier ayuda visual. Además, disponga diferentes
grupos diciéndolos a la vez. Puede ser muy divertido, cuanto más disparatadas son las
agrupaciones, mejor. Algunas que he utilizado son: todos los que comieron huevos en
el desayuno, los que están vestidos de azul, los que tienen pecas, los que tocan un
instrumento musical, los que tienen 10 años, los que viven en Chelsea, los que pelearon
con una hermana la semana anterior.
Los niños disfrutan los juegos utilizando versículos tales como éste: el maestro
comienza a repetir el versículo, de repente se detiene y señala a un alumno, quien
debe continuar con el versículo, o completarlo.
Una de las maneras más eficaces de enseñar las palabras es utilizar el versículo como
respuesta a una situación de la vida. No se aplica fácilmente a todos los versículos, pero
se puede adaptar especialmente bien a algunos.
Por ejemplo, Profesor: “Cuando está oscuro en la noche.” Clase: “Confiaré, y no tendré
miedo.” Profesor: “Aquí hay una foto de Susana peleando con su hermano. ¿Qué
debería Susana recordar?” Clase: “Amaos los unos a los otros.”
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La tercera manera de enseñar las palabras de un versículo es que los alumnos lo
escriban. Toma más tiempo, pero se graba mejor en su memoria. Cada estudiante
puede copiar el versículo directamente de la Biblia sobre su cuaderno de ejercicios u
hoja de la lección, durante o fuera de clase. Incluso los jardines de infancia y los
primeros grados que están aprendiendo letras y palabras simples se sentirán orgullosos
de copiar un versículo breve si le suministra el bloc de papel y lo tiene impreso
apropiadamente para copiarlo en letras claras y nítidas. La escritura del versículo
contribuye en gran medida a registrarlo en la memoria.
Para una enseñanza más eficaz, utilice las tres categorías (VÉALO, DÍGALO, y
ESCRÍBALO) pero, varíe sus técnicas dentro de cada categoría cada semana.
¿Qué significa el versículo?
La enseñanza de las palabras de un versículo es solamente una tercera parte de la
batalla. Kathy Johnson, que ganó el certamen de memorización de la Biblia,
aprendió sólo un tercio de los versículos si citó textualmente las palabras sin entenderlas
o aplicarlas en su hogar.
¿Cómo puede un maestro ayudar a los estudiantes a entender el significado de las
palabras?
En primer lugar, considere el versículo por sí mismo. ¿Es comprensible para la edad de
los niños sin una complicada explicación? Asegúrese de que el versículo que ha
elegido sea adecuado para la edad de los alumnos. Por ejemplo, "No cometerás
adulterio" no es el versículo más relevante para los niños de seis años. “Amaos los unos
a los otros” u “Honrarás a tu padre y a tu madre” podrían ser las mejores opciones para
esta edad. Las buenas publicaciones, por supuesto, tienen en cuenta la edad de los
grupos al recomendar sobre los programas de memorización.
Explique el versículo cuidadosamente palabra por palabra y frase por frase. No dé por
sentado que lo comprenderán. Observe las expresiones de los rostros para determinar
las muestras de comprensión o de perplejidad. Después examine a los niños
verbalmente. Antes de intentarlo, consulte toda la información básica que pueda
encontrar disponible, y también lea el versículo en su contexto. Es esencial que
el maestro tenga una comprensión cabal del versículo antes de enseñarlo.
Cuando explica un versículo, asegúrese de que los niños comprendan el concepto total
que el versículo transmite. En el mejor de los casos, el versículo expresará el objetivo
de la lección, la idea principal que quisiera que cada alumno lleve a su hogar e
incorpore a su vida.
También, indique quién está hablando en el versículo, y a quién. ¿Está
hablando Dios? ¿Satanás? ¿Una persona piadosa o malvada? Ayude a los alumnos a
entender el versículo en el esquema total del pasaje, del libro, o de la Biblia.
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Utilice retratos, historietas, y dibujos para ilustrar la verdad y para ayudar a la
comprensión de los estudiantes.
Después de que haya comunicado todo esto a su clase, interrogue a los estudiantes
con preguntas tales como: “¿Quién puede encontrar en nuestro versículo la palabra que
significa...?” o “¿Qué quiere expresar este versículo cuando dice que...?” Con los niños
mayores, alumnos de quinto y sexto grados, algunas veces hago una
declaración equivocada y los dejo que la corrijan (asegúrese de que lo hagan, de modo
que ninguno vuelva a casa con una idea incorrecta). Dígales primero lo que va a hacer, a
ellos les encanta descubrir errores, especialmente cuando los comete el maestro. Si en
un principio no pueden atraparlo, amplíe el error, haciéndolo cada vez más absurdo
hasta que se den cuenta. Este es un buen entrenamiento para distinguir si las ideas son
correctas o incorrectas según la Palabra de Dios, una tarea de por vida para todo
cristiano.
Aplicándolo a la vida
Ahora sus estudiantes conocen perfectamente las palabras de la Biblia. Las entienden a
fondo. Están listos para aplicarlas en sus vidas. Enséñeles cómo poner en práctica los
versículos en sus vidas. Recuerde que pueden aplicarse de diferente modo a los niños
que a los adultos. Sugiérales lo que pueden hacer, y desafíelos a hacer algo específico y
concreto en la semana siguiente. Antes de que comience su lección la semana siguiente,
déles una oportunidad para que lo cuenten. Aún cuando informen fracasos, anímelos a
que continúen intentándolo.
Una de las mejores maneras de demostrar a los estudiantes que la Palabra de Dios da
lugar a cambios en sus vidas es, ¡permitiendo que cambie su vida primero! Comparta
sus experiencias en la aplicación de las Escrituras a la vida cotidiana, siempre que sea
conveniente. A medida que he compartido mis situaciones de la vida con mis
muchachas, sus ojos se han abierto de par en par con interés. Su atención nunca es
tan absorta como cuando comparto mis propios fracasos y éxitos al confrontar mi vida
con la Palabra de Dios.
Otro método para aplicar el versículo es preguntar, “De acuerdo con este versículo,
¿qué haría si...?” y continuar con una serie de problemas adaptados a sus edades.
Cada estudiante debe decidir por si mismo si obedecerá o no la Palabra de Dios, pero si
se asegura de que la memorización de sus enseñanzas abarcan las tres dimensiones
(recuerdo, comprensión, aplicación), su enseñanza comenzará a dar cada vez más frutos
en las vidas de sus estudiantes. Verá a sus estudiantes crecer, cambiando semana a
semana a medida que los desafía con la Palabra de Dios. Intente enseñar en la tercera
dimensión; ¡es la mejor enseñanza!
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