La creación - Webquest Creator 2

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Mito griego de la creación
En un principio solo existía el Caos. A continuación, Gea o la Madre Tierra
engendró por si misma a Urano, o el Firmamento Estrellado.
Gea se unió a Urano y tuvo varios hijos. En primer lugar nacieron
seis Titanes varones: Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Japeto y Crono, que era
muy perverso, y seis Titánides mujeres: Tía, Rea, Temis, Mnemósine, Febe y
Tetis.
Luego Gea y Urano tuvieron otros hijos, Los Cíclopes. Arges, Estéropes y
Brontes:
Y más tarde fueron padres también de los Hecatónquiros, tres monstruos
gigantes con cien brazos y cincuenta cabezas cada uno.
Urano era malvado y cada vez que Gea iba a dar a luz, los retenía en el vientre
de Gea, no permitiendo que nacieran. Cansada Gea de sufrir, ya que sentía que
estaba por explotar, urdió así, un maléfico plan. Dio a luz una hoz de acero
brillante y buscó la ayuda de Crono, el más perverso de sus hijos para que le
cortara los órganos genitales mientras dormía. Crono esperó agazapado que
Urano roncara plácidamente y con la hoz provista por su madre, Gea, lo castró
tirando sus órganos al mar.
Crono mantenía encadenados a todos los monstruos en las profundidades de la
tierra.
La sangre derramada, volvió a fecundar la tierra. De allí nacieron las Erinias,
espíritus vengadores de los crímenes de sangre, Los Gigantes y las Ninfas
Melíades o de los árboles de fresno. Del órgano que cayó al mar nació la diosa
Afrodita, que encontraron flotando en una concha marina.
Crono se unió a Rea, pero también tenía la mala costumbre de comerse a sus
hijos, entonces el menor, Zeus, lo destronó y conquistó el dominio del mundo.
Los Titanes que estaban confinados en las profundidades, no estaban de acuerdo y se
sublevaron agitando la tierra, sacudiendo las montañas y causando todo tipo de terremotos
y maremotos.
Zeus, pensó que si los soltaba se calmarían, pero apenas los liberó de su prisión,
comenzaron a arrojarle rocas y amontonar montañas. Este desastre duró diez años.
Zeus deseaba poner orden de una buena vez y para siempre, entonces descendió hasta el
Tártaro donde se encontraban encadenados los Cíclopes y los Gigantes de cien brazos y les
pidió ayuda para acabar con el flagelo de los Titanes.
Estos accedieron de buena gana y cuando por fin volvieron a ver la luz del sol se llenaron
de energía y se lanzaron a la batalla con todas sus fuerzas. Tembló la tierra y se sacudió el
cielo hasta que los Titanes quedaron sepultados bajo una montaña de rocas arrojadas por los
monstruos de cien brazos. Los que sobrevivieron fueron arrojados al Tártaro y nunca más
volvieron a salir de allí.
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