QUIERO SABER / ESPÍRITU DE PROFECÍA – Junio 2008 Las publicaciones y el mensaje del advenimiento ¿Cuál es la importancia de las publicaciones en la proclamación del regreso de Cristo? Responde DANIEL OSCAR PLENC director del Centro de Investigaciones White en la Argentina. El movimiento adventista surgió y se desarrolló bajo el impulso de las publicaciones. En una fecha tan temprana como 1848, Elena de White recibió una revelación sobre la necesidad de publicar un periódico. El fruto de esa visión de Dorchester, Massachusetts se concretó con la aparición de la revista Present Truth [La verdad presente] al año siguiente. Elena G. de White tenía una aguda conciencia de la importancia de las publicaciones como medio de evangelización. Se le mostró en reiteradas ocasiones la necesidad de distribuirlas ampliamente. “Hay que distribuir publicaciones como hojas de otoño. Este es el mensaje que hemos estado recibiendo del Señor durante muchos años” (El ministerio de las publicaciones, p. 409). Se trata de una obra de todos, para todos los lugares. “Folletos, periódicos y libros, según la ocasión lo requiera, deben distribuirse por todas las ciudades y aldeas de la tierra. Aquí hay obra misionera para todos” (Notas biográficas, p. 240). En este propósito debe aprovecharse diligentemente cada oportunidad. “Coloquemos las publicaciones en cada mano que quiera recibirlas. Consagrémonos a la proclamación del mensaje” (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 199). Hay en los escritos de Elena G. de White una apelación directa a la participación de cada adventista en esta tarea misionera de primera magnitud. “Que cada adventista se pregunte: ‘¿Qué puedo hacer yo para proclamar el mensaje del tercer ángel?’ [...] ¿Cómo hemos de darlo? La distribución de nuestras publicaciones es un medio por el cual el mensaje ha de proclamarse. Que cada creyente disemine folletos y libros que contienen el mensaje para este tiempo” (Servicio cristiano, p. 181). A Elena G. de White se le mostró que esas publicaciones con el mensaje adventista debían compartirse con los vecinos (El ministerio de las publicaciones, ps. 411-413), distribuirse en los trenes, en la calle, en los barcos, y enviarse por correo (Obreros evangélicos, p. 366). Las publicaciones habrían de llegar a lugares donde los predicadores no pueden entrar. “Hay muchos lugares en los cuales no puede oírse la voz del predicador, lugares que pueden ser alcanzados únicamente por nuestras publicaciones, los libros, periódicos y folletos que contienen las verdades bíblicas que el pueblo necesita. Nuestras publicaciones han de ser distribuidas por todas partes” (El colportor evangélico, p. 14). Se trata evidentemente de una labor de siembra cuyos frutos se verán totalmente en la eternidad. “Nadie puede estimar la influencia que hasta una página rota que contenga las verdades del mensaje del tercer ángel puede tener sobre el corazón de alguien que esté buscando la verdad” (Servicio cristiano, p. 192). La Providencia guiará a los sinceros hacia la palabra impresa como recurso adecuado para el descubrimiento de la verdad. Dice la Sra. White: “Los vi sostener periódicos y folletos en una mano, y la Biblia en la otra, mientras sus mejillas estaban humedecidas por las lágrimas; e inclinándose delante de Dios en ferviente y humilde oración, para ser guiados a toda la verdad: exactamente lo que él estaba haciendo por ellos antes que se lo pidieran. Y cuando la verdad era recibida en sus corazones, y veían la cadena armoniosa de la verdad, la Biblia resultaba para ellos un libro nuevo; lo oprimían contra su corazón con gozo agradecido, mientras sus rostros irradiaban felicidad y santa alegría” (Servicio cristiano, p. 187). En gran medida la proclamación final del evangelio se cumplirá por medio de la página impresa. “Pronto Dios hará grandes cosas por nosotros si nos ponemos humildes y creyentes a sus pies [...] Más de mil personas se convertirán en un solo día, la mayor parte de las cuales adjudicarán sus primeras convicciones a la lectura de nuestras publicaciones” (El colportor evangélico, p. 210). La tierra quedará iluminada por la proclamación del mensaje de Dios para los habitantes de este mundo. “Es también, en gran medida, por medio de nuestras imprentas como debe cumplirse la obra de aquel otro ángel que baja del cielo con gran potencia y alumbra la tierra con su gloria” (Joyas de los testimonios, tomo 3, ps. 140-142).