la población civil y los actores armados en un

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LA POBLACIÓN CIVIL Y LOS ACTORES
ARMADOS EN UN CORREGIMIENTO DEL CAUCA
Luis Johnny Jiménez Hurtado
Esta ponencia presenta algunos de los resultados encontrados en una investigación que se interrogó sobre las formas de relación entre la población civil y
las Farc entre el año 1990 hasta el año 2006 en la zona rural del municipio de
Corinto, en el nororiente del Departamento del Cauca (Jiménez. 2008); territorio hoy reconocido ampliamente como un escenario de luchas y enfrentamientos
entre la Fuerza Pública y guerrilla por la disputa del control territorial. Apoyados
en los avances de una investigación en curso, se presentaran los resultados parciales sobre los cambios en la forma de relación de esta misma población con la
Fuerza Pública durante el periodo de la Política de Seguridad Democrática que
se inició en el año 2002.
Desde esta perspectiva analítica se estudia el conflicto armado como una relación reversible de variables, en donde las fuerzas y condiciones locales son
267
Se trata de un estudio sobre el conflicto armado inscrito en la línea de investigación de la violencia en Colombia. Su análisis, por lo tanto, debe abordar el
conflicto armado como un proceso diferenciado de acuerdo a las condiciones históricas particulares de cada región en el territorio nacional. Reconocer las diferencias regionales en los estudios sobre el conflicto armado es un asunto de gran
importancia, que no se agota en el registro de las diferencias observadas en la
comparación de casos. Aceptar la heterogeneidad de éste es también reconocer
que las condiciones sociales, las situaciones vividas por las poblaciones locales,
han servido para hacer, además del drama personal que se desencadena, una
historia común en la que se muestra la emergencia de estrategias singulares,
múltiples y de racionalidades prácticas que no dependen exclusivamente de la
acción dominante, violenta, externa, sino que les sirven incluso, para asumir
posiciones con relativa independencia frente a las acciones violentas. Las alianzas entre individuos, familias, amigos en zonas de conflicto armado se constituyen en un poder local que modula la acción de los actores armados en una relación mutua en las que aparecen negociaciones, adaptaciones e imposiciones. La
emergencia de este poder local en las comunidades se inicia con la articulación
de redes complejas que dependen de sus pobladores y en las que circula permanentemente información. En el contexto local las diferencias están moduladas
por una relación mutua de intercambios en tensión continua, a través de la cual
estos poderes locales negocian con poderes externos, regionales o nacionales
(González Et al. 2002).
estudiadas, de una parte, como una variable independiente que permite comprender en la dinámica del conflicto armado, los tipos de acciones de los actores armados, y de otra parte, como una variable dependiente que muestra el
proceso de diferenciación social de la población y las formas de adaptación a la
dinámica de violencia en la articulación de un sistema de referencias de poder
que debe ser asimilado y percibido por los pobladores.
268
Los estudios sobre el conflicto armado, por tanto, podrán mostrar, de acuerdo
al nivel de análisis - macro, meso o micro- diferencias regionales y dentro de
cada una de éstas poner de relieve las diferencias entre las comunidades y en las
mismas comunidades encontrar diferencias entre grupos o individuos. El análisis
micro sociológico de las prácticas y acciones cotidianas de la población civil en
contextos turbulentos (Gutierrez.1977) generados por la presencia de actores
armados, revelaría más detalles sobre las características y relaciones que se
establecen en estas comunidades veredales. En trabajos de investigación de carácter regional o nacional, la especificidad de las realidades locales desaparece,
al generalizarse algunas de sus características; con esta operación metodológica
limitan el número y tipo de variables, dejando de lado algunos matices fundamentales para el estudio de la realidad local.
En la dinámica del conflicto armado existen diferentes niveles de realidad.
Unos son visibles, evidentes para cualquier observador desprevenido; otros son
velados, están bajo vigilancia y son resultado de la autocensura. Los primeros
son públicos, están tramitados en la superficie de ese mundo social local; los
segundos, sugieren formas de integración social basadas en la confianza, en
un entramado de intercambios a través de los cuales circula la información que
integra y separa la población1, en un proceso interno de diferenciación social.
Es como si dos lógicas diferentes funcionaran al mismo tiempo en planos superpuestos de la vida social en las veredas. Las acciones violentas y no violentas
de los grupos armados tienen su correlato en los espacios privados, íntimos o
en los espacios más públicos de los pobladores y son percibidos como hechos
cotidianos o excepcionales.
En contextos afectados por la presencia de grupos armados ilegales, las
acciones y prácticas adquieren un sentido particular en el espacio privado, cotidiano, pero también en sus manifestaciones públicas. La práctica del chisme
y el rumor en un contexto vecinal urbano puede ser percibido como un rasgo
de la personalidad o del padecimiento de un cierto desorden psicológico de una
persona. Sin embargo, la misma práctica en un contexto de conflicto armado
adquiere otra dimensión: un rumor puede poner en riesgo la vida de una perso1
Lo público es aquellos a lo que todos tienen accesibilidad directa y general, es visible para todos por igual. Las operaciones y
prácticas sociales que experimentan los individuos, las familias, redes de amigos definen el carácter público y privado, como una
representación singular. Es por esto que la distinción de lo público y lo privado no son dimensiones opuestas, sino complementarias.
na de la comunidad o prevenirle sobre una amenaza, obligándole a un cambio
de conducta. El chisme en este contexto adquiere dimensiones extraordinarias,
es una forma de acción intencionada que genera incertidumbre, facilita información, es una amenaza desencadenante de otras acciones y una práctica compartida, por tanto, todos en ese contexto tendrían la capacidad de regular y paliar
sus efectos, es decir de administrar razonablemente esa práctica. Es justo en la
dimensión cotidiana en donde es posible observar las acciones e interacciones
que permiten la construcción de relaciones entre pobladores y actores armados.
Y es también el espacio en donde adquieren relevancia las preguntas por las
prácticas y sus formas de representación, es decir, se trata del análisis de una
dimensión cultural que permite comprender cómo el poblador civil de la zona
rural percibe y concibe al actor armado y práctica una relación con éste.
Desde esta perspectiva, el enfoque que orientó la investigación se centró en la
articulación analítica entre las interacciones múltiples, visibles a través de las acciones y estrategias públicas, considerados como repertorios de acción (Tilly, 1978)
y la dimensión privada, abordada mediante las acciones y prácticas cotidianas.
El proceso sin embargo no es lineal, tampoco progresivo y menos generalizable para la totalidad de la población. Es, por tanto, un proceso complejo y
269
Las acciones de control por parte de las Farc se abordaron a partir del análisis
de dos tipos de acciones: acciones de demostración de la capacidad militar y de
violencia, y las acciones de acceso y monopolio de la información. Estos dos
tipos de acciones se operacionalizan en este trabajo mediante el abordaje de
algunos de los mecanismos de control sugeridos por Kalyvas (2006:124-129),
a través de los cuales se logra establecer la efectividad de las acciones. Esta
efectividad, resultado de la capacidad militar del actor armado para ejercer violencia, disuadir la oposición, y mantener la vigilancia en el territorio, se mide por
la percepción de protección, seguridad, ventajas o beneficios del poblador. El actor armado asegura de este modo la lealtad y colaboración requerida, pero solo
después de un prolongado control se constituye como un referente de autoridad
que puede establecer relaciones de confianza y credibilidad en la comunidad.
Las acciones de control deben ser abordadas como un proceso que inicia con
el uso de la violencia indiscriminada cuando el control territorial es débil; la
violencia se aplica selectivamente cuando el control territorial es fuerte, hasta
llegar a un punto del proceso en el que no es necesario el uso de la violencia
directa, para lo cual se combinan procedimientos de vigilancia y distribución de
privilegios (simbólicos o económicos) que premian la lealtad del poblador. En
este proceso, el grupo armado ilegal alcanza soberanía sobre el territorio cuando
los pobladores elaboran – desde su dimensión subjetiva- reconocerle como la
única autoridad legítima.
270
diferenciado, con Bourdieu podemos considerar, de acuerdo a las posiciones que
ocupan los pobladores en ese espacio social particular de prácticas cotidianas,
desde las cuales se experimenta y actúa de una manera particular frente al grupo armado y otros pobladores. Las posiciones de los pobladores en el espacio
social suponen cierto agrupamiento que acerca a las personas y familias que
comparten cierta posición, y que además coinciden en sus intereses. El control
ejercido por el grupo armado afecta estas posiciones, ya sea porque representa
una oportunidad para algunos o una amenaza para otros, en virtud de los recursos económicos o simbólicos que se buscan obtener o mantener. La toma de
posición frente a las acciones de los grupos ilegales, además de ser una acción
necesariamente social es también colectiva, puesto que nunca se realizan aisladamente sino que son respuestas solidarias que reposan sobre entramados
de confianza entre vecinos y familiares, cultivadas con esmero durante años de
convivencia. En consecuencia, en un análisis de tres actores, toda forma de colaboración con las Farc implicaría necesariamente un desafío a la Fuerza Pública,
que da como resultado un estado de incertidumbre para el grupo y los pobladores, y viceversa, cuando se colabora con el Ejército.
La población de las veredas ha experimentado un proceso de diferenciación
social como resultado del control ejercido por el grupo irregular en el territorio,
que desde la perspectiva del controlador opera bajo la lógica de la colaboración
o defección, pero desde el poblador, funciona la lógica de la adaptación, resistencia o del aprovechamiento, dependiendo de las necesidades e interés. Algunos frente al grupo irregular hacen lo estrictamente necesario para conservar
su patrimonio y su familia; otros, debido a la falta de reconocimiento social esta
relación les puede dotar de un halo de prestigio que los dignifica frente a la comunidad, lo cual muchas veces explica la incorporación a las filas de las Farc, o
simplemente la relación se aprovecha como una oportunidad de acceso a recursos económicos.
TERRITORIO, POBLACIÓN Y CONFLICTO: referentes
históricos de la cultura como principio de diferenciación social.
Los procesos que dan cuenta de las dinámicas y la permanencia de la población en el territorio, desde el arribo, establecimiento y consolidación en la
defensa de su ocupación, muestran aspectos importantes para entender el contexto social y su articulación con los grupos armados ilegales, especialmente con
las Farc.
El proceso de ocupación del territorio en los años 50s muestra diferencias en-
Se encontró que las familias que tenían incorporadas las concepciones dominantes de los derechos y deberes, muestran desde entonces mayor estabilidad
al estar cobijadas bajo la figura del matrimonio; pocos son los casos en los que
experimentan dificultades entre sus miembros por la distribución de la herencia;
el hecho de estar orientadas por un ideal de progreso, sus hijos han contado con
el apoyo del grupo familiar para permanecer en el sistema educativo y proyectarse desde ahí, a otros escenarios.
Existe evidencia empírica que permite establecer algunas diferencias entre
los mestizos e indígenas oriundos del territorio. De una parte, los indígenas reproducen las tradiciones propias de su cultura, aunque el sistema de referencias
de lo indígena desapareció como resultado del proceso de aculturación durante
2
Al respecto, Es importante emprender un estudio empírico sobre las diferencias entre las familias indígenas y mestizas de este territorio
271
tre el poblador mestizo e indígena. El mestizo en una condición de menor discriminación que el indígena, mostraba en la primera mitad del siglo XX una actitud
de mayor adaptación a los cambios relacionados con el proceso de consolidación
estatal en la región, con la ampliación progresiva de la frontera agrícola, que
marcaba, además, la transición de una económica hacendataria a una campesina, más cercana esta última a los intercambios económicos capitalistas propios
de un rápido proceso de modernización que se experimentaba en la región. Los
mestizos para entonces conformaban la gran mayoría del conjunto de “arrendatarios, aparceros, agregados, peones” vinculados a la actividad económica de
las haciendas (Jimeno, 1989:381). Cuando los vínculos con las haciendas fueron lo suficientemente fuertes, durante la coyuntura de la crisis financiera de la
Hacienda “García Arriba”, les ofreció a éstos ciertas ventajas, entre ellas la más
importante fue la adquisición de parcelas que muchas fueron canjeadas por
trabajo en la Hacienda. La capacidad de adaptarse a los nuevos sistemas de referencias de ordenamiento de la sociedad rural y nacional, se puso de manifiesto
en estos pobladores con la obtención de los títulos de propiedad sobre la tierra.
El hecho que el poblador mestizo garantice su propiedad individual mediante un
documento - “escritura”-, indica que ha incorporado representaciones propias
del derecho moderno, en las cuales se impone el interés privado frente al comunitario. Sin embargo este no es un hecho aislado, de él se derivan otras prácticas, como lo es el pago de impuestos, el trazado de cercos que demarcan los
límites de la propiedad y por tanto, de la movilidad espontanea por el territorio
de los vecinos y transeúntes, cuyas normas le permiten a éste definirse como un
sujeto con derechos y deberes, pero también insertarse en la dinámica comercial, en tanto sujeto económico. En estas condiciones el poblador que actúa bajo
las reglas de juego que impone el interés privado -no del derecho comunitario2obtiene más beneficios comparativos que quienes no lo hacen así.
272
el período de la conquista, sin embargo, su cultura se reelabora en función de las
luchas y los conflictos por la tierra, producto de sentimientos de desarraigo, de
un pasado que se mitifica e idealiza, se reinventa; esto es, se trata de una resistencia histórica a las imposiciones, entre ellas la más reciente, al menos la que
nos interesa, al proceso de modernización que demanda cambios en la forma
como se percibe el territorio, en las relaciones que se establecen cotidianamente
con los otros.
El poblamiento Páez ha sido descrito en diversos estudios como un poblamiento disperso (Gómez & Ruiz; Finji & Rojas, et al) que se marginó de los procesos
de regulación estatal de la economía y la política para aquellas comunidades. El
territorio fue asumido como «un espacio que se recorre”, práctica que les sirvió
a los pobladores indígenas para evadir el tributo, el sometimiento y la imposición
del dominador, por tanto, ésta se constituye en una práctica dotada de sentido
político. De cualquier modo, esta práctica en el contexto del proceso histórico
dominante de modernización de la economía y del Estado3, durante la primera
parte del siglo XX, excluye al indígena de las transformaciones que “impone la
necesidad de la convivencia con el dominador” (Findji y Rojas, 1985: 26-38), y
se niega el reconocimiento individual de los derechos y beneficios que se derivan del orden social en una lógica compleja que combina prácticas de inclusión,
autoexclusión y exclusión.
En la sede del Cabildo Indígena de Corinto, según lo expresado por líderes de
esta organización, se deben atender con frecuencia los conflictos por linderos
entre vecinos, apoyándose, sin contar muchas veces con la documentación necesaria que soporte esas denuncias, en los testimonios orales de las partes en
disputa, lo cual concluye a menudo con decisiones poco claras o muchas veces
insatisfactorias para alguna de las partes. Este por tanto, es un problema todavía presente. El poblador indígena elabora así una relación con el territorio
y sus pobladores, en la que expresa su arraigo y pertenencia a la tierra, en la
perspectiva iusnaturalista del derecho cultural y de la resistencia. En contraste,
se debe reconocer, que algunos indígenas perciben y sufren las consecuencias
de la exclusión, las desventajas que acarrea, y otorgan hoy una importancia casi
mítica al “contrato firmado” como garantía de reconocimiento de sus derechos.
Estaría por establecerse si, a pesar de los vínculos comunitarios, la inestabilidad y la vulnerabilidad observada en los grupos familiares de los indígenas son
consecuencia directa de la resistencia que ha marginado a estos grupos de los
procesos integradores con la cultura dominante. Sin embargo, es evidente que
actualmente dicha inestabilidad en las familias es una condición favorable, ante
3
Desde un marco más general de análisis los Páez, la transición hacia la vida republicana en el país, pasaron de un cacicazgo como
forma que permitía cierta unidad a la figura de los Cabildos, cuya reconocimiento legal impide otras formas de integración más amplias de todo el territorio Páez,, que se oponían a la creación de un Estado-Nación. En consecuencia el conflicto político central se
oponía a los procesos de unidad y autonomía de los paeces.
las prácticas de maltrato, ruptura de los vínculos afectivos y comunitarios, para
el reclutamiento de niños y niños a las filas de la guerrilla.
En los años 60s se constituye las Farc como una organización guerrillera, la
cual en sus inicios fungía como una autodefensa campesina. No obstante, en
la región su presencia fue efímera en la región hasta los años 90s, e incluso no
existe evidencia empírica que permita afirmar que desde su origen la guerrilla
actuó por la defensa de la población civil. Las narraciones permiten identificar el
origen de las Farc como una desviación de las guerrillas liberales que actuaron
realmente como una autodefensa campesina. Los relatos sobre la guerrilla del
período (Farc) de los años 70’s, hablan de hombres desgastados, mal armados,
cansados, hambrientos e ignorantes que sobrevivían escondidos en el monte,
ataviados de una ropaje que los identificaba más con los bandoleros de los 60s.
Es hasta 1984 cuando el M-19 decidió hacer presencia en esta región -la zona
rural del municipio de Corinto y Miranda que se transforma la percepción que
tiene el poblador del guerrillero. Esta organización se destacó dentro del movimiento guerrillero del país por su iniciativa innovadora en lo militar, político y su
relación especial con la población. En lo militar mostró una actividad intensa:
4
Toríbio - Departamento del Cauca
273
Después de la disolución progresiva de la Hacienda García Arriba desde los
40s hasta los 50s, desaparecen con ella los referentes que integraban la población en su vida económica, social y política frente al territorio. Los campesinos
mestizos e indígenas que ocuparon ese lugar se vieron conminados a unirse en
defensa de las hordas de conservadores violentos que desde Santo Domingo4
llegaban hasta Corinto a “limpiar” de liberales este territorio (Atheortua et al.
1990:195). Es así como los pobladores aquí toman la iniciativa de buscar apoyo
de la guerrilla liberal de Herrera, levantada en armas en el sur del Tolima, región
fronteriza con el norte del departamento del Cauca. Los guerrilleros llegaron
y tomaron el control de la zona, que desde entonces fue reconocida como un
territorio eminentemente liberal. Algunos pobladores recuerdan a Sonrisal” y
“Caballito” como los líderes de la cuadrilla de la guerrilla; otros son nombres
los personajes más evocadas son Tijeras, Sangre Negra, Capitán Veneno. Esta
guerrilla operó como una autodefensa campesina apoyada por la población establecida que buscaba proteger su propiedad ante el hostigamiento de los “chusmeros”. Se carece de información sistemática para determinar los intercambios
y compromisos entre los lugareños y sus protectores. Por fuentes primarias y
documentales se pudo conocer que ante la permanencia o visita de los guerrilleros, éstos eran atendidos con esmero, se convertían en invitados especiales en
las ferias del pueblo o en las fiestas familiares que se realizaban con ocasión de
un matrimonio o de una primera comunión.
repetidas tomas de las cabeceras municipales de Corinto, Miranda, Florida, con
acciones que alcanzaron a afectar ciudades como Yumbo, y el sur occidente de
Cali y enfrentamientos con el Ejército.
274
El M-19 fue una organización externa a la población local del Corregimiento
estudiado, pues estuvo conformada por combatientes de origen urbano de varias ciudades del país (Cali, Bucaramanga, Bogotá, eje cafetero, de los llanos),
con formación política y muchos de ellos con educación universitaria. En el espacio de la vida cotidiana de las veredas se transformó la imagen del guerrillero. Estos enseñaron sus trajes militares, uniformes camuflados, dispositivos
de radios, armas de largo alcance, en tamaños y formas, parecidas o mejores
que las usadas por la Fuerza Pública. Con una apariencia física cuidada con esmero, quedó atrás la percepción dominante sobre el guerrillero mal oliente y
hambriento. Ahora estos llegaban con dólares y mucho dinero, no le quitaban o
pedían nada a nadie, lo compraban y bastante bien. Y lo más importante es que
había mujeres combatientes, algunas con alto rango militar – Vera Grave-, que
lograron establecer relaciones íntimas y cotidianas, de afecto y solidaridad, con
las mujeres de las veredas.
Con su nuevo estilo el M-19 despertó la simpatía de los lugareños, quienes
terminaron por colaborar con esa organización, cuya participación fue especialmente intensa por parte de los jóvenes, que terminaron, algunos de ellos, por
incorporarse a las filas insurgentes. El deslumbramiento inicial que se había apoderado de la gran mayoría de la población desapareció de golpe con la muerte
de Edwin, un joven del corregimiento que por encontrarse junto a un grupo de
guerrilleros, fue sorprendido por un destacamento del Ejército. El desgaste experimentado por todos, debido a la intensa actividad militar de esa organización
guerrillera, que los exponía a todos los pobladores, sin responsabilidad alguna,
al fuego cruzado con el Ejército. Durante los combates de Yarumales, se rompen radicalmente los atisbos de simpatía de la población. En Yarumales el M-19
tenía una escuela de formación guerrillera, en la que se encontraban muchos
de los jóvenes de las familias que habitaban la región, que fueron expuestos a
los combates con el ejercito, por decisión de Carlos Pizarro comandante de esa
organización, que en medio del delirio, tomo la decisión de “dar un paso de la
guerra de movimientos a la guerra de posiciones”.
TERRITORIO Y POBLACIÓN: proceso de diferenciación
social y defensa de posiciones en el marco del control
territorial ejercido por las Farc
La relación entre el poblador y las Farc es una construcción social que es posible siempre que el control desplegado por éstas sea regular en el territorio. El
control ejercido por las Farc es directo cuando se realiza mediante la presencia
militar de sus estructuras armadas y es indirecto cuando opera por medio de
intermediarios, que se diferencian entre los mandaderos y las estructuras de
milicianos, estas últimas, hacen parte del núcleo básico que permite la operación
del sistema de vigilancia y monitoreo sobre la población y el territorio5. Aunque
las Farc logran asegurar cierto grado de colaboración de los habitantes veredales, su poder no es absoluto; los moradores del lugar se trasladan frecuentemente a la cabecera municipal de Corinto, Miranda, Florida y Cali, o cuentan con
un sitio de habitación en la cabecera de uno de estos municipios donde las Farc
no tienen jurisdicción. El transporte colectivo entre veredas, así como los visitantes externos que arriban a las veredas los fines de semana es permanente.
El territorio no está aislado, es abierto a la vez que cerrado. La dinámica social
desborda ocasionalmente el esfuerzo de la guerrilla por mantener un control total sobre la población, tal como sucede cuando la prohibición de votar de las Farc
se infringe por parte de los electores, cuando ordenan la participación en “paros
armados”, asistencia a marchas, restricciones de movilidad que se incumplen, o
cuando prohíben el acceso a créditos del Banco Agrario, despertando el rechazo
comunitario, entre otros.
Aspectos geográficos
Sobre la población que ocupa la zona rural de Corinto pueden describirse algunas características sociodemográficas relevantes. Para el año 2005 se pudo
establecer, de acuerdo a la condición étnica de la población, la existencia de
diferencias geográficas de ocupación veredal del territorio. En la tabla 1, se
muestra el orden de presentación de las veredas de acuerdo a la cercanía con la
cabecera del municipio de Corinto: a mayor distancia de la cabecera municipal,
la población es menor, mayor su dispersión y las veredas se encuentran ubicadas
en sitios de mayor altura sobre el nivel del mar en la cordillera
5 Las acciones y formas de control territorial, así como los fines y consecuencias en los pobladores siguen la propuesta
de Stathis Kalyvas (2006)
275
El territorio en cuestión presenta algunas características geográficas relevantes para el análisis. Es lugar cercano a los centros urbanos poblados, entre los
cuales se debe destacar la ciudad de Cali; es próximo, además, a la zona de los
ingenios azucareros del Valle geográfico del Rio Cauca, uno de los cluster más
dinámicos de la economía nacional; es un lugar poblado en la zona rural situado
sobre un relieve escarpado en la cordillera central que facilita el acceso y desplazamiento hacia el Valle de las Hermosas y el Municipio de Herrera en el sur
del Tolima y en el norte, hacia el Departamento del Huila.
Tabla 1. Distribución de población veredal,
según condición étnica. 2006.
Vereda
Población
1.Pueblo 2 El Pedregal
Nuevo
La Heroica
–
3
Rionegro
4 El
Crucero
5 San
Pedro
6 San
Pablo
%
100,0
%
90,0
%
92,1
0,0
10,0
7,9
7 El Playón
8 El
Palmar
%
%
0,0
12,0
%
18,2
100,0
88,0
81,8
%
Indígenas
Mestizos
Total
N=
%
TOTAL
100,0
%
95,2
63,0
0,0
4,8
37,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
100,0
43
701
176
434
389
158
111
249
2.262
276
Fuente: Datos ajustados en base a la Alcaldía de Corinto. Año 1999. Ajustados al
Censo 2005 y proyectos al 2006.
Según los rasgos generales de la estructura de poblamiento veredal señalada, se advierte que las distancias a los centros urbanos, y la dispersión de la
población no son meras condiciones físicas y geográficas aisladas, éstas también
implican alejamientos económicos, políticos y culturales. En este contexto del
conflicto armado, el casco urbano es un lugar generalmente controlado por la
Fuerza Pública, mientras la zona montañosa es el lugar de ocupación de los
grupos ilegales: entre mayor es la concentración de habitantes mayor es la presencia del Estado; entre mayor es la dispersión de la población, más escarpado
su relieve, y más distante se encuentra la vereda o el centro poblado, es mayor
la frecuencia de la presencia directa de la guerrilla. Desde esta perspectiva, se
puede establecer que es mayor el contacto directo con la guerrilla de la población indígena que mestiza, y al contrario, es mayor el contacto de la población
mestiza con el Estado. Desde luego, estos datos deben tomarse con discreción,
pues la alta movilidad de los pobladores, que se facilita debido a los cortos trayectos entre los poblados dispersos, centros poblados y cabecera municipal,
permite mantener una distancia, tanto con el sistema de referencias estatales,
especialmente con la Fuerza Pública, como con los órganos de control de la
guerrilla. Aspectos que a su vez permiten a la guerrilla desplazarse con facilidad
hasta las veredas más bajas y regresar rápidamente a las zonas más altas de la
cordillera en donde se halla una densidad poblacional muy reducida.
Las diferencias demográficas en el período intercensal 1993, 2005, son significativas al comparar la cabecera municipal (zona urbana) con el resto (zona
rural) de Corinto. En la Tabla 2 se observa que durante el año 1993 la población
en la cabecera (urbana) es mayor que en el resto del municipio; en el año 2005
la población del resto (rural) es mayor que en la cabecera del municipio. En el
municipio de Corinto su población es por tanto mayoritariamente rural. El aná-
lisis registra un crecimiento poblacional del 1.4% anual6 para el conjunto de la
población en este periodo. El decrecimiento de la población en la cabecera es
de -0.8% anual. En consecuencia, el crecimiento en el período intercensal de la
población rural fue del 70% en los 12 años, es decir, del 5.8% por año, cifra que
resulta notablemente alta si se considera las condiciones de violencia que se vive
en ese territorio. La presión demográfica que ejercen las nuevas generaciones
por oportunidades económicas, educativas, culturales es cada vez más intensa.
Situación que se ha puesto de manifiesto desde los 80s.
Tabla 2. Distribución de la población según cabecera y resto
del municipio de Corinto. Periodo intercensal año 1993 y 2005.
Tipo de
Registro
Población total
Cabecera
Resto
Censo 1993
Habitantes
%
Censo 2005
Habitantes
%
% crecimiento
Poblacional
19.442
100
22.825
100
17
11.877
61.1
10.745
47.1
-10
7.565
38.9
12.080
52.9
70
Fuente: Dane
Acciones de control, intermediación y adaptación
múltiples
Las cifras presentadas en la tabla 3 corresponden a los eventos de violencia
registrados para todo el departamento del Cauca. En esta se pueden observar
que las distintas variables evidencian un incremento significativo de hechos de
violencia, combates a partir del año 2000, así como la presencia de ejército ó
6
Los datos proyectados a partir del censo de 1993 esperaban una población de 27.212 residentes en Corinto lo que supone, frente a
las 22.825 registradas en el Censo 2005, una desaceleración del crecimiento. Pero este es un fenómeno más evidente en la Cabecera, pues para el Resto la expectativa proyecta era de 10.598 personas, y se registraron 12.080, lo cual indica una aceleración del
crecimiento en la zona rural.
277
Llama la atención que en la zona controlada por la Fuerza Pública, la cabecera
del municipio, la población decrezca, mientras que la población rural se incrementa, a pesar de la presencia de actores armados ilegales. Lo anterior indica
que la dinámica del conflicto armado en el municipio no ha impedido el crecimiento de la población rural, ni ha generado desplazamientos de la población
hacia otras zonas. Por el contrario, el mantenimiento o aumento de la población
en la zona rural, sugiere la existencia de motivos e incentivos suficientemente
fuertes para mantener a sus habitantes en el territorio. Es posible que las ventajas económicas en la zona rural del municipio ayuden a explicar el aumento de la
población. Estas ventajas pueden estar asociadas a la actividad económica legal
(minería, ganadería, agricultura y comercio), como a las ilegales (actividades
conexas al narcotráfico). Desde la racionalidad social en la comunidad la relación
costo beneficio favorece la decisión de quedarse, no obstante, los riesgos.
guerrilla en dichos eventos. Según los datos, el incremento más significativo de
muertes de civiles ocurre desde el año 2000, registrando su mayor valor en el
año 2001 con 172 muertes civiles, año en el que se comienza a tener registros
de la actividad paramilitar en el Departamento. En general, el incremento de los
eventos relacionados con la violencia es mayor a partir del año 2002 cuando se
suspendió la “zona de distensión” en el Cagüan.
Tabla 3. Hechos de violencia y tipo de acciones de conflicto armado
en el Departamento del Cauca. Año 1990-2009.
Años
1990-1994
1995-1999
2000-2004
2005-2009
Eventos
Combates
220
98
313
113
817
301
863
190
Ataques
Ataques
sin
combate
Muertes
civiles
Combates Fuerzas
estatales
Guerrilla D
Fuerzas
estatales
D
Guerrilla D
160
122
129
95
100
195
63
162
120
282
423
265
433
586
146
180
507
395
237
635
688
198
539
628
278
Fuente: Cerac. Base de datos sobre conflicto armado.
Agrupación de datos propia.
De acuerdo a los datos elaborados a partir de la información suministrada por
la Revista Noche y Niebla del CINEP, el 63.4% de los hechos de violencia registrados en el Municipio de Corinto ocurren en la zona rural.
Durante el periodo 90 -94 las Farc se presentan de manera regular en las veredas, con uniformes militares, dotados de armas automáticas y de largo alcance. Su presencia es habitual siempre y cuando no esté el Ejército, leales a la
orientación que sólo combaten cuando las condiciones le son favorables. En este
proceso las Farc de los años 90s se diferencia del grupo campesino que otrora
representaba7, poniendo de manifiesto una estructura organizativa autónoma,
jerarquizada, con relevo permanente de sus tropas y mandos. Entre otras características, las Farc se han distinguido por la conducta poco “liberal” 8 de sus
combatientes y la desconfianza hacia la población civil.
En buena medida, el control ejercido por las Farc, sobre el territorio dependía
directamente de la estructura militar y de la presencia directa de los combatientes, aún cuando, ya contaban con personas próximas que les suministraban información. Por esta razón en este periodo el control era débil, pues correspondía
más a la ocupación ocasional del territorio, a la ausencia de un sistema fuerte
7
Desde la séptima conferencia las Farc, asume la multiplicación de todas las formas de lucha, e incorpora la sigla EP - Ejército del
Pueblo -. (Pizarro 1991).
8 Fernando Cubides (2005:20) sugiere que la “liberalidad” está asociada al manejo y la responsabilidad en el manejo de la información
por parte de los grupos armados irregulares.
de vigilancia y monitoreo y a la poca violencia que ejercía sobre la población. Es
este un momento en el cual el grupo armado expone símbolos de su capacidad
militar y su poder coercitivo sobre la población.
El grado de control ejercido por las Farc en las veredas no impedía que personas externas visitaran las veredas. Los familiares de los pobladores locales que
residían fuera de la región visitaban frecuentemente sus familias, y los fines de
semana, se convertían en momentos de encuentro.
Este grupo logra la aceptación de algunos pobladores, pues permitía, ser utilizado como un referente coercitivo, para resolver algunas dificultades con personas reticentes a colaborar con actividades comunitarias, control de robos, dirimir
conflictos, garante de acuerdos. Ante las dificultades se hizo común la amenaza
“eso lo podemos arreglar con los de arriba, con la ley del monte”. Aunque la
presencia del grupo armado fue de utilidad práctica para algunos de los pobladores, se produjo mucha inconformidad de otros, que percibían como errática
e injusta la intrusión de la guerrilla, la cual no garantizaba una posición justa o
equilibrada.
Ya para el año 95 las Farc tuvieron la iniciativa de organizar los grupos de milicianos; se trataba de jóvenes que se constituyeron en el primer intento de las
Farc de crear una estructura intermediaria propia para vehicular la coerción e
información hacia la población de las veredas. Posteriormente, le incorporarían
otras funciones como fue la vigilancia, el monitoreo, y, sobretodo, la adopción
de un mecanismo de relevos de combatientes y milicianos, cuya orientación es
una muestra de racionalidad de las Farc, para evitar la falta de efectividad en el
control que se generaría debido a la confianza y solidaridad que emerge de la
interacción prologada entre los mismos combatientes y los pobladores.
Esta forma de organización tuvo diferentes tropiezos a lo largo de los años,
en los cuales algunos milicianos buscaron sacar ventaja personal, empero, la
corrección de las fallas permitió a las Farc depurar la estructura de intermediación, con la designación de un “jefe de milicianos” y de los “coordinadores”, estos
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Bajo esta condición de inevitable intromisión de la guerrilla en los asuntos comunitarios, útil para unos e incómoda para otros, se hizo necesario en la comunidad establecer contacto directo con ellos, pues de cualquier modo se reconocía
su capacidad coercitiva para intimidar o actuar con violencia sobre cualquiera
de ellos. A partir de esa necesidad la misma población constituyo la figura de
los “mandaderos”. Estas fueron personas de la propia comunidad que servían de
intermediarios y mensajeros entre los comandantes guerrilleros y los pobladores
para evitar los abusos de poder de algunos guerrilleros y de otros pobladores.
últimos encargados exclusivamente de las transacciones económicas que ocurren en el territorio. Los “mandaderos” no son sustituidos por la estructura de
milicianos; son un complemento que la dota de cierto equilibrio, un contrapeso,
toda vez que impide que se desborden los milicianos o sobrepasen sus acciones,
pues siempre el poblador podrá contar con la alternativa de enviar un mensaje
directo a los comandantes guerrilleros para garantizarse una salvaguarda.
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La presencia de las Farc en este territorio se sustenta, de acuerdo a la información recolectada, en condiciones sociales, culturales y económicas de esta
población, que la hace proclive a aceptar las Farc, y por consiguiente, a colaborar con ellas. Estas condiciones son: primero, familias inestables, ruptura de
vínculos afectivos producto del maltrato infantil, falta de apoyos familiares y
comunitarios para la organización de un proyecto educativo; segundo, escasas
alternativas de ingresos económicos, producto de actividades legales; tercero,
las nuevas generaciones, producto del crecimiento demográfico, que presionan
la frágil estructura social y económica existente que no responde a las expectativas y necesidades de los jóvenes, en contraste con un conjunto de familias más
acomodadas que han defendido sus conquistas en el mismo territorio.
La urgencia de reconocimiento social de los jóvenes es tramitada mediante su
adscripción a los grupos armados, que hacen uso de los signos de poder disponibles para ubicarse en una posición de respeto y autoridad. Si bien la vinculación
plena del joven a la estructura cerrada del grupo se convierte en una válvula de
escape, en una “salida” a la sensación de desconocimiento y negación simbólica
hacia él, su participación en las estructuras de milicianos le permite, sin escapar
o renunciar a su entorno, inscribirse por la fuerza en una posición que le asegure
mayor respeto y reconocimiento frente a los suyos. Aun cuando no es una vinculación total al grupo irregular, si corresponde al proceso de reclutamiento que
realiza la guerrilla en tiempo de paz y de guerra, que pasa por un filtro previo,
al prestar servicios y colaborar con la guerrilla desde sus viviendas (Arjona &
Kalyvas 2006).
Sin que haya sido un propósito de la guerrilla, sólo después del año 2000, la
dinámica económica asociada a la producción y tráfico de narcóticos fue vinculándose progresivamente como una actividad independiente del grupo armado.
Siendo ésta una actividad independiente, se integra a la dinámica de control territorial, generando beneficios económicos, directos e indirectos, significativos
para buena parte de la población, quienes necesariamente terminan por aceptar
y colaborar con la guerrilla. Se puede soportar empíricamente la adquisición de
vehículos (motos, camperos último modelo, compra de tierras, entre otras) que
indican un aumento significativo del capital económico de algunos pobladores. El
incremento de los recursos económicos, reposa en una dinámica colectiva que
integra redes solidarias y de confianza, de apoyo a esta alternativa económica
y reclama para sí el reconocimiento de la nueva posición en el espacio social
interveredal. Las redes de apoyo a las actividades ilegales, tiene su correlato
en las redes que agrupan al conjunto de pobladores que son poseedores de un
patrimonio y tienen una articulación activa con la dinámica económica legal. A
pesar de estar separadas en virtud de sus intereses, los grupos diferenciados logran unirse y definir acciones conjuntas como comunidad en oposición o rechazo
contra las acciones violentas o coerción ejercida por las Farc, tramitadas de forma pública o mediante medios más discretos, desde formas de desobediencia,
bloqueos de vías, reclamaciones directas, reuniones, exigencias de castigo a los
responsable, entre otras.
Impacto de la Política de Seguridad democrática (PSD)
Pero esta muestra de fortaleza ha sido desvirtuada por otras acciones. Grupos grandes de soldados del ejército repetidamente llegan durante la noche
a las casas de los lugareños, y se quedan por horas o durante varios días. Las
consecuencias son varias e inevitables. Puede generar desconfianza entre los
pobladores, creando fisuras en el poder local y comunitario; una vez, el Ejército
no está presente, pueden generarse retaliaciones a los pobladores por parte de
los milicianos. Algunos pobladores han interpretado como una manifestación
de debilidad y de torpeza del ejército, pues buscan protegerse de la guerrilla
tomando como escudo las casas de la población civil, acto considerado irresponsable que en lugar de brindarles protección los instrumentaliza. La población se
ha expuesto sin conmiseración alguna. Se han presentado casos en los cuales el
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La acción del Estado bajo la PSD mostró un cambio en las formas de acción
del Ejército a partir del año 2007. El primer cambio significativo fue evitar desplazarse por las carreteras y caminos de acceso a las veredas, lo hacían por “el
monte”, utilizando los “desechos” poco visibles para los pobladores. El segundo
cambio fue movilizarse en horas de la noche y descansar o esperar en horas del
día evitando ser visibles por la población. Estos cambios le permitieron a la Fuerza Pública llegar por sorpresa al territorio, evitando las estructuras de vigilancia
de las Farc que hasta entonces había sido efectiva, para golpear fuertemente a
los guerrilleros que se habían acostumbrado a movilizarse en grandes grupos.
El procedimiento táctico fue rápidamente neutralizado, pues la guerrilla a partir
de entonces se movilizó en pequeños grupos, retornando a la clásica estrategia
del foco guerrillero; minaron asimismo algunos de los caminos que permitían a
los guerrilleros cierta seguridad. Los pobladores identificaban para entonces la
presencia del Ejército por el ladrido de los perros que los delataban durante las
noches. La Fuerza del Estado muestra a los pobladores cierta seguridad y creatividad para combatir la guerrilla.
ejército ha sido atacado por la guerrilla en casas de pobladores con pipas bomba
y fusilería, exponiendo la vida de todos los miembros de una familia y menoscabando su seguridad.
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Un tercer cambio está relacionado con el uso de desmovilizados de la guerrilla,
quienes van a las veredas con los destacamentos del ejército, protegiendo su
identidad con pasa-montañas. Estos además de ofrecer información al ejército
para actuar selectivamente sobre las estructuras que apoyan a la guerrilla, inhiben en adelante la defección hacia ese grupo ilegal del resto de la población.
Un cuarto cambio alude a la forma de trato de los soldados y oficiales hacia
la población civil, que se transforma mediante el uso respetuoso de una presentación formal: “Buenas tardes, nosotros o somos del Ejército de Colombia,
y hacemos parte del comando operativo…”, o bien, el uso de expresiones “compatriotas” para referirse a los pobladores. Algunos de ellos, los soldados profesionales, son vistos por los pobladores como unos mercenarios y matones a
sueldo, debido a su trato y agresividad. A pesar de estas ganancias simbólicas,
es aun ambigua la imagen que proyecta el Ejército en los pobladores, según los
testimonios en los que se hace referencia a operativos que han afectado familias
de la comunidad y por el comportamiento de algunos militares que ponen en
cuestión su honestidad y transparencia, al transar frente al negocio de la droga.
Algunas Conclusiones
• La guerra se convierte en la mejor y única alternativa disponible para
estos niños involucrados en la guerra. Algunos personajes condenan el
reclutamiento de niños por parte de las Farc, que invocando el Derecho Internacional Humanitario, solo ven los guerreros en la guerra. Hay quienes
reclaman con un optimismo casi irracional, muy sintonizados con un ideal
democrático fundamentado en una concepción positiva de la norma, un
gesto de humanidad de la guerrilla; justo se espera de quienes se hallan
sumidos en la violencia y la muerte, un cambio, la transformación de sus
in-conciencias. Se reifica de esta manera la norma en virtud de su carácter
internacional, en consecuencia, se sobredimensiona su poder, pues por su
sola existencia, por el milagro de la enunciación, redime la poca humanidad
y civilidad sumergida en la barbarie. Pareciera que estas posturas seudopacifistas revelaran la mirada positiva sobre las personas involucradas en
las organizaciones armadas, pero lo que representa de un lado, lo esconde
del otro, y es la realidad de las situaciones vividas por los pobladores, y
especialmente por los niños y niñas en las zonas en donde se experimenta
el conflicto armado. No basta con la sensibilidad desbordada que victimiza
la población sin el reconocimiento de estas realidades que permitan orientar políticas efectivas para la transformación de las condiciones reales de
existencia de dicha población.
• El control ejercido por la guerrilla no desaparece mediante acciones militares. Son indispensables políticas sociales que permitan restituir plenamente la confianza de la población civil en las fuerzas del Estado.
• Es necesario continuar estudios en donde se analicen las dinámicas que
permiten revela el funcionamiento del control ejercido por la guerrilla.
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