¿Vas a mandar a volar a alguien?

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¿Vas a mandar a volar a alguien?
Jóvenes / Revista SÍ
Por: Dilam Mattia | Fuente: Revista Si
La próxima vez que te arrepientas por haber tomado la decisión de alejarte de alguien, y lo (la) hayas mandado a volar en mala onda,
acuérdate de este artículo.
Todos los días tienes que lidiar con tus papás, hermanos, amigos, novio(a), compañeros, maestros, etc. Por un lado, la presión de tu
escuela; por otro, la presión social de tus amigos y de tus papás.
Es como si fueras un pastel, todas esas personas están a tu alrededor y quieren un pedazo de ti. Como no puedes partirte en dos y
tienes la libertad de seleccionar tu compañía y tus acciones, pues terminas rechazando a alguien.
Lo mandas a volar porque no te late; porque lo consideras un nerd; porque vive muy lejos; porque no está guapo(a); porque no te gusta
cómo se viste; o por la horrible música que escucha. En este caso, cualquier pretexto te parece bueno para mandar a todos a volar…
VOLADORES… A PAPANTLA
¿Cómo mandas a volar a la gente? Puedes tener una o varias razones para alejarte de alguien: tal vez la otra persona te ha lastimado;
te llama demasiado; te hizo una jalada; o de plano, baila nefasto y te da oso que te vean con ella.
El caso es que la tienes que mandar a volar y no sabes cómo.
Olvídate del por qué y enfócate en el cómo. Si él o ella, al que tienes que mandar a volar te hizo algo, eso ya no importa. Aprende a
olvidar y a que ya no te afecte; después de todo, lo que vas a hacer es alejarlos de tu vida ¿no?
¡HASTA LA VISTA BABY!
Todo el mundo merece respeto y tú no eres la excepción; así es que si quieres que otros te respeten, pues tienes que aprender a
respetar a los demás.
Precisamente éste es el momento más adecuado para decidir qué imagen se van a llevar los demás de ti cuando finalmente les digas
“¡adiós!”, o “¡hasta pronto!” La venganza es muy, muy mala consejera y no te lleva a nada bueno.
LA PASIÓN DEL MOMENTO
Sé sincero(a) y explica lo que sientas que sea necesario explicar, pero nunca amenaces a nadie, ni lo “castigues con el látigo de tu
desprecio”. Muchas veces te aceleras y dices cosas de las que te puedes arrepentir. Tu conducta cambia cuando te dejas llevar por la
pasión del momento.
De la misma manera, tus sentimientos se intensifican de forma positiva o negativa. Por ello, no dejes que los extremos derrumben tu
templanza, tu capacidad de razonar y reaccionar adecuadamente. Sé intenso, sé alegre; expresa tus emociones y sé positivo; pero no
pierdas el control.
SI YA TOMASTE LA DECISIÓN
Independientemente de lo que te haya hecho la otra persona, asegúrate de dejar una imagen sana, positiva y, sobre todo, digna. La vida
da mucha vueltas y nunca sabes quién se va a topar en tu camino. Así es que no seas mala onda y queda siempre en buenos términos.
Ahora, esta decisión va a provocar cambios en tu vida. Esperas que éstos sean positivos, ya que no quieres arrepentirte. ¿Pero qué
pasa cuando ya le hiciste la jalada a alguien y estás arrepentido(a)?
Tal vez nadie te dijo que todas tus acciones se pagan en vida; tal vez nadie te dijo que la vida es justa; tal vez nunca te enseñaron que
“el que la hace la paga”.
No es necesario que mires atrás y trates de reparar los errores anteriores, porque eso es imposible. La idea es que mejores tu
personalidad aquí y ahora.
BUSCA LA MEJOR MANERA
No te quiero decir que ahora te vas a sentir pésimo porque te portaste mala onda con alguien.
Tampoco pretendo que te sientas culpable por lo que ya quedó atrás. Yo te aseguro que para este momento, la vida ya te ha de haber
cobrado en otra forma.
Nadie tiene todas las respuestas y tampoco existe un modelo perfecto para mandar a volar a la gente; pero tú bien sabes que hay
pautas, hay límites y situaciones que tú conoces y manejas. Es tu responsabilidad hacer buen uso de tus habilidades y buscar la forma
idónea, o “menos peor” de mandar a alguien a la goma.
No puedes fingir demencia, tampoco puedes actuar como si fuera el día de los santos inocentes, porque bien sabes cómo se te regresan
las ofensas o los desprecios que le haces a los demás.
El punto es que de ahora en adelante lo tienes todo, puedes y tienes la capacidad de decidir cómo y quién entra o se aleja de tu vida.
Eres el(la) guardián(a) de tus emociones, de tu vida y de tus sentimientos. Quién entra y sale, depende de ti. Bajo advertencia no hay
engaño. Ahora sí no vas a poder decir: “a mí, nadie me dijo”…
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