Praxis Freudiana Av. Corrientes 1309 8º "24" (C1043ABA) Capital Federal, Argentina Tel/Fax: +54 (11) 4371-2719 e-mail: [email protected] web: http://www.praxisfreudiana.com.ar La noción de representación en la obra freudiana; un planteo general Mabel Levato Un estudio sobre la teoría de las representaciones en la obra freudiana, supone tener en cuenta, al menos, dos niveles de análisis articulados entre sí. Uno tiene que ver con cuestiones clínicas, otro con nociones metapsicológicas. Su importancia es de tal magnitud, porque Freud concibe al aparato psíquico, precisamente como un sistema de representaciones conectadas por nexos, que constituyen procesos de pensamiento en tanto desplazamientos de investidura. Pero, antes de plantear ciertas cuestiones relevantes en torno del concepto de representación, conviene aclarar algunos matices del término debido a sus interesantes connotaciones semánticas. Según los diccionarios consultados el término ´vorstellung ´(representación) implica “poner algo por delante” a manera de presentación; implica en efecto, la presencia de una imagen que forma cuadro para el sujeto. Un término emparentado con éste como ´darstellung´, significa representar al modo de una puesta en escena teatral, o al modo de una figuración. En efecto, puede traducirse como figuración o puesta en imagen de un pensamiento del sueño en tanto figuración del deseo. ´Vorstellung´, en cambio, implica hacer presente algo que, sin embargo, no está allí. Se trata de una presencia que, como tal, representa una ausencia. Por lo demás, téngase en cuenta la resonancia semántica, casi paradojal, de ´vorstellung´, como término teóricamente preciso para ser articulado con el concepto de deseo. En efecto, el deseo inconciente no se presenta sino por el rodeo infinito de la cadena simbólica de sus representantes, siempre en deriva bajo la forma de la transposición ´entstellung´. Es que la noción de representación muestra al inconciente como lugar que queda indicado por procesos que responden a una organización simbólica, a través del desplazamiento y la condensación. Así, el concepto freudiano de representación ´vorstellung´ pone de manifiesto algo esencial; trátase de un representar que se ejerce por sustitución. Esto equivale a decir que es bajo la condición de sustitución que la representación cumple su representatividad ´repräsentanz´. Al referirme a la representatividad en el orden de la presentación sustitutiva pretendo destacar dos aspectos: 1) la ´vorstellung´ freudiana no se define como una relación directa con lo La noción de representación en la obra freudiana ... – M. Levato representado, o como un icono a la manera de un analogon, 2) en su carácter de delegado la ´vorstellung´ representa al deseo y a la pulsión. Ella, pues, no funciona por analogía a la manera de un icono; en sentido freudiano, desempeña una función distorsiva que disimula, disfraza su clave simbólica. En cuanto representación de deseo –deseo como trayectoria, como circuito-, lo representa a través de una operación transpositiva. De modo tal que la ´vorstellung´ representa al deseo, en la medida en que se hace representativa (´repräsentanz´) de otra cosa. En efecto, ella representa otra cosa, diversa a lo que inicialmente parece representar, y en eso precisamente consiste su función representativa (´repräsentanz´). En suma, la ´vorstellung´, en sentido freudiano, es aquello que representa algo bajo la condición de reprimido. La representación, por tanto, supone un desajuste. Nada podría ser representado de manera directa, porque el orden de la representación implica transposición (´entstellung´), que es una categoría fundamental inherente a la noción de ´vorstellung´ empleada por Freud, quien entiende el representar como un transponer, mutar una cosa por otra. 1) Dicho esto podemos incursionar en el nivel de análisis clínico, que por fines metodológicos distinguimos del nivel metapsicológico. Freud funda la hipótesis sobre la eficacia del inconciente en base a un proceso mediante el cual una representación intolerable para el sujeto, es reprimida, apartada de la conciencia, dando lugar a la formación de un segundo grupo psíquico como antecedente conceptual del inconciente. Esta sencilla hipótesis le permite elaborar una teoría de las defensas, que funciona como un operador conceptual sumamente útil para distinguir clínicamente diferentes entidades psicopatológicas, según el carácter de la defensa y los destinos del contenido de representación y del afecto, en términos de cantidad o investidura. Histeria, obsesión, paranoia y psicosis alucinatoria, con el estatuto de neuropsicosis de defensa se distinguen porque mientras las dos primeras ejercen la represión, las otras se configuran en torno al rechazo. La defensa recae sobre representaciones. La histeria y la neurosis obsesiva se distinguen, entre otras cosas, no tanto por el destino del contenido de representación, reprimido en ambos casos, sino por el destino de la investidura, según se convierta en inervación somática (histeria), o se desplace a otra representación de carácter nimio (obsesión). Toda esta concepción acerca de las diversas modalidades defensivas, se sustenta en una distinción concerniente a la diferencia entre la defensa normal y patológica. Mientras la primera consiste en el apartamiento de la investiduta-atención respecto de lo displacentero, la defensa patológica involucra necesariamente al recuerdo, es decir, recae sobre representaciones que despiertan displacer como algo actual .Vale hacer notar que la teoría de las defensas, de enorme importancia en psicoanálisis, se halla estrechamente articulada a la noción de representación en tanto recuerdo, en su estatuto representativo de otra cosa. Pero no en su carácter evocativo, sino con el estatuto representacional de lo que se pone por delante como algo actual. Es este precisamente el estatuto que Freud le confiere a la memoria como función del sistema de representaciones, de inscripciones organizadas simbólicamente. En efecto, postulados tales http://www.praxisfreudiana.com.ar 2/9 La noción de representación en la obra freudiana ... – M. Levato como “la histérica sufre de reminiscencias” o el síntoma histérico es un símbolo mnémico”, dan cuenta del estatuto representativo del recordar, como ejecución que responde a un ordenamiento simbólico. Su importancia queda indicada por el interés freudiano en elaborar una teoría de la memoria, que articula dos problemas centrales en el horizonte de la cura: el trauma como experiencia de goce, y el síntoma, como satisfacción sustitutiva. Al respecto, obsérvese la importancia que Freud le adjudica a la memoria en un trabajo fundamentalmente clínico como “Estudios sobre la histeria”. Cuando allí se propone explicar el surgimiento de la resistencia y colateralmente de la transferencia en la cura, elabora un diseño, podría decirse una verdadera topografía de la memoria, al que entiende como un complejo sistema de archivo de recuerdos estratificados, cuyo ordenamiento supone diversas modalidades. Resulta importante detenerse en este punto, porque es una prueba cabal del interés clínico de Freud por el funcionamiento de la memoria, precisamente, por su valor representativo, y sus articulaciones con el síntoma como ejecución representativa desfigurada del trauma, y con los impasses en la cura como coeficientes de la resistencia de transferencia. En el apartado titulado “Sobre psicoterapia de la histeria”, establece un sistema estratificado de conexiones entre recuerdos que conducen a un núcleo patógeno, estrechamente vinculado con la formación de síntoma. Este complejo modelo de ramificaciones puede verse como la estructura del discurso inconciente, sostenido en un núcleo como punto de convergencia de conexiones, que presentan el carácter de una red articulada en un especio virtual. A continuación expongo una extensa cita con el propósito de examinar algunos aspectos fundamentales de la elaboración freudiana acerca de la memoria, como un complejo sistema de inscripciones, de representaciones. Luego hago los comentarios pertinentes para avanzar en la investigación. Freud da cuenta del material psíquico de la histeria, al que considera como un producto multidimensional de triple estratificación: “En primer lugar estuvieron presentes un núcleo de recuerdos (recuerdos de vivencias o de ilaciones de pensamiento) en los cuales ha culminado el momento traumático o halló su plasmación más pura la idea patógena. En torno a ese núcleo hallamos una muchedumbre, a menudo de increíble riqueza, un material mnémico de diversa índole que en el análisis es preciso reelaborar y presenta, como dijimos, un triple ordenamiento. "Primero, es inequívoco el ordenamiento lineal cronológico que tiene lugar dentro de cada tema singular (...). En el análisis de mi paciente Emmy von N. Se contienen parecidos fascículos de recuerdos (...) dificultan el trabajo del análisis por la peculiaridad de invertir, en la reproducción, la secuencia de su génesis (...). He designado cómo formación de un tema ese agrupamiento de recuerdos de la misma variedad en una multiplicidad estratificada en sentido lineal, al modo de un fajo de actas, de un paquete, etc. Ahora bien, esos temas muestran una segunda manera de ordenamiento: están (...) estratificados de manera concéntrica en torno del núcleo patógeno. (...). Nos resta ahora por consignar un tercer tipo de ordenamiento, el más esencial, (...). Es el ordenamiento según el contenido de pensamiento, el enlace por los hilos lógicos que llegan hasta el núcleo. El nexo lógico (...) un sistema de líneas ramificadas, y muy en particular convergentes. Tiene puntos nodales en los que coinciden dos o más hilos (...) y en http://www.praxisfreudiana.com.ar 3/9 La noción de representación en la obra freudiana ... – M. Levato el núcleo desembocan por regla general varios hilos de trayectorias separadas (...). Para decirlo con otras palabras: es muy notable cuán a menudo un síntoma es de determinismo múltiple, de comando múltiple”. Tres dimensiones, pues, componen los archivos de recuerdos. Al apelar a la metáfora del archivo de fascículos de recuerdos, indica un principio de ordenamiento que, como en todo archivo, responde a una convención simbólica. El primer tipo de ordenamiento corresponde a una serie cronológica marcada por la inversión, y es en esa inversión donde se reconoce un modo de la resistencia ejercida en la dimensión temporal. El segundo tipo de ordenamiento es radial en torno del núcleo, irreductible e imposible de decir. En esta dimensión de la memoria los recuerdos se ordenan en temas, como puntos de convergencia de un sistema estratificado. La distribución en estratos se distingue por temas. Por fin un tercer ordenamiento corresponde al enlace a través de hilos lógicos, según el contenido de pensamiento. Todas estas articulaciones indican que la memoria está contenida en distintas versiones y los recuerdos constituyen huellas mnémicas representativas del deseo. A través de ellos se trata de recuperar en la cura, lo alcanzado por la represión. En esa red articulada, los recuerdos son capturados por el archivo simbólico y la represión se expande a partir de núcleo. La memoria no es inocente en su representación de los hechos como acontecimientos del deseo. Resulta particularmente claro que la elaboración de la teoría de la memoria responde a una necesidad clínica. El trauma, dicho más precisamente, el recuerdo o representación patógena que vale como núcleo, se halla múltiplemente conectado con el síntoma por medio de una red articulada, una organización múltiple de recuerdos como tales representativos de aquello que, a condición de estar reprimido insiste como núcleo de la repetición. 2) Sin embargo, es necesario avanzar, no tanto en la vertiente clínica, sino metapsicológica. Al comienzo del presente apartado afirmé que para dar cuenta de la teoría de las representaciones es necesario situar dos niveles de análisis, el clínico y el metapsicológico. Este último, a su vez, implica una dimensión de análisis que articula tres órdenes: el tópico, el económico y el dinámico. Desde el punto de vista tópico, por ejemplo, la teoría de las representaciones distingue dos clases: la representación-cosa, propia de inconciencte, y la representación-palabra, inherente al preconciente. En la perspectiva económica, la ´vorstellung´ es una representación investida desde la pulsión, porque así como para el yo la ´vorstellung´ representa a la pulsión, para ésta representa al objeto. Desde el punto de vista dinámico, la representación-cosa se supone eficaz en la producción de todas las formaciones del inconciente, fundadas en la repetición como su ley. Dicho esto en términos muy generales, conviene profundizar en el nivel de análisis metapsicológico, y para ello, resulta pertinente dar cuenta de la progresiva complejización que adquiere la noción de ´vorstellung´ en la teoría freudiana. Freud postula la hipótesis de dos tipos de representaciones, de objeto y de palabra, y con ello, funda las bases de lo que posteriormente se considera en psicoanálisis, la teoría de las representaciones. La representación-palabra es una serie cerrada, combina componentes http://www.praxisfreudiana.com.ar 4/9 La noción de representación en la obra freudiana ... – M. Levato auditivos, visuales y cinéticos, correspondientes a la imagen sonora, a la imagen visual de la palabra escrita (letra impresa), a la imagen motriz del habla y de la letra manuscrita. La representación o asociación de objeto, en cambio, es un todo abierto, y combina, entre otras, imágenes visuales, olfativas, auditivas, táctiles, cenestésicas, etc. Mientras en la representación-palabra, el papel organizador, estructurante, lo poseen las imágenes auditivas, en la representación de objeto, esta función recae sobre el componente visual. Ambos tipos de imágenes (auditivas y visuales) son los puntos de conexión entre las representaciones del palabra y de objeto. Es decir, la representación-palabra se articula por medio del componente auditivo con el componente visual de la representación de objeto. Mientras ésta última corresponde a un “todo abierto”, la representación-palabra constituye un “todo cerrado”. Estos caracteres suponen motivos muy precisos; es que mientras la representación-palabra no puede ni carecer ni recibir nuevos componentes una vez constituida, a riesgo de alterar decisivamente su estructura –como sucede por ejemplo en las afasias-, la representación de objeto es un todo abierto porque admite en su estructura, inacabada, la posibilidad de incluir y ligar nuevos componentes, sin por ello alterar su organización. Más adelante hago otras consideraciones respecto a este tópico. La teoría de las representaciones se complejiza verdaderamente a partir de lo postulado por Freud en el “Proyecto de psicología” y en la famosa carta 52 y en “La interpretación de los sueños” .La complejización e importancia de esta teoría, responde al hecho de su articulación con otra, de mayor alcance, en la que Freud postula las propiedades y el funcionamiento (normal y patológico) del aparato psíquico. En su conjunto el ”Proyecto de psicología”, al que habré de referirme brevemente, puede considerarse como el producto de articular dos elementos: neurona y cantidad. En efecto, en dicho texto las representaciones valen como neuronas investidas, como resultado del funcionamiento de un sistema de barreras-contacto, que oponen resistencia al libre decurso de los estímulos y al mismo tiempo fijan vías de facilitación. Desde cierto punto de vista se pueden señalar algunas equivalencias, y decir que los elementos neurona y cantidad, se corresponden con representación y libido o representación e investidura. Freud considera la existencia de distintos grupos de neuronas sujetos a diversos regímenes de tratamiento de las cantidades de estímulo. La energía transita de diferente modo en cada sistema, y de ello resultan distintas funciones. El sistema y es el único encargado del registro de los estímulos, merced al juego entre barreras-contacto, resistencia y facilitación al que me referí anteriormente, juego que permite a determinado grupo de neuronas permanecer investidas de manera permanente y funcionar como el sustrato de la memoria. La noción de neurona investida de manera permanente, puede verse un formidable antecedente conceptual, de aquello que más tarde compone la noción de representación-cosa, en tanto huella mnémica investida. Pero Freud expone por primera vez su hipótesis acerca de la composición del aparato psíquico como un sistema de inscripciones en términos de signos en la carta 52 de su correspondencia con Fliess. En efecto, plantea allí la hipótesis de una serie de signos, el http://www.praxisfreudiana.com.ar 5/9 La noción de representación en la obra freudiana ... – M. Levato perceptivo, el inconciente y el preconciente, que difieren formalmente porque se basan en diferentes criterios asociativos (simultaneidad, causalidad, semejanza), y asimismo, difieren en su contenido. Entre la percepción y la conciencia, lo que más tarde será conceptuado como el sistema P-Cc., existen diferentes tipos de signos psíquicos, pero ni siquiera el primero en constituirse, el signo perceptivo, es una trascripción exacta, una copia de lo percibido. Obsérvese que en el esquema, el signo perceptivo incluye un elemento ausente en la percepción. Esto equivale a decir que al registrarse el estímulo en tanto signo, inscripción, se le asocian otros elementos de acuerdo a una lógica específica: la simultaneidad. El signo inconciente, equivalente a la representación-cosa, corresponde ya a una retranscripción de lo inscripto por simultaneidad, que se lleva a cabo de tiempo en tiempo. De modo tal que el sistema correspondiente al signo inconciente consiste en una transformación de lo inscripto como signo perceptivo. Veamos, pues, algunos fragmentos de la carta, porque constituye un hito fundamental en la elaboración de la teoría del aparato psíquico y de la memoria como sistema de inscripciones. “Tú sabes que trabajo con el supuesto de que nuestro mecanismo psíquico se ha generado por estratificaciones sucesivas, pues de tiempo en tiempo el material preexistente de huellas mnémicas experimenta un reordenamiento según nuevos nexos, una retranscripción. Lo esencialmente nuevo en mi teoría es, entonces, la tesis de que la memoria no preexiste de manera simple, sino múltiple, está registrada en diversas variedades de signos (...). P son neuronas donde se generan las percepciones a que se anuda conciencia, pero que en sí no conservan huella alguna de lo acontecido. Es que conciencia y memoria se excluyen entre sí. Ps (signos de percepción) es la primera trascripción de las percepciones, por completo insusceptible de conciencia y articulada según una asociación por simultaneidad. Ic. ( inconciente) es la segunda trascripción, ordenada según otros nexos, tal vez causales. Las huellas Ic. quizás correspondan a recuerdos de conceptos, de igual modo inasequibles a la conciencia. Prc. (preconciente) es la tercera retranscripción, ligada a representaciones-palabra, correspondientes a nuestro yo oficial (...) Quiero destacar que las trascripciones que se siguen unas a otras constituyen la operación psíquica de épocas sucesivas de la vida. En la frontera entre dos de estas épocas tiene que producirse una traducción del material psíquico. Y me explico las peculiaridades de las psiconeurosis por el hecho de no producirse la traducción para ciertos materiales, lo cual tiene algunas consecuencias.” La falta de traducción equivale a la represión. Con ello, no sólo se alude a la memoria como un sistema de escritura, de acuerdo a lo que varios años más tarde quedara ejemplarmente metaforizado con el funcionamiento de la “pizarra mágica” . El traducir supone un mismo contenido vertido de acuerdo a otras lógicas y otras convenciones simbólicas. No se trata de un proceso evolutivo, sino de una progresiva complejización que establece nuevos enlaces, donde siempre queda algo retenido, indócil a la traducción. Es un problema de estructura, entonces, el http://www.praxisfreudiana.com.ar 6/9 La noción de representación en la obra freudiana ... – M. Levato que hace que la ´vorstellung´ desempeñe una función distorsiva y represente por transposición una articulación simbólica variable de acuerdo a cada traducción. Tal como lo destacamos de acuerdo a los términos de “Estudios sobre la histeria”, el material de recuerdos se encuentra inscripto en la memoria en múltiples archivos, ordenados según diversos nexos lógicos o criterios de asociación. Los signos corresponden, pues, a los diferentes archivos. Se trata de distintos materiales o huellas mnémicas reordenadas en el curso de distintas fases libidinales. Para la primera trascripción de las percepciones, Freud señala el nexo de asociación por simultaneidad. Tal nexo corresponde a un criterio lógico temporal, de manera que los signos de percepción, como primera trascripción de lo percibido, se ligan sobre la base de un modo de pensar que nada tiene que ver con lo objetivo. En efecto, inscripción por simultaneidad implica una organización de las huellas conforme a una primitiva coexistencia temporal, pero no bajo la forma de una sincronía absoluta, sino como una sincronía organizada por el aparato psíquico, cuya matriz temporal se especifica en el modo en que se constituye la vivencia de satisfacción. La concepción de lo denominado por Freud vivencia de satisfacción permite dar cuenta de lo antedicho. Vale consignar que, la vivencia de satisfacción, no es la descripción de un acontecimiento, es una experiencia de valor fundamental que establece el modo en que se constituye el desear, en base a la articulación entre vivencias en el propio cuerpo y el pensar, como operación constituyente de nexos, de ligaduras. Freud postula que la imagen perceptual del objeto satisfaciente, la imagen motriz de desinvestidura ligada a la satisfacción y los registros de la tensión de necesidad, se articulan de acuerdo a una ley fundamental de asociación por simultaneidad. “Pues bien; existe una ley fundamental de asociación por simultaneidad, que se afirma en la actividad y pura, el recordar reproductor, y constituye la base de todas las conexiones entre neuronas[...] .” Pero la asociación por simultaneidad, implica también que la investidura de la huella del objeto de satisfacción debe estar acompañada, para que el aparato psíquico no se desestructure, de una impresión simultánea del objeto en los órganos sensoriales. La vivencia de satisfacción constituye una ligadura sobre la base de la asociación por simultaneidad, y funda el circuito del deseo que, en ese momento lógico de constitución del aparato psíquico, consuma su realización alucinatoriamente. Ahora bien, según lo propuesto por Freud, el signo perceptivo, por lo demás, equivalente a la huella mnémica, experimenta una segunda retranscripción, una transformación, como requisito para constituir la representación-cosa. Esta distinción es importante, porque si bien la huella mnémica o signo perceptivo es insusceptible de conciencia, sin embargo no constituye lo inconciente propiamente dicho, como tópica. A este corresponde, en cambio, lo que Freud denomina huella mnémica inconciente, signo inconciente o representación-cosa, como retranscripción del signo perceptivo en base a otros criterios de asociación: causales y analógicos . En la definición más precisa sobre la representación-cosa, Freud afirma: "(...) la representación-cosa, que consiste en la investidura, si no de la imagen mnémica directa de la http://www.praxisfreudiana.com.ar 7/9 La noción de representación en la obra freudiana ... – M. Levato cosa, al menos de huellas mnémicas más distanciadas y derivadas de ella." Hay varias cuestiones implicadas en esta definición. En primer lugar, hay una alusión implícita a la espacialidad del aparato psíquico y al hecho de que la representación-cosa se constituye a distancia de la imagen mnémica directa de la cosa y como consecuencia de un proceso de transformación, de retranscripción. En efecto, para decirlo en los términos de la carta 52, la representación-cosa es la investidura de la huella mnémica correspondiente al sistema inconciente, como retranscripción del signo perceptivo en tanto imagen mnémica directa de la cosa. La definición distingue, pues, signo perceptivo y signo inconciente. Se trata de tener en cuenta la distinción entre una imagen mnémica más cercana a la percepción como primer registro de signos de la cosa, y otra huella más distante, la representación-cosa precisamente, surgida como consecuencia de todo un proceso de transformación. En segundo lugar, se trata de una definición que incluye los tres órdenes de la concepción metapsicológica. El económico (la representación-cosa consiste en una investidura, el tópico (la representación-cosa corresponde al sistema inconciente), y el dinámico (la representación-cosa deriva de transformaciones. Sin embargo, hay un aspecto central sobre el que es preciso interrogarse: ¿qué es esa cosa representada por la ´vorstellung´? Freud le confiere a la cosa (das Ding) una gravitación particular, desde el momento en que das Ding se constituye sobre la base del complejo del semejante, como lugar donde el sujeto inicia la ejecución del juicio. Resulta pertinente, entonces, revisar algunos aspectos de dicho concepto para aproximarnos a un punto central que me interesa destacar: das Ding como núcleo del complejo del prójimo en tanto cosa a ser representada. "Supongamos ahora -dice Freud (1895a)- que el objeto que brinda la percepción sea parecido al sujeto, a saber, un prójimo. (...) un objeto como este es simultáneamente el primer objeto de satisfacción y el primer objeto hostil, así como el único poder auxiliador. Sobre el prójimo, entonces, aprende el ser humano a discernir. Es que los complejos de percepción que parten de este prójimo serán en parte nuevos e incomparables -p. ej., sus rasgos en el ámbito visual-; en cambio, otras percepciones visuales -p. ej., los movimientos de sus manos- coincidirán dentro del sujeto con el recuerdo de impresiones visuales propias, en un todo semejantes, de su propio cuerpo (...). Otras percepciones del objeto, además -p. ej., si grita- despertarán el recuerdo del gritar propio y, con ello, las vivencias propias de dolor. Y así el complejo del prójimo se separa en dos componentes, uno de los cuales impone por una ensambladura constante, se mantiene reunido como una cosa del mundo, mientras que el otro es comprendido por un trabajo mnémico, es decir, puede ser reconducido a una noticia del propio cuerpo. A esta descomposición de un complejo perceptivo se llama su discernimiento; ella contiene un juicio (...). Más adelante Freud afirma contundente: "Lo que llamamos cosas del mundo son restos que se sustraen a la apreciación judicativa." El discernir un complejo perceptivo supone descomponer sus elementos en, al menos, dos porciones. Una de ellas corresponde a las variaciones que pueden reducirse y, en consecuencia, comprenderse al ser reconducidas mediante trabajo mnémico a noticias del propio cuerpo. Sobre estos elementos, los predicados del complejo (funcionales o afectivos), es http://www.praxisfreudiana.com.ar 8/9 La noción de representación en la obra freudiana ... – M. Levato posible establecer identificaciones. El otro fragmento, el núcleo invariable constante e irreductible como tal, se sustrae a la actividad de discernimiento, en la medida en que, como resto, corresponde a lo no comprendido. Este punto de irreductibilidad, que se opone a la comprensión identificatoria, imposible de predicar por tratarse de lo no comprendido e inasimilable mediante trabajo mnémico, eso es precisamente lo que Freud sitúa como ´das Ding ´(la cosa). Además, por sustraerse al trabajo de discernimiento, la cosa es imposible de representar. Y es de todo punto de vista interesante hacer notar que la representación-cosa, se constituye en la tentativa de representar lo imposible de inscribir. Resto indócil al discernimiento, la cosa patentiza lo no representable en la vorstellung. Por eso la representación-cosa es un todo abierto, al que pueden sumarse nuevas imágenes, nuevos registros. Marzo 2004 http://www.praxisfreudiana.com.ar 9/9