SOÑABA CON VOLAR Corrían los años noventa y un buen día sin apenas darme cuenta, aparecí en un aula junto a otra veintena de niños, los primeros años fueron de juego y risas, también aprendimos a compartir y lo que era el valor de la amistad, y casi sin darnos cuenta habíamos recibido una formación con la que pasamos de bebés a niños. Yo en esos años tenía una obsesión, soñaba con volar, se que casi todos los niños con esa edad tienen este tipo de sueños pero ahora se que en mi caso era muy distinto, yo quería volar de verdad, hasta el punto que mis padres aterrados por la posibilidad de que lo intentara me contaron infinidad de narraciones en las que el protagonista (un niño) se daba un trastazo terrible intentado volar.. En esos años el tiempo pasaba despacio y yo empecé a darme cuenta que me había montado en un tren que marchaba -lento pero seguro- hacia un destino que apenas comenzaba a vislumbrar, salvo en lo de volar, eso lo seguía teniendo claro. Sin pretenderlo, sin ni siquiera pensar en que estaba sucediendo de la niñez a la adolescencia iban abriéndose para mi ventanitas que luego fueron ventanales y balcones y finalmente puertas que me daban acceso a otras estancias llenas de luz, la ,luz que daba el conocimiento, pero yo entonces no era consciente de ello. En esa etapa casi todos mis juegos estaban relacionados con la aviación, me podía tanto la impaciencia que casi mi unico juego de ordenador era un simulador con el que pasaba horas, llegué a aprenderme el nombre y las pistas de todos los aeropuertos famosos del planeta. En lo primeros años de esa etapa sólo quería que llegara que llegara el verano para olvidar los libros y después que acabara para volver a ver a mis amigos, la adolescencia vino marcada por un fuerte deseo de ser adulto, de sentirme autónomo, de tomar decisiones y llevarlas a cabo de querer cambiar el mundo con una clarividencia que hoy aún me asombra. Empezaba a vislumbrar que había una última etapa en lo que estaba haciendo y estaba seguro de querer llegar a ella cuanto antes, porque ya me había informado de lo que necesitaba para ser piloto profesional y cada paso que daba iba orientado en esa dirección, esperando mi mayoría de edad me aficione a volar aviones de radio control y mi mente volaba con ellos. A punto de acabar el bachiller mis padre –que apoyaban mi vocación de volar- me convencieron de que era mejor tener una formación universitaria antes de ser piloto y yo – a desgana- accedí a ello porque empezaba a vislumbrar la importancia del conocimiento, aunque no tanto como volar me gustaba la economía y no me pareció tan mala idea Con esta decisión llegó la universidad y con ella la sensación de que todo lo que había aprendido hasta ese momento empezaba a tener sentido y llegados a este punto tengo que confesar que en pleno segundo curso todos mis sueños se truncaron, de repente me topé con la imposibilidad física de hacer lo que toda mi vida había soñado hacer: Volar. Han pasado tres años de aquello, el primero fue duro y llegué a tomar un año de descanso que aproveché para conseguir un buen nivél de ingles y para aclarar mis ideas. Hoy, a punto de acabar mi grado en ADE, me doy cuenta de que he tenido mucha suerte, porque estoy volando aunque de otra manera, y de que ese vuelo que comienza ahora, no acaba nunca y de que las alas y el combustible me las han dado la formación y el conocimiento que he recibido. Ese conocimiento me hace libre, me permite discernir y elegir y me doy cuenta de que me eleva sobre el suelo mas arriba que esas alas que siempre había soñado tener. Me gustaría finalizar diciendo a aquellos que tienen la fortuna de poder acceder a una mayor formación y no lo hacen que se están perdiendo la oportunidad de volar y de hacerlo cada vez mas alto, y a los gobernantes del primer mundo que esta muy bien que cada año se declaren como patrimonio de la humanidad obras del hombre y parajes hermosos de la naturaleza, pero que el mejor patrimonio de la humanidad, el mas universal, el que nadie te puede quitar y al que debe tener acceso todo el mundo es El Conocimiento. Yo aprendí a volar..