CARLOS VIGNOLO, DIRECTOR PROGRAMA DE INNOVACIÓN Y SOCIOTECNOLOGÍA, UNIVERSIDAD DE CHILE “Hoy casi nada escapa a la necesidad de evolucionar, rápida y radicalmente” ¿Por qué necesitamos revisar algunas “verdades” establecidas en occidente, y evaluar su utilidad en los nuevos tiempos? Nuestra revista conversó con el investigador de la Universidad de Chile, cuya reflexión pretende ser un “gatillante” en el proceso de generar nuevas y mejores interpretaciones sobre el hombre y sus circunstancias Por Jonathan Durán Cortés Periodista Norte Minero “E species animales, empresas, instituciones, culturas y naciones que llegaron incluso a ser dominantes en sus respectivos entornos y momentos históricos luego desaparecieron”, recuerda en una de sus ponencias Carlos Vignolo, director del Programa de Innovación y Sociotecnología del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile. Debido a que “perdieron su capacidad de innovar, esto es, de adaptarse a los cambios del entorno para mantener la congruencia con éste”. Entorno que ahora no sólo es de tipo global sino que, además, siempre cambia en direcciones impredecibles y de forma veloz. Por lo que requiere de una innovación permanente. Siendo también “necesario innovar en las interpretaciones sobre lo humano que han dominado la reflexión en nuestras latitudes, especialmente en nuestras universidades. Por ello es que necesitamos revisar algunas “verdades” establecidas en occidente, mirarlas como interpretaciones y evaluar su utilidad en los nuevos tiempos”, enfatiza Vignolo. En otras palabras: que las verdaderas mutaciones que actualmente ocurren en el mundo son de tal profundidad y amplitud que obliga a repensarlo todo, incluyendo repensar el pensar. Radicales cambios que constituyen una “condición “sine qua non” para lograr nuestro propósito de contribuir al desarrollo de Chile y los chilenos”, destaca el académico de la U. de Chile. Debido a ello, es que en el transcurso de esta entrevista realizada a Carlos Vignolo, escarbaremos en los beneficios que obtendría la industria minera con la generación de un paradigma Made in Chile. -Señaló que en Chile “hay que repensar el pensar”. ¿Por qué tienen que ser tan radicales los cambios si quiere construirse un país mejor? -Mi profunda convicción, luego de 40 años de investigar sobre el tema, es que hoy vivimos una mutación histórica 10 NM• Febrero 2013 | •ENTREVISTA NM• mayor, un “cambio de era”, una revolución paradigmática, en que nada o casi nada escapa a la necesidad de evolucionar, rápida y radicalmente, en respuesta a los cambios vertiginosos y profundos del entorno en que vivimos. La filosofía misma no puede sustraerse a esta ley sistémica de adaptación al entorno. La noción acerca del fenómeno “pensar” y su rol en la acción humana dominante hasta hace un par de décadas ha cambiado drásticamente en los últimos tiempos. Actualmente, desde muchas disciplinas se cuestiona el supuesto cartesiano aquel de que la acción humana adecuada es aquella precedida de una reflexión consciente y deliberada. La respuesta automática e instantánea, manejada desde el subconsciente aparece por el contrario cada vez más relevante para explicar la conducta humana efectiva. Para los interesados en estos temas recomiendo “Pensar rápido, pensar despacio” del psicólogo Premio Nobel de Economía Daniel Kahneman, “Blink” del periodista Malcom Gladwell y “Subliminal: How your Unconscious Mind Rules your Behaviour”, del físico Leonard Mlodinov. -¿Conviene adoptar paradigmas extranjeros para esas transformaciones? -Adoptar paradigmas extranjeros para resolver los problemas locales es y siempre ha sido un grave error. Los paradigmas son el elemento fundante principal de las culturas. Para que un paradigma nuevo funcione bien tiene que ser coherente con los paradigmas de base de la cultura sujeta a transformación. Ello no significa que no se pueda aprender de los paradigmas vigentes o emergentes en otras culturas, lo que es obviamente posible y deseable. Lo que no hace sentido y ha causado mucho daño es la imposición o adopción irreflexiva de paradigmas que pueden funcionar muy bien en otras culturas y ser un desastre en la nuestra. -¿Por qué la innovación no es una opción sino un imperativo sistémico de supervivencia, por ejemplo, en la industria minera? -La innovación no es más que la aplicación del principio de la evolución de las especies –de Darwin y Lamarck- a la especie humana, que, dada la capacidad de reflexionar sobre sí misma y sus actos, tiene la capacidad no sólo de adaptarse al entorno sino también modificarlo. La industria minera no puede sustraerse a este desafío adaptativo. En un mundo globalizado e impredeciblemente cambiante, los mercados cambian, las tecnologías cambian, las conductas de los consumidores cambian. Las exigencias medioambientales y sociales cambian. Todos los sectores productivos deben asumir esta necesidad de cambiar y no hay ninguna buena razón por la cual la minería pudiera eximirse de este imperativo adaptativo. Por el contrario, debido a la envergadura y duración de las inversiones y por el impacto que causan en el entorno, las empresas mineras son de aquellas que más requieren innovar, en el caso de Chile al menos. La mala implementación de muchos proyectos mineros se debe a mi juicio en buena medida, a la inercia paradigmática de las empresas mineras, en particular en lo relativo al diseño y gestión de nuevos proyectos de inversión. Energía es otro sector donde esto es igualmente válido. -Uno de los paradigmas occidentales propone que los seres humanos “son” de una cierta manera y tienen ciertas características intrínsecas, propias de su particular “ser”. Lo anterior significaría que estamos genéticamente predeterminados para ser un tipo u otro de ser humano. ¿Realmente tiene validez este paradigma o rigidiza el ser de los seres humanos, haciendo muy compleja la innovación personal y organizacional? -Ese paradigma “esencialista”, que asume que los seres humanos son de una cierta forma genéticamente determinada y además inmodificable –“El que nace chicharra muere cantando”- es efectivamente uno de los más severos obstáculos a la innovación personal que todos hoy requerimos. Y por esa vía dificulta la innovación de las empresas e instituciones en general, porque si las personas no cambian o cambian poco el cambio organizacional se hace más difícil y lento. La evidencia empírica cuestiona ese paradigma. El caso de las “Niñas Lobo”, consignado en ese trabajo seminal que es “El Árbol del Conocimiento “ de los dos notables biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela, es un mentís muy claro y poderoso a este errado supuesto acerca de la naturaleza humana. El caso del “Niño Delfín”, popularizado en la película “Azul Profundo”, es otro ejemplo de la enorme neuroplasticidad y plasticidad conductual de los seres humanos. -El “Pienso, luego existo” de Descartes pone efectivamente a la actividad reflexiva consciente en el centro del operar humano. Sin embargo, este paradigma racionalista ¿servirá para que las empresas mineras avancen, en materia de innovación, durante los próximos años? -Sin duda, la actividad de reflexionar y planificar sigue siendo fundamental para el proceso de toma de decisiones en cualquier ámbito humano, especialmente cuando se trata de inversiones gigantescas y de largo plazo, en las cuales intervienen muchas variables con diversos grados y tipos de interrelaciones. El modelamiento y diseño ingenieril son cada día más disciplinas fundamentales para que las empresas mineras sean viables, eficaces, eficientes y rentables. Pero ello no basta. Los estudios de empresas que destacan y perduran muestran que otras capacidades humanas son fundamentales para diseñar y gestionar bien los proyectos y las empresas. En particular resultan fundamentales las capacidades de comunicación, trabajo en equipo, liderazgo e innovación, siendo aquí donde las empresas se encuentran de nuevo con el obstáculo mayor que la paráli- sis paradigmática de las personas –especialmente de los ejecutivos- representa para la innovación organizacional requerida. -Si una empresa minera produce valor económico por medio de la adopción del paradigma norteamericano en que lo humano constituye un “homo economicus” que maximiza su utilidad subjetiva, en un contexto de competencia con otros. ¿Podrá también el capital humano de esa empresa alcanzar aquella sensación interna de “estar bien”? -Los mismos estudios antes referidos muestran que en las empresas que destacan y perduran el modelo economicista, individualista, materialista, competitivo y basado en el egoísmo individual y el afán de lucro no tiene espacio. La evidencia empírica muestra que son la confianza, la colaboración, el compromiso con una misión social compartida, los factores claves del éxito de estas empresas. Ello es lo que está dando origen a un proceso de “rehumanización” del management, en el cual los clientes, tanto externos como internos –quienes conforman la empresa- dejan de ser “recursos” que la empresa utiliza para alcanzar el fin de lucrar y pasan a ser el activo y objetivo fundamental del accionar de la empresa. •ENTREVISTA NM• | NM• Febrero 2013 11