JOHN MÜLLER Actualizado: 04/05/2014 22:10 horas El Índice de Miseria de España ha alcanzado su promedio más alto en los dos años de Gobierno de Mariano Rajoy, llegando a un 27,6 entre 2012 y 2013, aunque en diciembre del año pasado se situaba en 25,86. Este indicador, creado por el economista Arthur Okun, suma la tasa de desempleo y la inflación, los dos factores que según este asesor de los ex presidentes norteamericanos Kennedy y Johnson hacían que la gente sintiera que vivía en la miseria. Lo llamativo es que con apenas dos años de gestión, el promedio de Rajoy, que ha coincidido con la segunda recesión económica de la crisis que comenzó en 2008, tan sólo es una unidad más alto que el promedio que acumuló Felipe González a lo largo de sus 13 años y medio de Gobierno. El promedio del Índice de Miseria de González es de 26,6, excluidos los últimos tres meses de 1982. En apenas dos años de gestión, el promedio de Rajoy es sólo una unidad más alto que el de González en 13 años El promedio más bajo de la historia democrática lo registró José Luis Rodríguez Zapatero con un 16,1, beneficiándose del ciclo bajista que inició José María Aznar en 1996. El promedio de Aznar fue de 17,9. El Índice de Miseria de España lo calcula Analistas Financieros Internacionales (Afi) para la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo Temporal (Agett), ahora integrada en Asempleo, y se publicó oficialmente por última vez en julio de 2012. Afi-Asempleo ha facilitado su cálculo trimestral desde marzo de 2002 hasta diciembre de 2013. Los cálculos históricos hasta 1982 son de elaboración propia con datos anuales. De los cuatro últimos presidentes del Gobierno, Zapatero es el único que entregó el país con un Índice de Miseria superior (23,9) que el que registró en su primer año de gestión (14,2). El Índice de Miseria permite calibrar la gravedad de una crisis económica. Okun, que además es el creador de la Ley de Okun, una regularidad matemática que vincula la creación de empleo con el crecimiento del PIB, formuló el indicador como una manera de visualizar instantáneamente la situación de la economía norteamericana. El economista de Harvard Robert Barro modificó el indicador y creó el Barro Misery Index (BMI) añadiendo a la suma de inflación y desempleo el tipo de interés del bono a 30 años y el diferencial entre el crecimiento del PIB real y el PIB tendencial de EEUU. Desde finales de la década pasada, el profesor Steve Hanke, de la Universidad John Hopkins, adaptó el índice de Barro a los demás países del mundo. Hanke acaba de publicar en Globe Asia un artículo donde da a conocer su indicador global para 2013 que es encabezado por Venezuela, Irán y Serbia. España ocupa el séptimo lugar mundial en esta lista y el principal factor que lastra el indicador es el desempleo. Aunque a primera vista, por tratarse de cifras mayores, pareciera que el desempleo es un factor que pesa demasiado en el índice de Okun, la evidencia científica es la contraria. Un estudio publicado en marzo de 2001 en American Economic Review por Rafael di Tella, Robert MacCulloch y Andrew Oswald constató que el desempleo era una mayor fuente de infelicidad para las personas que la inflación. En aquel estudio titulado Preferencias sobre Inflación y Desempleo, los autores señalaban que la inflación y el desempleo importaban mucho a los ciudadanos y pretendían calcular el coste que suponía la inflación en términos de desempleo partiendo de la idea popular entonces de que se podía asumir una mayor inflación a cambio de un menor desempleo. Al final, la intuición de Okun era muy cierta: las encuestas desarrolladas en 12 países europeos y en EEUU revelaron que el bienestar social es una función decreciente de la inflación y el desempleo. Incluso determinaron que la gente estaba dispuesta a aceptar un punto porcentual menos de desempleo a cambio de 1,7 puntos porcentuales más de inflación. También descubrieron que las personas son más felices si el desempleo y la inflación son bajos y que el Índice de Bienestar tiene forma de U en función de la edad del individuo. En general, disfrutan de un menor bienestar los hombres, las personas viudas, separados, divorciados, solteros, con hijos y con pocos estudios.